martes, 28 de enero de 2014

Carlos Tolentino: “Japón me permitió profundizar mi investigación sobre el teatro urbano”






¡Teatro estrenos! Escrita por Víctor Falcón, dirigida por Carlos Tolentino y protagonizada por los destacados actores Humberto Cavero, Attilia Boschetti, Montserrat Brugué, Trilce Cavero, Cheli Gonzales y Francisco Cabrera, este 13 de febrero se estrena en el ICPNA de Miraflores la obra "Japón".

Puesta en escena que toca temas como la familia, el amor y la muerte, además de tener un nivel muy profundo de poesía en sus diálogos. Precisamente para charlar al respecto, buscamos al director Carlos Tolentino quien nos comenta que “en Japón los actores se mueven constantemente en una realidad heterogénea en la que el movimiento adquiere un enorme poder trasgresor. Nunca salen de escena como una posible metáfora a su encierro existencial”.


Director Carlos Tolentino y el elenco de Japón




Víctor Falcón Castro, autor de Japón y el elenco



-Carlos, estas a punto de estrenar Japón, obra de teatro original de Víctor Falcón Castro. ¿Cuéntanos cómo surge este proyecto?

El deseo de interpretar un texto de Falcón, lo tenía desde hacía ya algunos años. Y empleo el término interpretar ya que en el arte, la interpretación puede llegar a tener un componente fuertemente subjetivo; la vivencia que expresa el autor en la obra y la vivencia que se produce en el espectador en relación con la objetividad de la obra, son esencialmente relativas. Soy un director que no pone en escena sólo  los conceptos del autor, sino que evidencio mis muchas posibles interpretaciones del mismo. Como decía el historiador italiano Carlo Ginzburg, "Quien piensa que la realidad es sólo lo que se toca, no entiende nada". Creo que la forma de realización de la comprensión es la interpretación. Mi trabajo –mi interpretación-propone un lenguaje dialogado en la otra realidad, o para ser más preciso usando una definición filosófica: en la búsqueda de otra hermenéutica.

-¿Cuáles fueron los puntos, los temas de interés que te permitieron asumir la dirección de Japón?

Interpretar Japón me ofreció una valiosa ocasión para profundizar mi investigación sobre el teatro urbano, iniciada en los años ochenta con el Grupo de Teatro TELBA, con la obra “El que se fue a Barranco” de Rafael León y Fedor Larco, hasta llegar a nuestros días con la puesta en escena de obras peruanas como: “Azul resplandor” de Eduardo Adrianzén, la obra musical “Jarana” de Nicolás Yerovi, “Hoy prometo no mentir” de Gonzalo Rodríguez Risco, y la recientemente estrenada en Arequipa, “Cuatro historias de cama” de Eduardo Adrianzén. En todas estas obras, y en el caso particular de Japón, existen coincidencias y puntos de encuentro acerca de la familia como centro primigenio del fortalecimiento o quiebre de la identidad, y donde el recuerdo de una experiencia colectiva, es reinventado o recreado individualmente como una forma de evasión frente a la muerte. Toda memoria es una elaboración sutil, muy frágil y compleja, que combina recuerdo y olvido, en la que impactan los traumas que vivimos y también la mentira y la desfiguración. Somos memoria o no somos nada. Por eso los personajes de Japón se mueven entre la mentira y el olvido, como una forma de pervivir en el tiempo y conservar su identidad.




-Podrías acercarnos a la puesta en escena…

Me planteo poner en escena la obra a partir de su deconstrucción. Es decir, interpretarla alejándola del realismo. Ya que de lo contrario, la puesta en escena tendería a ser referencial, objetivista, comunicativa, y llevada a orientar al público a decodificar y entender la ideología de la obra por sí misma. En cambio, siguiendo su naturaleza de “teatralista” le permito al espectador comprometerse con la obra de manera emocional. ¿Cómo provocar o devolverle al espectador su capacidad de asombro? Posiblemente la belleza, es una de las cualidades del ser que provoca asombro. De esta manera el espacio escénico constituye un mundo ficcional al cotidiano que se presenta como sugestivo ideal para el marco del absurdo.


-Amor, sumisión, culpa, son algunos elementos que se tocan en la obra. ¿Cómo los traduces en escena?

Para mi, uno de los atractivos más grandes que tiene la dramaturgia de Falcón, es que es un magnífico ejemplo de teatro posdramatico. Es decir, en este nuevo concepto teatral, el texto deja de ser el elemento principal sobre el cual se estructura la obra, construyendo una relación no representativa entre la palabra y el resto de los materiales que construyen la escena, lo que da como resultado un espacio abierto a una constelación de lenguajes sobre los que se construye un sistema de tensiones que funciona por relaciones de contraste, oposición o complementariedad, resultando en un efecto de fragmentación que cuestiona las ideas de unidad, totalidad, jerarquización o coherencia. En Japón los actores se mueven constantemente en una realidad heterogénea en la que el movimiento adquiere un enorme poder trasgresor. Nunca salen de escena como una posible metáfora a su encierro existencial.





-Hay toda una abstracción sobre el futuro visualizado desde un ángulo incierto, es decir, desde la desilusión y la muerte… ¿Podrías hablarnos al respecto?

Puedo intentar dar una respuesta con la letra de una canción que se escucha en escena “Je suis malade, parfaitement malade. Tu m'as privée de tous mes chants. Tu m'as vidée de tous mes mots. Pourtant moi j'avais du talent avant ta peau” (Estoy enferma, perfectamente enferma. Me privaste de todas mis canciones. Me vaciaste de todas mis palabras. Sin embargo yo tenía talento delante de tu piel.) Serge Lama -el autor de la letra-, en 1965 tuvo un grave accidente de coche, sobrevivió, y después de un sin fin de operaciones y muchas horas de rehabilitación, tuvo que aprender a caminar de nuevo a los 24 años. El dolor físico lo acompañará durante toda su vida, grababa sus álbumes en una camilla o silla de ruedas, era y es muy difícil para él estar de pie dos horas en el escenario, pero es un artista y cantar para él es como respirar, es estar vivo. Para Serge Lama había un futuro que él creía posible. Sin embargo el futuro tiene muchos nombres –decía Victor Hugo-. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. En Japón  los personajes no tendrán futuro.


-Cuentas con un elenco de primera línea. Personalidades como Humberto Cavero, Attilia, Montserrat, hasta los jóvenes Trilce, Cheli,  Francisco. ¿Cuál es la importancia de contrastar la experiencia con la juventud?

Si quieres ser grande te toca jugar en las ligas mayores. En mi elenco son todos grandes, nacieron grandes.(Risas). Con los actores con los que me interesa trabajar no me importa tanto su experiencia, cuanto su capacidad de arriesgarse, que consiste en seguir inventando el oficio del actor.



-Japón te ha motivado a poner en la banda sonora temas clásicos de Chopin y Schubert y no sólo, sino además del compositor minimalista británico Max Richter, y de otro lado, Je t'aime, y Je suis malade de la belga, nacionalizada canadiense Lara Fabian. Cuéntanos sobre este exquisito soundtrack escénico…

Dentro de la música contemporánea conviven desde la música modernista (música académica creada entre 1910 y 1975, aproximadamente), y también la música popular del llamado renaissance francés. Yo arquitecto las emociones de mis espectáculos a partir de la música y de mis imágenes. Tal como lo expresa Adolph Appia: “La música y la puesta en escena, así como el drama y su representación no son separables”.