Protagonista de la película 'Blue Jasmine' se proclama fan de
Woody Allen
Gabriel Lerman (La Vanguardia).- Si Woody Allen se ha ganado
parte de su fama por los extraordinarios papeles que escribe para sus actrices,
varias de las cuales han terminado ganando el Oscar, en "Blue
Jasmine", su más reciente película, demuestra que no ha perdido nada de
ese peculiar talento. Ha puesto en manos de Cate Blanchett todo lo necesario
para una interpretación multifacética y complicada, en la que se puede apreciar
su rango actoral, gracias a una sutil combinación de drama y comedia. Lógicamente,
la australiana está primera en la lista de las potenciales candidatas a la
estatuilla dorada, aunque la competencia en su categoría será dura.
- ¿Cuál es su relación con las películas de Woody Allen? ¿Es su fan?
-Sí, soy una fan empedernida, por eso cuando me llamó fue
una muy linda sorpresa. Yo ya había perdido la esperanza de trabajar con él.
Pensé que no le interesaba trabajar conmigo. Y una vez que estuve con él en rodaje
me sorprendió la pasión que pone en lo que hace. Siempre está lleno de ideas.
Creo que nunca trabajé con alguien tan lleno de posibilidades como Woody.
Además, antes de trabajar con él fue un verdadero placer revisitar tantas
películas que llevaba mucho años sin ver, como "Delitos y faltas". No
la había visto en años y Anjelica Huston en ese papel está maravillosa. Lo
mismo vale para Dianne Weist, que te rompe el corazón en "Hannah y sus
hermanas".
-¿Cómo fue la experiencia de rodar con él?
-Había escuchado que cuando Woody dirige a los actores en el
mejor de los casos habla con monosílabos, pero cuando yo le hacía alguna
pregunta, si la pregunta era interesante, él respondía; si no, hacía un ademán
con la mano y volvía a su Blackberry. Creo que odiaba y admiraba a Jasmine,
estaba encantado con ella. Hay que pensar en la cantidad de creaciones
extraordinarias que hizo con actrices fantásticas. Ama a las mujeres, está
fascinado con ellas, con la exuberancia, la inteligencia, los miedos, las
fobias de las mujeres.
La verdad es que gran parte del trabajo de dirección ya
estaba en el guion, pero él era muy accesible. Cuando yo le preguntaba cómo
podía hacer algo, él me decía cómo lo hubiera hecho él si estuviera
interpretando a Jasmine, y en esos momentos se ponía muy en Blanche DuBois. Yo
le decía que el papel le sentaba muy bien y que debería interpretarlo, pero él
me decía que le iba a quedar demasiado divertida. Era muy fácil imaginárselo en
ese papel. A decir verdad, esa sería una película que a mí me gustaría ir a
ver.
Obviamente existe una gran reverencia hacia Woody y hacia toda su obra, y
creo que el peligro de eso es que el plató se convierta en una especie de lugar
sagrado donde las personas van a dejar ofrendas a sus pies. Pero cuando alguien
le hace una pregunta, él responde y cuando se establece el diálogo la situación
es realmente muy placentera. Él se sentía libre de decir que algo había salido
horrible y yo me sentía libre de preguntarle qué era lo que quería que yo
hiciera. Había un intercambio. Así que se vio obligado a dirigirme.
-Mencionó a Blanche DuBois...
-Obviamente hay muchos puntos en común en el argumento de
"Blue Jasmine" y en el de "Un tranvía llamado deseo",
aunque el final sea muy diferente. De todos modos es una temática recurrente en
el teatro norteamericano, ya que también hay paralelos con las heroínas de las
obras de Tennesse Williams, que son mujeres que transitan por una delgada línea
que separa la brutalidad de la poesía, y la fantasía de la realidad. Sin
embargo, la forma de escribir de Woody es completamente diferente, en lo tonal
y en lo rítmico, de la de Williams.
En cuanto a Blanche, la verdad es que yo la
interpreté en una ocasión. Liv Ullman me dirigió en una puesta en la que
también trabajaba Joel Edgerton, durante mi primer año en la Sydney Theatre
Company, y llevamos esa obra a Washington y a Nueva York. Supuse que Woody la
había visto y que por eso estaba interesado en trabajar conmigo en esta
película. Y cuando me llamó aquella primera vez, en nuestra conversación de dos
minutos y medio, yo se lo mencioné, y él no sabía de qué le estaba hablando.
-Cuando leyó el guion por primera vez, ¿sintió simpatía
hacia su personaje o pensó que, en cierta medida, termina pagando por sus
acciones?
-No me resulta particularmente útil enamorarme de un
personaje ni tampoco odiarlo. Creo que eso les toca a los espectadores. Me
parece un poco sentimental quererlos o no, porque si se los aborda de ese modo
después no se los puede representar con todos sus defectos. Y en el caso de
Jasmine esos defectos son muchos. Pero, en definitiva, su error es trágico. El
error de Edipo, por ejemplo, es monumental: ¡se casa con su madre! Pero es una
tragedia porque lo hace de manera inconsciente. Y, de algún modo, Jasmine es el
agente inconsciente de su propia caída.
Lo que me resultó más interesante de
indagar es que ella siempre está tomando algo, no hay un momento en que no esté
con una pastilla de Xanax o con una copa en la mano. Lo interesante era
interpretar el cóctel eterno, porque ella está llena de culpa, de ira y de
miedo. Y eso se superpone con todos los aspectos situacionales en los que Woody
ha colocado a los personajes, situaciones a menudo absurdas. No dejo de pensar
en la escena en la que estoy en el auto con Peter Sasgard en el auto, que es
completamente absurda. Pero hay que arriesgarse, hay mucho en juego y la
situación es real, y en última instancia el absurdo y la cuestión de si los
personajes son agradables o desagradables en ese momento queda en manos de los
espectadores.
-Uno de los elementos más interesantes en Jasmine es su
relación con su familia...
-Es cierto. Creo que la relación que Jasmine tiene con su
familia es algo que la humaniza, porque obviamente mucho de lo que dice y hace
es narcisista y desagradable. Pero ella es alguien que ha estado distanciada de
sí misma desde sus primeros años de vida. Nunca se habla de sus padres
biológicos. Ha estado separada de ellos desde que tiene memoria, y además se ha
cambiado el nombre. Es una persona que no tiene un centro y que está buscando
desesperadamente su identidad en otra gente.
Yo creo que cuando vive en Nueva
York tiene el corazón en el lugar correcto y trata de ayudar a su hermana
Ginger para que resuelva su situación financiera pidiéndole a su marido que la
incluya en uno de sus grandes negocios. Creo que ella tiene un deseo de no
sentirse tan culpable por tener tanto, algo que ocurriría si Ginger tuviese un
poco más, pero muchas veces sus especulaciones están basadas en datos erróneos
y por eso así le van las cosas. Por eso yo creo que ella está distanciada de su
familia porque está distanciada de sí misma.