Este viernes importante obra de teatro estrenada en el 2010 será proyectada en el CC Británico de Miraflores
Una de las obras teatrales más importantes de los últimos años: Jarana original de Nicolás Yerovi y cuya adaptación rescata la esencia de uno de los géneros musicales más emblemáticos de la cultura popular peruana: la música criolla, se proyectará este viernes o6 de marzo en el
Centro Cultural Británico a las 7:30 pm. Jr. Bellavista 531, Miraflores.
Ingreso libre.
Con un elenco de actores y músicos de primer nivel Jarana capturó la atención del público convirtiéndose en una de las puestas en escena más destacadas en el 2010 año de su estreno. En aquel momento Lima en Escena entrevistó al director Carlos Tolentino. En las siguientes líneas sus apreciaciones sobre el montaje.
-Carlos. ¿Podríamos afirmar que el montaje Jarana es una obra que rescata la música criolla como una manifestación de la cultura popular peruana?
-La música criolla es una manifestación cultural que en principio podría no necesitar de otros medios para legitimizarse, sin embargo, a través del teatro se expresa en un contexto –llamemos otra realidad- hasta este momento poco utilizado que le da un valor agregado. Convendría preguntárselo a especialistas como Fred Rohner, un estudioso y amante de la música criolla con una visión muy amplia sobre el criollismo.
-¿Crees que con la proliferación de la cumbia la música criolla está en proceso de extinción?
-La música criolla como expresión popular mantiene su vigencia no sólo por los grandes compositores que la han escrito sino por el surgimiento de los nuevos talentos que la acercan a las nuevas generaciones. Es posible que la música criolla nunca conviva junto a otros ritmos aparentemente más “conocidos”, sin embargo su valor radica en hablar de emociones a todas las razas y clases sociales.
-¿La obra visibiliza el género criollo como una manifestación de nuestra cultura costeña...?
-Es posible que hayamos contribuído a revalorizarla en su percepción más no en su naturaleza. El teatro es muchas veces un buen espejo de la realidad. Muchos espectadores nos confesaron que nunca habían tenido un disco de música criolla o música peruana en general y que gracias al espectáculo de Jarana ahora sí entendían las letras y de lo que hablaban.
-¿Sí?
¡Sí! Personas que por algún motivo, o prejuicio, nunca fueron a un espectáculo musical en peñas o centros musicales donde se vive la música criolla.
-¿La música criolla forma parte de nuestra historia cultural?
-Es el canto popular a través del cual se expresa la filosofía del bar: recintos en donde se canta a las penas, a las nostalgias, a las tristezas, a las alegrías, a los grandes amores. No creo sinceramente que uno se haga más o menos importante, digno o indigno, si pisa una cantina se toma unos tragos y llora de amor cantando un vals.
-Es el canto popular a través del cual se expresa la filosofía del bar: recintos en donde se canta a las penas, a las nostalgias, a las tristezas, a las alegrías, a los grandes amores. No creo sinceramente que uno se haga más o menos importante, digno o indigno, si pisa una cantina se toma unos tragos y llora de amor cantando un vals.
-He tenido la ocasión de observar a determinados asistentes llorar. Se emociona hasta las lágrimas
-¡Totalmente! El público se nos acerca espontáneamente y nos agradece emocionados. Se ven reflejados en la otra realidad, la teatral, aquella que te acerca a una dimensión de lo social como ningún otro arte.
-La pieza teatral cumple un rol fundamental en el tema de la revalorización de un género musical venido a menos ¿no?
-¡Claro! Y tu pregunta va precisamente a esto. Revalorizar significa decir: “existe esto”, “no te lo quites”, “no tengas miedo a vivir esto”, lo único que te puede pasar es que te guste.
-¿Te agrada la música criolla?
-¡Por supuesto!
-¿Desde siempre?
-¡Totalmente! En mi casa siempre se escuchó música criolla, tanto es así -y esto se lo comento a mis actores- que a la hora del almuerzo mi abuela materna ponía la mesa y automáticamente (mi hermano o yo) prendíamos la radio para escuchar música criolla mientras comíamos. Encender la radio y escuchar música de este género era una regla como lavarse las manos antes de sentarse a la mesa. Nosotros siempre escuchábamos música criolla. Sin duda es una herencia la cual la tengo en el alma y la reconozco.
-¿Cómo seleccionaste el elenco?
-Para hacer Jarana se convocó a actores que tuviesen una memoria familiar cercana al criollismo. Personalmente me interesa trabajar con actores y actrices que no son los “de siempre”. Me refiero a esos repartos que se encuentran en las carteleras teatrales de Lima cargados de actores “de moda” que aparecen en una telenovela o serie “del momento”. En mi caso convoqué a profesionales de alto valor teatral.
-¿Los personajes de moda son los rostros "bonitos"?
-Lo que me llena de orgullo es que mi espectáculo tiene lo que Julio Ramón Ribeyro llamó: “color modesto”. Los que estamos en escena somos mestizos. Nosotros no buscamos “la figurita exitosa”, “la rubia de moda” ¡No!
-¿Ni tampoco a los actores midiáticos?
-¡No! ¿Qué te da la moda? Si observas el mercado cualquiera puede estar de moda: los futbolistas, los delincuentes, los plagiadores, los traidores. En el caso de los actores, su vigencia no está asociada necesariamente al talento. Cualquiera se llama o es llamado artista. Cuando convocamos a los actores nos preocupamos por llamar a quienes se identifican con esta pequeñísima forma de rescate cultural, acercando el teatro a disciplinas como la música, el canto y la experiencia de probarte en otros lenguajes.
-Razón por la cual Jarana congrega a personalidades emblemáticas
-Jarana es una obra que suma experiencias, esfuerzos, tradición, historia y memoria. Definitivamente no es una puesta en escena en la cual los actores aprenden su parte y ya. Como seres humanos teníamos que conocernos, compartir experiencias de una historia familiar, de una identidad musical. Momentos previos a los ensayos Susana Roca Rey, la productora musical, convocó a los músicos y yo hice lo propio con el elenco. Así empezamos a compartir juntos.
-¿Músicos y actores integrados por una causa común?
-¡Efectivamente! Integrarnos, estar juntos, hacer mucho ejercicio teatral. Un trabajo de inducción a lo teatral. Encontrar un trabajo común: lograr la teatralidad de lo criollo tomando en cuenta que lo criollo no es exclusivamente una actitud, una referencia geográfico social o una pertenencia musical, sino una suerte de trueque en donde los actores aprendieron mucho sobre la bohemia limeña, sobre la jarana criolla, celebración musical que en algunos casos se siguen practicando en las fiestas privadas de Lima y es una manifestación cultural de la cual nos sentimos orgullosos.
-¿Cuáles son las satisfacciones que te ha dado este montaje?
-Sinceramente Jarana me da muchas satisfacciones. La obra trasciende y esa es mi gran satisfacción. Por regla general, antes de estrenar una obra deseo que sirva y Jarana es un trabajo fundamental en el recate de una parte de nuestra cultura musical. Otra satisfacción –previo al estreno- es el trabajo de todo el elenco (músicos y actores). Es una labor en conjunto con Susana Roca Rey, la directora musical. Un trabajo muy valioso.
-Cuando hablas del trabajo con el elenco. ¿Te refieres a la preparación de los personajes?
-¡Efectivamente! A la construcción de los personajes. La obra está basada en un texto original de Nicolás Yerovi. En principio el autor la planteó como una obra costumbrista pero ese tipo de costumbrismo tipifica de manera estereotipada a los personajes y no queríamos el cliché sino la psicología de personajes verdaderos.
Es ahí donde Yerovi se retira. Nosotros hicimos una versión donde los personajes fuesen reconocibles como el TATA, una suerte de padre ausente, jaranista, bohemio, un hombre que vivió para afuera toda su vida; sabe que va a morir y desea al mismo tiempo mejorar el recuerdo de su imagen ante sus hijos, razón por la cual anhela decirles: “los quiero pero me equivoqué”. Esos personajes existen y los más de seis mil espectadores que vieron Jarana dan fe de eso.
Es ahí donde Yerovi se retira. Nosotros hicimos una versión donde los personajes fuesen reconocibles como el TATA, una suerte de padre ausente, jaranista, bohemio, un hombre que vivió para afuera toda su vida; sabe que va a morir y desea al mismo tiempo mejorar el recuerdo de su imagen ante sus hijos, razón por la cual anhela decirles: “los quiero pero me equivoqué”. Esos personajes existen y los más de seis mil espectadores que vieron Jarana dan fe de eso.
-¿Qué planes tienes con Jarana?
-Llevarla a diferentes puntos del país.
-¿Y al exterior?
-¡Tal vez!
-Carlos cambiemos de tema. Estuviste muchos años fuera del país...
-Si alrededor de 11 años. Me fui a Italia.
- ¿Estás totalmente reconciliado con el Perú?
-¡Sí! Me tomó tiempo hacerlo. Me tomó un par de años por lo menos. Cuando regresé sentí que le había perdido el gusto a muchas cosas importantes entre ellas el teatro. Tuve la suerte que paralelamente a mi labor de director me desarrollé como docente y precisamente al retornar fui invitado por la Universidad Católica para desarrollar una experiencia con los alumnos egresados del TUC y ése acercamiento a la disciplina teatral a mi propia capacidad de asombro fue lo que me hizo reencontrarme con mi país.
-Es la experiencia del teatro urbano como director de teatro del Grupo Telba
-Telba es una de las agrupaciones que consolidó las bases de un período teatral importante en nuestro país...
-¡Claro! Dentro de las satisfacciones que recuerdo de esta etapa es el estreno de la obra “Cuando se fue a Barranco”, una pieza que tenía que ver con la coyuntura social de ése momento. La obra fue escrita por Rafael León y Larco y obtuvo un reconocimiento fabuloso de parte del público, la crítica –que entonces existía-, e incluso de parte del Instituto Nacional de Cultura.
-¿Una puesta en escena clave de nuestra historia teatral?
-¡Absolutamente! Fueron años efervescentes. Eran tiempos donde se forjaba un humanismo bajo el nombre de socialismo.
-¿Qué te acerca a la escena teatral de Lima al llegar de Italia después de 11 años?
-El TUC me acerca nuevamente al teatro y luego empiezo a trabajar como docente en la Facultad de Comunicaciones de la UPC. Sin embargo, por una de esas cosas maravillosas de la vida se me invitó a seguir una Maestría en Gestión Cultural, Patrimonio y Turismo y será este volver a descubrir mi país, a través de lo académico. A partir de ese momento la decisión estaba tomada: seguir en Perú.
-Se piensa que los afectos se pierden cuando un miembro de la familia está lejos…
-Los afectos se crean por la continuidad pero el ser humano es tan grande en su corazón que puede mantener ciertos amores, crecer y madurar y no es la cantidad de días sino la cualidad de la entrega que uno puede cultivar. Si pudiese hacer un Jarana II, lo haría en Miami, lo contaría desde allá para quienes viven en el exilio, para nuestros compatriotas, para los hispanos de todas las nacionalidades, por nuestras experiencias comunes, sabemos de qué manera se vive nuestra peruanidad.
-Existen dos maneras de hacer teatro en Lima: el comercial y el teatro alternativo...
-¡Sí! El teatro comercial se da desde siempre, viene desde antes de los ochentas, pero también existe el teatro que hacen agrupaciones como Cuatro Tablas, TELBA, Maguey, Yuyachkani, que acaba de cumplir 40 años, y no puedo dejar de mencionar la labor de Arenas y Esteras de Villa El salvador .
-¿Qué aportes a la escena local han dado este tipo de agrupaciones por ejemplo?
-Una preocupación no solo formal, sino por los contenidos. Un desarrollo profesional de parte de los dramaturgos. Se logran hacer buenos textos teatrales y se busca una identidad expresiva. Un lenguaje teatral nuestro.