sábado, 4 de agosto de 2012

Batman: El Caballero de la noche asciende



 

Escribe: Raúl Lizarzaburu

Batman,
el héroe creado por Bob Kane para DC Comics, ha sido llevado a la pantalla grande siete veces en poco más de dos décadas: dos de Tim Burton con Michael Keaton, otras dos Joel Schumacher (las peores) con Val Kilmer, y en Batman inicia de Christopher Nolan, con Christian Bale, la historia es contada desde el principio, y la secuela de esta, El Caballero de la Noche, sería quizá la mejor de todas con su alegoría post-Torres Gemelas y un villano memorable en el Guasón que interpretaba el finado Heath Ledger.



 

Nolan, nuevamente director, le pone fin a la trilogía (por lo menos a la suya) con Batman: El Caballero de la Noche asciende (The Dark Knight rises, 2012). El guión de Christopher y Jonathan Nolan se ubica ocho años después de la historia anterior (ojo: no tiene nada que ver con el año del filme anterior, que es de 2008) y el millonario Bruce Wayne está alejado del mundo junto a su fiel mayordomo Alfred (Michael Caine, nuevamente), y su alter ego se ha convertido en poco menos que un paria, buscado por la justicia y considerado un traidor por la gente a la que antes ayudó en su lucha contra el mal. Pero Gótica es una gran urbe sumida en el caos, en la violencia, mientras el villano de turno, Bane (Tom Hardy), cuyos crímenes son atribuidos a Batman, toma la ciudad con hombres armados hasta los dientes, insta a la gente a saquear, a tomar lo que supuestamente “le pertenece” hasta su destrucción total. Entonces el héroe se vuelve a poner el traje de murciélago y entra en acción, mientras van apareciendo personajes como Selina Kyle (Anna Hathaway), que luego de robar joyas en casa de Wayne se convierte en Gatúbela.


Y entonces, también, se hacen más marcadas las diferencias con las otras dos de la trilogía de Nolan. A diferencia del tono dark de aquellas, esta opta por lo aparatoso, y el juego psicológico entre Batman y el Guasón se torna en un enfrentamiento más directo con Bane, además, claro, de las distancias con la excepcional actuación de Heath Ledger y la concepción misma del personaje. La factura técnica es impecable, y hay secuencias espectaculares de balas, explosiones y persecuciones, sean a bordo de autos, helicópteros o el batimóvil construido por Lucius Fox (Morgan Freeman), además de otros gadgets propios del género. Pero hay personajes secundarios que no están bien construidos, empezando por el propio Bane, y cabe preguntarse si se justifican sus casi dos horas y media de metraje; por ejemplo, cuando Bane tiene prisionero a su archirrival en un pozo y este se prepara para salir, solo falta la fanfarria de Rocky. En otras secuencias intenta ponerse reflexivo, y también hay saltos al pasado que arrojan algunas luces, mientras el inconvincente final da pie a un nuevo episodio. El reparto es multitudinario (Matthew Modine, Marion Cottliard, Gary Oldman repitiendo su papel del comisionado Gordon) pero este Caballero de la Noche, a medio camino entre el divertimiento y un cine más elaborado, no llega a ser logrado, si bien no es un mal filme. Nos quedamos, de lejos, con su antecesor.