Las películas de la realizadora peruana han sido exhibidas en diversos festivales internacionales como: Locarno, San Sebastián, Berlinale, Cinéma du Réel, Nyon, entre otros
Uno de los principales atractivos del Transcinema, Festival Internacional de No-Ficción, es la muestra retrospectiva de un puñado de filmes de la realizadora peruana Mary Jiménez, quien radica en Bélgica, país en donde se desarrolla y destaca como documentalista. En el Perú poco o casi nada se sabía de esta importante cineasta hasta que en el 2006, durante la V Muestra de Documental Peruano (DOCUPERU), se presentó un foco en el que se exhibió un díptico autobiográfico: “Del verbo amar” y “Loco Lucho”, sobre su relación con sus padres, y “Fiestas”, un documental sobre las festividades andinas.
La
filmografía de Jiménez la conforman una serie de
documentales, siete de los cuales: “Del verbo amar”, (1984), “Loco Lucho”, (1998),
“Fiestas”, (1988) y los filmes producidos por los hermanos Dardenne: “La
posición del león acostado” (2006), “El diccionario según San Marcos” (2009) y “Héroes
sin rostro” (2012), se exhiben actualmente en el Transcinema que va del 4 hasta
el 14 de julio. ¡No se la pierdan!
Cabe
destacar que las películas de la directora han sido exhibidas en diversos
festivales internacionales como: Locarno, San Sebastián, Nuevo Cinema en
Canadá, Toronto, Berlinale, Cinéma du Réel, Nyon y paremos de contar. Asimismo,
han recibido premios como el "Prix de l'art et d'essai" en Francia;
la mejor “Puesta en escena”, en el festival de Barcelona; Mejor Director en el
festival de Taiwán, Mejor Director en Filmer à tout prix. Apreciados lectores,
es para Lima en Escena, un honor charlar con la documentalista Mary Jiménez quien desde la lejana Bélgica accedió amablemente a
nuestra petición de entrevista.
-Hace pocos años, a través de Docuperú, y ahora
Transcinema, estamos descubriendo y conociendo su filmografía, ¿por qué hemos
esperado tanto tiempo para saber sobre usted, sobre sus obras…?
-¡No sé qué responderle! Trabajo en Bélgica y vivo
ocupada, salvo el vínculo con algunas amistades no tenía relación con el Perú.
Hoy, gracias a Mauricio Godoy se ven mis películas.
-¿Cómo se reanuda este acercamiento con su país de
origen?
-A partir de la exhibición de mis documentales. Me
interesa saber qué piensan allá sobre mi manera de hacer cine. Al contrario de
la ficción, el cine documental ofrece muchísimas posibilidades de expresión y
de forma. Se puede inventar infinitas relaciones con lo filmado, trabajar el
tiempo de manera variada. Me hubiera gustado participar, ver las películas
invitadas, situar el festival y su enfoque al respecto pero por razones de trabajo
no he podido ir. Iré en noviembre para investigar y estudiar la posibilidad de
hacer otra película en el Perú.
-Dejar el Perú, ¿fue un tema de autoexilio?
-No solo eso. El panorama cultural y de vida europeo
era y es muy rico.
-Una vez en Bélgica, ¿cómo fue su proceso de adaptación?
-Rápido. Nunca tuve amigos peruanos acá. Los evité. Jamás
tuve problemas. Fui aceptada por los belgas rápidamente. Hice una primera
película de ficción apenas salí de la escuela.
-¿De qué manera se da su aproximación con el cine?,
es decir, ¿cómo decide estudiar cine?
-Estaba estudiando arquitectura y no me imaginaba
pasar toda la vida sentada dibujando. Quería hacer otra cosa y no sabía qué.
Fue una época en la cual me preguntaba por qué vivir, qué hacer, por qué estoy
aquí. No tenía respuestas. Una etapa en la que me dedicaba a las fotos y la música.
Dibujaba con Cristina Gálvez. Escudriñaba. Una noche soñé que una de las fotos
que desarrollaba en el laboratorio se movía. Me desperté diciéndome: “esto es
lo que busco”. Esta anécdota es muy graciosa.
-¿Por qué?
-Porque no se me ocurrió pensar en “cine” y
estúpidamente fui al laboratorio a tratar de hacer que una foto se mueva.
Después me dije: “las imágenes en movimiento se hacen y se ven en el cine”, y
me compré una cámara para filmar. Apenas la tuve en mis manos supe lo que
quería: hacer cine. La necesidad de hacer cine nace desde mi interior, no por
la influencia de las películas que veía en esa época, películas americanas que
jamás me hubieran inspirado.
-Usted posee una interesante filmografía documental,
¿cómo se gesta la idea de incursionar en el documental?
-El primer documental que hice: “Del verbo amar”, sobre la muerte de mamá. Lo hice sin pensar. Creo que fue estructurado
inconscientemente ya que filmaba lo primero que se me ocurría. Salió bien.
Ahora, en Bélgica, “Del
verbo amar” se ubica dentro de los diez
mejores documentales de los 80 mejores en varias cinematecas. Este documental se
sigue exhibiendo hasta hoy en diversas ciudades, y en Bélgica figura dentro de
los 20 mejores documentales del Siglo XX, y es además “Patrimonio Nacional Belga”.
Es muy raro escuchar esto. El éxito de ésta película y la riqueza de las posibilidades
formales del documental me motivan a seguir adelante.
-¿Qué es lo más atractivo de trabajar documentales?
-¡El contacto con la gente! Uno filma directo. El
equipo de filmación lo conforman pocas
personas, a veces solo el director… ¡Más directo imposible!
-Más íntimo que trabajar una cinta de ficción…
-La ficción es muy pesada, muy lenta. Hay muchísimas
personas entre usted y los actores. Por asunto de costos hay que ir rápido.
Cuando uno hace una ficción, se termina en seis semanas siendo un “tele-film”, un
“mamarracho” en el que no se consigue encarnar la riqueza, la diversidad, la
complejidad de la vida, y además de eso, darle una forma original. Las formas
que uno puede darle a un documental son infinitas. A partir del momento en que
se viola el estúpido y básico principio naturalista de la sincronía, del sonido
sincrónico, las posibilidades se multiplican.
-¿Cuáles son los elementos que destacan en un
documental?
-En el documental hay cine de exposición, de observación
(cinema du direct); el cinema participativo, el cinema de ensayo o reflexión
personal (stream of conscioussness), el cinema hapitque, el cinema per
formativo, el sensorial, todos son diferentes “formas de conocimiento”. Las
formas estéticas son modos de conocimiento de lo real. Es lo más atractivo.
Ahora, por ejemplo, estoy haciendo una película sobre la demencia. Será
totalmente diferente de lo anterior porque cada sujeto pide una forma adecuada que
lo traduzca, que lo haga ser y porque cada película documental se empieza de
una tabula rasa. No hay un saber que preceda.
-¿Cómo han cambiado sus temáticas desde los 80’s,
90’s hasta hoy?
-No sé si “he cambiado”. Cada
película exige de mí ser alguien diferente. Ir a buscar en otros sitios.
Aprender a ver de manera diferente.
- Podría hablarnos sobre su reciente trabajo Sobre
las brasas, filmado en la selva peruana…
-La película habla de una familia que lucha por sobrevivir
con un manual, una técnica medieval, en un mundo liberal, globalizado, en el cual
es IMPOSIBLE para el más pobre crear un CAPITAL con su trabajo. Es un tema universal. Se habla de cómo el
problema económico separa a la familia: una estructura que te permite vivir en un
clima muchas veces solidario.
-¿Qué nos puede decir de esta experiencia de filmar
en el Perú?
-Lo interesante del tema es cómo hemos trabajado.
Esta película la hice en codirección con Bénédicte Liénard, una amiga
directora, muy talentosa. Queríamos acercarnos al presente. Para hacer el
documental básico se apela a las preguntas. La gente habla y se ponen imágenes
para llenar los huecos y la voz circula en off. ¡Detesto eso! ¡Es el facilismo
primario televisual! Cuando uno hace esto y lo hace en la mayor parte de
los documentales, el foco está en el pasado. Se habla del pasado, se ilustra el
pasado con imágenes que llenan los huecos. En francés se dice “plan de coupe”.
Nosotros queríamos estar en el presente y nos
preguntábamos: ¿cómo hacer? Decidimos pasar mucho tiempo con nuestra familia y
cada vez que ellos hacían o decían algo que era pertinente con nuestro interés,
les decíamos: “por favor, vamos a filmar esto que acaban de hacer”. Los
poníamos en escena y volvíamos a filmar. Es decir, aparentemente la forma se
aproxima a la ficción ya que todas las escenas eran “actuadas” por ellos
mismos. “No reconstruidas”, sino actuadas. Filmábamos cinco y hasta diez veces la toma.
Se trasformaron en actores de su propia vida y nos divertimos mucho juntos.
-¿Incursiona también en la ficción…?
-He hecho tres películas de ficción y voy a hacer
una el próximo año.
El lenguaje del cine es infinito.
En este caso, la película la haremos Bénédicte y yo. Trabajamos nuevamente en
co-direccion. Es una ficción casi documental, absolutamente encarnada en lo
real...
-¿Cómo surgió la idea de trabajar con los cineastas
belgas Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne, los productores de algunos de sus
filmes?
-Estuve en Los Ángeles tratando de hacer una
película que no se hizo. Cuando regresé, después de 6 años, buscaba un productor. Una amiga que distribuye
películas me dijo, llama a Luc que ahora produce. Lo llamé, le dejé un mensaje
por teléfono diciendo que quería hacer una película sobre los enfermos en
estado terminal y que sería muy dura. Me llamó y me dijo: “ok, mientras más
dura mejor”. Desde este momento empezamos a trabajar juntos.
-Sus obras se han exhibido en importantes
festivales, ¿hasta qué punto es importante exhibir en un festival de renombre?
-Para mí, como cineasta que trabaja en Bélgica, es
importante porque es una especie de pedigrí, de “medalla”. Hay tres festivales
en Europa en donde se dan medallas como el El FIF Marseille, Le festival de Nyon
y Le cinema du réel de París.
Los festivales como tal son interesantes porque
usted ve las mejores películas que se hacen. Pero el público no es un verdadero
público. Son los mismos colegas, los otros cineastas que están ahí viendo y
evaluando sus películas. Es decir, como “medalla” es necesario, es interesante,
es como el momento del cocktail. El vernissage. Lo más interesante es observar cuando tus
películas se ven por la televisión ante más de cincuenta mil televidentes. Lo
mismo sucede cuando tus películas se proyectan en una sala comercial con la
presencia de un verdadero público con el que uno a través de sus obras puede
relacionarse con todos ellos.
-Finalmente, y disculpe la pregunta impertinente, ¿sabe
sobre cine peruano: sus producciones, sus directores…?
-No sé nada del cine documental del Perú. Y muy poco
del de ficción. Espero ver más, para poder hablar con algo de sentido.