¡Nuevas
publicaciones! Llegué minutos antes de la hora pactada. A diferencia del bullicio
de otros establecimientos, los ambientes de este cálido Café nos recibe con
cierta discreción y nos ofrece paz y tranquilidad elementos clave para
desarrollar nuestra entrevista con libertad. La invitada llega puntual y
sonriente con su poemario “Malvas” (Casatomada 2013) en sus
manos. Después de una breve lectura del texto que ya
culminamos de leer dejándonos seducir por su musicalidad y melancolía, empezamos
nuestra charla con la autora: Nora Alarcón quien en un pasaje de la interviú
nos dice a manera de reflexión: “poesía es una manera de vivir, una manera de
sentir. Es emoción, pasión…La poesía está más allá de las emociones
terrenales”.
Nora
Alarcón nació en Ayacucho, Perú, 1967. Es escritora, promotora cultural y guionista.
Es cofundadora de la revista del Taller de poesía de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos (1999). Ha estudiado cine y periodismo. Ha publicado los
poemarios Alas del viento (2000, 2008), Bellas y suicidas (2010), y Malvas
(2013). Fue primera mención de honor en el Concurso Internacional de poesía
Grito de Mujer 2012 en Trujillo y ganadora del concurso de composición en el
octavo Festival de Compositores José María Arguedas de Ayacucho en el 2011.Ha
participado en varios encuentros y recitales poéticos dentro y fuera del país. Su
poesía ha sido traducida al portugués, alemán e inglés.
-¿Cómo nace
Malvas?
-Malvas es
un poemario que surgió durante un proceso de exilio voluntario…
-¿Dejaste
el país…?
-¡Sí! En
el año 2000 decidí viajar a España para trabajar en una película y decidí quedarme algunos años por Europa.
-¿Qué te
lleva a volver al Perú?
- Hace
tres años volví al Perú. Retorne a mi pueblo: Ayacucho a propósito de la muerte
de mi padre…
-Perdona…
-¡No, no,
no…! ¡Tranquila!
-¿Cómo se
da este encuentro con tu pueblo después de una década?
-A través del
dolor, el reencuentro con los amigos, y con la música ayacuchana. Por tradición Ayacucho es un
pueblo ciento por ciento musical. Empecé nuevamente a frecuentarme con los amigos
músicos de San Juan Bautista, guitarristas de alta tradicionalidad.
-¿Haces música
con los guitarristas de San Juan Bautista?
-¡Sí! Con
ellos trabajo la composición musical. Desarrollamos musicalmente temas con la
letra de algunos de mis poemas, incluso participé y gané el Primer premio en un
concurso de compositores de música y poesía que se realizó hace algunos meses en
la ciudad de Ayacucho.
-¿Malvas
es una entrega de homenajes?
-Malvas es un poemario hecho en honor a la memoria de mi
padre, un Morochuco oriundo de las Pampas de Cangallo, uno de los últimos
sobrevivientes. A través de Malvas recorro por un camino de
homenajes desde el proceso mismo de las ausencias, de la partida física de los
seres queridos…
-También
es un poemario musical…
-Indiscutiblemente,
es un libro musical cuyos protagonistas son la guitarra, el arpa, y los
charangos. La génesis de Malvas empieza con un canto en quechua dedicado a las
malvas…
-¿A la mata?
-¡A la
planta! La malva es una planta hermosa. La flor es bella. Pese a las lluvias y
las tempestades la malva siempre florece. Me sentí reflejada en ella…
-¿Por su
fortaleza?
-Sí, y al igual que ella sobreviví a una serie
de tempestades. He pasado por situaciones muy difíciles, momentos que sin duda también
enriquecieron este poemario…
-¿Este libro
también se argumenta en la música tradicional ayacuchana?
-Especialmente
de la música originaria de las Pampas de Cangallo, de Los Morochucos; compases
de temple, de algarabía, de festividad; de celebración de alegrías y tristezas.
-¿Cantas...?
-¡Sí! Canto en quechua, en quechua puro...También
lo hago en castellano. Antes lo hacía para los amigos más cercanos en momentos
íntimos, ahora estoy preparada para hacerlo en espacios públicos…
-¿En un
recital?
-¡En un
escenario!
-Cantar y
escribir poesía en “quechua puro”, como lo acabas de expresar, ¿es una manera preservar
el legado cultural de Ayacucho?
-¡En un
objetivo! Deseo mantener la tradicionalidad oral del quechua puro. Lo hago por
nostalgia también. Mis padres fueron quechuahablantes.
-En Malvas
encontramos algunos epígrafes. Uno de Emilio Adolfo Whesphalen, y otro de José
Watanabe, ¿son tus referentes?
-En el tema
de poesía sí. Es inevitable dejar de hablar de mi amistad con Wata...y la
admiración por Emilio Adolfo Westphalen.
-¿La
experiencia de haber compartido con José Watanabe te motivó a incursionar en la
poesía?
-Sí, su
poesía y también las conversaciones con cinéfilos como el poeta Pablo Guevara, quienes
me dijeron en tardes de café que tenía madera de poeta y precisamente en el
2000 fue Pablo Guevara quien presentó mi primer poemario.
¿Un estímulo?
-¡Claro
que sí! Después del comentario de Watanabe decidí estudiar poesía en los
talleres de Marco Martos e Hildebrando Pérez. Ellos fueron mis primeros guías y
maestros.
-Actualmente,
¿vives en Ayacucho?
-En estos
momentos vivo en Lima y me dedico a escribir, y a trabajar en la producción y
difusión de la música ayacuchana.
-¿Estas
abocada a divulgar la música tradicional ayacuchana?
-A
preservar y promover la música de Ayacucho.
-¿También
incursionas en la ficción?
-Hasta el
momento, tengo dos relatos publicados. Uno de ellos está referido a la
violencia doméstica, al tema de las mujeres maltratadas, y otro acerca de mi
abuelo, un hombre machista…
-¿Habrá un
libro de cuentos?
-Mi
próximo proyecto es justamente un libro de relatos…
-¿Por qué
decides incursionar en la narrativa?
-Porque
tengo la necesidad de contar algunos episodios negros de mi vida.
-¿Cómo
cuáles?
-¡Maltrato
doméstico! Nuestro país es altamente machista.
-¿Violencia
doméstica?
-¡Sí! Fui
víctima de violencia doméstica…
-¿Ya lo
superaste?
-La
vejación deja sus huellas. Ahora formo parte de la Asociación Micaela, una
organización que trabaja contra la violencia doméstica en mujeres y niñas…