Escribe: Raúl Lizarzaburu
El neoyorquino David O. Russell es un cineasta que, si bien ha tenido trabajos interesantes como Tres reyes, los dos anteriores al que nos ocupa han sido en buena cuenta consagratorios: el excelente El peleador, tal vez su mejor filme, y Juegos del destino. Hace unos días comentamos en esta columna la excelente El Lobo de Wall Street de Martin Scorsese, y, si bien no se parece decididamente a Escándalo Americano (American Hustle, 2013), tiene puntos en común: los dos son de largo aliento, los dos se basan en una historia real, en ambos casos sus protagonistas son de una u otra manera tramposos, y una banda sonora de la época acompaña cada paso de la trama. Además, claro, de un evidente tufo scorsesiano aquí.
El
guión de Escándalo Americano, escrito
por el propio Russell y Eric Warren Singer, se ubica en los años setenta. Luego
de la secuencia inicial, en la que aparece un grupo de gente en medio de una
discusión por una millonada de dólares en un maletín y que es retomada después,
vemos a Irving Rosenfeld (Christian Bale), que ha heredado la tintorería de su
padre, un hombre que primero fue vidriero y amasó una fortuna rompiendo los
vidrios del vecindario, y con ello su vástago adquirió las malas mañas. Cuando conoce
a Sydney, una inglesa guapa y sofisticada (Amy Adams), Irving encuentra a su
compañera ideal no solo para hacer negocios sucios, sino que además la
convierte en su amante. Y vaya que los hacen. Pero él tiene su cruz en la madre
de su hijo, Rosalyn (Jennifer Lawrence), toda una bomba sexy con quien aún
comparte vida y lecho pero que calladita se ve más bonita: sus pocos modales,
carácter explosivo y lengua suelta lo meten en problemas.
Peor cuando el agente
del FBI Richie DiMaso (Bradley Cooper) le echa el guante al par de timadores y,
como parte de su ambición y a cambio de dejarlos en paz, les pide que lo ayuden
a atrapar a seis criminales, además de tirar lente a Sydney. Y entonces, entran
en escena falsos jeques árabes; el corrupto alcalde de Camden, Nueva Jersey
(Jeremy Renner); capos mafiosos metidos en Bolsa e inversiones en casinos
(Robert de Niro, en un cameo que es lo mejor que ha hecho en buen tiempo); y
otros personajes de diverso pelaje (mucho ojo a los diálogos, con los que hay
que estar atento).
Y
así la historia se va haciendo sinuosa, tomando giros una y otra vez debido a
lo que se traen entre manos los personajes, y la ayuda de los movimientos de
cámara de Linus Sandgren (más reminiscencias de Scorsese). Pero cabe decir que
quizá le sobran algunos minutos (a diferencia de El Lobo... cuyas tres horas no se sienten). Eso sí, no se puede
negar que tiene un desenlace sorpresivo y hasta cómico. El reparto principal
está muy bien; nos quedamos con un mimético Christian Bale (que aquí luce medio
pelón) y la espectacular Lawrence, que viene de ganar del Globo de Oro a mejor
actriz de reparto (y el año pasado ganó Oscar con Juegos del destino). Adams se llevó el de mejor actriz.
Pese
a nuestros reparos, Escándalo Americano
es una muestra del buen nivel alcanzado por el director Russell en los últimos
años.
*Película actualmente en cartelera