domingo, 8 de noviembre de 2015

Qarla Quispe: “Deseo hacer de la pollera una prenda universal”




Warmichic, la marca que comercializa polleras en innovadores diseños abrió una tienda en Miraflores






Desde hace un puñado de años, la diseñadora y artista visual Qarla Quispe, gestora de la marca Warmichic, decidió romper con los cánones de la moda convencional femenina local y presentar uno de sus productos más innovadores en el universo de la moda urbana: la pollera, típica prenda andina, que en sus manos dio un giro renovando desde el tipo de tela hasta los motivos que adornan la tradicional prenda.

Su propuesta artístico/textil de revaloración de lo tradicional/andino le ha valido el reconocimiento de los críticos de moda nacional y de instituciones como la Escuela de Bellas Artes, instituciones internacionales, el público, sus clientes, entre otros. Hace unos días Warmichic inauguró un nuevo espacio de modas en Miraflores en el cual no solo contarán con polleras contemporáneas, sino también,  se podrá apreciar polleras tradicionales traídas de diferentes partes del país. Para charlar al respecto Lima en Escena fue en su busca.




-Qarla eres una de las primeras artistas visuales en innovar la pollera. ¿Por qué?

-Decidí ponerle un toque contemporáneo a la pollera para que las chicas de Lima la usen.

-Qué hay detrás de este interesante y revolucionario proyecto de moda urbana, ¿qué te motivó a poner en marcha esta propuesta a partir de una prenda andina?

-Mi mayor motivación fue la discriminación sistemática a la mujer andina. En un momento determinado me pregunté qué pasaría si en mi condición de persona de la segunda generación de inmigrantes utilizo una pollera, le doy un uso distinto y cambio sus formas. Reemplazo la bayeta por telas más ligeras y diseños personalizados. ¿Qué me dirían las personas? Esta interrogante también fue otro de los motivos por el cual empecé a diseñar polleras urbanas. De otro lado, la necesidad de contar con un soporte a través del cual expresarme artísticamente fue otra de las razones para involucrarme con este proyecto.

-Apostar artísticamente por la innovación de la pollera fue de alguna manera romper con tu formación de artista plástica, ¿no?

-¡Totalmente! Me aburría expresarme por medio de una pintura, un cuadro en formato bidimensional. Necesitaba una propuesta tridimensional. Un producto que el público lo pueda usar, se lo pueda poner, se pueda identificar con él y decir “esto es mío, qué bacán”.

-Hace algunos años que vienes promoviendo tu pollera ¿Cuál es sido la respuesta de tu público objetivo?

-Positiva, todo lo que se ha logrado en cuanto a ventas y reconocimiento se dio manera progresiva. La actual demanda de mis polleras es una respuesta a este interés de los clientes que vienen de todas partes.  

-Incluso algunas artistas usan tus polleras y lucen tus diseños los cuales conservan su identidad, su colorido…

-Claro que sí. Ha sido una experiencia satisfactoria porque a través de mis diseños abordo el tema de la inmigración, las taras hacia la pollera y el quechua.  Así nos avergoncemos de usar una pollera y de hablar quechua, este reconocimiento, estas remembranzas a las mujeres andinas en su diario cotidiano lo reflejo en “Herencia”, mi última colección que nos habla sobre las relaciones cotidianas entre hijas, madres y abuelas y que literalmente ES una cachetada a estas taras.

-Esta necesidad de recrear en tus polleras historias sobre hijas mujeres, madres y abuelas. ¿Es una forma de testimonio personal?

-Por supuesto. Algunos de mis diseños recrean pasajes de la vida que pasé con mi abuela. Ella es de Arequipa, netamente andina quechua hablante de sombrero y pollera. He recreado seis pasajes con ella. Desde mi nacimiento hasta su muerte. Muchas personas se han sentido identificada con estas historias. Las mujeres que deseen ponerse una pollera con estas historias son literalmente poseídas por sus personajes. La nieta, la abuela y la madre es un estado. Ahora puedo ser la nieta, mañana la madre y en el futuro la abuela.




-El uso de tus polleras se ha expandido a otros mercados. Además de tener presencia en diversos puntos del interior del país también se viene posesionando en algunos países del exterior…

-Sí, estoy sorprendida. Algunas personas me comentan que han visto mi pollera en la India, en Bombay, en Grecia, en España, en Italia, Estados Unidos, entre otros países de la región. La pollera de Warmichic ya figura en muchos lugares. Es sorprendente como los peruanos afincados en diversos países del exterior necesitan una prenda que los represente. Justamente a todos ellos deseo llegar.

-¿Es también tu público objetivo?

-Totalmente. Llegaré a ellos con una empresa responsable. Con una compañía cultural con la que pueda aportar a través de mis estudios, a través de mis ilustraciones, mi arte.

-¿Eres la primera artista que decide innovar la pollera cambiando el tipo de tela y los diseños?

-No. Hay otras artistas quienes realizan un trabajo innovador en torno a la pollera. Soy la primera en ilustrar una tradicional prenda netamente andina inspirada en el arte popular. Mi propuesta es ciento por ciento arte popular.

-¿Con toques modernos, actuales?

-Sí, una propuesta moderna.

-¿Cuáles han sido las herramientas que te han permitido innovar la pollera, darle ese toque estético contemporáneo?

-Estudié diseño de modas. Reforcé éstos con mis estudios de diseño gráfico en Senati y arte en la Escuela de Bellas Artes. El Senati me dio la fuerza de la industria y Bellas Artes el alma, el concepto a través del cual sustento mi proyecto de innovar la pollera.

-Háblanos sobre la evolución de tus diseños. Observo algunas imágenes recurrentes.

-Inicialmente me focalicé en investigar y estudiar sobre los tipos de flores que hay en las polleras. Posteriormente, pase a los iconos y símbolos y a las escenas del diseño popular de actividades cotidianas, el proceso del hilad0, motivos inspirados en el arte popular, hechos con diseño popular. Mis diseños no necesariamente pueden tener un rostro definido sino pueden ser sutiles y rápidos.

-Pese a los toques innovadores tu pollera no rompe con la tradicionalidad de la prenda, ¿no?

-Tenía ese miedo. Exhibí por primera vez en una feria de Huancayo y temía que las señoras me digan que les estaba faltando el respeto, sin embargo, tuve una muy buena aceptación. Incluso una chica se la puso y la exhibió para una de las ediciones de la Fiesta del Patrón Santiago, una de las festividades más importantes de la aludida localidad. El arte popular no necesariamente puede plasmarse en una tela abrigadora sino pueda estar en todas las telas del mundo, caras o baratas. Lo importante es la esencia.

-Después de toda esta experiencia y puñado de años involucrada en este interesante proyecto artístico en el rubro de la moda. ¿Cuál es tu concepto de la pollera?

-La pollera es arte. El hilo es el color y el lienzo la pollera. La pollera es un artefacto cultural de mucho bagaje, de historia, de lucha, de tradición, reivindicación, memoria. Debemos usarla normalmente como en Estados Unidos se usa el jean, una prenda dirigida para agricultores y proletarios. Ahora el jean es una prenda clásica y la usan ricos y pobres.

-Finalmente. ¿Cuál es tu meta con respecto a tu trabajo con la pollera?

-Deseo hacer de la pollera una prenda universal. Que las mujeres de provincias, en Lima nos le de vergüenza usarla. Nuestras metas se cumplen progresivamente. Nuestra pollera incluso ya se conoce en otros países.