El ánimo vivaracho de la pieza de Sara
Joffré no se pierde gracias al brío de las actrices Ximena Arroyo y Ana Santa
Cruz
Escribe: Luis Paredes
En el Jardín de Mónica, la puesta en
escena que acaba de estrenar la Asociación de Artistas Aficionados (A.A.A.),
obra original y emblemática de Sara Joffré resultó un montaje francamente
surrealista en las manos de Omar del Águila. La niña Mónica (Ximena Arroyo)
surgía en un espacio donde los desperdicios de un parque abandonado eran tubos
de cartón y elementos que tenían que leerse de otra manera.
Sin embargo, el ánimo vivaracho de la
pieza de Sara no se pierde gracias al brío de las actrices. Ana Santa Cruz
compone una correcta “ratita”, que es el contrapunto preciso para que Mónica
suelte todo su humor corrosivo. La visión ácrata de la autora sale a flote
cuando la ratita le refiere la idea de la mamá…
Sabemos que Sara siempre se enfrentó a
todo tipo de autoridad y siempre vapuleó el autoritarismo venga de donde
viniere. La utopía que de esto se trata se trasunta en la puesta de Del Águila
que desde su particular mirada nos ofrece un original y colorido montaje
institucional de la A.A.A.