miércoles, 1 de febrero de 2017

Gabriela Olivo de Alba, performer vital y anónima



 La actriz performática realizó un trabajo itinerante a lo largo de tres meses propósito de la campaña contra la violencia de género Ni Una Menos


Fotos: Rosana López Cubas


La actriz, perfomer, narradora y diplomática Gabriela Olivo de Alba, lleva casi dos años anclada en nuestro país. Sus labores ejecutivas al frente del Fondo de Cultura Económica Perú no ha sido obstáculo para continuar su trabajo de performer.

Prácticamente desde su llegada, Olivo de Alba ha realizado sus piezas performáticas en solitario y en silencio desde la ritualidad. A lo largo del 2016 se apropió de espacios públicos ubicados en puntos emblemáticos del Centro Histórico de Lima como el Hotel Bolívar, la Casa de la Literatura Peruana, el Bar Cordano, y también en el distrito de Miraflores, en el clásico Puente Villena, popularmente conocido como “el puente suicida”, el Parque del Amor, entre otros escenarios urbanos en donde presentó de manera anónima sus propuestas artísticas las cuales partían del discurso temático solidario como bien lo demostró en su trabajo itinerante a propósito de la campaña contra la violencia de género Ni Una Menos.



Asimismo y en estado convaleciente, pues estaba con una fuerte afección respiratoria, trabajó la obra Emergencia, performance ritual de acompañamiento (2016), pieza con la que se solidarizó con la poeta y amiga personal Victoria Guerrero Peirano, cuya madre falleció en el Hospital Edgardo Rebagliati Martins.

La desatención del personal de admisión en emergencia para formalizar -después de varios intentos fallidos- el ingreso de la paciente a los servicios, aunada a los trámites burocráticos, convirtió la enfermedad y la partida en un episodio doblemente difícil y doloroso para la escritora.


Foto: Gabriela Olivo de Alba

Este hecho penoso llevó a Gabriela Olivo a trabajar su pieza performática. Un milagro peruano en metal representando un cuerpo, una mano de maniquí, una venda, unas tijeras, un termómetro y una vela, fueron los artefactos que empleo en esta performance ritual llevado a cabo en el íntimo espacio del baño, con las baldosas blancas que, en algo, asemejan el ámbito aséptico de los espacios hospitalarios. Una gota de sangre -solo una- el único elemento orgánico.


Es así como Gabriela Olivo de Alba concibe la vida como un gran escenario. Crea "piezas de arte acción", que son "ritos de paso", el tránsito de iniciación a una nueva condición de vida, a la mudanza de un lugar de residencia hacia otro.  La vida, la muerte, el deseo, y los sueños, enmarcados entre la decodificación crítica del lenguaje corporal y los pantanosos impulsos de la psique son temas recurrentes de sus obras. El cuerpo femenino y sus cuestionamientos a las representaciones y estereotipos asumidos socialmente constituyen el engranaje de su estética artística.