La actriz performática realizó un trabajo itinerante a lo largo de tres meses propósito de la campaña contra la violencia de género Ni Una Menos
Fotos: Rosana López Cubas
La actriz, perfomer, narradora y diplomática Gabriela
Olivo de Alba, lleva casi dos años anclada en nuestro país. Sus labores
ejecutivas al frente del Fondo de Cultura Económica Perú no ha sido obstáculo para
continuar su trabajo de performer.
Prácticamente desde su llegada, Olivo de Alba ha realizado sus piezas performáticas en solitario y en silencio
desde la ritualidad. A lo largo del 2016 se apropió de espacios públicos ubicados en puntos emblemáticos del Centro Histórico de Lima como el Hotel
Bolívar, la Casa de la Literatura Peruana, el Bar Cordano, y también en el
distrito de Miraflores, en el clásico Puente Villena, popularmente conocido
como “el puente suicida”, el Parque del Amor, entre otros escenarios urbanos en donde presentó de manera anónima sus propuestas artísticas las cuales partían
del discurso temático solidario como bien lo demostró en su trabajo itinerante a propósito de la campaña contra la violencia de género Ni
Una Menos.
Asimismo y en estado convaleciente, pues estaba con una
fuerte afección respiratoria, trabajó la obra Emergencia, performance ritual de acompañamiento (2016), pieza con la
que se solidarizó con la poeta y amiga personal Victoria Guerrero Peirano, cuya
madre falleció en el Hospital Edgardo Rebagliati Martins.
La desatención del personal de admisión en emergencia para formalizar -después de varios intentos fallidos- el ingreso de la paciente
a los servicios, aunada a los trámites burocráticos, convirtió la enfermedad y
la partida en un episodio doblemente difícil y doloroso para la escritora.
Foto: Gabriela Olivo de Alba
Este hecho penoso llevó a Gabriela Olivo a trabajar su
pieza performática. Un milagro peruano en metal representando un cuerpo, una
mano de maniquí, una venda, unas tijeras, un termómetro y una vela, fueron los
artefactos que empleo en esta performance ritual llevado a cabo en el íntimo
espacio del baño, con las baldosas blancas que, en algo, asemejan el ámbito
aséptico de los espacios hospitalarios. Una gota de sangre -solo una- el único
elemento orgánico.
Es así como Gabriela Olivo de Alba concibe la vida como
un gran escenario. Crea "piezas de arte acción", que son "ritos
de paso", el tránsito de iniciación a una nueva condición de vida, a la
mudanza de un lugar de residencia hacia otro. La vida, la muerte, el deseo, y los sueños,
enmarcados entre la decodificación crítica del lenguaje corporal y los
pantanosos impulsos de la psique son temas recurrentes de sus obras. El cuerpo
femenino y sus cuestionamientos a las representaciones y estereotipos asumidos
socialmente constituyen el engranaje de su estética artística.