miércoles, 3 de noviembre de 2010

Katiuska Valencia: “Talento hay de sobra en este país"


 






¡Después de la siembra viene la cosecha! Luego de tanto trajinar por el escenario como actriz, maestra y directora, Katiuska Valencia recoge sus frutos con el triunfo de “Chicas Católicas”, la pieza original de la norteamericana Casey Kurtti, bajo su dirección que acaba de ganar la décima edición del Festival Internacional de Teatro Peruano Norteamericano, concurso organizado por el ICPNA. En aludida obra, se pone en el tapete temas como la fe, la amistad, las relaciones con los padres. Con un elenco de primera: Patricia Biffi, Alexa Centurión, Fiorella Díaz y Gisela Estrada, el público podrá disfrutar nuevamente de “Chicas católicas”, este fin de semana. Precisamente para charlar sobre este tema Lima en Escena fue en busca de Valencia. Allí va.






¿Cómo se da su vínculo con el teatro?
Creo que la gente que va a hacer del arte su vida lo intuyen desde niños, quizás desde el colegio, en mi caso también fue así. Mas que con el teatro, con la música, con el canto, con el escenario propiamente dicho. Al salir del colegio no pensé hacer carrera de esto pero después de estudiar un par de años en la universidad (comunicaciones en Garcilaso) entendí que no podría hacer otra cosa que estar en un escenario, ahí me volví a reencontrar con la música y luego con el teatro. Paralelo a la universidad, hice un taller de teatro en el Británico con Carlos Acosta y César Bravo, ahí descubrí que existía una Escuela y que era posible hacer teatro seriamente en el Perú, ellos me enseñaron el TUC, dejé la universidad y postulé a la ETUC, ingresé y mi viaje por el teatro comenzó allí.

Usted es cantante, actriz, profesora y directora de teatro, ¿se desarrolla en todas estas disciplinas?
Sí, soy un poco de todo, tal vez el canto es lo que he dejado de lado. Hubo una época en que vivía de la interpretación. Cantaba en orquestas y me pagaban pero la pasión por el teatro me jala más. Este año pude mezclar el canto y la actuación en un espectáculo de cuentos que dirigió Alonso Alegría. Lo bueno es que se complementan y puedo hacer de todo siempre.

¿Cuál de ellas la nutre más?
Enseñando aprendo más. Es curioso como llegué a la docencia, fue por necesidad mas que por vocación, pero luego en la cancha descubrí que si la tenía. Enseñar me pide humildad y me exige aceptar que no se todo y que necesito leer mas sobre mi carrera para poder transmitir. De otro lado, adoro actuar, estar en el escenario, necesito vivir el proceso desde dentro para estar en contacto con mis alumnos, con mis actores, hablarles desde la experiencia. Cada año me pongo como meta actuar por lo menos en dos obras de teatro. Hasta ahora lo he logrado.






¿Cómo se involucra en la dirección teatral?
Por aprendizaje, como una consecuencia lógica de enseñar. Antes de dictar en el TUC dicté en colegios y quieras o no te piden un producto, sacar ese producto te pide aprender a dirigir, a ver el todo. Luego entendí que para hacerlo bien necesitas mas de un par de talleres de dirección, necesitas aprender con los maestro. Hablé con amigos para que me dejen observar sus procesos de dirección y convencí a Jorge Villanueva, un gran amigo, director al quien admiro mucho y quien me permite trabajar con él. Hice la asistencia en dos montajes, Móvil y Súper Popper, que fueron decisivos en mi aprendizaje. De otro lado, tomo cosas de quienes me dirigen.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, la pasión de Alonso Alegría, la frescura de Katterina Donofrio, la sabiduría de Alberto Isola, la comunicación y conexión de Oscar Carrillo, la sensibilidad de Jorge Villanueva. Creo que todo tiene que ver con aprender a mirar.

De todas las obras teatrales que ha dirigido tanto en el TUC como manera independiente, ¿cuál es la que más nutrió su labor como tal?
¡No he dirigido tantas a nivel profesional! De hecho Chicas Católicas es mi tercera dirección con actores formados. Como ejercicio me ayuda dirigir a estudiantes porque me conecta más con la dirección de actores, en buscar la claridad para comunicarme, ser muy específica y clara. Me gustó mucho un trabajo de Creación Colectiva que estoy retomando el cual se llama Crecer en donde actúan Rosa Isabel Díaz Chapell, Gaby Merino y Jonathan Rojas, actores muy jóvenes y de mucho talento. Hacer Crecer me alimento mucho porque todo era descubrir, vamos haciendo el trabajo y no sabes a dónde vas, pero de alguna manera aterrizas en buen puerto. También siento que me nutro mas observando el trabajo de mis compañeros, pero cada proceso de dirección tiene su no se qué que lo hace especial y me ayuda a desarrollar mi sensibilidad como directora, desde diferentes puntos.





¿Cómo enriquece su labor?
Veo mucho teatro, me gusta ver que hacen los compañeros, veo de todo. Teatro de salas grandes así como pequeñas. Leo, ahora estoy releyendo anotaciones de Lee Strasberg sobre procesos creativos y conversos, me gusta conversar con mis alumnos, amigos y familia, recoger sus impresiones sobre los espectáculos que ven, entender cuándo una pieza de teatro les parece buena y cuando no. Es muy revelador.

¿Su director favorito?
¿Tiene que ser uno solo? ¡No puedo!

Si puede…
De los jóvenes Jorge Villanueva, lejos es uno de los mejores de su generación. Alberto Isola de los grandes. Alonso Alegría porque he trabajado con él y tenemos química. Me gusta también Mario Ballón, creo que es un director al cual hay que seguirle la pista, Paloma Carpio que es un prodigio. Mi buen amigo Franklin Dávalos también ha comenzado a dirigir con gran éxito. Carlos Acosta, Oscar Carrillo y David Carrillo también me sorprenden. Me encanta Veronnesse, he visto algunos espectáculos suyos en Buenos Aires: ¡es un hit!





En su papel de directora teatral, ¿cuál es su filosofía de trabajo?
Hay que dejar que los actores hagan. Ellos saben. Yo los escucho y luego limpio. Conducir con delicadeza y trabajar enamorada de tu trabajo. Si no hay amor en lo que haces, estas perdida.

Háblenos sobre Chicas Católicas, ¿por qué la decisión de llevar al teatro una pieza americana?
Básicamente, por el Festival. La forma como llegó Chicas católicas a mi vida fue muy divertida. La obra me eligió, las actrices me eligieron, yo no la conocía. Mis actrices querían trabajar juntas y estaba en la búsqueda de una obra para cuatro, encontraron la pieza y me llamaron, leímos el texto y dije sí. Había algo en el texto que me llamo. Tal vez el ver cómo se forman las relaciones de amistad, era un proyecto de amigas y la obra es eso también. Fue providencial que la autora fuera americana pues de esa forma podríamos postular al festival. Y así fue.

¿Cuáles son los referentes más comunes con la realidad peruana?
Hay varios ¿no? Desde cómo se lleva la educación en algunos colegios, curiosa porque la historia cuenta la vida de cuatro niñas en un colegio católico en los años 60-70, pero nos dimos cuenta que sigue siendo vigente. Mis sobrinas están en colegio de monjas, tienen 14 y 15 años, ellas fueron a ver la obra y me decían: ¡Katu es así! ¡Y estamos en el 2010! Creo que hay temas que son universales, no le pertenecen exclusivamente a una sociedad, desde mirar el tema del miedo a la autoridad y la rebelión ante ella. Las relaciones de amistad, familiares, son iguales aquí o en China. Todo eso.

En cuanto al tema dramatúrgico, ¿qué es lo que más destaca de Chicas Católicas?
Fue difícil abordar el texto por el tema de la acción dramática, tuvimos que jalarla un poco porque la obra es episódica, son anécdotas de su vida, pero me gusta la frescura de los cuadros, todo pasa muy rápido. Resolvemos nueve años de vida en una hora 36 minutos, hay un humor muy inteligente, no es explícito sino que son situaciones comunes que te producen sonrisas, emotividad, hay escenas que te tocan el corazón, los sueños de las niñas, el despertar a ser mujer, la pérdida de un ser querido. Y dentro del drama. Puedes sonreír y decir, así es la vida, ¿no?





Las actrices de Chicas Católicas hicieron una labor teatral impecable, muy sincronizadas en su desplazamiento en escena ¿cuál es la fórmula para lograr un trabajo de elenco óptimo?
¡Escuchar!!Conocer sus fortalezas y sacarles el jugo! Dejar tareas y empujarlas para que revelen todo su potencial. Hay escenas realmente deliciosas como la exposición de Wanda, Gisella (mi actriz) es maga y su personaje es la chancona del salón, que además quiere ser una gran estrella. Yo le dije, Wanda has de tus exposiciones un espectáculo; usa todo lo que se te ocurra, luego limpiamos y salió esa maravillosa escena. Cada una de mis actrices tiene un fuerte hay que usarlo y usar también sus debilidades. Eso fue lo que hicimos, conversábamos mucho y luego íbamos descubriendo.

¿Qué lecciones le dio Chicas Católicas a nivel de puesta en escena, actuación y dirección?
Aprendí que no hay mejor trabajo que el que se hace con amor. El resultado de nuestro montaje se dio por el nivel de compromiso que teníamos todas. Nos metimos de cabeza al proyecto y decidimos trabajar desde estar limpias, trabajar en armonía. También volví a afirmarme en que se puede hacer un gran trabajo con muy poco presupuesto. Y desde luego, que talento en este país hay de sobra. Mis actrices lo han demostrado. Alexa, Fiorella, Gisella y Patty brillan solas. Son una luz.

¿Qué viene después?
Vamos a reponer Crecer en la Caja Negra de la Católica y queremos hacer una temporada del proyecto en junio del próximo año. Como actriz estreno en diciembre Orinoco de Carballido bajo la dirección de Luis Miguel Chivilchez, en febrero estreno Madre Patria Busca, bajo la dirección de Paloma Carpio, es una Creación Colectiva que estoy haciendo con Tránsito. Y buscando más piezas para volver a dirigir a las cuatro chicas católicas. Ha sido maravilloso. Con gusto repetiremos el plato.