miércoles, 7 de diciembre de 2011

Mariana de Althaus: “Criadero toca temas que la literatura ni el teatro han considerado”


Todos los miércoles de diciembre hasta el 16 en el Centro Cultural de la PUCP


Una de las obras más importantes del presente y agónico 2011 es sin duda la puesta en escena Criadero, original de Mariana de Althaus. La obra es un testimonio de las actrices Alejandra Guerra, Lita Baluarte y la cantante de rock Sandra Requena, quienes nos cuentan en escena su experiencia con relación a la crianza de sus hijos. “Tenía ganas de hacer teatro testimonial. Convoqué a tres actrices amigas para hacer una obra en la que cuenten en primera persona su experiencia en relación a la crianza”, nos dice al respecto la autora y directora de la pieza Mariana de Althaus quien en las siguientes líneas nos cuenta detalles de la misma.



-¿Cómo surge Criadero?

-Marco Muhlethaler del CCPUC me pidió que haga una obra, y tenía ganas de hacer teatro testimonial. Convoqué a tres actrices amigas para hacer una obra en la que cuenten en primera persona su experiencia en relación a la crianza.

-La puesta en escena toca el tema de la leche materna, la fertilidad, el alumbramiento, ¿son traumas postpartos?

-Se tocan todos los temas relacionados con la crianza. Temas que usualmente no han sido considerados “temas” en la literatura ni el teatro, pero que ahora aparecen en escena porque en la sociedad actual todas esas cosas están siendo replanteadas y trastocadas a nivel privado por nuevas exigencias culturales. Creo que recién empieza a haber un correlato escénico de estas batallas privadas.




-La obra destaca también la etapa infantil: recuerdos de nuestros padres, hermanos, celebraciones especiales, ¿es un canto alegórico a la niñez?

- Es una revisión. Fue sucediendo naturalmente durante nuestra “investigación”: Para comprender nuestra propia forma de vivir la maternidad, nos fuimos adentrando en las formas cómo ellas fueron criadas. El tipo de madre que tuvieron, el tipo de padre, el tipo de abuela las formó, les dio un modelo de lo que quieren ser o lo que no quieren ser. Revisando en su propia historia encontramos un sentido a su actual manera de afrontar la maternidad.

-¿Por qué asumir la etapa materna genera una serie de conflictos?

-La maternidad te enfrenta a tu propia vulnerabilidad, te lleva de regreso a lo que viviste y sentiste cuando eras bebé, si viviste alguna situación de desamparo o fragilidad en tu primera infancia, al tener un hijo vuelves a experimentar esos temores. Ser madre, además, te confronta constantemente con la presencia de la muerte. Tener un hijo potencia todos nuestros miedos, cuenta mucho aceptar y vivir tranquilamente con la enorme fragilidad de lo que más nos importa en la vida.




-Criadero es una de sus obras en donde la vida asume el rol de ficción ¿Por qué?

-En este caso no me provocó inventarme los personajes. Quise trabajar con la realidad, o con la línea divisoria entre ficción y realidad, lo cual puede ser fascinante y perturbador, a la vez.
-La obra es en una retrospectiva de la niñez a la maternidad, un biodrama con momentos risibles, ¿es complicado incorporarle momentos hilarantes a un drama?

-Casi todos los dramas tienen sus momentos hilarantes. En este caso, el material que me dieron las actrices estaba plagado de humor. Sólo intenté resaltar esas partes, porque es así como trato de vivir mi propia vida. Es parte de la valentía de las actrices, ser capaces de reírse de sus propios dramas y dejar que el público se ría de lo que más de una vez las hizo llorar.




-Una actriz, una bailarina-actriz y una cantante, ¿Cómo se da la selección de su elenco?

-Inicialmente convoqué a tres actrices, pero una de ellas al final tuvo que irse del proyecto. Entonces pensé que lo mejor era llamar a alguien que, además de dar su testimonio, pudiera aportar con un lenguaje musical, ya que Lita y Alejandra bailan y me faltaba la música. Encontrar a Sandra Requena fue realmente como encontrar una botella de agua en el desierto.

-¿Hasta qué punto la vida de sus protagonistas nutrieron su historia?

-Totalmente. Sin ellas, no habría obra. Ellas buscaron en sus álbumes de fotos, en sus videos, respondieron a mis cuestionarios, investigaron en la historia de sus familias, les preguntaron a sus padres cosas que yo les pedí que les preguntaran. Y con ese material escribí un texto que luego fue modificándose con los aportes de ellas en los ensayos.



- A través de su dramaturgia observo un hechizo por el universo femenino, ¿Qué le atrapa?

-Se supone que la complejidad de la mujer es mayor que la del hombre, ¿no? Eso las convierte en un material dramatúrgico más interesante, al menos para mí. Y, además, como a lo largo de la Historia la mayoría de dramaturgos han sido hombres, la mujer ha sido representada desde el punto de vista de ellos. Es en las últimas décadas que la mujer empieza a verse representada en escena en toda su complejidad, desde la mirada de una mujer, que no es mejor ni peor, sino simplemente diferente. Eso atrae a un público no solo femenino; los hombres contemporáneos cada vez se sienten más fascinados e interesados por abandonar los clichés y descubrir y comprender el complejo universo en el que viven las mujeres.



-¿Cuál es el encanto de recrear historias de mujeres y llevarlas a escena?

-En un mundo en el que los talk shows y los realitys lideran el rating televisivo, el público le exige al teatro también mayores dosis de realidad. En el arte plástico la instalación y lo crudo y real han desplazado en gran parte a la representación de lo real. Hay una dosis de riesgo que no hay en el teatro más ficcional.

-La mujer espada, Entonces Alicia cayó ¿Criadero, cierra esta trilogía teatral?

-Son tres obras muy distintas, pero sobre todo Criadero no podría encajar en esta supuesta trilogía. No creo que sea necesario cerrar el tema de la maternidad y la crianza, porque sólo he explorado un 20%, es enorme. Sin embargo, el próximo año pienso montar dos obras en las que no aparece ninguna mamá, y tocan temas muy distintos.



CRIADERO, breve temporada hasta el 14 de diciembre. Todos los miércoles en el Centro Cultural de la PUCP