lunes, 3 de septiembre de 2012

¡Chabuca Granda: poesía hecha canción!


A golpe de guitarra y cajón evocamos a nuestra genial compositora través de un puñado de sus interpretaciones



¡Compositora y trovadora sin igual! Mujer de fina estampa, compositora como ninguna e intérprete original. La admirable señora Chabuca Granda es una de nuestras más grandes cantautoras de lo que universalmente podríamos llamar la música popular peruana y latinoamericana. Las hermosas composiciones de nuestra genial artista, traspasaron fronteras y fueron interpretadas y traducidas con “alma, corazón y vida”, por un sin número de artistas a nivel mundial. Imposible no admirar la poética de las notas de “La Flor de la Canela”, “Zeñó Manué”, “Fina Estampa”, “Gallo Camarón” o “José Antonio”, “El Surco”, composiciones que describen nuestro muy rico patrimonio artístico y cultural.
Con esa genialidad que le caracterizaba en su papel de poeta y compositora Chabuca Granda  le cantó a los caballos de paso, las peleas de gallos y de toros; El río, el puente y la alameda y paramos de contar para dar paso a las letras de algunas de sus grandes composiciones e interpretaciones en compañía del gran guitarrista Álvaro Lagos y en el cajón el inconfundible y emblemático Caitro Soto. Allí va. 





 El Surco
Dentro de un surco abierto vi germinar
Un lucero de infinita soledad
Y con una canasta le vi regar
Con agua de un arroyo de oscuridad
Ah, malhaya, la siembra se echó a perder
Y el agua del arroyo se echó a correr
Al lucero le gusta la libertad
Y al agua del arroyo la claridad
No dio fruto el lucero, se fue a alumbrar
Y el agua del arroyo le fue a cuidar.
 En una hora triste quise cantar
Y dentro de mi canto quise gritar
Y dentro de mi grito quise llorar
Pero tan sólo canto para callar
Ah, malhaya la hora en que fui a cantar
Ah, malhaya la hora en que fui a gritar
Si gritando se llora para callar
Y mi vaso sediento no llega al mar
Ah, malhaya la hora en que fui a cantar
Ah, malhaya la hora en que fui a gritar
 Y así se fue el lucero a su libertad;
Y así se fue el arroyo a su claridad.
No me llegó la hora de clarinar.




 La Flor de la Canela
Déjame que te cuente, limeña
déjame que te diga la gloria
del ensueño que evoca la memoria
del viejo puente, del río y la alameda
déjame que te cuente, limeña
ahora que aún perfuma el recuerdo
ahora que aún mece en su sueño
el viejo puente del río y la alameda
Jazmines en el pelo y rosas en la cara
airosa caminaba la flor de la canela
derramaba lisura y a su paso dejaba
aroma de mixtura que en el pecho llevaba
Del puente a la alameda
mundo pie la lleva
por la vereda que se estremece
al ritmo de sus caderas
recogía la risa de la brisa del río
y al viento la lanzaba
del puente a la alameda
Déjame que te cuente, limeña ¡ay!
deja que te diga morena mi pensamiento
a ver si así despiertas del sueño
del sueño que entretiene, morena,
tus sentimientos
Aspiras de la lisura
que da la flor de canela
adornada con jazmines
matizando tu hermosura
Alfombras de nuevo el puente
y engalanas la alameda
el río acompasara tu paso por la vereda
Jazmines en el pelo...
Del puente a la alameda...



El Puente de los Suspiros
Puentecito escondido
entre follajes y entre añoranzas,
puentecito tendido
sobre la herida de una quebrada.
Retoñan pensamientos tus maderos,
se aferra el corazón a tus balaustres.
Puentecito dormido
y entre el murmullo de la querencia,
abrazado a recuerdos,
barrancos y escalinatas.
Puente de los Suspiros,
quiero que guardes,
en tu grato silencio,
mi confidencia.
Es mi puente un poeta que me espera,
con su quieta madera, cada tarde,
y suspira y suspiro,
me recibe y le dejo,
solo sobre su herida, su quebrada,
y las viejas consejas van contando
de la injusta distancia de la amante,
sus arrestos vencidos,
vencidos por los ficus,
de enterradas raíces, en su amada.





Fina estampa

Una veredita alegre
con luz de luna o de sol
tendida como una cinta
con sus lados de arrebol
arrebol de los geranios
y sonrisas con rubor
arrebol de los claveles
y las mejillas en flor
Perfumada de magnolia
rociada de mañanita
la veredita sonríe
cuando tu piel acaricia
Y la cuculi se ríe
y la ventana se agita
cuando por esa vereda
tu fina estampa paseas
Fina estampa, caballero
caballero de fina estampa
un lucero que sonriera
bajo un sombrero
no sonriere más hermoso
ni más luciera, caballero
y en tu andaranda reluce
la acerada andarandal
Te lleva por los aguajes
y a los patios encantado
te lleva por las plazuelas
y a los amores soñados
Veredita que se arrulla
con tafetanes bordados
tacón de chafín de seda
y justes almidonados
Es un caminito alegre
con luz de luna o de sol
que he de recorrer cantando
por si te puedo alcanzar
fina estampa caballero
quien te pudiera guardar
Fina estampa...