Actriz y bailarina presentó en la Plazuela de las Artes el unipersonal “Reflejo animal”
Siempre está presente en el escenario. Hace teatro para niños, juvenil y
para adultos. Desde hace cuatro años irrumpió en la escena local y no para. Con Alberto Isola realizó su primer montaje: “El Cine Edén”,
posteriormente vendrían las piezas “Momo”, “Soñadores”, obras de teatro infantil y
adolescente.
Paralelamente trabaja con
el grupo independiente Panparamayo Teatro, colectivo con el que estrenó “El deseo
más canalla”, "Propiedad en litigio”, entre otros montajes. Hace unos días se
presentó en la Plazuela de las Artes en el unipersonal “Reflejo animal”. Para charlar al respecto Lima en Escena entrevistó a la destacada actriz Moyra Silva.
- Moyra es frecuente verte en la escena local…
-Este año
esta hermoso. Honrada de poder trabajar en varias obras con directores que me
gustan. Ahora participo en la temporada
de teatro la plaza joven con “Soñadores” dirigida por Nishme Sumar, una
creación basada en los sueños de los actores bailarines. Luego viene la
reposición de “El Cine Edén”, bajo la dirección de Alberto Isola.
Particularmente, éste último montaje fue el primero que hice hace cuatro años.
-¿Cómo
decides involucrarte con la actuación?
-Desde
chica empecé haciendo talleres. Estuve un tiempo en La Tarumba que fusiona
circo y música. En paralelo hacia danza moderna. En el colegio participé en los
talleres de actuación y obras de teatro. Así llegué a la universidad a estudiar la carrera de Artes Escénicas.
-Hace unos
días te vimos en la Plazuela de las Artes en la puesta Reflejo Animal, tu primer unipersonal. ¿Cómo surgió este montaje?
-Este
proyecto viene creciendo conmigo y está relacionado con mis últimos tres años
de vida. Empezó cuando terminé las funciones de “El cine edén”, en tanto que postulé
a una beca en Alemania. Recuerdo que intenté ensayar sola. Deseaba entender el
amor, ser mujer, crecer. Luego decidí presentarlo. La llamé: “Alegoría
a las cuatro estaciones” y me inspiré
en un cuadro de Mark Ryden. En ese momento, no encontré a nadie para que me
dirigiera así que me mandé a interpretar y dirigirme sola.
-¿Dirigirte
sola?
-¡Sí! ¡Una
locura de la que no me arrepiento! En aquella ocasión trabajé con Ana Rosa
Benavides que hizo el arte visual. Ella es muy talentosa. Luego conocí a Nidia
Bermejo. Intuí que podía trabajar conmigo. Le conté del proyecto y empezamos a
trabajar juntas. Fue difícil soltar el trabajo que venía haciendo sola y abrirme
al mundo. Imagino que para ella entender ése mundo y conectarse conmigo también
le fue difícil. En esta coyuntura nació “Reflejo Animal”. Este año nos
invitaron a la Plazuela de las Artes y pudimos retomar y reponer el proyecto,
afinar, afianzar y madurar. Ha sido increíble esta oportunidad, con un mes de
ensayo, creció muchísimo.
-Ahora el teatro contemporáneo incorpora danza, vídeo,
generando así una acción multidisciplinaria. ¿Qué opinas al respecto?
-Parte del
lenguaje de “Reflejo Animal” es fusionar el vídeo y el movimiento. Es una
elección de gusto, de necesidad; es decir, si parte de tu lenguaje, si lo
enriquece, si te ayuda a contar la historia: está bien. Ahora, es normal usar
estos recursos porque es parte de la sociedad actual. Hay que darle el valor, el
cuidado necesario y también la justificación, no se trata de usarlo porque se ve
bonito o con la idea de que vas a romper esquemas porque no es así. La fusión
de lenguajes ya no es vanguardia. Como hablamos con Nidia, la directora, no
vamos a inventar algo nuevo o algo que ya se inventó lo que importa es que
cuando lo cuentes cobre vida y el espectador lo viva. Así tu propuesta se
vuelve nueva.
-Trabajas en obras para niños también. ¿Cómo se da ese proceso de interpretar obras para adultos y para niños?
-Hay que
estar a disposición del montaje, al universo de cada obra, eso es lo que me
gusta de actuar, uno deja de ser para mutarse y hacer una comunión con la obra.
El pase es ése: ¡dejarse transformar!
-¿Cuál es
la importancia de trabajar una pieza dirigida al público infantil?
-Escuchar
sus voces, sentir cómo comentan todo. Saber, percibir, qué sienten, si les
gustas o no, si se aburren, si quieren ir al baño. Verlos pararse para agarrar burbujas, o acercarse a
ti. Siempre se rompe la cuarta pared, ellos la viven contigo. ¡No hay miedos,
ni represiones!
-Algunos
actores consideran que trabajar teatro para niños demanda mucha responsabilidad… ¿Es así?
-¡No sé! A
mí me encanta. Ya vengo haciendo cuatro obras y todas han sido interesantes y
diferentes. Lo complicado es el horario, te olvidas del fin de semana, de los días
familiares, porque hay que entrar al teatro a las dos de la tarde y salir a las
cinco. Pese a durar a lo sumo una hora, las obras para niños demandan mucho
trabajo físico, es bien agotador pero tiene su lado gratificante.
-Ahora se apuesta por una dramaturgia peruana, de autor... ¿es lo
ideal para que nuestro teatro local tenga personalidad propia?
-Debemos
de crear. Eso es indudable… pero cerrarnos a otras propuestas dramatúrgicas: no
me parece. Si necesitas un texto de un autor peruano porque tiene relación con
lo que quieres contar está bien. Cada grupo, elenco, debe encontrar su visión
de teatro. Creo que no debemos cerrarnos únicamente a los montajes peruanos, de
autor local.
-Alberto
Isola, Jorge Villanueva, Nidia Bermejo. Complicado empezar una carrera con
directores de larga data y experiencia, ¿no?
-¡No! Todo
lo contrario: me siento honrada. Es una suerte maravillosa. Debo de agregar a
Nishme Súmar y Mario Ballón. Significa que he sido paciente y bien chancona, -risas-
porque nunca me lo imaginé.
-¿Qué nos puedes contar sobre los directores con quienes has laborado?
-Mi primer
director fue Alberto y me marcó muchísimo. Es un maestro. Lo tiene todo tan
claro, es tan detallista, preciso y apasionado. Jorge Villanueva, es un ser
maravilloso, sensible, estudioso, tiene una manera sutil, al mismo
tiempo tan precisa de llevarte de manera muy natural (ni te das cuenta) a lo
que él quiere en su montaje. Es clarísimo, el siempre cuenta una historia.
Nidia me enseñó a crecer con ella. Aprendí de su tesón, su carácter y al mismo tiempo su feminidad, dulzura, y sensibilidad. Nishme es una creadora. Sensible, emotiva, que mira con ojos muy internos y profundos. Siempre llega a los corazones de muchas personas, busca el mensaje, su claridad. Mario, es un hermano: apasionado, creador, inconsciente, con el aprendo y me pierdo, me dejo llevar por su locura, su falta de vergüenza, en el mejor sentido de la palabra, para mandarse y decir lo que cree.
Nidia me enseñó a crecer con ella. Aprendí de su tesón, su carácter y al mismo tiempo su feminidad, dulzura, y sensibilidad. Nishme es una creadora. Sensible, emotiva, que mira con ojos muy internos y profundos. Siempre llega a los corazones de muchas personas, busca el mensaje, su claridad. Mario, es un hermano: apasionado, creador, inconsciente, con el aprendo y me pierdo, me dejo llevar por su locura, su falta de vergüenza, en el mejor sentido de la palabra, para mandarse y decir lo que cree.
-¿Tienes alguna propuesta para trabajar en alguna película?
¡No!
-¿Y en la
televisión?
-Tampoco. ¡No
soy famosa!
-¿Cuál es tu norte?
-¡El
Teatro! Seguir actuando, poder vivir y trabajar del teatro. Quiero viajar,
poder llevar “Reflejo Animal” a otros lugares. Ya que lo mencionaste también me
gustaría probar en la televisión y el cine, oportunidades que imagino ya vendrán.
-¿También diriges?
- Este año
dirigí junto Mario Ballón y Panparamayo Teatro “Despierto, dormida”, montaje
que nos llevó a Costa Rica.
-¿Qué tal
la experiencia en la dirección?
-¡Enriquecedora!
Como todo en la vida.
-¿Qué proyectos vienen con su grupo?
-Tenemos
la posibilidad de retomar dos montajes con mi grupo Panparamayo Teatro, bajo la
dirección de Mario Ballón. Estamos conversando al respecto.