lunes, 20 de mayo de 2013

Rossana Díaz Costa: Viaje a Tombuctú habla sobre la ilusión y frustración de una generación



Película nacional se estrena las principales salas comerciales del país 






Hace unos días charlamos con la escritora y realizadora peruana Rossana Díaz Costa, quien nos comentó que su ópera prima: Viaje a Tombuctú se estrenará de manera oficial este jueves 29 mayo en las principales salas comerciales del país.


Como es sabido Viaje a Tombuctú cuenta la historia de Ana y Lucho, dos adolescentes que desde niños mantuvieron una amistad que con el paso de los años desencadenó en una relación de amor.  Una relación de pareja complicada ya que se desarrolló durante el período de guerra interna que vivió el país durante la década de los ochentas

La película muestra algunos momentos de este período sociopolítico con algunos referentes de la cultura popular como la música y canciones de la época. Al respecto nos habla la directora.





-En una ocasión manifestó que la semilla de su película “Viaje a Tombuctú”, es su libro de cuentos Los olvidados (no los de Buñuel, los míos). ¿Por qué?

-Bueno, algunas de las semillas de mi película están en mi libro de cuentos. Está la familia de clase media tratando de sobrevivir en el Perú de los ochenta, está la crisis económica, el conflicto interno desde los ojos de una niña y una adolescente, está la casa que se hace vieja y se deteriora, está el padre que trabaja hasta altas horas, está el abuelo centenario, está el rock de esa época, está La Punta como lugar familiar e idílico, está el viaje a la sierra (esto, en la primera edición del libro, más no en la segunda) y está el viaje de huída del país de toda una generación. De alguna manera, también está la idea del paraíso perdido. Lo que no está en el libro es la historia de amor entre los dos jóvenes protagonistas.


-También ha comentado sobre las diversas versiones del guión, finalmente, ¿cuántas veces ha tenido que rehacer el guión?

-La verdad es que he perdido la cuenta, la historia realmente se terminó de escribir en la tercera versión de guión, pero luego hubo pequeños cambios a lo largo de varias versiones, he quitado escenas, he añadido otras, he alargado secuencias, he acortado otras, he cambiado diálogos, es imposible saber en este momento cuál versión fue la que llegó al rodaje, pero creo que han sido como 10, porque el guión fue cambiando también durante la pre-producción, durante los ensayos previos al rodaje, pero ya en esta etapa, el cambio fue solo a nivel de diálogos.

-La película cuenta la historia de Ana y Lucho, una amistad de la infancia que en su etapa juvenil deviene en romance. ¿La relación de ambos jóvenes fue un pretexto para contar sobre la guerra interna que vivimos en los ochenta?

-La amistad y posterior romance de Ana y Lucho en el fondo cuenta la historia de ilusión y frustración de toda una generación, la mía, los que fuimos adolescentes en los años ochenta. Fue una época muy dura, en la cual a muchos no se nos permitió soñar. La guerra interna es el trasfondo de esta historia de amor,  es como que la guerra se va acercando poco a poco a ellos hasta que al fin los toca y los afecta realmente.



-Una historia de amor inmersa en una coyuntura social devastadora, ¿a ello se debe que el amor de ambos jóvenes no logre un final feliz?

-Sí, la coyuntura social de esa época no los deja ser felices, a pesar de que tratan de vivir su edad a toda costa. En la película hay una cita que habla de Billy the Kid, que va herido por la espalda. Esta cita está en mi libro y es de Luis Hernández. Para mí, este personaje que camina herido por la espalda, pero que sigue adelante, representa a toda esta generación.

-Estamos ante una película juvenil…

-Sí, estamos ante una película juvenil, con espíritu juvenil, y que espero que la vean todos los que fueron jóvenes en esa época y también los jóvenes peruanos de ahora, que es a quienes les dedico esta película. Soy profesora en la Universidad Católica y estoy en permanente contacto con la nueva generación. Sé que nadie les ha contado lo que pasó en esa época en un lenguaje con el cual ellos se identifiquen, espero que esta película los ayude a recuperar memoria histórica, a reflexionar acerca de su país, y de paso, también divertirlos a través de la música y la historia de amistad y amor. Creo que en la película hay personajes con los cuales se pueden identificar.

-Me agradó la banda sonora armada con canciones ochenteras. ¿Cómo hizo la selección del soundtrack de la película?

-Las canciones están elegidas desde el guión. Escribí la historia pensando en las canciones que quería escuchar. Mi memoria funciona así, con música, yo recuerdo eventos de mi vida asociados a canciones, momentos del país asociados a conciertos. Tengo una gran colección de música, he guardado todos mis cassettes de los ochenta (que salen en la película) y no dejo de comprar discos hasta ahora. No sé si a todos les pase lo mismo, pero en mi caso es así, me gusta mucho la música y por eso me he esforzado mucho por conseguir las canciones que quería para el soundtrack. No están todas las que quería, pero sí la mayoría.

-Se incluyen temas de Indochine, Charly García, Soda Stereo... 

-Sí, de Indochine hay dos canciones: “Al asalto” y “Canary Bay”, de Charly García está “Pasajera en trance” y de Soda Stereo está “Nada personal”. También está la canción “La estatua del jardín botánico” del grupo español Radio Futura, además de canciones de grupos peruanos, como Leusemia, Voz Propia y Jas. Y en la parte de la infancia está “Fuego” de Menudo. Daniel F ha compuesto una canción para la película también y la banda sonora original es del músico Abraham Padilla. Es la primera vez que en una película peruana hay una banda sonora de este tipo, donde se combina música clásica, con música punk, con una ópera, un huayno, en fin, es un soundtrack muy posmoderno.




-¿Qué importancia tiene el soundtrack en una película?


-Es importantísimo. Imagínate la “Guerra de las Galaxias” o “E.T” sin la música de John Williams, o las películas de Fellini sin la música de Nino Rota, en fin, la música es orgánica a la historia y debe ser pensada desde la etapa del guión. Yo me imaginé las canciones sonando porque es una película que se desarrolla en una etapa de la vida en la cual la gente descubre a sus grupos favoritos, en la cual la música es una parte importante de la vida y que además, en este caso, ayuda a sobrevivir en medio de la crisis y la violencia, que fue lo que nos pasó a muchos. Creo que para muchos peruanos de esa generación, el concierto de Charly en la Feria del Hogar, y los conciertos de Soda e Indochine en el Amauta significaron un momento importante de su adolescencia, fueron un respiro en medio de los apagones, los atentados y la destrucción y oscuridad de un país.

-En una entrevista televisada declara: “Hay que amar el cine y amar hacer cine en el Perú para hacer películas”. ¿Piensa lo mismo ahora?

-Sí, claro, sigo pensando lo mismo. En general, sea donde sea que uno haga una película, hay que amar el cine, porque es un oficio que requiere de mucha paciencia y tiempo. Y en el caso de nuestro país con mayor razón, porque no tenemos industria y puede que no ganemos dinero haciendo la película, puede que solo obtengamos la satisfacción de haber contado nuestra historia.






-Pese al desarrollo de las nuevas tecnologías hacer cine en el Perú es difícil. ¿Cuáles son las condiciones actuales para hacer una película en el país?


-Hacer cine en el Perú es difícil. Sí, las nuevas tecnologías permiten hacer películas más fácilmente, pero aún la exhibición no está a la par de estas nuevas tecnologías. Por ejemplo, un joven hace una película chiquita, con estas cámaras 5D o 7D y si quiere estrenar, pues tendrá muy pocas salas que puedan cederle un lugar, porque las salas digitales son casi todas en 3D. Hasta que no lleguen las salas 2D en todos los cines, terminar la película en 35mm sigue siendo una obligación, si es que queremos estrenar en varias salas. Y también está el problema de la formación, tiene que haber una escuela de cine para que los jóvenes puedan especializarse, como se da en todos los países con una cinematografía desarrollada. 

Hay más problemas: la producción, hay muy pocos productores ejecutivos especializados en cine, la mayoría son los propios directores, y así no se construye una verdadera industria. Si a esto le agregamos la desconfianza de la empresa privada en el cine peruano y la fragilidad de las ayudas estatales, la situación no es la mejor. Pero hay que decir que a pesar de todo ello, cada vez hay más jóvenes que quieren dedicarse a este sueño que es el hacer películas y que a comparación de hace unos años, se está construyendo un camino hacia lo que en un futuro podría convertirse en una pequeña industria de cine.

-Después del estreno de la película viajará a Tombuctú, para cumplir el sueño anhelado…

-Sí, quisiera hacer ese viaje. Yo ya estuve en el norte de África, pero no llegué a Mali, que es donde realmente está Tombuctú. Llegué al desierto del Sahara en la parte de Marruecos, desde donde se ve Mali, pero todo es cuestión de seguir avanzando hacia el sur…


-En materia literaria. ¿Qué viene después de su libro de cuentos Los olvidados (no los de Buñuel, los míos)?

-Me gustaría armar un segundo libro de relatos que tengo en desorden y completamente olvidados (valga la redundancia), por culpa de todo el proceso de la película, que me ha absorbido completamente en los últimos dos años. Me gustaría terminar este proyecto literario antes de empezar un segundo proyecto de cine. La literatura será un refugio de tranquilidad para mí después de toda esta vorágine que implica el hacer una película.