¿Ya fueron
a ver Desierto? ¡Sí! “Desierto”, la puesta en escena escrita por el actor y
dramaturgo Juan Pablo Bustamante, dirigida por los artistas plásticos Fiorella
Franco y Gustavo Seclén, con la participación de los actores Telmo Arévalo,
Abel Enríquez, y Laura Mata, que el colectivo La Integración de las Artes
Escénica (LIAE) viene presentando en
El Galpón Espacio.
¿Sí?, ¿No?
…Bueno, les informamos que esta interesante pieza teatral termina su temporada
mañana sábado y están a tiempo de
disfrutarla. ¡Están todos invitados! Mientras tanto, les ofrecemos una entrevista
con el autor de la obra. Una obra que posee un texto delicado y lleno de
imágenes poéticas.
-“Desierto”, ¿habla del hombre y su cotidiano…?
-“Desierto”,
no narra una historia, es un reflejo de la historia del hombre, razón por la
cual el personaje principal es precisamente el Hombre. Desde que nace, éste ser
lucha constantemente contra el mundo que
viene a enfrentársele. Es el transcurrir de la vida. El “Desierto” –un lugar
árido, sin esperanza, donde puedes fácilmente morir incinerado- nace con la
existencia del hombre. Es un reflejo de su pensamiento y su manera de convivir.
-¿Cómo surge
esta batalla?
-Este
texto nace como un espejo para decir “este eres tú, este que puede darse cuenta
de lo que ocurre pero decide no hacer nada eres tú”. No diré que es un intento
de cambiar el pensamiento de las personas porque eso es imposible y nunca fue
mi intención. Tampoco es una burla porque no creo que estos personajes sean
imitaciones ni caricaturas en un sentido estricto. En todo caso, es una falta
de respeto porque muchas veces decir la verdad, es equivalente a faltar el
respeto. Nunca pude comprobarlo, pero me dijeron que en la primera función había
una señora escandalizada y, bueno, qué bien, en ella funcionó.
Seguramente
esa señora se molestará y renegará porque se sintió ofendida en sus creencias
y, si se siente ofendida, es porque sabe que lo que digo tiene mucho de verdad.
La ofensa no existiría si lo que dijera no tuviera, al menos, algo de cierto.
Al final mi intención es reflejar el mundo que he visto. El lector o espectador
ya verá con qué se va. Esta batalla es de ese lector o espectador. Este
“Desierto” es su espejo.
- Desierto
la componen poemas dramáticos para cuatro actores…
-Es un
poemario escrito en forma de texto dramático llevado a escena. Nació para ser
publicado y ahora montarlo en escena es un afortunado accidente. Decidí
plantear los monólogos y diálogos en poesía básicamente por intuición. Tras
meditar los temas de los que quería hablar, me sentí más cómodo en la poesía,
con el juego del lenguaje, de las metáforas, del ambiente que genera. Deseaba
que mis personajes vivan poesía. No la finjan como los declamadores. No la
escondan en el papel como la mayoría de poetas. ¡Que la vivan, que la sientan, que la boten y la
dejen libre!
-¿Cuáles
fueron los referentes poéticos que tomó en cuenta para elaborar esta historia?
- Tuve por
mucho tiempo “Función velorio” de Aldo Miyashiro en la cabeza, el libro de
“Desierto” tiene un epígrafe de la obra; el otro es de la canción “Agua” de
Cuchillazo. Mi primera lectura de “El lobo estepario” de Herman Hesse, mi
primer acercamiento a Pasolini. Este texto es de mi época en la que no leía
mucha poesía, leía más narrativa, veía más cine y estaba volviendo a ir al
teatro después de años.
-El
personaje se enfrentará a distintos tipos de seres/personas/cosas/ideas. ¿Por
qué lleva al personaje al desierto?
-Porque no
queda de otra. Quizá soy un poco extremo, hiriente, pero todo lo que digo en
“Desierto” era mi visión del mundo a los veintiún años, cuando escribí la obra.
En esta etapa de mi vida, esa visión no ha cambiado tanto, pero entiendo más el
porqué de lo que ocurre ahora con mi entorno y porque sobrellevar todo eso para
poder sobrevivir.
Está bien
darse cuenta de la podredumbre en la que uno vive, pero, lamentablemente, es el
mundo que tenemos. De nosotros depende que el mundo que venga no esté tan
podrido. Nos queda dos opciones: saber lo que ocurre e intentar hacer algo
desde nuestro lugar o saber lo que ocurre y dejar que siga ocurriendo. El
Hombre se queda en el “Desierto”, se da cuenta que nadie puede escapar, que hay
que vivir ahí queramos o no. Pero seguirá siempre diciendo lo que ve. Quizá uno
de estos días, alguna persona también se dé cuenta que hay que hacer algo y él
ya no esté tan solo.
-¿Cuál es
el objetivo de Desierto?
-Que todos
tenemos una misión en la vida. Nadie nos la ha dado, nosotros podemos elegirla.
“Desierto” nos dice: este es el mundo en el que vives, ya lo sabes, ya te diste
cuenta, ya no puedes ocultarlo, ahora decide qué hacer y hazlo, por favor,
hazlo, no te quedes sentado. Siempre me pareció una gran tontería las ganas de
querer mejorar el mundo. Eso no se puede. Lo que sí puedes hacer es mejorar tú,
crecer tú. Sí esto ocurre, todo a tu alrededor crecerá irremediablemente. Si
decides hacer algo contigo, por ti, para ti, no es egoísmo, es ser consecuente.
No puedes salvar a nadie si no te salvas tú. “Desierto” no viene a decirnos “el
mundo está mal, hay que cambiarlo”. Para nada. Nos dice “date cuenta, sálvate y
luego salva”.
-¿Dramaturgia
y poesía van de la mano?
-Podría
remitirme a los textos antiguos, al teatro escrito en verso, pero no lo creo
necesario. No creo en los géneros puros. Menos en un momento como el que
vivimos donde la fusión siempre está presente. Todos los géneros literarios van
de la mano, todas las manifestaciones artísticas van de la mano. En lo que
respecta a “Desierto”, en el texto escrito se fusionan dramaturgia y poesía
(que son de los géneros más antiguos y más reconocidos en la Historia, desde
Grecia), pero el montaje final no sería posible sin la participación de la
música mezclada en vivo en cada función y de las artes plásticas.
“Desierto”
Temporada:
Hasta el 12 de abril
El Galpón
Espacio
Cipriano
Dulanto 949 –Pueblo Libre.
Hora: 8:00
p.m.
Boletería:
S/. 25 y S/. 15 Estudiantes