lunes, 28 de abril de 2014

La cara del diablo








Escribe: Raúl Lizarzaburu

Luego de algunos años de esfuerzo de directores de provincia, en especial de Ayacucho, por mostrar sus aproximaciones al horror y el suspenso, con algunas ideas interesantes –aunque también con evidentes limitaciones tanto técnicas como narrativas–, podría decirse que hay una incipiente apuesta por el género en el cine nacional, esta vez en la capital y en la cartelera comercial, luego de la fallida –aunque tremendamente exitosa– Cementerio General y la aceptable El vientre.

Esta vez Frank Pérez Garland, que debutó en el largo con la comedia dramática Un día sin sexo y participó luego en el largo de episodios Cuatro (dirigiendo el mejor de todos, con su esposa Vanessa Saba como único personaje), ahora incursiona en el cine de terror. El guión de La cara del diablo (íd., 2014) es escrito también por Saba, quien además tiene un papel secundario que es, al menos en teoría, importante en la trama. Los protagonistas son un grupo de siete jóvenes de ambos sexos que se van de paseo a una exótica y remota zona de la selva peruana donde, a decir del misterioso celador del hotel en que se alojan (Ismael Contreras), no hay señal de teléfono ni de Internet.

Entonces tratan de pasarla lo mejor posible disfrutando del grato paisaje amazónico, tomando sol en la piscina o con algún juego calentón (las guapas actrices ponen su cuota), mientras especulan sobre el Tunche, ese ser maléfico que, cuenta la leyenda, supuestamente habita en el lugar (y que ha sido motivo de un filme homónimo de Nilo Inga). Pero de pronto, se ven acosados por una extraña presencia, que se va manifestando primero a través de ruidos, de pasos, de gritos (y en especial un silbido), y luego adquiere más fuerza para empezar a cobrar víctimas, sin dejar su naturaleza fantasmal.

La primera parte quizá no está mal, pero luego va cayendo en tópicos: picotea desde slasher movies dirigidos a público juvenil tipo Viernes 13 (bosque incluido) o Sé lo que hicieron el verano pasado, hasta el horror japonés al estilo El Aro. Se puede rescatar algunas secuencias a lo largo del río y en especial la del bote girando. Pero ese no es el principal problema, sino su inadecuada y, por momentos previsible, resolución; creemos que el filme pudo haber sido un poco más osado tanto en lo sexual como en su dosis de violencia, teniendo en cuenta la historia que narra. Otra falla radica en la esquemática construcción de personajes, mientras del reparto destacan, en medio de todo, Sergio Gjurinovic y la debutante Vania Accinelli, que cargan con el peso del filme. Los flashbacks o pesadillas en los que aparece la madre de una de las chicas, lejos de aportar, no solo resultan inconsistentes sino además confusos por momentos. Este personaje es interpretado por Saba, quien luego de El vientre pareciera particularmente entusiasmada por el género. Aparte de Contreras, el único actor adulto que aparece es Javier Valdez como el papá.


Estrenado curiosamente en Jueves Santo, eso es La cara del Diablo. Solo un intento de hacer terror en el Perú.