“La calidad de
las obras de teatro crece y aparecen nuevos directores y dramaturgos jóvenes
que hacen cosas muy personales e interesantes”, dice de Althaus en la presente entrevista
Además de
estrenar Karamasov, un clásico de la literatura universal basado en la novela de
Los hermanos Karamazov de Fedor Dostoyevski, reponer algunas de sus obras
más exitosas como Criadero y Padre Nuestro, la destacada dramaturga y directora
Mariana de Althaus, estrenó la primera de ellas en Colombia y Brasil, repuso la
segunda en el Festival de Artes Escénicas de Lima – FAEL 2014, y este 2015 estrena El Sistema Solar en Chile.
Así, poco a poco De Althaus da a conocer en diversos escenarios de la Región dos de sus montajes
más emblemáticos: Criadero y El
Sistema Solar, los cuales constituirán un testimonio de lo que últimamente se
viene trabajando en materia teatral en el Perú. Sobre este y otros temas Lima
en Escena charló con la directora.
-Mariana, el pasado año fue especial. El estreno de Karamasov por un lado, de Criadero en Colombia
y Brasil por otro, la participación de Padre Nuestro en el Fael. También se
presentará una obra tuya en Chile. ¿Cuáles son tus percepciones sobre lo que ocurrió en el teatro en el 2014?
-Parece que fue un excelente año a pesar de que ha sido el año en que ha nacido mi
segundo hijo. Es como una rueda que uno no puede parar, aunque uno crea que
puede hacer un paréntesis por un tiempo, no se puede. Estoy muy contenta con todo
lo que ha pasado este año.
-Si bien algunas
de tus obras de teatro se han estrenado en Argentina y España, el 2014 hiciste lo propio en Brasil y Colombia. ¿Por qué es importante poner al teatro peruano
en la cartografía escénica de la Región?
-Es muy distinto
que las obras de dramaturgos peruanos se estrenen en otros países con
directores y actores extranjeros, a que llevemos nuestros montajes escritos,
dirigidos y actuados por peruanos. Llevamos una propuesta teatral totalmente
propia, ofrecemos una mirada de peruanos al mundo, y además, les damos trabajo
a directores y actores de acá. Esto no ha sucedido hasta ahora, con excepción
de Yuyachkani.
-Si bien Yuyachkani
e Integro han dejado testimonio de su trabajo en escenarios internacionales, hace
falta que los directores y dramaturgos repliquen esta experiencia ¿no?...
-El teatro
peruano en el mundo es inexistente, o se asocia al trabajo de Yuyachkani. Es
bueno que se empiece a conocer otras propuestas, nuevas miradas, nuevas
estéticas. Además, que nosotros salgamos del país hace que nos codeemos con propuestas
y trabajos de otros países, y eso nos exige más, nos obliga a renovarnos, a
mejorar, a exigir más a nuestros actores, a nuestros diseñadores y técnicos.
Quedarnos en el Perú hace que nos miremos al ombligo todo el tiempo, nos
aplaudamos los unos a los otros entre colegas, y ahí nos quedamos haciendo lo
mismo siempre.
-Cuando se gestó el FAEL, el principal
objetivo de Marisol Palacios fue poner ante la mirada de los productores
internacionales obras peruanas con miras a salir al exterior. ¿Qué se ha ganado
al respecto?
-Esos
productores internacionales por fin han podido ver obras peruanas diferentes a
Yuyachkani, y algunas obras han sido invitadas a participar en festivales. La
obra de Sebastián Rubio 1980/2000 fue invitada a Chile, Criadero ha sido
invitada a Colombia, Brasil, Santa Cruz y Cádiz, Padre Nuestro ha sido invitado
a Manizales, y El Sistema Solar a Ecuador, Chile y Argentina.
-Sin duda, estas
dos versiones del FAEL ha cambiado el panorama de las artes escénicas locales. ¿Crees
que nuestro país tendrá en adelante posibilidades de mostrar sus trabajos en el
exterior?
-Sí. Pero
tenemos que tener propuestas más sólidas, que sean producto de un trabajo
continuo de directores dramaturgos. Por lo general, participan en un festival,
lo que llamaríamos teatro de autor, es decir, directores que escriben sus obras
y empiezan a generar una propuesta diferente, una poética propia, singular. A
diferencia de Argentina, por ejemplo, lo que tenemos acá, sobre todo, es buenos
directores que dirigen obras de otras personas, otros dramaturgos, en su
mayoría extranjeros. Trabajos como los de Sebastián Rubio o Integro tienen más
posibilidades, creo.
-Centrémonos en
el teatro local en general. ¿Qué nos puedes decir sobre lo trabajado este año a
punto de culminar?
-Las salas cada
vez están más llenas, la calidad de las obras crece, y aparecen nuevos
directores y dramaturgos jóvenes que hacen cosas muy personales e interesantes.
Es difícil ver todo lo bueno que hay en cartelera. Pero aún sigue siendo
difícil para nuevos directores o dramaturgos montar sus obras, pues no hay
fondos concursables del Estado para hacer proyectos, a diferencia de Chile o
Colombia.
-La dramaturgia local
se encuentra en franco dearrollo, y creo, sin temor a equivocarme, que esto
en gran medida se deba a tu aporte también. ¿Qué te parece la reciente
producción dramatúrgica?
-Empiezan a
aparecer nuevos dramaturgos peruanos de alta calidad, como Mariana Silva, Pepo
León, Daniel Silva o Patricia Romero. Los tres concursos de dramaturgia que
tenemos ahora y el Vivero de dramaturgia de Alonso Alegría le han dado a la dramaturgia local un gran estímulo.
-Ahora contamos
con una dramaturgia de temáticas diversas. Se escribe sobre episodios de la
Guerra Interna, sobre la crisis de pareja, el amor, las redes sociales. ¿Qué nos
puedes decir al respecto?
-Tenemos un
teatro mucho menos político que el de Chile, por ejemplo. Aunque hay muchas
obras que revisan la historia política y el conflicto interno peruano, no es lo
que prima. Ocurre lo mismo con la dramaturgia y la literatura en general en el
mundo, vivimos épocas individualistas y los problemas que nos acosan no suelen
ser sociales sino más personales que antes.
-De otro lado. ¿Cómo
ha cambiado el teatro local en estos últimos cuatro años?
-Ha crecido el
público, y lo hemos hecho interesarse en la dramaturgia peruana. Hace cuatro
años era difícil imaginar que se pusiera una obra peruana dramática, no
comedia, en un teatro como La Plaza, por ejemplo. Eso promueve el desarrollo de
un teatro peruano, específico, que no sólo ponga en escena los éxitos de
Broadway.
-Finalmente. ¿Hay
posibilidades de reestrenar Karamasov?
-No creo, es una
obra con muchos actores, con una escenografía grande, complicadísima de
reestrenar. Sólo se puede reestrenar obras de muy pocos actores, que tengan
cierta disponibilidad de tiempo, lo cual es cada vez más difícil de conseguir. Ahora,
por ejemplo, nos han invitado a Manizales para poner Criadero y Padre Nuestro,
pero sólo vamos a poder llevar Criadero, porque algunos actores de Padre
Nuestro no pueden viajar por otros compromisos. Los actores tienen mucho
trabajo ahora, lo cual es maravilloso, pero un dolor de cabeza para los
directores.
-¿Qué
experiencia te deja el haber adaptado un clásico de la literatura
universal de esta envergadura?
-Me dejó
agotada, porque era un grupo muy grande y yo estaba embarazada. Pero también
fue una experiencia fascinante, aprendí mucho de ella, y me ha dejado las ganas
de seguir adaptando clásicos, aunque con elencos más reducidos. Prefiero las
experiencias teatrales más íntimas.
-¿Qué obras
estrenarás en el exterior y en el país este 2015?
-El 2015 me he
propuesto no estrenar nada, porque quiero dedicar más tiempo a mis hijos. Voy a
viajar a Santiago, Buenos Aires, Manizales y Cádiz con mis obras y voy a
escribir, pues en el 2016 tengo el compromiso de estrenar dos obras en dos
teatros.