La metáfora de la condición
latinoamericana ha sido dibujada con precisa claridad por de la dramaturga
mexicana Elena Garro que elige a la mujer como heroína
Escribe: Luis Paredes
Ver teatro en la salita de la Ensad es cada
vez está más propicio por los verdaderos espectáculos teatrales de interés que
estrenan. En esta oportunidad se presenta Los perros de la dramaturga mexicana
Elena Garro, puesta en escena que nos lleva por los vericuetos de la otredad
campesina mexicana y todos sus elementos iconográficos y culturales que la
distinguen tanto con culturas latinoamericanas, pero que tiene en común a todas
el culto a la tierra: la mamapacha.
La trama nos conduce por una historia
de abuso que se repite: la violación y la pérdida de la inocencia del personaje
central Úrsula (Marcia Romero). Una actriz que tiene todos los elementos
corporales y faciales para resultar una mujer en su adolescencia exuberante que
provoca el insano deseo del mandamás del pueblo.
La pieza de Elena Garro hace alarde de
todos los elementos simbólicos que agudizan este drama campesino y lo
convierten en una verdadera tragedia. La
madre de Úrsula (Rocío Antero Cabrera) realiza un personaje que se emparenta
con la condición misma de la campesina, llena de ritos, creencias, mitos que
reverbera y exhibe ante sus vecinos. Ritos que han sido mantenidos a lo largo
de los años y que dan forma a una ideología muy precisa de apego a la tierra.
La puesta en escena remarca su apuesta
por la exuberancia de lo plástico donde la textura de los objetos logra un lenguaje
muy vivo y fresco, haciendo que la obra cobre una poesía especial y mágica. Los
personajes que agudizan la atmósfera de violencia son precisamente los perros
que denotan toda la furia y el abuso que se cierne sobre Úrsula y su madre.
Además las calacas mexicanas son el marco adecuado a una historia donde la muerte
es un eco reverberante. La metáfora de la condición latinoamericana ha sido
dibujada con precisa claridad por esta autora que elige a la mujer como
heroína.