La historia de Paulina Salas, una mujer torturada y violada durante un régimen opresor
“La muerte y la doncella” del escritor
chileno Ariel Dorfman habla sobre la cruda y dolorosa transición chilena a la
democracia. La obra, es una excusa para poner en el tabladillo y reflexionar
sobre temas tan vigentes como la violación de los derechos humanos, la memoria
y reconciliación.
La aludida puesta en escena se estrenó
hace 24 años y actualmente es la obra de teatro chilena más representada en el
mundo. La actriz Cécica Bernasconi y el director Mikhail Page, tuvieron la
acertada idea de trabajarla y estrenarla hace unos días en el Teatro de Lucía con
las actuaciones estelares de Hernán Romero, la propia Cécica y Gerardo García
Frkovich.
Durante la existencia de un régimen
opresivo, Paulina Salas (Cécica Bernasconi) ha sido torturada y violada por sus
captores. Un día su esposo Gerardo (Gerardo García Frkovich), abogado y miembro
de la Comisión de Justicia tiene problemas con uno de los neumáticos de su
automóvil y es llevado a casa por un hombre desconocido, Roberto Miranda (Hernán
Romero).
Una vez en casa, Paulina reconoce la
voz del desconocido como la de su torturador. Deberá confiar en su oído, porque
en las torturas llevaba los ojos vendados, y en evidencias descubiertas en el
momento para hacerlo confesar y al mismo tiempo convencer a su incrédulo
esposo. El torturador de Paulina escuchaba el cuarteto de cuerda La muerte y la
doncella de Franz Schubert durante los abusos; de ahí el título y la recurrente
aparición de esta pieza durante toda la obra. Al respecto charlamos con el
director Mikhail Page.
-“La muerte y la doncella”, aborda temas tan álgidos como la violación de
los derechos humanos, la memoria y la reconciliación. ¿Qué te motivó a escoger
una obra de tal calibre?
-Los proyectos surgen a partir de las
sensaciones. Muchas veces uno tiene deseos de trabajar un montaje que lo llama,
lo toca y así casi por el azar nos llegan los textos. Cécica me invitó a
trabajar en el Teatro de Lucia y tuvimos la ocasión de leer varios textos. Durante
este ejercicio escogimos “La muerte y la
doncella” de Ariel Dorfman porque nos pareció oportuna estrenarla.
-Originalmente, ¿en qué momento se estrenó?
-Los hechos de la obra sucedieron en
Chile después de la dictadura de Pinochet. El dramaturgo y autor Ariel Dorfman escribe
este texto en el año 1991, año en el cual se creó la Comisión Rettig. Un hecho importante que lo ayudó a armar esta
historia. Si bien Pinochet dejó el Poder aún tenía posición de las Fuerzas
Armadas. Era interesante para Dorfman pensar cómo las víctimas de una dictadura
tenían que vivir con sus agresores. Justamente en este periodo se vive también todo
el proceso de reconciliación. “La muerte
y la doncella” se estrenó hace 24 años. El mensaje de la obra es no olvidar. Es
importante recordar para no volver a cometer los mismos errores. La obra mantiene
su vigencia y el estreno en un país como el nuestro cuya tendencia es el olvido,
es oportuno para reflexionar en torno a estos temas.
-En una coyuntura en donde Keiko Fujimori encabeza la intención de voto
para el 2016, es urgente reflexionar sobre hechos violentos a partir de una
obra de teatro como “La muerte y la doncella”. ¿No te parece?
-¡Si claro! La coyuntura es el
principal indicador de los errores sistemáticos que cometemos. Ser desmemoriados
es tal vez uno de los principales. Nosotros hemos sido víctimas de una
dictadura. Acá se creó la Comisión de la Verdad y en Chile la Comisión Rettig.
Estas comisiones se constituyeron precisamente para no volver a reincidir en
los mismos errores aun cuando no había forma de procesar a nadie. Estas
coincidencias con los países vecinos hacen de “La muerte y la doncella”, constituya en estos tiempos una obra oportuna para cualquier escenario de la Región.
-La presencia y el accionar de un torturador presa de su víctima es el
punto de partida de este montaje. ¿Cómo desarrollaste este trabajo?
-La obra parte del trabajo de la víctima
y el victimario. ¿Qué pasa si la víctima tiene al frente a su agresor? ¿Qué
hace? ¿Hasta qué punto hace justicia? ¿Hasta qué punto se está vengando? Lo
maravilloso de la obra de Ariel Dorfman es que nos habla de la venganza, la
justicia y el perdón o reconciliación como elemento vital para poder seguir
viviendo. Ese es el aprendizaje o vía crucis de Paulina, la víctima en la obra.
La venganza no le devolverá los años perdidos. Ella asume que le quedan años
por vivir y vale la pena vivirlos. Esta viva no está muerta como muchos de sus
compatriotas. ¿Qué le queda? Perdonar…
-La reconciliación es un tema que al Perú le compete también…
-Claro. Dorfman cree en el poder de la reconciliación
como un hecho para poder seguir viviendo sino uno se queda estancado en el
pasado.
-Se dice que uno de los objetivos del teatro es remover las conciencias. ¿Es
el objetivo de esta obra?
-Esta obra es necesaria y vital. Es una
de las obras chilenas más representada en el mundo. Es tan importante como lo
son los clásicos como Edipo Rey o Antígona. La injusticia en un tema histórico y
al mismo tiempo actual.
-¿Cómo explicas que una bella pieza musical como el cuarteto para cuerdas
de Schubert compagine las escenas violentas de la obra?
-La música de Schubert es de una
infinita tristeza y es estoica a la vez. Me pareció sugestivo como la
protagonista Paulina relaciona la música de Schubert con un hecho atroz y feroz
que le sucedió. Precisamente para graficar estos acontecimientos empezamos con
un escenario oscuro y como fondo la música de Schubert.
“La muerte y la doncella”
Teatro de Lucía
Calle Bellavista, Miraflores 15074
Entrada general: S/. 50 nuevos soles
Estudiantes: S/.25.00 nuevos soles
/Jubilados: S/.35.00 nuevos soles
Jueves y lunes popular: S/. 30 (precio
único)
Funciones de jueves a lunes, a las 8:00
p.m.
Entradas: Teleticket y la boletería del
teatro