Ver una
obra que ha sido parte de los logros estéticos más reveladores de los últimos
tiempos, siempre llena el espíritu de nuevos alientos
Escribe: Luis Paredes
SinTítulo, Técnica Mixta nos hace irrumpir en un mundo caótico, fuerte, ríspido, azaroso
y en cierta medida trágico de nuestra historia con h y con H y Yuyachkani lo
hace con una experiencia que hemos visto a través de la propia historia del
grupo que ahora no nos es difícil evocar gracias a la exposición permanente que
está tatuada en la piel de su espacio cultural.
Son dos espacios históricos que se aproximan itsmándose; el de la
historia del grupo y el de la historia de este país dolido que nos cobija. Doble
acierto de Yuyachkani al cual como a Electra el luto y los años le caen bien. ¿Será
la Historia (del Perú particularmente) un tema que solo se tenga que
reflexionar en los museos?
A medida
que me introducía en el fabuloso espacio previsto para la obra yo iba
recuperando el recuerdo reciente de las diferentes secuencias de la obra que ya
conocía y se me agolpaban las imágenes de las veces que me encontraba con
alguien del grupo y sin querer nuestra conversación recaía en algún tópico de
Sin Título. Curiosamente, parabién o para mal, Yuyachakani siempre sale
ganando.
Sea de
donde sea el ángulo que uno elija para reflexionar sobre Sin título, el saldo
de la reflexión siempre será positivo para el grupo. Es que la Historia siempre
deja este Happy End; ya lo decía Basadre: “Hay que mirar el Perú como problema,
pero también como posibilidad”.
Y no es
solamente esto lo que quiero decir, es que la HISTORIA así con mayúsculas no
tiene pierde. El grupo al sumergirse (nos) en el pasado no lo hace para
quedarse en él –lo hacemos porque amamos el presente y pensamos devotamente en
el futuro. Así Yuyachkani nos sumerge en un pasado “especial”, un pasado donde
todo nos duele y muchas veces nos tritura el alma; y luego nos esboza un futuro
que asoma en una sonrisita, si no con estentóreas carcajadas de júbilo. Es muy
fuerte la presencia de la guerra con Chile, pero son claves las frases de
Manuel Gonzales Prada al respecto. Clarifican el panorama y nos convierte menos
en víctimas que otros enfoques. Nos humaniza y rescata en tanto seres que no
pudimos vencer diferencias internas.
Pero no
solo eso es Sin Título, la historia reciente de oprobio y corrupción también
aparece como eco de algunas cosas que todavía se ven entre nosotros. La
vocación de Memoria del espectáculo juega un rol interesante en cuanto nos sitúa
a muchos y sobre todo a los más jóvenes en momentos cruciales de nuestra
historia presente. Desfila Abimael Guzmán con su delirio revolucionario y su
prédica de muerte. Pero no aparece anatemizado por prejuicios
anti-izquierdistas, aparece como un ícono des-iconizado del presente.
Y así la
obra es un Iconizar y un des-iconizar permanente que hasta la religión no se
escapa: subrayo imágenes en las que se refleja La Semana Santa en Ayacucho,
donde el Cristo yacente se encontraría con su madre y se funden en un abrazo
que va más allá del dogma religioso y que marcaría un significante poderoso de
la propuesta de la obra. Son propicias la reposiciones de Sin Título todos los
meses patrios porque esta INSTALACCIÓN nos peruaniza aún más; aunque seamos
testigos de una bandera que se yergue herida, retaceada por el sufrimiento de
su pueblo; pero con gran dignidad.