Autora
peruana publicará en Estados Unidos su primera novela traducida al inglés
Foto: Ana Ribeiro
La
editorial estadounidense Deep Vellum acaba de adquirir los derechos en
Norteamérica de traducción y por consiguiente publicación al inglés de la
novela “La Sangre de la Aurora” (Animal de Invierno) Premio de las Américas 2014 de la escritora
peruana Claudia Salazar.
Es
ampliamente conocido lo difícil que es para los autores de otros idiomas, particularmente
el español, publicar en el mercado norteamericano. Con este paso la carrera de
la autora peruana además de consolidarse se afianza en la amplia geografía literaria
internacional contemporánea.
Este
2015 varios de sus cuentos han aparecido en antologías nacionales e
internacionales, particularmente su relato “El grito” forma parte de la
antología Al fin de la batalla, después del conflicto, la violencia y el terror (Cocodrilo Ediciones) de Ana María Vidal Carrasco.
En estos momentos la autora prepara una nueva novela de corte
juvenil que a más tardar se publicará antes de fin de año. Sobre éste y otros
temas en la presente entrevista.
-Claudia, después de ser publicada en Lima, “La
Sangre de la Aurora” se publicó recientemente en Argentina y continúa concitando interés en
los lectores, la crítica nacional e internacional y la comunidad literaria en
general. Como autora, ¿qué balance te deja toda esta experiencia?
Ha
sido una experiencia muy buena para mí. Cuando la publiqué en 2013, no sabía
que iba a tener tanta repercusión nacional e internacional. Me sorprendió sobre
todo el aspecto internacional, pues había sido publicada por una editorial
independiente, nueva, que recién comenzaba y que no tenía distribución fuera
del Perú. Parece que la novela fue pasando de mano en mano entre algunos
lectores viajeros y así se fueron enterando de ella, lo que me ha valido para
recibir invitaciones a diversas Ferias Internacionales y Festivales del Libro,
algo que no esperé a la hora de publicarla.
Creo
que “La sangre de la aurora” concita interés más allá del Perú porque trata de
un tema que tiene repercusión en la sociedad actual: la violencia contra las
mujeres y las relaciones entre cuerpo, sexualidad y poder. Son temas
universales que trascienden las fronteras.
-¿Vienen nuevas
ediciones en otros países o tal vez en Perú?
Sí,
la noticia más reciente es que la editorial estadounidense Deep Vellum acaba de
adquirir los derechos en Norteamérica de traducción al inglés. Estoy muy
contenta porque es una editorial que se dedica a la literatura en traducción y
tiene en su catálogo a escritores latinoamericanos que admiro como: Ricardo
Piglia, Sergio Pitol y Lina Meruane. Con lo difícil que es entrar al mercado
editorial de los Estados Unidos, esta es una gran noticia. En el Perú, me comenta mi editor que ya se
está agotando la tercera edición. Y la novela tiene apenas dos años de ser
publicada…
-Centrémonos en
tu cuentística, labor que desarrollas desde antes de publicar La Sangre de la
Aurora y la continuas con la reciente publicación de tu relato “El Grito” en la antología “Al fin de la batalla” . ¿Podrías acercarnos a
esta historia?
Es
una historia enfocada en los momentos de post-violencia. La antologadora de “Al
fin de la batalla” nos pidió escribir historias relacionadas a esos momentos.
En “El grito” cuento la historia de una ex miembro de las Fuerzas Armadas
peruanas que sufre los efectos del trauma adquirido durante los años del
terrorismo. Es un trauma que la persigue aunque ella ya no vive en el Perú y lleva
una vida aparentemente normal. Como si en esa normalidad, el recuerdo del
horror puede desestabilizar su existencia.
- “Al fin de la
batalla”, es una antología que ha convocado a excelentes narradoras que nos
hablan del terror post conflicto y aunque hablar de la literatura referida al
periodo de guerra incomoda a determinados personajes, ¿cuál es la importancia
de seguir urdiendo sobre este tema?
Es
importante seguir trabajando en este tema porque el arte y la literatura son
maneras en que se puede tratar de entender lo que sucedió. Los actos de memoria
son procesos que pueden adquirir características muy diversas. Cada autor verá
si se siente interpelado o no por este tema, y tendrá que enfrentarlo con las
armas técnicas que considere pertinente desde su propia mirada. Después de
situaciones de violencia y de horror, como se puede observar en muchos momentos
históricos (pensemos en el Holocausto, por ejemplo), las sociedades buscan
rearticularse, cuestionarse, comprender. Y en todo esto, el arte y la
literatura tienen un papel esencial pues sus materiales permitirán una
intervención en el terreno de lo simbólico.
En
un país fracturado y atravesado históricamente por la violencia como el Perú,
llama la atención esa “incomodidad” a la que te refieres de parte de algunos
autores. Quizás esa incomodidad sea un síntoma que deberían examinar en ellos
mismos. Lo cierto es que hasta el
momento no he escuchado mayores argumentos sobre esta posición, apenas algunas
opiniones viscerales, sin mayores fundamentos, que nada aportan a un debate
sustancioso y necesario.
Hay
que tratar con finura crítica este tema. Si bien el asunto de la violencia es
importante, no creo que sea un deber para los escritores peruanos. La libertad
en la literatura es algo central para mí, por lo que tratar de imponer un tema
(o rechazarlo de plano por puras cuestiones viscerales) es lo más lejano que
pueda haber dentro de mi concepción del trabajo de la escritura. Que escriba
sobre este tema quien se sienta realmente tocado por él.
Sobre
la violencia de los años 80 y 90, como ha sucedido en países con procesos de
violencia como México o Colombia, ha habido cierto aprovechamiento del tema en
términos editoriales. En algunos casos, más que una reflexión sobre esos
procesos, han surgido escrituras que espectacularizan la violencia y la
convierten en un producto más. Esto ya ha sido estudiado por la crítica
literaria nacional e internacional. Libros como
“Memorias en tinta” –editado por Lucero de Vivanco- trabajan este tema
con la debida rigurosidad crítica.
- ¿Crees que el
cuento te permite explorar diversos temas?
Me
gusta particularmente el género del cuento porque permite enfocarte de manera
muy específica en una historia, además de tener un ritmo bastante distinto al
de la novela. Para los cuentos usualmente trabajo temas sociales y en algunos
casos me inspiro en noticias periodísticas. Aún así, la variedad temática
también puede ser un atributo de la novela.
-Te han
publicado una serie de cuentos en un sin número de publicaciones y otros han
sido traducidos. ¿Habrá una antología de cuentos?
Pues
mira, ya antes de que saliera mi novela me habían pedido cuentos para algunas
publicaciones, y después de publicarla, los pedidos aumentaron. No siempre
puedo darme abasto para aceptar todas las propuestas, pero trato de responder
positivamente si la propuesta me parece interesante y el tiempo me lo permite.
Por ahí ronda la idea de armar una antología personal, pues tengo varios
cuentos dispersos en distintas publicaciones. Veremos para cuándo podrá salir.
-En cuanto a
novelas algunos autores peruanos anuncian nuevas publicaciones para este 2016.
¿Es tu caso también…?
Mira
que todavía faltan 4 meses para que termine este 2015 y por aquí es como si el
año recién comenzara. Estoy terminando una novela corta juvenil de tema
histórico que ojalá vea la luz en Lima antes de que termine este año.
-Háblanos sobre
tu labor de compiladora. Publicaste importantes antologías como la contundente
y original “Voces para Lilith” o “Escribir en Nueva York”… ¿Tienes preparada
una nueva publicación?
Gracias
por tus palabras sobre las antologías que he publicado, pues son libros a los
que les tengo mucho cariño. En ambos casos trabajé temas por los que me siento
interpelada y el hecho de ser trabajos colectivos me permitieron salir un poco
de lo extremadamente individual que puede ser el trabajo literario. Tengo
varias ideas en mente para próximas antologías, pero por el momento estoy más
enfocada en proyectos personales como mis siguientes novelas y cuentos.
- ¿"Voces para
Lilith” o “Escribir en Nueva York” siguen en la vitrina de ventas?
Te
cuento que “Escribir en Nueva York” saldrá en formato electrónico próximamente.
La editorial Caja Negra hará el anuncio en su momento. Y se puede encontrar en
varias librerías de Lima, así como en Amazon.
Voces para Lilith” se puede encontrar también en Amazon, aunque tengo
entendido que quedan algunos pocos ejemplares en La Libre de Barranco.
-Antes de
terminar permíteme pasar a otros temas. En su reciente edición, la revista
Words Without Borders está dedicada a la Literatura Peruana contemporánea.
¿Cómo observas el desenvolvimiento de los autoras/es peruanos particularmente
en estos últimos años?
Creo
que estamos en un momento interesante para la literatura peruana, especialmente
la narrativa. Este desarrollo se ha visto impulsado, en parte, por la aparición
de editoriales independientes que han abierto un camino para nosotros los
autores. Es importante señalar la pluralidad de voces, temáticas y estilos que
están desarrollándose, y creo que eso es lo que debemos rescatar de todo este
momento. La literatura peruana está en un momento efervescente, que está
atrayendo la mirada de editores, agentes y revistas internacionales. Lo de WWB
es un ejemplo clarísimo de esto.
-A propósito de
este tema, en El Dominical Fernando Ampuero también publicó el artículo
Generación Post, el mismo que abre nuevamente la vieja polémica entre Andinos
vs Criollos. ¿Qué opinas al respecto?
Cuando
leí el artículo de Fernando Ampuero, a quien no conozco personalmente, quise
agradecerle que me mencionara como uno de los nombres esenciales de mi
generación y también agradecerle que haya leído mi novela.
Pienso
que su artículo es una mirada que se suma a las exploraciones que intentan
cartografiar lo que está sucediendo actualmente en la narrativa peruana. Como
él mismo lo llama, es un “aventurado recuento”. Tengo discrepancias con algunas
de sus ideas, tanto como crítica literaria y como escritora. Una de las ideas
que él propone, por ejemplo, es la falta de innovación que ve en esta
generación (otro cuestionamiento es si el concepto de “generación” es una
categoría válida de análisis literario, pero no entraré en ese asunto ahora).
Habría que pensar la cuestión de la innovación no solamente como la renovación
técnica sino como la manera en que se abordan determinados temas. Por ejemplo,
el crítico español Vicente Luis Mora, ha señalado sobre “La sangre de la
aurora” que ‘utiliza hábilmente el
juego de narradores para ampliar las perspectivas’. Desde ese punto de vista,
ampliar la mirada sobre el tema de la violencia política es algo innovador. Mi
novela lo hace al observar el conflicto desde el punto de vista femenino.
Más
allá de las discrepancias, creo que lo importante es que Ampuero propone ideas
y argumentos con los que se puede iniciar un interesante debate sobre lo que
está pasando en la narrativa peruana actual. Sería muy aburrido si todos
pensáramos lo mismo, ¿no? Quizás en algún momento pueda coincidir con él en
alguna ciudad y conversar sobre esto.
-Te consulto
este tema porque hay una omisión descarada en la difusión y apoyo a los autores
del interior del país. En la reciente FIL casi todas las actividades de
discusión y charlas literarias la manejaron los autores de Lima… Karina Pacheco
participó de milagro y el gran ausente fue uno de nuestros más importantes
autores contemporáneos del interior del país el chimbotano Luis Fernando Cueto…
¿A qué le atribuyes toda esta desatención a los autores de provincias?
Mira,
sobre la reciente FIL no me aventuraría a decir qué sucedió porque no estuve en
Lima y no pude participar. Sí te podría hablar de mi experiencia en la FIL del
año pasado donde, junto a otras colegas, organizamos el primer Encuentro de
Escritoras peruanas. La FIL nos dio muy generosamente un espacio para hacer el
Encuentro durante todo el día 28 de Julio. Hicimos una convocatoria abierta y
respondieron muchas escritoras, varias de las cuales vinieron de provincias
explícitamente para esta actividad.
Sabemos
que las instituciones peruanas adolecen del típico centralismo limeño, pero en
lugar de quejarnos sobre esto, preferimos poner manos a la obra y hacer lo que
podíamos para apoyar a que otras autoras promuevan sus trabajos. Si no lo
hacemos nosotros, ¿quién?
Para
mí, como en todos los ámbitos de la gestión cultural, se trata de promover
actividades donde se abran las puertas a la gran variedad de nuestra
literatura. Si en algún momento las instituciones nos ofrecen espacios para
este tipo de actividades, hay que aprovecharlos para difundir el trabajo de
nuestros colegas tanto de Lima como de provincias. En el Encuentro tuvimos
escritoras que vinieron de Cusco, Puno, Huancayo y Chimbote, por mencionar
algunas ciudades, y enriquecieron el diálogo con sus experiencias.
En
general, prefiero dejar de mirarme el ombligo, abrirme a otras perspectivas y
compartir las actividades que organizo con diversos creadores peruanos e
internacionales.
-Para terminar.
¿Qué pasó con PeruFest, este interesante festival de cine peruano que creaste
en la ciudad de Nueva York?
Mi
querido PeruFest es un festival que fundé en abril de 2010 con la idea de
promocionar a los nuevos directores de cine peruanos aquí en la ciudad de Nueva
York. Me interesaba poner en circulación –dentro de un ámbito universitario-
producciones cinematográficas que no necesariamente entraban a los circuitos
oficiales peruanos, pues hay mucha producción independiente en el país. Sé que
el festival ayudó a varios directores a que sus trabajos sean considerados en
otros festivales internacionales, lo cual me ha dado mucha alegría.
La
más reciente edición de PeruFest se realizó en 2012 y desde ahí lo dejé en
stand by, pues la organización de este festival tiende a absorber mucho tiempo
y en los últimos años yo necesitaba dedicarme más a mi trabajo literario.
Quizás vuelva una nueva edición del festival más pronto de lo que pensamos…
-Observé que
posteriormente hubo otro parecido y me pareció una especie de “copy and paste”
de Perufest, sin ánimo de pelear…
No
diría que es un “copy and paste”. La muestra de cine peruano a la que te
refieres (no es un festival), la iniciaron varios meses después de PeruFest y
la han organizado como un recuento de la cinematografía peruana desde sus
inicios. Muestra el trabajo de directores que ya son establecidos y algunas de
las novedades de la cartelera peruana.
Creo
que es importante que se den diversas miradas de lo peruano en una ciudad tan
cosmopolita como Nueva York, que se represente la pluralidad de nuestras artes.
Lo importante es comprender que hay espacio para todos.