Hace poco se presentó el poemario A
dónde volver (Paroxismo, 2016), libro que propone una nueva lectura de la
temprana obra de una autora que, según el recordado poeta Antonio Cisneros, es
la más interesante de su generación
Hace unos días, la escritora Andrea
Cabel presentó A dónde volver (Paroxismo, 2016), una selección personal de
poemas que recoge textos de sus tres primeros libros: Las falsas actitudes del
agua (2006), Uno rojo (2009) y Latitud de fuego (2011), así como algunos poemas
inéditos. Al respecto Lima en Escena charló con la autora.
-Andrea, A donde volver, tu nuevo libro, abre con una significativa
presentación del poeta Eduardo Chirinos. Podrías contarnos cómo se gestó este
texto, esta participación…
-Eduardo siempre ha sido un cómplice de
mis más ambiciosos proyectos. Cuando postulé a diversas universidades a Estados
Unidos, él fue una de mis cartas de recomendación. Del mismo modo, siempre fue
un agudo lector de mis poemas y de mis proyectos en general. Esta vez no fue la
excepción y tuvo la gentileza de apoyar la idea de este nuevo libro y de lo
nuevo que iba detrás de él. Su participación fue vital para terminar el libro,
porque incluso el leyó una versión en la que faltaban algunos inéditos, leyó
finalmente, luego del prólogo unos poemas que hice sobre la marcha, antes de
entrar a imprenta, y claro, no alteraban
en nada sus comentarios…y su lectura para mí fue importante e iluminadora.
Llego en el momento más urgente y necesario y junto con Oscar Málaga y una de
las personas con las que más hable del libro.
-Sobre A donde volver, Chirinos advierte que estamos ante un poemario cuya
lectura va más allá de lo lineal y nos abre a nuevas vasos comunicantes con
respecto a tu poética. ¿Coincides con su punto de vista?
-Exactamente. Tiene toda la razón y esa
es la forma como funciona mi forma de leer diversas poéticas y diversos
acontecimientos cotidianos. Lo lineal puede ser útil y pertinente en diversos
contextos, pero no creo que necesariamente en lo poético, o no por ejemplo en
mi caso. No siempre el principio, el medio y el final deban leerse con cierta
coherencia temporal lógica, creo que deberían leerse con otra coherencia, con
una más emocional. Con el tiempo y la distancia uno puede percatarse que los
versos pueden tener otro orden, otra cadencia, y que lo que sucedió al final,
muchas veces, fue lo que encendió un comienzo y otro, y otro. No sé si me dejo
entender. Este poemario plantea otra lectura de mis poemas y de la coherencia
entre ellos. E invito a que los lectores se involucren en ello, en leerlos y en
encontrarse en esta búsqueda también.
-En su presentación/interpretación, Eduardo además desnuda tu poética y nos
permite observar una identificación con ella. ¿Consideras que la poética de
Chirinos y la tuya se comunican entre sí? ¿Tienen puntos de coincidencia?
-Eduardo y yo tenemos puntos de
coincidencia en diversos planos. En la crítica y en la poesía, por ello utilizo
algunos de sus versos como epígrafes de
poemas y como comienzos de secciones enteras del libro. Una vez me dijo que le
gustaban las imágenes que yo creaba, otra vez me dijo que se identificaba con
la adolescencia de la que yo no acababa de salir, y que plasmaba en mis versos
y de hecho realizó una muestra llamada Me gustas tú. Adolescentes en la poesía
peruana. Y justamente me incluyó por eso. Entonces claro, nuestras poéticas se
comunican entre sí pero más allá de eso, nos comunicamos –perdón por no poder
hablar en pasado– como dos amigos, dos compañeros, dos adolescentes que quieren
conocer el mundo.
-Eres de las autoras que no tienen problema en admitir que sus obras en
gran medida y más allá de la ficción beben de su experiencia de vida…
-No tengo problema en admitirlo. Al
contrario, creo que enriquece mi obra aceptar que produzco no solo desde lo que
leo, investigo, sino desde lo que vivo, porque soy un ser sintiente (uno que
siente) más allá de cualquier otra cosa. Y lo que vivo, lo que experimento, es
lo que siempre se impregna en mi poética de una u otra manera. Las personas que
conozco, los vínculos que establezco, lo que aprendo, lo que me permite la vida
crecer, todo eso es sin duda invaluable, y creo que es natural que se cuele e
influencie mi poesía. La poesía no tiene como deber necesario crear ficción.
Tiene como deber, me parece, algo mucho más trascendente, mucho más intenso y
real. La poesía vuelve lo cotidiano mágico, lo que vivimos lo transforma en un
aprendizaje hermoso, en belleza. El dolor, la pérdida, todo esto que no sabemos
decir de ninguna manera se convierte en belleza con la poesía.
-Durante nuestra lectura identificamos claramente poemas dedicados a
miembros de tu familia: el padre, por ejemplo, también a la hermana.
-Así es, ellos aparecen en la sección
primera, en donde coloco los “Retratos”.
Es un momento en donde trato de objetivizar los rostros de quienes más
me han impactado y dejó una huella de ellos en mi vida, o en mi obra, como
queramos ponerlo. Mi hermana es la única que tiene un poema con su nombre, mi
padre es un poema sin nombre, como una ausencia que brilla por ser ausencia
justamente, silencio que invade por ser silencio. Tal como en la vida diaria,
digamos. Lo mismo con mi madre, que no tiene un poema suyo propiamente, pero
aparece en todos lados, invadiendo de otro modo. Y mi familia más cercana,
siempre materna, que aparece en momentos llenos de claves cerradas. Mis
abuelos, mis tíos, claro, todos son rostros que tienen algo que ofrecerme y
algo que recojo y plasmo en mis textos.
-Las dos secciones siguientes: “La eternidad de una esquirla” y “Fruta
partida”, nos llevan a cantos vivenciales arraigadamente confesionales,
percibimos temas como la soledad, la melancolía…
-Una lectura posible es esa.
Entenderlas como cantos vivenciales. Yo creo que un lector romántico lo puede
entender así. Son dos estructuras muy distintas, una es teatro, la otra es
narrativa. Y claro, hay un tono confesional, no es solamente eso, porque
entonces el poema dejaría de sostenerse en sí mismo. Me interesa crear imágenes
suaves pero punzantes, diálogos que generen la sensación de soledad y de
melancolía, espacios que imiten estas sensaciones, es un trabajo difícil crear
espacios y crear palabras que puedan dar esa estructura. Sin duda “Fruta
partida” es bastante más trabajada en ese sentido, mientras que la primera es
mucho más experimental y fluida.
-En la eternidad de una esquirla, en esta especie de dialogo que tejen “b”
y “a” observamos una fusión entre poesía y narrativa. ¿Hay en tu escritura una
aproximación con la narrativa?
-a. y b. no tiene una “especie de
dialogo” tienen un dialogo per se. Y no hay una aproximación a la narrativa, lo
que hay es una aproximación directa y concreta al teatro del absurdo de Samuel
Becket. Específicamente a Esperando a Godot. Una obra que me gustó mucho por su
nivel de complejidad, en donde el lenguaje era el protagonista, con un cambio
quizás. En esta obra los personajes sí se entienden entre sí. En esta obra los
personajes están perfectamente sincronizados, como nacidos para entenderse, con
un nivel de comprensión muy profundo. Son los lectores los que tienen que hacer
el esfuerzo para entender lo que sucede. Esta última línea la tomo de lo que
comentó justamente Rodolfo Hinostroza en la presentación del libro, me alegro
mucho que un lector pueda notar eso, que mi poesía demanda lectores que se
involucren y que busquen salidas. Los lectores pasivos no van a encontrar
ningún sentido en lo que digo, solo verán figuras bonitas y bien construidas,
pero no podrán llegar a lo que está detrás.
-Este libro se publica en Estados Unidos. Es un hecho sui generis tomando
en cuenta que publicar en América no es usual. Cuéntanos sobre esta
experiencia. Háblanos de este sello editorial.
-Paroxismo, es una editorial
independiente, que ya ha publicado antologías de narrativa, sobre todo, donde aparecen
algunos autores peruanos como Claudia Salazar, Jennifer Thordike y Francisco
Ángeles. Es el sello editorial de
Francisco Laguna-Correa, Ph.D.en Hispanic Cultural Studies de la universidad de
Carolina del norte en Chapel Hill y estudiante de la maestría de Escritura
Creativa en mi universidad, la Universidad de Pittsburgh. Francisco tuvo la
generosidad de darle un tiempo que no le sobraba a este manuscrito no solo
pensando en mi sino en Eduardo, y tengo esa deuda con él. Finalmente, sin duda
publicar en este sello me abre puertas y me siento muy contenta de poder
tenerlo en mis manos ahora en Lima y saber que estará en librerías. De hecho ya
está en La Libre de Barranco.
-¿Presentarás tu libro en Estados Unidos?
-Claro que sí. De hecho la idea era hacerlo
primero ahí, en la Catedral del Aprendizaje, que es donde estudio. Pero dado
que volví a Lima un poco antes de lo pensado, resulto la presentación antes
aquí. Cuando regrese a Pitt, espero, pronto, la haremos allá. Y estoy segura
que saldrá muy bien.