Sigue en cartelera la reciente estrenada película peruana Rosa Chumbe, ópera
prima del joven director Jonatan Relayze que no debemos dejar de ver
Rosa Chumbe (Liliana Trujillo) es una mujer policía que verá interrumpida
su rutina, cuando su hija de 18 años, llamada Sheyla (Cindy Díaz), le robe sus
pocos ahorros y se vaya de la casa dejando abandonado a su hijo. Este incidente
marcará un antes y un después en la vida de Rosa, quien se verá obligada a cuidar
de su pequeño nieto, reencontrándose con un instinto maternal que tenía olvidado.
Sin embargo un acontecimiento inesperado la terminará llevando tras los pasos
del Señor de Los Milagros. Rosa se sumará a los miles de seguidores de la
procesión, se perderá entre el humo del incienso, los vendedores ambulantes y
el fervor existente. Sólo necesita un milagro.
Al respecto Lima en
Escena charló con Liliana Trujillo, premio a Mejor Actriz en el Buenos Aires
Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) y protagonista de la
laureada película peruana que se estrenó hace unos días en las principales
salas del país.
-Liliana, en la
película Rosa Chumbe personaje y ciudad van de la mano y tejen la historia. ¿Cómo
observas esta relación?
-Todo lo que define a Lima define a Rosa. Rosa es violenta, fría,
indiferente, poco empática, nada cálida. La ciudad con la cual te topas cuando
caminas por sus calles en tu día a día es precisamente así también. Son miles
las personas que en nuestra ciudad realizan un trabajo no deseado o en el peor
de los casos lo hacen mal o de mala gana. En nuestro cotidiano es típico
observar la rabia de los conductores y transeúntes durante el tráfico. Para la
construcción de Rosa apelé a todas estas sensaciones que produce Lima como
ciudad. Rosa es una extensión o un contagio de su ciudad, de nuestra ciudad.
Una retroalimentación, un círculo vicioso. Es un poco la indiferencia que
tenemos todos frente a todas las cosas que nos pasan en cuanto a lo político,
lo racial, la violencia de género…
-Construiste
una Rosa que en igual de condición dialoga con su ciudad.
-Absolutamente. Interpretar a este personaje ha sido como una proyección de
nuestro día a día. Sostener nuestro cotidiano. La construcción de Rosa demandó energía.
Mantener esa energía fue difícil. No todo el día uno esta amargada. No todo el
día estoy amargada, no todo el día me siento frustrada. Tengo momentos de
amargura pero no el día entero. Conservar y resistir la energía del personaje
fue un trabajo tenaz. Como actriz fue un reto minimizar el tema de los gestos. Liliana
Trujillo es absolutamente gestual. Dosificar los gestos fue una tarea que
aprendí hace algún tiempo y esa es precisamente la fórmula que apliqué en la
interpretación de Rosa Chumbe.
-¿Cuál
es tu lectura de Rosa, su hija y este ir y venir por una Lima oscura, musical,
apática, con su caldo de gallina, anticuchos, choncholíes y como plus un
pequeño homenaje a uno de los comediantes más singulares como el ‘Gordo’
Casaretto?
-Mi lectura es simple y parte de una pregunta. Cómo percibimos a la
mayoría de limeños que están dentro de lo urbano como Rosa y que se dejan
llevar por la apatía sin mayor motivación. No revierten nada.
Rosa o personajes como ella no apelan al cambio de “chip”. Estamos ante una
Lima de personajes que perpetúan vivencias o situaciones de apatía y desgano. El
no querer autoevaluarte o no identificar en qué punto te encuentras no esta
bien.
-Con
el programa del ‘Gordo’ Casaretto Rosa se despeja de su apatía.
-Claro. Ella se divierte con este programa. Ella se aleja por unos segundos
de esta Lima apática. Reacciona. Se aparta de esta lucha constante por salir
del estado de frustración y amargura en la cual se encuentra. Este salir de
esta apatía lo podemos observar también en nuestra Lima cotidiana en donde el
trabajo de movimientos como Ni una menos, Habla Castañeda, Las respondonas, desean
cambiar la situación de abuso que se vive en la ciudad o en el país. Nosotros
los peruanos no tenemos una política del reclamo. Somos absolutamente indiferentes.
Siempre aceptamos lo que se nos impone.
La
apatía es lo que caracteriza al poblador
peruano.
-La historia en general dialoga con nuestra realidad social también.
-Me parece interesante como un director tan joven plasme este drama madre e
hija. Él es observador, sensible y perceptivo. Me impresionó la historia. La madre soltera y su
hija caminando por su ciudad en círculos, perdidas, extraviadas, desconectadas
de ellas mismas. Sin embargo, la historia también nos plantea una mirada de
esperanza, una posibilidad de mejorar las cosas, de tener una segunda
oportunidad. Rosa construyó un muro para no relacionarse con los otros, sin
embargo, la relación con el bebé le permite bajar la valla y demostrar que es
capaz de dar y recibir afecto. El hecho de tener a alguien tan indefenso a
quien proteger la humaniza.
-El
nieto la humaniza y nos permite ver a una Rosa con algunos chispazos de
felicidad
-Exacto. La saca de su estado normal, la saca de esa apatía en la que se
encuentra. A mí me encantó hacer la escena con el bebé. La parte de la sonaja.
Esta secuencia no se había programado. No sabía qué haría con el bebé. Todas las
escenas con el pequeño estaban dispuestas. Sonido estaba listo, arte estaba
listo, fotografía estaba listo, el foco estaba listo. Es precisamente en esta
escena que Rosa se toca, se pone en contacto con sus emociones, su lado materno…
-La relación
con su nieto nos pone en escena a una Rosa infinita.
-Sí. La relación con el bebé es una inyección de vida, un motivo para
vivir, una razón para hacer mejor las cosas.
-¿Crees
que esta felicidad se extiende en el final de la historia de Rosa?
-Claro, claro, pero muchas personas no lo ven así, todo lo contrario,
observan esta parte con pesimismo. Son lecturas diferentes.
-¿Qué hay
más allá de esta apatía que encuentras en la ciudad y en el personaje principal?
-Una Lima llena de texturas y atmósferas. Reconocer e identificar los
lugares que la película nos ofrece nos conecta y nos familiariza con nuestra
ciudad y el personaje. La película tiene la capacidad de revertir situaciones también.
La estética te deja sin palabras. Su sonoridad igual.
-Rosa termina
con el bebé que llora en sus brazos. Esta especie de renacimiento, este retorno
a la vida. ¿Qué nos puedes decir de este final?
-Es la posibilidad de poder renacer. Ver estas dificultades de otra manera,
de tener otra mirada de las desgracias. Ese es el mensaje de la película que además
tiene que ver con el tema de la actitud.
-Sabemos
que interpretar a Rosa Chumbe fue un enorme desafío. ¿Qué otros elementos
conjugaste en la interpretación del personaje?
-Disciplina y responsabilidad. Más allá del desafío que te produce un rol protagónico,
Rosa Chumbe significó asumir una enorme responsabilidad. Por las características
del personaje el papel me demandó disciplina.