Infinitas lecturas en las obras que la pintora -discípula
de Teodoro Núñez Ureta, Cristina Gálvez, Margarita Checa y Leslie Lee-, nos
comparte en esta nueva muestra individual.
En las envolventes imágenes de “Paisajes, sueños y
devociones” existen elementos comunes que nos revelan el intenso paisaje
interior de la artista. La presencia del tiempo es una constante y sobre todo
la noción de infinito, lo vemos en “El camino y el misterio”, “Tu tiempo y mi
tiempo”, o “Las zapatillas rojas”; sin embargo, la autora parece decirnos:
‘esto puede ser un sueño, pero igual el reloj sigue girando´, lo cual nos
revela su fuerte conexión con la realidad; incluso la caracola como forma de
tiempo circular en “Mensaje sin tiempo”, o la caída del agua en “Las gotas de
rocío”, funcionan como meticuloso mecanismo para contar el discurrir de las
horas.
A esto se suma el permanente anhelo de diálogo, a través
de cartas, palomas mensajeras o mensajes en botellas, como en “Mensaje sin
tiempo” o “La carta a mi madre”, que indudablemente esperan una anhelada
correspondencia. Otro detalle interesante es la continuidad con las llaves, “La
llave del misterio” y “Mujer sabia”, lo que nos lleva a sospechar sobre las
búsquedas de la artista; y, ante la ausencia de puertas o cerraduras, podría
arriesgarme a afirmar que ella sigue auscultando más respuestas como en “Ellas,
mañana”. En “Las gotas de rocío”, el bombillo rebasando el vaso de vidrio
parece suplir el vacío de una luz que brinde certezas; la misma luz reveladora
que sí encontraremos en “El portal”.
La memoria es la materia del espíritu, afirmó el escritor
Yukio Mishima, y María Esther lo sabe, por eso los paisajes que la acompañaron
durante su vida están en “Una tarde en Toledo, España” y “Niña con aro”; en
“Raíces del infinito” plasmó las cometas, los libros y los astros de su
infancia; en “Presagio” reúne las raíces del árbol, la pieza prehispánica
peruana de su elegida patria y las presencias felinas que se amalgaman en su
memoria; finalmente, en “Mi padre pintando”, la pintora sueña que pinta a su
padre que a su vez está pintando, en un perfecto relato sobre el aprendizaje
que nunca termina.
Existen infinitas lecturas para las obras que María
Esther Palant -discípula de eminentes artistas como Teodoro Núñez Ureta,
Cristina Gálvez, Margarita Checa y Leslie Lee-, nos comparte en esta
maravillosa oportunidad. Dejemos que las imágenes y los colores de sus cuadros
les narren, tal como hizo conmigo, los paisajes de su memoria como un
fascinante e inolvidable relato de su vida, dice la escritora Doris Moromisato
Miasato en el texto de presentación de la exhibición.
Sobre la muestra la artista comenta
En el lenguaje de los sueños se refleja lo que
experimentamos diariamente, tanto temores, angustias del pasado como del
presente, y también nuestros proyectos y esperanzas. Al trasladar en imágenes lo que recuerdo de
mis sueños nocturnos, intento que queden fijos en la memoria, compartiéndolos
para tratar de comprender el anhelo de misterio que nos inspiran.
La serie abarca quince cuadros pintados, la mayoría en
óleo sobre tela y tres en acrílico sobre tela. Uno está pintado con óleo sobre
madera. He repetido ciertas imágenes
como símbolos. Por ejemplo, los relojes,
interpretándolo como el tiempo inexorable y las llaves que abrirán el misterio. Las tres mujeres, imagen basada en un antiguo
mito griego que antiguamente simbolizaba el proceso imparable del nacimiento,
la vida y la muerte. O la interpretación que la mujer, envuelta en la oscuridad
de los prejuicios y los miedos, se transforma para dar nacimiento a la mujer
sabia. El rompecabezas que perteneció a
mi hermano. La presencia de mi madre en un pequeño reloj y en el cuadro con sus
hermanas.
Sobre la artista
Nací en Buenos Aires, Argentina en 1932. Resido en el
Perú desde 1964. En 1973 adopté la nacionalidad peruana. Desde mi
adolescencia me dediqué a trabajar en pintura. En 1960 comencé a filmar
cortometrajes, alternando mi trabajo con la pintura. Viviendo en Lima, completé
mi formación en acuarela con Teodoro Núñez Ureta. Posteriormente, en dibujo con
Cristina Gálvez, luego con Margarita Checa y pintura con Leslie Lee. He
participado en diversas exposiciones colectivas en el país y en el extranjero. Y
desde 1965 trabajé en cine en Perú.
Desde 1972, al amparo de la Ley de Cine de obligatoriedad de exhibición,
he realizado veintidós cortometrajes sobre la vida y obra de destacados artistas
peruanos. Durante dos décadas se
exhibieron en todas las salas de cine del país. En 1986 realicé dos
exposiciones individuales de la serie “El pueblo de la larga espera” en el
Centro Cultural del Teatro San Martín de Buenos Aires y en el Centro Cultural
de la Municipalidad de Lince en Lima.
Muestra: “Paisajes, sueños y devociones”
Inauguración: jueves, 26 de octubre a las 7:30 pm.
Galería: José Antonio Galería
Jr. Batalla de Junín 114, Barranco
Temporada: del 26
de octubre al 14 de noviembre
Visitas: de martes a sábado de 3:30 a 8 p.m.