viernes, 25 de febrero de 2011

Diego La Hoz: “El teatro en sí mismo es provocador”


Espacio Libre Teatro:
11 años promoviendo teatro 100% peruano


A golpe de trabajo y constancia, el joven dramaturgo y director Diego La Hoz mantiene vigente el grupo independiente Espacio Libre Teatro, institución que lleva 11 años de permanencia en el mercado teatral promoviendo teatro peruano. Además de formar talentos, muchos de los cuales hoy figuran en la escena comercial, Espacio Libre Teatro cuenta con alrededor de 20 estrenos entre los cuales podemos citar: El Tríptico de las Delicias (2002), El Traje Nuevo del Rey (2001), Entremundos (2001), Cristo Light (2005), Cuatro Historias de Cama (2008), Hombres al Natural (2009), Pinocho (2009), Fe de Ratas (2009-2010) Especies (2010-2011). Precisamente para reflexionar sobre todo este recorrido por el universo teatral Lima en Escena fue en busca de La Hoz. Allí va.



-Lleva 11 años haciendo teatro independiente ¿seguir en el mercado local sin parar requiere de una política, una fórmula…?
El secreto del éxito está en la permanencia y en la continuidad, y para que esto suceda debes ser consecuente con el pensamiento que te lleva a estar en acción. Es un ejercicio de resistencia y autocrítica.
-Grupos como Yuyachkani hacen lo propio desde más de 30 años e igual se mantienen en el mercado, ¿usted es consciente que en materia de teatro independiente no descubrió la pólvora?
Obviamente. La pólvora la inventaron los chinos hace miles de años y el teatro independiente los argentinos hace más de cincuenta. Ellos emprendieron una lucha incansable para conseguir visibilidad y acceder a recursos del gobierno que les permita sobrevivir priorizando lo artístico y no lo comercial. Nosotros hemos copiado ese término como un concepto nominal pero no hemos emprendido ninguna lucha.
-¿De qué manera su compañía Espacio Libre Teatro contribuye en el desarrollo del teatro peruano contemporáneo?
ESPACIO LIBRE no es una compañía es un “grupo de teatro”. Ahí radica nuestra primera contribución: reelaborar el concepto de grupo como necesidad urgente de crecer con el otro. Desde ahí vamos en busca de una identidad común que nos acerque a un “teatro peruano” y no simplemente a un teatro hecho en el Perú. Creamos nuestra propia dramaturgia por ejemplo y una poética personal que no imite las formas convencionales. Creemos que hay que darle a nuestro teatro la posibilidad de reflexionar sobre lo que somos y deseamos ser. Aquí y ahora.
-¿Cuáles han sido los grandes cambios que ha experimentado Espacio Libre Teatro desde sus inicios hasta hoy?
Muchos. El sólo hecho de entender que el Perú es distinto ya es un cambio. El teatro tampoco es el mismo. La gente que lo hace –o lo hacía- tiene una visión más individualista y oportunista. Acostumbrarse a eso nos ha llevado a un encierro necesario para revisar bases, reconstruirnos y evolucionar en nuestras convicciones. Sin duda, el concepto grupal se ha hecho más fuerte y por lo tanto más complejo. Es difícil aquietarse en este mundo de vértigo mediático/tecnológico. Allí radica nuestro primer reto como creadores. Por otro lado, es importante aceptar que muchos “artistas” se han quedado en el camino y que siguen latiendo en nosotros. Aunque ideológicamente estén muertos, los cargamos en la espalda. Finalmente de afectos no se construye la escena.

-¿Qué metas ha cumplido Espacio Libre Teatro?
Difundir la dramaturgia peruana. Ser un referente para muchos jóvenes que no se sienten identificados con la oferta teatral de nuestra cartelera. Acercarnos a personas en diversos lugares del país y sembrar algo en ellos. Empezar una red con grupos afines latinoamericanos. Formar espectadores. Asumir el teatro como una forma de vida plena. Aún es muy poco.
-¿Cuáles son las grandes satisfacciones que le ha dado Espacio Libre Teatro?
El reconocimiento y el cariño de la gente. Aunque suene a cliché “el aplauso”. Me refiero a ese que termina en un bar, en un café, en una reunión intercambiando ideas. Para siempre.
- Mas de una veintena de estrenos teatrales a lo largo de 11 años, ¿cuál de todos estos montajes le dieron un sentimiento de beneplácito?
Todos los montajes realizados tienen un lugar especial en nuestra historia. Cada uno respondió un momento especial y se hizo parte de una necesidad de decir algo. Negar alguno sería como negar a un hijo.
Su grupo participa constantemente en festivales teatrales en el exterior, ¿qué representa todos estos logros para usted?
Sembrar, cosechar y volver a sembrar. Conocer el trabajo de colectivos similares nos permite darnos cuenta que necesitamos seguir aprendiendo. Este aprendizaje no tiene precio aunque muchas veces tengamos que hacer fiestas para pagar nuestros pasajes. El efecto multiplicador es fundamental. Como diría Artaud “el teatro es como la peste”… Tenemos que contagiarnos aunque a veces no encontremos quién nos ayude a bajar la fiebre.


¿Satisfecho con lo hecho hasta el momento?
Satisfecho nunca. Mientras más avanzamos más preguntas surgen. Soy entusiasta pero no optimista. La satisfacción es sinónimo de comodidad y la comodidad siempre debe ser combatida.
-¿Cuáles son las grandes diferencias de Espacio Libre Teatro de otras grupos de teatro locales?
Nosotros somos un grupo, vivimos como tal y somos absolutamente autogestionarios. Somos creadores de nuestros propios proyectos y no negociamos con nuestro trabajo. Esto no significa que nuestra gestión no tenga un interés comercial pero no estamos dispuestos a decir o hacer cosas que no queremos. Por otro lado, está nuestra necesidad de formarnos y no conformarnos con lo que parece que ya aprendimos. La investigación siempre está primera. Hay que dudar para investigar. Esto lo aplicamos no sólo en el plano creativo de la escena sino también en el personal. Siempre hay cosas que cambiar o que pueden estar mejor. ¿Cómo podemos habitar la escena sino nos habitamos nosotros primero con total sinceridad y afán transformador?
-Actor, dramaturgo y director ¿se mantiene en los tres oficios?
Sólo me subo al escenario desde la dirección y la escritura. Nunca me sentí cómodo actuando.
-Algunos críticos teatrales locales consideran que su teatro es “provocador”, ¿a qué le atribuye este rótulo?
Son términos que aparecen para definir o ponerle etiquetas a las diferentes expresiones del arte. También nos dijeron irreverentes. No lo sé.

- ¿Se considera un dramaturgo y director provocador?
El teatro en sí mismo es provocador. El que se sienta en una butaca quiere que algo “le” pase y no sólo que algo pase frente a sus ojos. Nosotros queremos darle “algo más”. El público es nuestro gran protagonista. Y nuestra tarea es formar espectadores inquietos.
-Tenemos entendido que algunos actores hoy consolidados se formaron en su compañía, ¿podríamos citarnos el nombre de algunos?
Formar es una palabra muy amplia. Nosotros siempre hemos sido un grupo abierto a todos. Ahora ya no tanto. Muchos se sintieron identificados con la forma que abordábamos la escena y el riesgo que podíamos imprimir en cada proceso. Algunos venían de hacer televisión, nunca habían pisado un escenario o lo habían hecho tímidamente y sentían mucha confianza: Alexandra Graña, Gabriel Anselmi, Sandro Monzante, Daniela Sarfaty, Giselle Collao, Claudia Bérninzon, Lazslo Kóvacs, Omar García, entre otros. Por otro lado, estaban los que salían de talleres y sentían la necesidad de seguir aprendiendo: Alonso Cano, Juan Carlos Pastor, Óscar López Arias, Manuel Gold, André Silva… Y otros que empezaron con nosotros como Aneliesse Fiedler, Diego Lombardi, Adriana Quevedo, Mariel Ocampo y nuestro gran proyecto Franklin Dávalos… Aquí también habría que nombrar a actores que ya venían con experiencia y reconocimiento como Pold Gastello, Paco Caparó, Adela Jara, Roxana Yépez, Emilio Montero, Santiago Abadía, Juan Carlos Ferrando, Bruno Ortiz, Antonio Aguinaga… ¡Uf! La lista es inmensa. La mayoría muy jóvenes. Sin embargo, creo que lo importante es que vivieron una experiencia placentera y hasta me atrevería a decir fundamental para sus carreras. Nuestro gran agradecimiento a cada uno por confiar en este proyecto que continúa inventándose.

- ¿Cómo surge la idea de trabajar la obra ESPECIES?
ESPECIES surge de una idea original de Sara Joffré que se cristalizó en reuniones de escritura que teníamos en su casa con cafecito de por medio. Nos pareció importante sumarnos a esta inquietud que tenía Sara. Primero buscamos noticias sobre casos mediáticos de pedofilia y luego empezamos a escribir. Tres escenas fueron hechas por los miembros del grupo. Sara, desde su experiencia y gran capacidad de diálogo, le dio forma. Recuerdo que discutíamos mucho. En el mejor sentido de la palabra. La decisión del montaje demoró en llegar. Fue doloroso.
-El tema de la pedofilia es un tema que a Perú le cuesta tratar, trabajar, erradicar…,cuál es la reflexión de ESPECIES al respecto?
Mostrar una realidad de la que nadie quiere hablar o de la que se habla mal en los medios todos los días.
-¿Cómo unen talento Sara Joffré y Diego La Hoz?
Reflexionando y dialogando. Sara es fundamental para el teatro peruano. Y si de aprender se trata, ella tiene una gran historia para contar. Si algo nos une es el hambre por conocer y la inevitable frontalidad con la deben ser tratados los grandes proyectos. Nos une el teatro en todas sus formas. Su espíritu inquieto y sencillo es una inspiración para nosotros. Ella dice: “pide hambre no comida, pide sueño no cama”.
¿Qué estrenos inmediatos se nos vienen?
A fines de abril estrenamos “Cuento alrededor de un círculo de espuma” en el Centro Cultural CAFAE. Una hermosa obra de Sara Joffré que se escribió y montó hace cuarenta años. Seguramente notarán la enorme vigencia que tiene. También estamos preparando una humorada académica sobre las dificultades de hacer teatro que se llama “Cantata para no morir”. Ambas obras giran alrededor de nuestra compleja relación con el arte. Tema que nos inquieta.