viernes, 26 de agosto de 2011

Jennifer Thorndike: "Uno tiene que escribir de lo que conoce y siente verdadero"



Nuestra invitada de hoy pone bien los puntos sobre las íes. No anda con rodeos ni mucho menos con ambigüedades. “Me interesan las relaciones entre mujeres”, nos dice sin más ni más en la presente entrevista Jennifer Thorndike, quien además de formar parte de nuestros más destacados jóvenes escritores contemporáneos, ha publicado Cromosoma Z (2007), su primer libro y ha sido antologada en Abofeteando a un cadáver (2007) y en las plaquetas “Magdala”. El presente 2011 forma parte de las antologías Disidentes 1 y Voces para Lilith, Literatura contemporánea de temática lésbica en Sudamérica. Precisamente uno de los relatos más atractivos de Voces para Lilith es “Confesión-edición impresa”, de la citada autora quien recrea la historia de Alessa D. Leguía, un ícono literario cultural “gay”, que finalmente terminó siendo una mujer heterosexual que para lograr “fama y reconocimiento” se asumió homosexual. Precisamente para que nos cuente un poco sobre esta interesante historia Lima en Escena fue en busca de la joven escritora. Allí va 


-¿Cómo surge la historia Confesión-edición impresa? 
-Cuando Melissa Ghezzi y Claudia Salazar me invitan a formar parte de Voces para Lilith, quise escribir un cuento de temática lésbica que no incluyera ningún componente erótico porque ya había escrito cuentos así en Cromosoma Z. Poco tiempo antes me habían mencionado en un artículo de Cosas Ecuador donde se insinuaba que había artistas (escritoras, cantantes, actrices) que habían aprovechado el tema lésbico para “vender” su obra. A mí me pareció muy gracioso esto, pues no publiqué Cromosoma Z con esa intensión. Definitivamente, yo sabía que el tema podía causar revuelo, pero no pensé que eso se iba a traducir en ventas y por eso me causó gracia que me hayan puesto en una situación así. Es así que decidí burlarme un poco de esa situación y escribir un cuento que fuera al mismo tiempo una respuesta a ese artículo y también una autocrítica a nosotras mismas. Creo que muchos de los que somos lectores de libros de temática lésbica a veces nos comportamos como si, apenas aparece una escritora que toca el tema, fuera imprescindible enviarla directamente al canon, sin pensar demasiado en si el libro es bueno o es malo. Yo soy una convencida de que necesitamos tener un canon, pero un canon de escritoras de calidad, que sean capaces de demostrar que el tema lésbico es un elemento para construir buena literatura. Así llegaremos a más lectores y a podremos alcanzar un lugar importante y merecido en la literatura. 


-¿En algún momento de su vida se ha cruzado con una “gay” impostora? 
-La verdad, no. Pero no está mal… o sea Alessa (el personaje de Confesión-edición impresa) no es del todo una impostora porque a pesar de ser heterosexual, asume un papel y difunde unos principios que para ella son correctos. Su error está en llamarse a sí misma algo que no es y eso creo que resta autenticidad a un discurso que creo que ella asume como válido, que tiene que ser difundido. 



-Se dice que las historias de los escritores contienen el cincuenta por ciento de hechos reales y el cincuenta por ciento de fantasía ¿comparte esta especulación? 
-Creo que uno tiene que escribir de lo que uno conoce, de lo que uno siente como verdadero. Se nota cuando un libro está escrito de esa manera porque no se siente impostado. Esto no necesariamente quiere decir que el escritor haya vivido la historia, sino que ha tomado algo que conoce, que tiene en su interior, y lo ha recreado de una manera que se transforma en algo muy diferente a lo que ha vivido. 



-¿Qué implica para usted formar parte de la antología Voces para Lilith?
-Es un verdadero privilegio. Cuando Melissa Ghezzi y Claudia Salazar me invitaron, no dudé en aceptar. Creo que Voces para Lilith es una antología que está llamada a convertirse en referente de la buena literatura de temática lésbica. Es una muestra importantísima que recoge excelentes trabajos sudamericanos que merecen ser leídos y analizados. Estoy muy contenta de poder formar parte de ella. 





-¿Qué es lo que más destaca de esta antología? 
-El trabajo que han hecho las antologadoras. Esto ha permitido una variedad de propuestas literarias que nos permite llegar a más lectores dentro y fuera del círculo literario. Tenemos que apuntar a eso, a llegar a un espectro más amplio de lectores, que no seamos solamente nosotras las que nos leamos entre nosotras mismas. Creo que las distintas maneras de abordar el tema lésbico nos van a permitir lograrlo. 


-¿Es un libro liberador? 
-Creo que con cada libro y con cada escritora que publique libros de temática lésbica se avanza un poco más en cambiar la perspectiva de las personas acerca de los diferentes tipos de identidades (no sólo sexuales, sino como individuos). También creo que se ha avanzado bastante, cada día se avanza más y eso me satisface. Creo también que queda mucho por hacer, pero tenemos que ser conscientes de que sí se ha avanzado y que los grandes cambios se van haciendo de a pocos. Sólo hay que tener paciencia y hacer lo que sentimos que debemos hacer. 



-¿Cuál es el encanto de recrear historias sobre mujeres? 
Soy mujer, tengo que recrear historias de mujeres. No podría escribir desde la perspectiva de un hombre porque no la conozco, no es algo que me salga natural. Por lo tanto, escribo de lo que conozco, de lo que siento que no es impostado y por eso escribo sobre mujeres. Me interesa escribir sobre mujeres que toman como objeto a otras mujeres en relaciones de pareja, de familia. Eso hice en Cromosoma Z, eso he hecho en los últimos cuentos que he escrito y sobre todo en la novela que espero publicar pronto. 



-¿Desde sus primeros escritos se interesó en el tema erótico lésbico? 
-Es uno de los temas que me interesaban cuando publiqué Cromosoma Z. En ese momento era algo que surgía espontáneamente y que decidí explotar en el libro. Pero no tengo la intención de encasillarme en ese tema. Como dije antes, me interesan las relaciones entre mujeres, y dentro de ellas las relaciones lésbicas son sólo uno de los tipos posibles. Si vuelvo a escribir sobre relaciones lésbicas lo haré como parte de una historia más elaborada, que aborde temas de identidad más complejos que las relaciones de pareja. 



-¿Vivimos en una sociedad pacata? 
-Como dije, yo creo que se ha avanzado mucho. Creo que la sociedad se está acostumbrando a ver la homosexualidad de manera natural, que se puede convivir con ella, que no es dañina, que está bien. Falta, pero hay que tener paciencia. 



-¿En algún momento se ha sentido censurada? 
-Censurada no. Pero, en cuanto escritora, a veces he sentido que no se me ha tomado en serio por escribir sobre esta temática. Y yo ante todo soy una escritora: no importa si escribo sobre el tema lésbico, sobre política, sobre ciencia ficción, sobre lo que sea. Todos los temas tiene la misma validez si uno es un escritor verdadero. 





-¿Por qué la narrativa es su opción literaria? 

-Comencé escribiendo poesía y decidí dejarla porque encontré en la narrativa el género ideal para crear atmósferas, contar lo que considero es importante y hacer sentir al lector lo que quiero que sienta. 



-Hasta el momento ha escrito selecciones de cuentos, ¿cuándo vendrá su novela?
-Espero que este año o el próximo. Ya está terminada y, para mí, marca un cambio de rumbo importante en mi literatura. 



-Su blog Cromosoma Z dice: “niña mala escribe”, ¿se considera una niña mala? 
-¡Ya no! Cromosoma Z (el blog) está cerrado desde hace tres años y en este tiempo he crecido, he madurado, mi vida ha cambiado mucho para bien. Cuando puse: “niña mala escribe”, fue porque sentí que era una rebelde, una outsider que decía las cosas tal como las sentía y como creía que estaban bien, por atreverme a escribir sobre temas que nadie quería tocar. Pero ahora soy más prudente y creo que me tomo la escritura incluso mucho más en serio. Creo que he evolucionado y que voy por buen camino. Una muestra es el cuento de Voces para Lilith y otro que aparece en la antología Disidentes 1.





- ¿Sigue siendo la muchacha del peluche?
-Si te refieres al osito de colores de la contraportada de mi libro, debo decir que no me siento la misma. En esencia lo soy, pero he madurado, soy más consciente de mi trabajo como escritora, tengo las ideas más claras de lo que debo hacer. Ahora, en esa foto estoy besando al osito que lleva los colores de la bandera gay y en eso no he cambiado, sigo creyendo en la igualdad de identidad sexual, en los derechos de la comunidad LGTB. Pero creo que publicar libros como Cromosoma Z, y esto es una autocrítica, no ayuda mucho a llegar a una mayor cantidad de lectores porque se limita al tema de relaciones de pareja. Pienso que se necesita abordar el tema también desde otros aspectos vinculados a la problemática homosexual (discriminación, marco legal, relaciones familiares). La otra opción, que es complementaria, es la que yo misma planeo: que la temática lésbica sea parte de libros que no la tengan necesariamente como eje central. 



-¿Cómo ha cambiado Jennifer la persona y su pluma desde la publicación de Cromosoma Z hasta el momento? 
-Ahora tengo más claro que la literatura que me interesa escribir es ante todo una creadora de atmósferas. Quiero llegar a ser una escritora que tiene algo que decir y que los lectores sientan que ese algo les es transmitido mientras me están leyendo. Estoy trabajando en ello y espero haberlo logrado en mi novela.