jueves, 25 de julio de 2013

Sandra Bernasconi: “Me interesa mostrar los personajes que somos en el fondo ”






¡Estreno mundial! El cálido  Teatro de Lucía estrena hoy por la noche: “Cuando tenía cinco años”, pieza original del dramaturgo y guionista estadounidense Jeff Baron, bajo la dirección de Malcom Malca y las actuaciones de Sandra Bernasconi y César Ritter. En aludido montaje ella tendrá el personaje de Elena, una psicóloga que ayudará a su paciente Alberto, (Ritter), quien recurrirá a la especialista para saber por qué el amor le es esquivo

En paralelo al estreno de este montaje, la actriz Sandra Bernasconi, celebra más de tres décadas dedicadas a las tablas. Razones de sobra para charlar con una de las actrices más versátiles y destacadas de la escena local.





- Más de tres décadas interpretando un papel tras otro, ¿cómo ha sido este periplo?
-¡Imagínate! No han sido 35 años íntegramente dedicados al teatro. ¡No!

-¿Por qué?
-Porque he parado por momentos. He tenido etapas dedicadas a otras actividades. Algunos años me dediqué a viajar, otros a estudiar. Estuve de visita por Europa y otros continentes. De otro lado, hice una Maestría en Pedagogía Teatral, estudié dramaturgia, guion, producción… 

-¿Actividades que fortalecieron todo este trajín por las artes escénicas?
-¡Totalmente! Para una actriz, una persona que escribe teatro, o sencillamente, para una persona dedicada al ciento por ciento al teatro, es vital dedicarse a otras actividades también.

-¿Qué recuerdos tienes de tus inicios?
-Muchos. Se nos va el tiempo contando todo aquello. Hice teatro desde pequeña.

-¿Desde niña?
-¡Sí! en una obra de mi madre. A los dos años participé en un montaje con Regina Alcóver, y paralelamente empecé a trabajar con Reynaldo D’Amore. A los 18 años, ya radicada México, me puse a estudiar Literatura Dramática y Teatro. Posteriormente, cogí la mochila y empecé a recorrer por el mundo, experiencia que enriqueció una etapa de mi vida.

-Finalmente, retornas al Perú…
-¡Claro! Después de vivir algunos años en México y viajar por diversos países decidí regresar al Perú. Estuve en Cuatrotablas, y otras instituciones más dedicadas al quehacer teatral. Finalmente, decidí ir al taller de Roberto Ángeles. Esta experiencia marca la segunda etapa de mi vida en las tablas.

-¿El taller de Roberto Ángeles te da una visión más clara del quehacer teatral?
-Lógico. Ya no deseaba ser como mamá. El taller me permitió reconocer que había madurado y que no era más una chiquilla. En esa época tenía un carácter difícil, duro, y Roberto fue paciente conmigo…

-¿Paciente para formarte como actriz?
-¡Sí! Me dio confianza. Roberto percibió que la actuación era lo mío pese a ser una alumna pausada, un poco compleja.  Guardo además gratos recuerdos de los compañeros del taller. Éramos muy unidos…

-¿Quiénes fueron tus compañeros del taller?
-Mariana de Althaus, Carlos Carlín, y otros amigos. Con ellos montamos la obra ¿Quieres estar conmigo? de Augusto Cabada y Roberto Ángeles. Posteriormente, empalme con Alberto Isola hasta que llegó mi familia de México y formé Arco/Producciones, una compañía productora propia.

-¿Eres una actriz difícil?
-Soy muy intensa. Intensa para desarrollar mi trabajo, intensa para observar las cosas que pasan a mí alrededor…





-Has trabajado en un sin número de obras de teatro. Desde los clásicos hasta los contemporáneos, desde los griegos pasando por los ingleses, americanos, latinoamericanos, ¿Qué te ha permitido balancear todos los géneros?
-¡Aprendizaje!  ¡Experiencia laboral y de vida! Además, debo confesarte que persistentemente elijo montajes que me permitan explorar ángulos soterrados de mi ser. Con Osvaldo Cattone, por ejemplo, hace algunos meses hicimos “Ocho Mujeres”, una obra que me permitió sacar a luz toda mi neurosis. Incluso, sentí pena gritarle a Elvira de la Puente durante la obra…

-¿Pena?  El trabajo en las tablas es solo ficción, ¿no?
-Igual, me sentí pésima. Elvira es tan dulce y yo gritándole durante el desarrollo de la obra. Me conmovía ¡es inevitable!

-Tuve la ocasión de ver Ocho Mujeres, y la mujer que interpretaste era literalmente una desequilibrada…
-Sí, una neurótica, realmente disfruté este papel [risas]

-¿El temperamento ayuda a dar vida a estos personajes?
-De alguna manera.

-Después vino el estreno  de “Cenando entre amigos”…
-¡La otra cara de la moneda! Una mujer calmada, medida…

-¿Cómo asumes estos roles, estos desdoblamientos?
-Me encantan los contrastes. La posibilidad de interpretar seres, mujeres de personalidades tan opuestas es muy importante para el desarrollo de mi trabajo. Son fotografías de mujeres típicas y atípicas. Son características de personajes peculiares, nada fáciles.

-Ahora eres una psicoterapeuta…
- Acepté el papel de la psicoterapeuta porque me pareció interesante, intenso. Me gustó investigar, explorar, urdir sobre este personaje. Esta calma externa que siempre te demuestran los psicoterapeutas me llamó siempre la atención. Un personaje que además me permitió cambiar de esquema con respecto a las dos últimas interpretaciones que hice. 

-¿Cómo nutriste el personaje?
-A través de las charlas con mi psicoanalista. Lo llené de preguntas. De hecho hago terapia y de alguna forma esta experiencia también me ayudó a enriquecer el personaje.

-¿Comedia o drama?
-¡Comedia! Mi vida es bastante dramática como para seguir “dramatizando” hasta en las tablas.





-¿Qué te produce la comedia?
-¡Placer! Me agrada treparme en el escenario y que el público se ría con mi trabajo.

-¿Permitirles que descubran todos estos seres “extraños” que interpretas?
-Darle la posibilidad de que observen lo que somos. Esto es lo que me interesa del teatro: mostrar a los personajes que en el fondo somos.

-¿Estas interesada en incursionar en la dramaturgia?
-Desde hace varios años que no paro de actuar. Siento que debo darme un descanso. Empecé a escribir dramaturgia desde el 2004. De hecho hice un curso con Gonzalo Rodríguez Risco y Mariana de Althaus.

-¿Qué tal la experiencia?
-Fíjate que me desnudo más al escribir que al actuar…  

-¿Tienes planes para estrenar una de tus obras en el Teatro de Lucía?
-Lo deseo, tal vez mas adelante.

-¿Qué temáticas son de tu interés?
-Las relaciones de pareja, mi obsesión con el tema del tiempo. Me interesa urdir un poco más sobre cómo se vive el tiempo, cómo cada uno de mis personajes siente el tiempo y se relaciona con él.

-¿Este proyecto involucra la dirección también?
-¡Lógico! Deseo mostrar un trabajo integral: dramaturgia y dirección. De hecho tengo una propuesta sobre mi particular concepto escénico, una visión personal del manejo de las temáticas, del ritmo. Son proyectos que están en proceso de maduración.

-Nuestra cartelera teatral es variada. El público puede acceder a obras de teatro clásico, moderno, nacional…
-¡Me parece genial encontrar un abanico de alternativas! Desde los grandes clásicos pasando por los ingleses, los norteamericanos; latinoamericanos, y peruanos. El público debe tener diversas opciones teatrales. En la variedad está el crecimiento profesional y personal.

-¿El teatro local es rentable?
-No. Definitivamente no. Hacen falta los auspicios.

-¿Es competitivo?

-No lo veo como una competencia. Todo lo contrario. Me parece saludable contar con varias salas de teatro. Para el público es mejor contar con un sin número de salas y de obras de diversos géneros.  Los teatros grandes y convencionales tienen su público al igual que nosotros los pequeños. Ahora, te seré sincera, sufro mucho cuando los teatros no tienen público…