¡Estreno
mundial! El cálido Teatro de Lucía
estrena hoy por la noche: “Cuando tenía cinco años”, pieza original del dramaturgo
y guionista estadounidense Jeff Baron, bajo la dirección de Malcom Malca y las
actuaciones de Sandra Bernasconi y César Ritter. En aludido montaje ella tendrá
el personaje de Elena, una psicóloga que ayudará a su paciente Alberto, (Ritter),
quien recurrirá a la especialista para saber por qué el amor le es esquivo
En
paralelo al estreno de este montaje, la actriz Sandra Bernasconi, celebra más de tres décadas dedicadas a las tablas. Razones de
sobra para charlar con una de las actrices más versátiles y destacadas de la
escena local.
- Más de tres
décadas interpretando un papel tras otro, ¿cómo ha sido este periplo?
-¡Imagínate!
No han sido 35 años íntegramente dedicados al teatro. ¡No!
-¿Por qué?
-Porque he
parado por momentos. He tenido etapas dedicadas a otras actividades. Algunos
años me dediqué a viajar, otros a estudiar. Estuve de visita por Europa y otros
continentes. De otro lado, hice una Maestría en Pedagogía Teatral, estudié
dramaturgia, guion, producción…
-¿Actividades
que fortalecieron todo este trajín por las artes escénicas?
-¡Totalmente!
Para una actriz, una persona que escribe teatro, o sencillamente, para una
persona dedicada al ciento por ciento al teatro, es vital dedicarse a otras actividades
también.
-¿Qué
recuerdos tienes de tus inicios?
-Muchos. Se nos va el tiempo contando todo aquello. Hice
teatro desde pequeña.
-¿Desde niña?
-¡Sí! en
una obra de mi madre. A los dos años participé en un montaje con Regina Alcóver,
y paralelamente empecé a trabajar con Reynaldo D’Amore. A los 18 años, ya
radicada México, me puse a estudiar Literatura Dramática y Teatro. Posteriormente,
cogí la mochila y empecé a recorrer por el mundo, experiencia que enriqueció una
etapa de mi vida.
-Finalmente, retornas al Perú…
-¡Claro!
Después de vivir algunos años en México y viajar por diversos países decidí
regresar al Perú. Estuve en Cuatrotablas, y otras instituciones más dedicadas al
quehacer teatral. Finalmente, decidí ir al taller de Roberto Ángeles. Esta experiencia
marca la segunda etapa de mi vida en las tablas.
-¿El
taller de Roberto Ángeles te da una visión más clara del quehacer teatral?
-Lógico. Ya no deseaba ser como mamá. El taller me permitió reconocer que había
madurado y que no era más una chiquilla. En esa época tenía un carácter
difícil, duro, y Roberto fue paciente conmigo…
-¿Paciente para formarte como actriz?
-¡Sí! Me
dio confianza. Roberto percibió que la actuación era lo mío pese a ser una
alumna pausada, un poco compleja. Guardo además gratos recuerdos de los compañeros del taller. Éramos muy unidos…
-¿Quiénes fueron
tus compañeros del taller?
-Mariana
de Althaus, Carlos Carlín, y otros amigos. Con ellos montamos la obra ¿Quieres
estar conmigo? de Augusto Cabada y Roberto Ángeles. Posteriormente, empalme con
Alberto Isola hasta que llegó mi familia de México y formé Arco/Producciones, una
compañía productora propia.
-¿Eres una
actriz difícil?
-Soy muy
intensa. Intensa para desarrollar mi trabajo, intensa para observar las cosas
que pasan a mí alrededor…
-Has
trabajado en un sin número de obras de teatro. Desde los clásicos hasta los
contemporáneos, desde los griegos pasando por los ingleses, americanos,
latinoamericanos, ¿Qué te ha permitido balancear todos los géneros?
-¡Aprendizaje!
¡Experiencia laboral y de vida! Además,
debo confesarte que persistentemente elijo montajes que me permitan explorar
ángulos soterrados de mi ser. Con Osvaldo Cattone, por ejemplo, hace algunos
meses hicimos “Ocho Mujeres”, una obra que me permitió sacar a luz toda mi
neurosis. Incluso, sentí pena gritarle a Elvira de la Puente durante la obra…
-¿Pena? El trabajo en las tablas es solo ficción, ¿no?
-Igual, me
sentí pésima. Elvira es tan dulce y yo gritándole durante el desarrollo de la
obra. Me conmovía ¡es inevitable!
-Tuve la
ocasión de ver Ocho Mujeres, y la mujer que interpretaste era literalmente una desequilibrada…
-Sí, una neurótica, realmente disfruté este papel [risas]
-¿El temperamento
ayuda a dar vida a estos personajes?
-De alguna
manera.
-Después
vino el estreno de “Cenando entre
amigos”…
-¡La otra
cara de la moneda! Una mujer calmada, medida…
-¿Cómo asumes
estos roles, estos desdoblamientos?
-Me encantan
los contrastes. La posibilidad de interpretar seres, mujeres de personalidades
tan opuestas es muy importante para el desarrollo de mi trabajo. Son fotografías
de mujeres típicas y atípicas. Son características de personajes peculiares,
nada fáciles.
-Ahora eres
una psicoterapeuta…
- Acepté
el papel de la psicoterapeuta porque me pareció interesante, intenso. Me gustó investigar,
explorar, urdir sobre este personaje. Esta calma externa que siempre te
demuestran los psicoterapeutas me llamó siempre la atención. Un personaje que
además me permitió cambiar de esquema con respecto a las dos últimas
interpretaciones que hice.
-¿Cómo nutriste
el personaje?
-A través
de las charlas con mi psicoanalista. Lo llené de preguntas. De hecho hago
terapia y de alguna forma esta experiencia también me ayudó a enriquecer el
personaje.
-¿Comedia
o drama?
-¡Comedia!
Mi vida es bastante dramática como para seguir “dramatizando” hasta en las
tablas.
-¿Qué te
produce la comedia?
-¡Placer!
Me agrada treparme en el escenario y que el público se ría con mi trabajo.
-¿Permitirles
que descubran todos estos seres “extraños” que interpretas?
-Darle la
posibilidad de que observen lo que somos. Esto es lo que me interesa del
teatro: mostrar a los personajes que en el fondo somos.
-¿Estas
interesada en incursionar en la dramaturgia?
-Desde
hace varios años que no paro de actuar. Siento que debo darme un descanso.
Empecé a escribir dramaturgia desde el 2004. De hecho hice un curso con Gonzalo
Rodríguez Risco y Mariana de Althaus.
-¿Qué tal
la experiencia?
-Fíjate
que me desnudo más al escribir que al actuar…
-¿Tienes
planes para estrenar una de tus obras en el Teatro de Lucía?
-Lo deseo,
tal vez mas adelante.
-¿Qué temáticas son de tu interés?
-Las
relaciones de pareja, mi obsesión con el tema del tiempo. Me interesa urdir un
poco más sobre cómo se vive el tiempo, cómo cada uno de mis personajes siente
el tiempo y se relaciona con él.
-¿Este
proyecto involucra la dirección también?
-¡Lógico! Deseo
mostrar un trabajo integral: dramaturgia y dirección. De hecho tengo una
propuesta sobre mi particular concepto escénico, una visión personal del manejo
de las temáticas, del ritmo. Son proyectos que están en proceso de maduración.
-Nuestra cartelera
teatral es variada. El público puede acceder a obras de teatro clásico, moderno, nacional…
-¡Me parece
genial encontrar un abanico de alternativas! Desde los grandes clásicos pasando
por los ingleses, los norteamericanos; latinoamericanos, y peruanos. El público
debe tener diversas opciones teatrales. En la variedad está el crecimiento
profesional y personal.
-¿El
teatro local es rentable?
-No. Definitivamente no. Hacen
falta los auspicios.
-¿Es
competitivo?
-No lo veo
como una competencia. Todo lo contrario. Me parece saludable contar con varias
salas de teatro. Para el público es mejor contar con un sin número de salas y
de obras de diversos géneros. Los teatros grandes y convencionales
tienen su público al igual que nosotros los pequeños. Ahora, te seré sincera,
sufro mucho cuando los teatros no tienen público…