Director de la obra “En el jardín de Mónica” nos ofrece
algunos detalles de su versión teatral a propósito de su reposición en abril próximo
La obra de teatro “En el jardín de Mónica”, pieza
original de la dramaturga y directora Sara Joffré, reflexiona sobre la fragilidad de la infancia y su
vulnerabilidad en un mundo que la aniquila. Un montaje de alegría y tristeza,
sorpresa y resignación, indignación y ternura. Un pretexto también para recapacitar
sobre la importancia del reciclaje y la protección del medio ambiente en la
sociedad actual.
La puesta en escena se reestrena desde el sábado 09 de
abril hasta el domingo 01 de mayo, en el Teatro de la Asociación de Artistas
Aficionados (A.A.A.), bajo la dirección de Omar del Águila y las actuaciones
de Ximena Arroyo, Ana Santa Cruz, Jamil
Luzuriaga y Sergio Ota.
Una vez más, el público podrá disfrutar de la historia de
Mónica, una pequeña que inventa su jardín para creer que este mundo puede ser
diferente. Mónica juega y denuncia. Ha sido golpeada por la vida, y en
consecuencia, tiene profundas carencias afectivas. Una niña y un niño serán sus
cómplices, disfrutarán del lugar. Al respecto charlamos con el director Omar
del Águila.
-Después de
cincuenta años estrenas o repones En el Jardín de Mónica, montaje emblemático
de Sara Joffré. ¿Cuánto cambió o mutó la obra en tus manos?
-No mucho. Han pasado cincuenta años. Durante todo este
tiempo el teatro cambió, el Perú cambió como país, cambiamos como sociedad, y
obviamente, nosotros también cambiamos. La obra en sí tiene sus propias
mutaciones que parten de una propuesta centrada en la imagen visual. Mis
referentes están asociados al arte visual: el cine, el video y el videoclip. También
la arquitectura, la pintura y sus colores, elementos que desde una óptica
visual y plástica me llevan a una lectura textual y teatral diferente. En ese
sentido, la recreación de la obra de Sara cambió.
-¿Se modernizó?
-La puesta en escena se concretó desde una mirada actual,
una propuesta acorde con los tiempos. En esta reposición aposté por el tema
visual.
-Tu propuesta
fusiona el desplazamiento actoral y corporal unido al arte del títere y
manipulación de objetos. ¿A qué responde esta mutación?
-En el Jardín de Mónica, es un montaje colectivo. Todo el
elenco aportó. La actriz y titiritera Ana Santa Cruz nos apoyó con el manejo y
la manipulación de objetos. Debo de admitir que me agrada trabajar con objetos.
Tomando esta necesidad, la acción del actor y el texto, lo complementé con el manejo
de objetos planteando una escenografía más colorida y dinámica.
-Charlando con la
primera actriz Aurora Colina, la primera intérprete de Mónica me comentó que
Sara Joffré trabajó con un escenario libre de objetos. Un escenario más
sencillo…
-Me imagino. Eran otros tiempos. Me hablas de hace
cincuenta años atrás. Nosotros trabajamos con cajas de cartón, cajas de fósforo,
papeles. Toda esta parafernalia genera imágenes, genera color…
-¿Por qué apostar
por una escenografía que rompe con el proyecto oficial de la obra?
-Hace tiempo que trabajo con niños. Ellos tienen una extraordinaria
capacidad imaginativa. Tú le muestras un pañuelo a un conjunto de niños y ellos ven en éste
un sin número de imágenes. Exactamente como en El Principito. Todo este universo
visual de corte infantil lo trasladé a la obra de Sara, al mundo de Mónica.
-¿Para definir mejor
el universo infantil?
-¡Claro!
-Eres el primer
director osado. Proponer una escenografía y vestuario lleno de colorido sumado
a innovaciones escénicas. ¿Se alteró el libreto que apuesta más por un discurso
de denuncia con respecto a la niñez abandonada a su suerte?
-¡En absoluto! El libreto es tal cual. Los
cuestionamientos y reflexiones de Sara están latentes en este montaje. Hice
apenas una introducción a través de acciones. Creamos un mundo. Incorporé un
personaje. Un cuarto personaje que viene a ser el álter ego de Mónica. Eso es
todo. La obra se compone con tres actores y este cuarto es una especie de
compañía de Mónica.
-Sara fue una dramaturga
inconforme. Absolutamente cuestionadora. Esta pieza nos confronta con temas
como la desolación infantil y el medio ambiente…
-Efectivamente, Sara ha sido una dramaturga y directora confrontacional.
Hasta el momento sus cuestionamientos siguen martillando en el escenario. En
esta obra infantil ella nos muestra la desolación de los niños. Es una denuncia
abierta. Esta obra es una metáfora en donde ella nos habla de un jardín de
colores frente a un mundo hostil y gris. El adulto es muchas veces tan
represivo que anula la capacidad creativa del niño y esto lo puedes observar a
lo largo del desarrollo de la obra.
-A Sara también le
importaba el tema de la conservación del medio ambiente. ¿Es pertinente la
reposición de esta obra en una coyuntura en donde se derramó petróleo en
nuestra Amazonía…?
-¡Claro que sí! Totalmente pertinente. En el jardín de
Mónica trabajamos con el tema del reciclaje, proponemos un ambiente de armonía
entre el ser humano y la naturaleza. En otras palabras, proponemos el respecto
al medio ambiente. Todo tiene una razón de ser. Hasta el día de hoy los
peruanos no tenemos una buena relación con la naturaleza. Todo este tema del
derrame del petróleo en la Amazonía, la tala indiscriminada, la minería ilegal,
son pruebas irrefutables. Depredamos nuestro ecosistema de manera sistemática. Desde
el aspecto artístico, nosotros creamos a través de la naturaleza. Razones de
peso para preservar nuestro ecosistema.
-Sara fue una mujer
visionaria. En esa perspectiva. ¿Cómo observas esta obra de Sara?
-Visionaria y cuestionadora. Hace poco conversábamos
sobre otra de las obras de Sara: Especies, un trabajo colectivo entre los
chicos de Espacio Libre y Sara. Cuando me propuse trabajar En el jardín de
Mónica, la primera imagen que me vino a la mente fue la del pájaro enjaulado,
el mismo que nos mostró cuando hicimos Especies. Nuevamente nos encontrábamos ante
una metáfora. El pájaro encarnado en los niños y la jaula en nuestra sociedad. Esta
idea de intentar ser libres y no poder. Esta especie de encierro. Sara fue una creadora
muy intuitiva.
-Observo un elenco
parejo. ¿Cómo se desarrolló esta mecánica?
-El elenco trabajó con mucho tesón. La actriz Ximena
Arrollo me dio la oportunidad de dirigir. Ana Santa Cruz, aportó con este
maravilloso mundo mágico. Desde sus propias miradas Jamil Luzuriaga y Sergio
Ota, contribuyeron enormemente con todo este trabajo. Estoy agradecido por la
forma como han apoyado este proyecto de la A.A.A.
-¿Cómo se da tu
relación con tus actores, con tu equipo…?
- Creo mucho en sus capacidades. El diálogo es básico. Los
escucho. Me agrada que propongan. Ellos tienen plena libertad de proponer. Finalmente,
el actor es quien crea.
-¿Cómo ha sido este
tránsito de actor a director…?
-En ambas prácticas no me agradan las formalidades. En
materia teatral me gusta arriesgar.