martes, 12 de noviembre de 2013

Carlos Tolentino: “El teatro que hago no necesariamente está limitado a representar el mundo humano”



Adolfo Aguilar y Attilia Boschetti figuran en los roles protagónicos de “Los ojos abiertos de ella”




¡Estreno en la Ciudad Blanca! Uno de nuestros directores de teatro más emblemáticos, Carlos Tolentino, estrena el viernes 29 de noviembre en el Teatro Municipal de Arequipa, la puesta en escena "Los ojos abiertos de ella", original de la dramaturga uruguaya Raquel Diana, con las actuaciones estelares de Adolfo Aguilar y Attilia Boschetti.

"Los ojos abiertos de ella", es una historia de encuentros y recuerdos en la cual se intercalan sentimientos de dolor, angustia, amor, ternura, en espacios y tiempos diferentes. Todo ocurre en un estado de coma semejante a un sueño o una pesadilla, en donde el encuentro con la muerte puede ser la más atractiva de las aventuras, pero también la más peligrosa.

¿Existe la opción de decidir despertarnos? ¿Qué puede atraernos nuevamente a la vida? Son interrogantes que nos planteamos con esta hermosa y poética obra de teatro. Precisamente para charlar al respecto Lima en Escena fue en busca del director quien nos habló al respecto.




-Carlos, reestrenas “Los ojos abiertos de ella”. ¿Qué nos puedes decir al respecto?
Este proyecto nace como una iniciativa de la Asociación Cultural Teatrando de Arequipa. Esta asociación, se crea en marzo del 2012 debido a la falta de proyectos culturales y puestas en escena en la ciudad de Arequipa. Tres jóvenes actores, deciden juntarse porque sienten la necesidad de auto gestionar sus propios proyectos, para poder brindar no sólo puestas de alto nivel en la ciudad, sino también talleres de formación que puedan aportar crecimiento a los actores de la localidad. Es a partir de ahí, cuando me invitan primero a realizar un taller introductorio al Teatro de los Sentidos y a lo Posdramático. Y el siguiente paso es la presentación de una obra -de alguna manera emblemática- de lo que se había visto en el taller, y que mejor que el texto de Raquel Diana, “Los ojos abiertos de ella”.

-La obra, original de la dramaturga uruguaya Raquel Diana es una mirada filosófica y reflexiva, sobre el milagro de estar vivos… ¿Cómo has planteado este tema en escena?
Todo ocurre en un estado de coma semejante a un sueño o una pesadilla, en donde el encuentro con la muerte puede ser la más atractiva de las aventuras, pero también la más peligrosa. Se suele decir que el teatro logra expresar lo más perfecto del carácter ilusorio de nuestra existencia. Y hablo de ilusorio y no de irreal; ya que es natural en Occidente que la ilusión deba ser considerada solo como una realidad menor. Como dijo Ralph Emerson “Tal como somos así vemos”. Pero habría que añadir que lo que vemos tiende a su vez a hacernos lo que somos. Y ha sido quizás esta percepción, la que me ha guiado a interpretar de esta forma reticente, la obra “Los ojos abiertos de ella” de Raquel Diana, con la convicción que el teatro que hago no esté necesariamente limitado a representar el mundo humano. Vale decir a una sola forma de la manifestación, ya que el teatro puede representar al mismo tiempo la muerte real y la vida ilusoria.

-El amor y la muerte son temas que confluyen en este montaje...
La muerte en esta obra aparece como es verdaderamente, cesa de ser para nosotros lo completamente extraño, el enigma indescifrable. A cada instante morimos nuestra vida, pero también vivimos nuestra muerte. Si para nosotros, como lo descubre la protagonista de la obra, la muerte cesa de estar desprovista de sentido, la vida necesariamente tendrá sentido. La muerte viene a ser simplemente el exacto resultado de toda nuestra vida, morimos como hemos vivido. Se sabe que el budismo se ahorra un juez exterior que absuelve o que condena, que recompensa o que castiga; no hay otro juez que nosotros mismos que decidimos nuestro destino, durante esta vida, pero también después de la muerte.



-¿Crees que este montaje es una propuesta arriesgada sobre la condición humana?
Sobre mi puesta en escena, hace seis años atrás, un crítico teatral, opinaba que suelo “tener preferencia por piezas dramáticas que van más allá de lo común, por textos que sugieran muchas posibilidades de interpretación y permitan un margen a la exploración de los distintos códigos que confluyen en el hecho teatral”. Volver a reponer “Los ojos abiertos de ella” para presentarla en Arequipa, se me plantea con otras intenciones de las que inicialmente me hicieron elegirla. La puesta en escena es una relectura de mi trabajo anterior, y no una copia sacada del archivo para presentarla tal cual se hizo en su momento. Mis dos actores y yo éramos otros en ese momento. Este país era otro. De consecuencia la ciudad de Arequipa, nos brinda una ocasión para volver a aprender de lo que hicimos y de lo que hacemos, sea en la vida como en el teatro. Debo mencionar que Raquel Diana, la autora de este poema teatral, superó recientemente un estado de coma que pudo tener un desenlace fatal, y esta obra recoge esta experiencia como una forma de reflexionar sobre el sentido de la vida y la muerte.

¿Cómo contrastas los temas en el montaje con el universo real?
Cuando separamos la muerte de la vida en nuestro modelo dualista de aprehensión de la “realidad”, al mismo tiempo nos separamos nosotros mismos conceptualmente de otros seres humanos y del mundo. Cuando una persona produce esta sólida fantasía de que ella está aislada de toda otra cosa, ha perdido la noción de que ella es una parte de esta naturaleza y de este cosmos, y puede sentirse débil y a menudo amenazada, aun si su ego es aparentemente fuerte. Entonces esta persona ensayará controlar su entorno más y más. Esta manera de negociar con el mundo es producida por las fantasías –“el mundo es sólido y durable” – que controlan al individuo y lo llevan a reaccionar de esta manera determinada. En este contexto, ha perdido la percepción vivencial del flujo de la vida y de la muerte, de este cambio inevitable y necesario de todas las cosas.

-Sabemos que el elemento musical es vital en tus puestas en escena. ¿Cómo has elaborado la musicalización de la obra?
La música es siempre una aliada cómplice en mi trabajo. Nos han inspirado sabios mantras orientales, así como las seductoras nostalgias del Río de la Plata. Pero sobre todo, Emma Shapplin cuya voz es lo más cercano a la eternidad. Ella es una soprano francesa, autora y compositora que interpreta principalmente canciones del estilo denominado Classical Crossover.


- Attilia Boschetti y Adolfo Aguilar asumen los roles estelares de la obra. ¿Podrías hablarnos sobre la performance de ambos actores en escena?
Cuento con la disciplina y el talento de Attilia Boschetti y Adolfo Aguilar, dos actores que conocen el oficio de esta profesión, pero sobretodo cuento con dos seres humanos que no hacen teatro solo por dinero, sino porque encuentran en el teatro un lugar donde ser mejores. Para ellos como para mí, ir a Arequipa o de gira a cualquier provincia o pueblo de nuestro país o fuera de él, no es solo ir a dar una función de teatro, sino es ir a compartir la vida.