Adolfo Aguilar y Attilia Boschetti
figuran en los roles protagónicos de “Los ojos abiertos de ella”
¡Estreno en la Ciudad Blanca! Uno
de nuestros directores de teatro más emblemáticos, Carlos Tolentino, estrena
el viernes 29 de noviembre en el Teatro Municipal de Arequipa, la puesta en
escena "Los ojos abiertos de ella", original de la dramaturga
uruguaya Raquel Diana, con las actuaciones estelares de Adolfo Aguilar y
Attilia Boschetti.
"Los ojos abiertos de
ella", es una historia de encuentros y recuerdos en la cual se intercalan
sentimientos de dolor, angustia, amor, ternura, en espacios y tiempos
diferentes. Todo ocurre en un estado de coma semejante a un sueño o una
pesadilla, en donde el encuentro con la muerte puede ser la más atractiva de
las aventuras, pero también la más peligrosa.
¿Existe la opción de decidir
despertarnos? ¿Qué puede atraernos nuevamente a la vida? Son interrogantes que
nos planteamos con esta hermosa y poética obra de teatro. Precisamente para
charlar al respecto Lima en Escena fue en busca del director quien nos habló al
respecto.
-Carlos, reestrenas “Los ojos abiertos de ella”. ¿Qué nos puedes decir al
respecto?
Este proyecto nace como una
iniciativa de la Asociación Cultural Teatrando de Arequipa. Esta asociación, se
crea en marzo del 2012 debido a la falta de proyectos culturales y puestas en
escena en la ciudad de Arequipa. Tres jóvenes actores, deciden juntarse porque
sienten la necesidad de auto gestionar sus propios proyectos, para poder
brindar no sólo puestas de alto nivel en la ciudad, sino también talleres de
formación que puedan aportar crecimiento a los actores de la localidad. Es a
partir de ahí, cuando me invitan primero a realizar un taller introductorio al
Teatro de los Sentidos y a lo Posdramático. Y el siguiente paso es la
presentación de una obra -de alguna manera emblemática- de lo que se había
visto en el taller, y que mejor que el texto de Raquel Diana, “Los ojos
abiertos de ella”.
-La obra, original de la
dramaturga uruguaya Raquel Diana es una mirada filosófica y reflexiva, sobre el
milagro de estar vivos… ¿Cómo has planteado este tema en escena?
Todo ocurre en un estado de coma
semejante a un sueño o una pesadilla, en donde el encuentro con la muerte puede
ser la más atractiva de las aventuras, pero también la más peligrosa. Se suele
decir que el teatro logra expresar lo más perfecto del carácter ilusorio de
nuestra existencia. Y hablo de ilusorio y no de irreal; ya que es natural en
Occidente que la ilusión deba ser considerada solo como una realidad menor.
Como dijo Ralph Emerson “Tal como somos así vemos”. Pero habría que añadir que
lo que vemos tiende a su vez a hacernos lo que somos. Y ha sido quizás esta
percepción, la que me ha guiado a interpretar de esta forma reticente, la obra
“Los ojos abiertos de ella” de Raquel Diana, con la convicción que el teatro
que hago no esté necesariamente limitado a representar el mundo humano. Vale
decir a una sola forma de la manifestación, ya que el teatro puede representar
al mismo tiempo la muerte real y la vida ilusoria.
-El amor y la muerte son temas que
confluyen en este montaje...
La muerte en esta obra aparece
como es verdaderamente, cesa de ser para nosotros lo completamente extraño, el
enigma indescifrable. A cada instante morimos nuestra vida, pero también
vivimos nuestra muerte. Si para nosotros, como lo descubre la protagonista de
la obra, la muerte cesa de estar desprovista de sentido, la vida necesariamente
tendrá sentido. La muerte viene a ser simplemente el exacto resultado de toda
nuestra vida, morimos como hemos vivido. Se sabe que el budismo se ahorra un
juez exterior que absuelve o que condena, que recompensa o que castiga; no hay
otro juez que nosotros mismos que decidimos nuestro destino, durante esta vida,
pero también después de la muerte.
-¿Crees que este montaje es una
propuesta arriesgada sobre la condición humana?
Sobre mi puesta en escena, hace
seis años atrás, un crítico teatral, opinaba que suelo “tener preferencia por
piezas dramáticas que van más allá de lo común, por textos que sugieran muchas
posibilidades de interpretación y permitan un margen a la exploración de los
distintos códigos que confluyen en el hecho teatral”. Volver a reponer “Los
ojos abiertos de ella” para presentarla en Arequipa, se me plantea con otras
intenciones de las que inicialmente me hicieron elegirla. La puesta en escena
es una relectura de mi trabajo anterior, y no una copia sacada del archivo para
presentarla tal cual se hizo en su momento. Mis dos actores y yo éramos otros
en ese momento. Este país era otro. De consecuencia la ciudad de Arequipa, nos
brinda una ocasión para volver a aprender de lo que hicimos y de lo que
hacemos, sea en la vida como en el teatro. Debo mencionar que Raquel Diana, la
autora de este poema teatral, superó recientemente un estado de coma que pudo
tener un desenlace fatal, y esta obra recoge esta experiencia como una forma de
reflexionar sobre el sentido de la vida y la muerte.
¿Cómo contrastas los temas en el
montaje con el universo real?
Cuando separamos la muerte de la
vida en nuestro modelo dualista de aprehensión de la “realidad”, al mismo
tiempo nos separamos nosotros mismos conceptualmente de otros seres humanos y
del mundo. Cuando una persona produce esta sólida fantasía de que ella está
aislada de toda otra cosa, ha perdido la noción de que ella es una parte de
esta naturaleza y de este cosmos, y puede sentirse débil y a menudo amenazada,
aun si su ego es aparentemente fuerte. Entonces esta persona ensayará controlar
su entorno más y más. Esta manera de negociar con el mundo es producida por las
fantasías –“el mundo es sólido y durable” – que controlan al individuo y lo
llevan a reaccionar de esta manera determinada. En este contexto, ha perdido la
percepción vivencial del flujo de la vida y de la muerte, de este cambio
inevitable y necesario de todas las cosas.
-Sabemos que el elemento musical
es vital en tus puestas en escena. ¿Cómo has elaborado la musicalización de la
obra?
La música es siempre una aliada cómplice
en mi trabajo. Nos han inspirado sabios mantras orientales, así como las seductoras
nostalgias del Río de la Plata. Pero sobre todo, Emma Shapplin cuya voz es lo
más cercano a la eternidad. Ella es una soprano francesa, autora y compositora
que interpreta principalmente canciones del estilo denominado Classical
Crossover.
- Attilia
Boschetti y Adolfo Aguilar asumen los roles estelares de la obra. ¿Podrías
hablarnos sobre la performance de ambos actores en escena?
Cuento con la disciplina y el
talento de Attilia Boschetti y Adolfo Aguilar, dos actores que conocen el
oficio de esta profesión, pero sobretodo cuento con dos seres humanos que no
hacen teatro solo por dinero, sino porque encuentran en el teatro un lugar
donde ser mejores. Para ellos como para mí, ir a Arequipa o de gira a cualquier
provincia o pueblo de nuestro país o fuera de él, no es solo ir a dar una
función de teatro, sino es ir a compartir la vida.