miércoles, 27 de noviembre de 2013

Daniel Amaru: “Acabo de hacer una función de El canto del Monstruo para seis personas y fue la mejor de todas”





Edición fotográfica: Rosana López Cubas


Hace unos días, el dramaturgo y director Daniel Amaru Silva, estrenó la obra de teatro “El canto del Monstruo”, pieza que explora la enfermedad en la sociedad, en el cuerpo y en el alma, escrita por Rocío Limo. La puesta en escena continuará en el  Centro Cultural de la Municipalidad de Jesús María hasta diciembre próximo.

Cabe destacar que este agonizante 2013, ha sido particularmente especial para Amaru, uno de los dramaturgos más jóvenes de nuestro país, quien tras ganar el Concurso de dramaturgia peruana organizado por el Centro Cultural Británico con su obra “¿Eres tú, pequeño?”, estrenó la misma y participó en los montajes “Power off” y “Villa libertad”. Asimismo, su obra “Salir” fue seleccionada en el concurso Sala de Parto, nueva dramaturgia peruana, convocado por el Teatro La Plaza.

Razones de sobra para charlar con Daniel Amaru, un joven que poco a poco se hace de un espacio en este complicado escenario local.




-Estrenaste hace unos días “El canto del Monstruo”, obra que diriges. Desde la mirada del director. ¿Qué urde este montaje?
La obra nos habla sobre tres enfermos que se encuentran en la habitación de un hospital donde ninguno recibe lo que necesita. En esencia es eso. Dos viven ensimismados, y un tercero, llega a alegrarles un poco el ambiente, a enseñarles algo. La obra es rara, exige mucho del espectador. La puesta en escena es muy simple y elemental, estamos limitados a lo que el espacio permite y, bueno, no es mucho. Contento de poder dirigir a gente que aprecio mucho. Nos divertimos. La última noche de la semana hicimos función para seis personas y fue la mejor de todas. Una experiencia que también te enseña y te enriquece.

-¿Por qué los personajes tienen que encontrarse a sí mismos?
Porque es la única forma de aceptar lo que les pasa. Han dejado de relacionarse con los demás para vivir en paz consigo mismos. También está el hecho de que los tres compiten por lo mismo: llegar a un lugar mejor. Y en la jungla cada uno cuida su pellejo…

-Estos monstruos se desnudan en escena…
La obra plantea que para sobrellevar la culpa, hay que enfrentarla. El monstruo es el equivalente a la culpa, lo que cada uno esconde y no se atreve a decir.

-Sin embargo también nos habla de la importancia de los ideales, de los sueños…

En tanto los sueños constituyan una respuesta a la realidad. Creo que la obra nos habla sobre aceptar la realidad y complementarla con los ideales que uno tiene, sin dejar que éstos nublen la realidad y lo que no se puede cambiar de ella.

-¿La reflexión final de la obra?
Que juntos somos más fuertes. Es un cliché terrible, que no siempre considero cierto, pero “en la desgracia hermanos”. Y si todos somos desgraciados: todos somos hermanos.

Periplo de un dramaturgo y director


 -Daniel, este 2013 ha sido particularmente fructífero. Estrenaste ¿Eres tú, pequeño?, y una de tus obras fue seleccionada en el concurso Sala de Parto. ¿Qué balance te deja este período?

Ha sido un año productivo, positivo. Este 2013 estrené tres obras de teatro. De otro lado, los amigos del teatro La Plaza han tenido la amabilidad de publicarme una cuarta obra que aún no se estrena. En otras palabras: ¡He tenido suerte! Las personas confían en mi trabajo. Ahora, me toca moverme por cuenta propia.

-Empezaste de manera productiva en el tema de dramaturgia. Podrías hablarnos al respecto…

Toda la labor realizada en el campo de las artes escénicas ha sido fruto de la casualidad y el apoyo de las personas, y en muchos casos, amistades que han tenido a bien confiar en mi trabajo. Después de ganar el concurso de dramaturgia del Británico, con la obra ¿Eres tú, pequeño?, me encontré con un amigo que estaba involucrado en un proyecto. Él pensaba trabajar con un dramaturgo quien le canceló intempestivamente y me pidió trabajar juntos. Nos arriesgamos: él no había leído nada mío y yo tenía que escribir para un estreno en un plazo de dos meses. Así surgió “Power off”. Posteriormente, me invitaron a participar de la creación colectiva: “Villa libertad”. Particularmente, con este montaje cumplí el sueño de poder usar poemas de Javier Heraud. Hay algo hermoso en estas dos experiencias teatrales: el proceso de la creación colectiva. Experiencia que me ha permitido trabajar con libertad. Escribo el texto y siento que la obra forma parte de mí, sin embargo, permanece atada al elenco original, siempre será de todos porque sin ellos no existiría, no me la imagino con otro elenco.

-Dramatúrgicamente apuestas por el realismo. Las contradicciones del individuo, la doble moral. ¿Sigues focalizado en explorar estos temas?

Sí. Sencillamente, porque sigo sin encontrar respuestas en torno a determinados aspectos de la vida. Sigo sin entender al individuo humano. Leo y me informo sobre todo índole de temas y cada vez más me hago un sin número de interrogantes. Me parece raro que alguien pueda amar a su perro y comerse un chancho.  El hecho de decidir entre “mascotas” y “comida”. Siento que uno decide y ve lo que quiere ver. Me pasa con la biblia: o aceptas y reconoces todo lo que dice o sencillamente no crees en ella. Se supone que todo viene de arriba, ¿no? 

Estamos acostumbrados a aceptar lo que nos sirve y negar lo que no nos sirve. Ya no matamos a los adúlteros, pero queremos negarle a un grupo de personas el derecho a unirse legalmente. Ojo, no estamos ante un tema estrictamente religioso. Lo hacemos con las leyes, con nuestros principios. Siempre elegimos lo que nos sirve, es decir, lo que nos “conviene”. Nos pasa a todos. Me interesan las palabras y las categorías. No creo que se pueda categorizar a una persona de “mala” o “buena”. Un ejemplo sencillo: un sicario puede también amar a su hija y contarle cuentos todas las noches. Estas son las contradicciones, en apariencia, que me interesan…



-No es casual reflexionar sobre la doble moral, en un país como el nuestro, ¿no?

¡No! Estamos llenos de amantes de perros y gatos que comen chancho, y también gatos. Acostumbrarnos a todo estos fenómenos nos ha vuelto cínicos. No nos importa que nos mientan porque creemos que al saber que es mentira no importa. Parafraseando a Orwell, decir la verdad ahora es casi un acto revolucionario.

-Desde que decidiste involucraste en el quehacer teatral local optaste por la dramaturgia y dirección. ¿En qué momento decides incursionar en la dirección teatral?

Siempre lo he pensado. Desde que escribo ya estoy dirigiendo. La mayoría de dramaturgos dirigen desde la escritura. Es una tentación muy grande. Alonso Alegría dice que no puedes dejar todo en manos del director. Nunca sabes quién te puede tocar. Además creo que en el teatro es esencial hacer varias cosas, sirve muchísimo. Pero he querido esperar. Necesito formarme más. Mucho más. Quisiera acompañar algunos montajes, observar de cerca el trabajo de otros. Tenemos varios directores y directoras geniales con formas de trabajar tan distintas. Hay que aprovecharlos. Que esté dirigiendo ahora es otro de esos casos de amistad y casualidad. Fue una oportunidad que apareció y quise aprovechar. Aunque antes de volver a dirigir seguro me voy a tomar un descanso.



-El trabajo dramatúrgico de los jóvenes ha sido productivo este año. ¿Qué nos puedes decir al respecto?

Es la respuesta a la formación y a los maestros que nos guían. La formación que hemos recibido en los últimos años ha permitido que aparezcan varias caras nuevas que escriben bien. Alonso Alegría ha institucionalizado su taller con un sistema e interesantes horarios.  Cada dos meses hay un grupo nuevo de personas que salen de distintos talleres y pueden estar en capacidad de escribir una obra. Mariana de Althaus tiene dos talleres, el “tradicional”, y uno muy interesante de teatro vivencial. César de María, otro genio, es muy accesible y da charlas seguidas. 

Eduardo Adrianzén también ha tenido un ciclo de charlas.
Los talleres de Gonzalo Rodríguez Risco y Claudia Sacha en los conos de Lima son muy importantes. El concurso de La Plaza me ilusiona mucho: diez obras al año significan que para el 2023 vamos a tener cien obras nuevas de autores peruanos. La obra ganadora del concurso Sala de Parto “La cautiva” de Luis Alberto León, es una obra de arte. Se va a leer de aquí hasta la eternidad. ¡Y es su primera obra! También hay dos comedias de Franco Iza y de Patricia Romero. Definitivamente, todo este aporte, es productivo para las artes escénicas locales.

-¿Cómo observas los universos temáticos trabajados por los dramaturgos jóvenes?

Cada dramaturgo tiene sus propios intereses temáticos. Espero que temas como la época del terrorismo y la dictadura de Fujimori no desaparezcan nunca. Algunas obras de teatro que he tenido la ocasión de ver a lo largo de este 2013 hablan sobre estos temas, momentos históricos que se visibilizan a través del escenario. El tema porno, como la obra de Patricia Romero, también es un tema de interés para el teatro. El tema de las relaciones de pareja y el amor igualmente suscitan interés en los autores. ¿Será que recién a esta edad empezamos a tomar interés por estos temas? Puede ser. He podido observar que un vicio muy común entre los que recién empezamos es escribir obras que hablen sobre el teatro… Todos escribimos sobre lo que nos aqueja.

-Después de este estreno. ¿Qué proyectos vienen tanto a nivel dramatúrgico como de dirección teatral?

El año que viene quiero poner sobre escena por lo menos dos obras mías. La idea es dirigirlas con alguien o estar muy cerca de él o ella. Dos ya están agendadas. En el teatro todo depende. Lo que estoy tratando de hacer ahorita es quitarme de encima las obras que ya tengo escritas y recién luego ponerme a escribir cosas nuevas.




Temporada: del 15 de noviembre al 15 de diciembre. 8:00 pm
Auditorio Servúlo Gutiérrez
Centro Cultural de la Municipalidad de Jesús María
Entrada General: 25 soles
Entrada Estudiantes: 15 soles
Entradas a la venta en la boletería del teatro.
Precios especiales para grupos.
Reservas: reservas.liae@gmail.com