sábado, 20 de diciembre de 2014

José Carlos Yrigoyen sobre “El primer asombro”






Palabras pronunciadas por el poeta José Carlos Yrigoyen en la presentación del poemario “El primer asombro” (Animal de Invierno-Paracaídas Editores, 2014) de Denisse Vega Farfán, en la Feria del Libro Ricardo Palma







En el 2008, Denisse publicó “Una morada tras los reinos”, que en su momento leí y me pareció interesante. Un libro que tenía algunas composiciones ciertamente logradas y que, en su momento, nos prometía algo. Y aquí viene la primera virtud de Denisse. Entre “Una morada tras los reinos” y “El primer asombro” hay seis años de distancia. Me parece que esos seis años han sido bien aprovechados.

Denisse no cae en una trampa de la poesía joven, que es la de publicar un libro tras otro, uno al año muchas veces, dejando constancia de un progreso pero también de la irregularidad de la publicación temprana. Yo creo que en este caso la autora ha tenido la virtud de la paciencia, la cual forma el oficio, y creo que esa paciencia y ese trabajo se ven concretados en un libro de muy buena factura. 

En la poesía reciente hay una crisis que no es nueva, que tiene unos veinte años, quizás un poco más, después de 1980, en donde se han agotado ciertos discursos, o más bien los ejecutantes de esos discursos. Estamos repartidos entre una poesía coloquial, que está bastante gastada, y una poesía recargada de cultismos. Discursos que son intercambiables entre sí y que son una forma de ocultar. Denisse tiene un mérito enorme, no quiere inventar la pólvora y no lo hace, sino simplemente quiere hacer algo que usualmente está muy poco recurrido últimamente, que es el trabajo con el lenguaje. Eso ya se veía entrever en su libro anterior, pero creo que en este ha logrado un ascenso, una evolución muy apreciable, venciendo el temor a la segunda entrega.

Creo que mucho de lo que Denisse quiere decirnos en este poemario se condensa en el título de la primera sección: “a lo mejor hay una línea que sobrevuela la muerte”. ¿Qué es sobrevolar en este caso? Digamos que logra estar cerca, estar a punto de asir una idea, una sensación. Eso en poesía hacerlo bien es muy difícil. Ese es el objetivo de Denisse en este libro, eso justamente que se llama Poiesis. ¿Cómo lo logra?, ¿cuáles son sus estrategias? Tiene dos, que es mediante el enfrentamiento con el lenguaje, el oficio y la razón de escribir; y con el diálogo o retratos de personajes literarios en las secciones “el oído de los dioses” y “almuerzo sobre la hierba”. 

De las dos estrategias yo me quedo con la primera, no digo que la segunda sea mala, pero creo que los mayores logros están en la primera. Es la más afortunada, demuestra una densidad y un vigoroso lenguaje. ¿Cómo se logra la densidad?, me lo han preguntado alguna vez, ¿cómo se logra que un poema tenga cierta profundidad? Hay muchos métodos y también muchos subterfugios para lograrla o aparentarla. Una de ellas es la oscuridad y el retorcimiento, enrevesar las cosas, llenarlas de cultismos, referencias, hacer una especie de mazacote de palabras. Algo muy recurrido. Esto es una trampa, el de querer atragantar al lector con un trabajo de nombres, citas, que son intercambiables. Pero acá no, hay una cuestión que valoro mucho en esta poesía que es la de poner las cartas sobre la mesa. 

Hay poetas que juegan a un juego en el que no le dicen al lector las reglas y ellos las modifican mientras éste va avanzando; así el lector nunca gana y ese tipo de poetas se van contentos porque piensan que han ganado la partida. La partida no se gana así. La partida es cerrando el círculo de comunicación entre autor y lector, sin que eso signifique conceder al lector todas las claves. Pero negarlas todas y cambiar las reglas mientras va avanzando el texto simplemente termina siendo un acto onanista. En este libro el lector conoce el punto de partida, no se regalan las claves, pero de alguna manera la poeta logra hacer que se entrevean mientras van avanzando las imágenes, las ideas y las secuencias.

“El primer asombro” es un libro luminoso. No hay pliegues ni repliegues, no hay dobleces en el discurso. Creo que los dos poemas que a mí más me han sorprendido, y que demuestran una poeta que sobresale dentro del conjunto de sus contemporáneos, son: “Poema”, que es un maravilloso canto no solamente al lenguaje sino a la misma pertinencia de escribir, con imágenes que asombran; creo que ahí y en el poema “Enclave”, celebrado por el poeta Carlos Germán Belli, se encuentran los dos mayores logros de este libro. Siento en ellos a una poeta que ha logrado un lenguaje personal. Algo que es muy difícil de conseguir y es el mayor mérito de este poemario.

Hay también homenajes. Creo que los mejores homenajes suelen ser los involuntarios, y acá hay uno que a mí me gusta mucho que parece ser a José Watanabe. Hay un poema muy hermoso que se llama “Compré una pipa para mi amigo peruano…”, que tiene una reminiscencia al Watanabe de “Cosas del cuerpo”. Esta anécdota que termina en una epifanía. Un poema muy bien logrado, que demuestra mucho oficio, mucha técnica a la hora de engarzarnos con esta idea de la persona que compra una pipa hecha de cuerno de yak y desea al amigo que la va a fumar el espíritu de este animal mientras trasciende las montañas, la nieve y los vientos que decapitan.

Creo que Denisse ha logrado concretar un segundo libro muy meritorio, con varios poemas que me parecen francamente antologables y que no hacen más que refrendar la excelente impresión que me dio hace algunos años cuando conversaba con ella, y se le notaba muy llena de interés por la poesía y por alcanzarla. Puedo decir esta noche que lo ha logrado.