martes, 1 de noviembre de 2016

Ina Mayushin: “Carta desde Samito es un cortometraje dedicado a mi madre”



Filme gana el Premio Mejor Cortometraje Documental Nacional en el III Festival Nacional de Cine de Huánuco 2016






“Carta desde Samito”, filme de la directora Ina Mayushin, que compitió recientemente en la categoría Cortometrajes documentales del 3º Festival de Cine de Trujillo, ganó el Premio Mejor Cortometraje Documental Nacional en el III Festival Nacional de Cine de Huánuco 2016.

 La búsqueda de una hija por el paraíso perdido de su madre fallecida. Un viaje por el río Nanay al encuentro del pueblo que hace 50 años se convirtió en el mejor lugar para vivir y donde fundó la primera Escuela, es en breve la historia de este interesante trabajo visual que en mayo último se emitió a nivel nacional en calidad de estreno en el programa El placer de sus ojos que dirige Ricardo Bedoya. 

Al respecto charlamos con la directora Ina Mayushin.  

-Ina cómo fue la presentación en el Festival de Trujillo del corto “Carta desde Samito”, película que se estrenó a comienzo de año.

-Sí, “Carta desde Samito”, es un corto que se estrenó a nivel nacional a través del programa El Placer de los ojos que dirige Ricardo Bedoya. Esto fue en mayo pasado y en el 3º Festival de Cine de Trujillo se proyectaron juntos los cortos de ficción y documental, fue muy agradable ver la presentación por primera vez con público a mi costado. Fue muy emocionante sentir sus reacciones. Después de la proyección tuvimos un diálogo muy interesante con el público, en su mayoría estudiantes de comunicaciones. Pude compartir el proceso de creación, la experiencia vivida en el lugar donde se filmó el corto, ha sido muy interesante la conversación. Además de compartir con otros colegas cineastas sobre el cine en general.

-¿Cómo surgió este corto cinematográfico?


-“Carta desde Samito”, es un cortometraje documental que tiene un origen similar al de mi largometraje. Este trabajo nace de la necesidad de conocer las raíces en las que mi madre, en un momento de su vida, en su juventud para ser más exacta, vivió  en un pueblito perdido de la amazonia. Una comunidad sin servicios básicos totalmente diferente a la ciudad capital. Mi madre siempre decía que los mejores años de su vida la pasó en este poblado. Durante mi niñez siempre la escuché contar esta anécdota. Este pasaje de su vida se me quedó dando vueltas en la cabeza. Después de su partida empecé a indagar más al respecto. Es así como empiezo a escribir la historia de mi largometraje que es una ficción. Pasó el tiempo y cuando el guion estaba escrito decidí volver a este lugar de origen. Es así como conozco Samito, este maravilloso poblado que hizo muy feliz a mi madre. Es durante esta visita que surgió el corto.




-¿Por qué consideras que Samito es un poblado abandonado?

-Samito está ubicado en un brazo del río Nanay a seis horas de Iquitos en peque peque. El viaje a esta pequeña comunidad es una maravilla. El pueblo tiene algunas carencias y pareciera que esta como congelado en el tiempo, y se puede considerar como un poblado abandonado, pero la gente está feliz, viven tranquilos. Para ser romántica diría que las imágenes de las fotos que tengo de ese poblado de cincuenta años atrás lucen más bellas. Esta detenido en el tiempo.

-¿Cómo nace esta necesidad de hacer cine a través de la memoria familiar?

-El cine de una u otra manera está vinculado siempre con uno y con esa necesidad de contar sobre lo que nos mueve y que mueva al otro también. Me interesa la memoria y los vínculos de familia. Toda esta búsqueda nace a raíz de la partida física de mi madre. Recuerda que uno de los vínculos más fuertes que el individuo humano tiene en vida es precisamente con la madre. No digo que el padre no tenga un peso en nuestras vidas pero con la madre los individuos tienen una conexión especial. A partir de la ausencia de mi progenitora me encuentro en una indagación por saber más sobre su historia que a la larga es mi historia también.


-Podrías acercarnos a la historia de tu madre…

-Mi madre fue una maestra que se formó progresivamente. En tiempos lejanos con quinto de primaria podías ser maestra. Antiguamente a la mujer solo se le permitía estudiar primaria. Pese a esta dificultad ella siguió estudiando. Era maestra de un poblado rural en la Amazonia y viajaban todos los veranos a Lima para estudiar en la normal y formarse como docente. Terminó sus estudios y ejerció la docencia. Es una historia de lucha, de empuje, de fuerza y de disfrute de cada momento que vivió plenamente. Fue una mujer de mucho coraje y nada la detenía en las cosas que emprendía.

-Definitivamente esta historia es un tributo a tu madre.

-Totalmente. El corto está dedicado a ella y la estructura del mismo es la de una carta como lo dice el título. Una carta que le escribo desde la tierra hasta el cielo para que ella la lea.

-Ina, determinados realizadores descartan a los actores convencionales y apelan a personas comunes para hacer sus películas. ¿A qué le atribuyes esta elección?

-Al tema de la espontaneidad. Lo que los directores buscan es esa espontaneidad, esa frescura, esa primera vez. Esa emoción de la primera vez es única. Para el largometraje de ficción que haré sí me interesa trabajar con actores básicamente de la zona por el tema de tipo. Este corto es un documental. Si bien es un documental uno puedo tener una parte de recreación y poner una ficción y hacer una puesta en escena. Esta película no tiene estos ingredientes. Carta desde Samito, es un trabajo que va al registro inmediato y donde también participo. Me he permito ser parte de esta exposición con todo lo que eso implica: volcar mis sentimientos, mis emociones. 



-Con Carta desde Samito acabas de participar en otro festival, el 3er Festival Nacional de Cine de Huánuco, también lo postularás a festivales internacionales, ¿no? 

-Este 2016 ha sido gratificante para “Carta desde Samito”. Estrenamos en El placer de los ojos, después en el Festival de Cine de Trujillo y acabamos de ganar el premio como mejor cortometraje documental en el Festival Nacional de Cine de Huánuco. Por tema de agenda no pude viajar a Huánuco. Tener la posibilidad de mostrar el documental a públicos diversos me llena de satisfacciones más allá del premio. Y sí, la idea es seguir aplicando a otros festivales a nivel nacional e internacional cuando se den las oportunidades. Pero principalmente generar espacios para la difusión del corto.

-Con respecto a la producción de cortometrajes. ¿Notas un incremento en la producción de los mismos?…

-Sí, podríamos afirmar que actualmente la producción de cortos es alto. Cortos profesionales, universitarios, amateur, experimentales. La producción es extensa. Este corto no nació con la idea de ser un corto. Cuando visité Samito fue única y exclusivamente para hacer un registro y reconectarme con la historia de mi largometraje, era un viaje para llegar al origen. Cuando llegué a casa después del viaje y empecé a ver todo el registro inmediatamente observé que tenía un corto entre las manos. A partir de esta observación me puse a elaborar una estructura y el guion que finalmente me llevo a la historia de “Carta desde Samito”

-El corto de alguna manera también visibiliza a un poblado lejano y olvidado, ¿no?

-Totalmente, Samito es un pueblo que está en el rincón de la amazonia. No llega nadie. Mi madre me contaba que cuando ella vivía en esta comunidad hace cincuenta años había cien habitantes. Ahora son trescientos y se conocen todos. No hay delincuencia, viven con las puertas abiertas.  Es un paraíso. Pese a sus carencias es un poblado feliz. 
 
-Es un tributo a la educación…

-Por supuesto. Justamente la historia del corto apela a la memoria de mi madre a través de la memoria de otros cincuenta años después. Lo importante de esta historia es la huella que dejo mi madre en cada uno de sus alumnos. Las personas que la recuerdan destacan sus enseñanzas, su lado humano.