Directora
de la obra testimonial “Cuando suenan los Jiwayros”, nos invita a ver este
significativo espectáculo que este viernes cierra el Warmikuna
Raymi.
Con
ocasión de las festividades por el Día de la mujer, en estos días se celebra en
el LUM, el Warmikuna Raymi, un espacio para compartir experiencias artísticas y
de sanación en torno a lo femenino de mujeres vinculadas a las artes escénicas,
quienes reflexionan sobre lo que significa ser mujer en el Perú actual caracterizado
por un alto índice de violencia y brechas de género.
Mañana
viernes se presenta la pieza “Cuando
suenan los Jiwayros”, obra original de la Asociación Cultural Q'ente que
tiene como protagonistas a las actrices Raisa Saavedra Martínez, Nina Chaska
Zelada Lazarte, Luz Maribel Sánchez y en la música figuran Andrés Chimango
Lares y Rolando Carrasco. Al respecto charlamos con la directora Tania Castro, actriz, dramaturga y cuentacuentos. Una de las
personalidades más emblemáticas del ámbito de las artes escénicas de la ciudad
del Cusco.
-Tania, antes
de charlar sobre tus orígenes en las artes escénicas empecemos a hablar sobre el Warmikuna Raymi, este bello festival que se
presenta en el LUM.
-El
Warmikuna Raymi, es una organización que compartimos con Ana y Débora Correa,
Marisol Zumaeta, Cucha del Águila, entre otras compañeras. Somos diversas
mujeres en el mundo que deseamos celebrar la vida y curar las heridas. Una vez
al año realizamos en Cusco el Festival Semillas
del Warmikuna. Un programa de actividades artísticas, talleres de trabajo y
desarrollo personal para las mujeres del entorno rural y urbano. En estos
momentos nos encontramos en la ciudad de Lima invitadas por el LUM para hacer
una réplica del Festival y estaremos hasta el 9 de marzo.
-Mañana culmina
el festival con la presentación del espectáculo “Cuando suenan los Jiwayros”,
obra que diriges. ¿Qué nos puedes decir sobre esta historia?
-Cuando
suenan los Jiwayros, cuenta la historia de una bailarina contemporánea
originaria de Qora Qora (Ayacucho, Perú), víctima del conflicto interno (1980-
2000), quien queda lesionada durante una protesta en Huamanga. La historia nos
permite observar cómo, a pesar de todo, María Dolores, sostenida en los
principios espirituales del ande que la vio crecer, logra sanarse el alma y
decide seguir bailando en nombre de su gran familia: las nubes, las plantas,
los animales y los muertos. Están todos invitados.
-A propósito de
la obra que presentas este viernes. Me comentaste que ahora estas abocada a
trabajar en base a testimonios de seres sorprendentes.
-Sí.
Mi trabajo se centra en lo testimonial. Me gusta que la gente cuente sus
propias historias. Me vínculo con personas que tienen mucho que decir. Seres
que a través de sus experiencias nos ofrecen la medicina curativa y preventiva necesaria
para el Perú. He conocido gente de comunidades con valiosas historias. Estas
historias constituyen mi testimonio. Historias
que han movilizado no solo sensibilidades sino decisiones a favor de ellas.
-Tania hablemos
un poco sobre tu quehacer en las artes escénicas. Eres actriz, dramaturga, directora,
cuentacuentos, poeta. Tu formación y vena artística nace en el núcleo familiar
con tus padres. El actor y ella educadora…
-Así
es. Siempre observé a mis padres profundamente felices. Esa felicidad nos
encapsulaba en casa. Mi madre estaba inspirada, contenta y comprometida con los
niños de las comunidades campesinas y de los barrios marginales con quienes
trabajó en el Cusco. Ella dirigió el colegió Zaguán del Cielo. Una escuela alternativa, un sistema de enseñanza
criticado en su momento y que ahora es un referente…
-Tu padre es un
referente en el campo de las artes escénicas del Cusco.
-
Mi padre es el gestor de Q'ente Asociación Cultural. Desde que abrí los ojos vi
a mi papá feliz desarrollándose en sus labores teatrales. Por ambas venas entendí que la
felicidad no es un hecho aislado. Cuando la felicidad se expande y crece más te
alimenta a seguir en ese camino. El camino de vivir en comunidad. Con ellos
aprendí que la felicidad es un hecho comunitario. Somos interdependientes.
-Tu vínculo con
todo el tema andino tiene un referente familiar también ¿no?...
-Mi
abuela. La madre de mi papá era quechua hablante. Ella leía las hojas de coca. Con
ella aprendí que como individuos nos relacionamos con todo lo que vemos y no
vemos. Tierra, lluvia, nubes, sol, mar, montañas y todo lo que nuestros ojos y
sentidos no alcanzan a ver pero que tienen una existencia.
-Después de ver
algunas de tus obras observamos que tu búsqueda artística se centra en el
rescate de nuestras ancestralidades.
-Las
ancestralidades no solo del Cusco sino también de la costa. De algunos lugares
específicos de la ciudad. Es una búsqueda con nombre propio. Está redactada en
nuestros documentos de origen. Es nuestra utopía que tanto en el campo
educativo como en el artístico y científico se deben incluir. Me refiero a las
ciencias ancestrales. Estas ciencias provienen de éticas más afines y
sostenibles con la naturaleza. Si las ponemos en marcha nos permitirían vivir
de manera más gentil y no en ese estado de violencia permanente en el cual
vivimos. Me sumo a la naturaleza, a la astronomía, no es difícil adherirse
a este estado de belleza.
-A propósito de
todo estos temas. ¿Cuál es tu concepto de lo sagrado?
-Lo
sagrado no es sinónimo de seriedad. Lo sagrado está estrechamente ligado al
juego, a la celebración en comunidad. Lo sagrado también está vinculado a la
consciencia de las interrelaciones.
-El quechua es
una de nuestras lenguas originarias que está presente en tus espectáculos.
-
El tema de rescate y difusión de las lenguas originarias es sumamente valioso
para nuestras comunidades. Cuando trabajamos en el sector urbano me traduzco
para aproximarme al público desde el castellano al pensar y sentir quechua, sin
embargo, con Q'ente Asociación Cultural trabajamos teatro quechua. Hemos creado
un vínculo con el Instituto Superior Pedagógico en el cual laboro. Con ambas
instituciones ofrecemos un taller permanente de teatro quechua dirigido a los
chicos de beca 18 que hablan la lengua originaria. Con estos estudiantes presentamos
la pieza Túpac Amaru Vive en Tinta. Se
trabajó en quechua y español. Fue una experiencia maravillosa.
-A lo largo de tu proceso formativo te has emparentado con grupos
emblemáticos como Telba, Cuatrotablas, Yuyachkan, entre otros.
-De
todos los grupos que mencionas quienes han compartido y vivido con nosotros en
el campo artístico y durante el periodo del conflicto armado han sido nuestros
hermanos del grupo Yuyaschkani. Tenemos una familiaridad y
cariño enorme. Los Yuyachkani son amigos de mis padres. Mi familia y
quien te habla hemos compartido temas de formación y disciplina teatral. Desde
joven bebí su sabiduría teatral, su técnica. Llevé sus laboratorios de teatro
también.
-¿Qué nos
puedes decir de tu vínculo con la literatura o la poesía para ser más exacta?
-Desde
pequeña pensaba en quechua. El traducir y traducirme me obligaba a hablar
“bonito” como decían mis amigos. No se trataba de hablar “bonito” sino hablar
normal y comprendí, con la ayuda de mis padres, de los tíos poetas, de las
abuelas quechua hablantes, que poesía no es hacer acrobacia con las palabras
sino es un estado de consciencia. Así empecé a escribir poemas…
- Finalmente. Podrías explicarnos el trabajo que
desarrollas con el proyecto Semillas.
-Es
un trabajo que parte del alimento espiritual y el alimento físico. Quien no se
alimenta bien en los primeros años no puede tener la luz que una persona común
lo tiene. La alimentación física tiene que ver con la Red de Guardianas de las
Semillas del Mundo. Trabajamos para niños huérfanos que están en condiciones de
orfandad e institucionalizados. A estas instituciones les ofrecemos cursos de
nutrición, presupuestos de bandejas nutricionales con productos de la región
para mejorar la alimentación de los niños en sus primeros años. Además les
brindamos el alimento espiritual que son espectáculos de teatro, de cuentos, de
títeres, conciertos que van y les recuerdan su cultura.
Artistas del Warmikuna Raymi
“Cuando
suenan los Jiwayros” / Cusco
Día:
viernes 09 de marzo
Hora:
8pm
LUM
Bajada San Martín 151, Miraflores)
El
ingreso es libre.