martes, 8 de marzo de 2011

¡Feliz día Mujeres!








A propósito del Día Internacional de la Mujer, Lima en Escena rinde un cálido homenaje a todas las mujeres del mundo en especial a todas las peruanas. Para compartir esta celebración hoy tenemos como invitadas a la periodista Mariela Jara de DEMUS, Rita Carrillo de Foro Educativo y Madezha Cépeda de MUSA, quienes desde su respectiva especialidad nos acercan al actual rol de la mujer en ámbitos como la educación, la familia y el trabajo. Allí va.


Mariela Jara:
“Las mujeres de las zonas alejadas y pobres, están al margen del sistema de derechos”



Periodista destacada Mariela Jara, es en la actualidad Responsable de Línea Comunicacional de la organización DEMUS.

Con respecto a su rol en la sociedad y viviendo en pleno Siglo XXI, ¿las mujeres se han posicionado sólidamente en ámbitos como la educación, el trabajo y la familia?
Un posicionamiento en igualdad de condiciones, oportunidades y derechos es todavía un pendiente, una aspiración y de hecho, forma parte de la agenda de reivindicaciones de los movimientos de mujeres y de las feministas, como parte de éstos. 

Hay avances importantes en el acceso de las mujeres a la educación y al trabajo, pero junto con ello existen vallas que todavía hay que franquear que nos permitan por ejemplo alcanzar una educación pública de calidad, laica y no sexista, que erradique ese currículo oculto que sigue reproduciendo los estereotipos de género en los que se basa la discriminación y violencia hacia las mujeres desde que son niñas. 

Y en cuanto al trabajo, lograr desempeñar nuestra labor con garantía de nuestros derechos –sin explotación de ningún tipo- y donde el acoso sexual sea desterrado, problema que es pan de cada día y que una ley como la vigente no erradicará porque se trata de un asunto de cambio de mentalidades, de transformar nuestra cultura machista por otra de respeto a las autonomías y libertades de las personas. 

Respecto de la familia pienso que se ha avanzado, por las propias situaciones que se dan en la realidad, en asumir que ésta no es únicamente la nuclear formada por mamá, papá e hijitos e hijitas. Las familias en el Perú son diversas, hay un enorme porcentaje que son conducidas solo por mujeres, hay ausencia paterna, son amplias con presencia de abuela y abuelo, tíos, primas, en fin. 

Y también hay otras formadas por personas del mismo sexo pese a las resistencias de nuestra sociedad. En las familias en general todavía predomina la división sexual del trabajo por lo que sobre las mujeres recaen hasta triples jornadas de trabajo y triples responsabilidades pues deben asumir el cuidado de sus integrantes, las tareas domésticas y el sustento del hogar. El terreno familiar es todavía de subordinación para muchas mujeres y de violencia, la última ENDES indica que 4 de cada 10 peruanas vive alguna forma de maltrato.


En 2010 hubo 117 (si no es más) mujeres asesinadas por sus parejas en Perú, ¿se hace algo para resolver este grave problema?
El asesinato de mujeres por razones de género, en este caso por hombres vinculados afectivamente a ellas, denominados feminicidios, es la expresión extrema de la violencia hacia las mujeres. No basta con humillarlas, coactarlas o golpearlas, se las mata. Hay avances a nivel normativo y de políticas públicas, pero éstas colisionan con una realidad de falta de voluntad política en los sucesivos gobiernos. 

Ninguno ha asumido el problema de la violencia hacia las mujeres a lo largo de su ciclo vital como agenda prioritaria, y en la actual campaña electoral las agrupaciones políticas en contienda tampoco lo han hecho. Más allá de que los feminicidas por lo general no son sentenciados con severidad –alegando la figura de emoción violenta reducen las penas- por la benevolencia y hasta diría solidaridad de género de los jueces, preocupa la ausencia de medidas de prevención frente a la violencia, y que tendrían que pasar por políticas orientadas a enfrentar la socialización machista que contribuye a fijar en el imaginario social que las mujeres no tienen derecho a su autonomía sexual y reproductiva, que no pueden decidir libremente su vida, que ésta puede ser determinada por su pareja.

Con respecto al crudo tema de la violencia doméstica entendiéndose por ello violaciones, asesinatos y mas actos que aniquilan a la mujer ¿Perú ha retrocedido o me equivoco?
Como decías al inicio, estamos en pleno siglo XXI arrastrando problemas históricos surgidos con el patriarcado y su afán de control de las mujeres. Quienes rompen los moldes tradicionalmente establecidos o no cumplen las funciones socialmente previstas para ellas en función a su género son violentadas. 

En el Perú tenemos una ley que no protege adecuadamente a las mujeres, un Plan Nacional Contra la Violencia Hacia la Mujer que va hasta el 2015 sin el presupuesto necesario, y un sistema de justicia que duda de la palabra de las víctimas y emite sentencias discriminatorias, con claro sesgo machista. Los gobiernos, los partidos políticos, los parlamentos, el Poder Judicial tienen una enorme deuda pendiente con las mujeres en esta materia. Una sociedad, una democracia que tolera tanto la violencia hacia la mitad de su población y hasta la naturaliza, se aleja de la idea de nación, de país, de sistema en que toda su gente, mujeres y varones, puedan convivir en libertad y respeto a sus derechos humanos.




¿A qué responde todo este fenómeno de criminalidad en contra de la mujer?
Al afán de control de la vida y decisiones de las mujeres. Ese paradigma de la mujer abnegada, madre sacrificada y esposa hacendosa sigue muy fuerte en el imaginario social, el cual es reforzado –aun en medio de imágenes de modernidad- por los medios de comunicación y la publicidad. Sigue siendo bien vista la iniciación sexual de los hombres adolescentes y que lleguen con experiencia a su vida matrimonial, mientras que de la mujer se espera virginidad y conducta virtuosa. 

Los feminicidas –quienes suelen violar antes de asesinar- alegan entre las razones para sus crímenes que las mujeres no accedieron a tener relaciones sexuales o no aceptaron determinadas prácticas, que los engañaron y no les fueron fieles, que salía demasiado o llegaba de madrugada, que salía con sus amistades a reuniones y tomaba licor, o que ya no querían continuar con la relación. Es decir, cuando ellas toman decisiones sobre su vida, su sexualidad o reproducción con autonomía, el costo puede ser la vida. Esta realidad se presenta en todos los estratos sociales.

¿Qué se debe hacer para incorporar a todas las mujeres en un plan de protección más seguro y por ende más democrático?
La conciencia del derecho a tener derechos es un punto de partida para el ejercicio de nuestra ciudadanía, aspecto sobre lo cual hay enormes déficits en nuestro país. Muchas mujeres, sobre todo de las zonas alejadas y pobres, están al margen del sistema de derechos, el Estado está ausente y no les asegura los mínimos servicios de información, orientación, atención. 

Requerimos de mujeres informadas, con autoestima y seguras de su aporte a la economía siendo trabajadoras fuera o dentro del hogar, conscientes de su autonomía y con claridad de que su identidad no depende únicamente de la maternidad pues este estado es una opción y no una obligación, vigilantes de las políticas, exigentes de sus derechos y con organizaciones sólidas. 

De esta forma los Estados la tendrían bien difícil para evadir sus obligaciones establecidas tanto en normas nacionales como en tratados internacionales de derechos humanos, y asumirían con la debida diligencia la prevención, atención y sanción de las diferentes manifestaciones de la violencia de género tanto en los espacios públicos como privados, y aquella que es causada por los propios agentes estatales.

Organizaciones como DEMUS ¿Qué hacen al respecto?
Demus es una organización feminista con 23 años de trabajo que propone la transformación de las relaciones personales, sociales, políticas, económicas para promover un ensanchamiento de la democracia que genere una convivencia sin ningún tipo de discriminación ni violencia, basada en el respeto a las diferencias de sus integrantes. En esa perspectiva interviene a diferentes niveles, por ejemplo promoviendo el reconocimiento de derechos que aún no forman parte de nuestro ordenamiento legal, como por ejemplo el derecho a decidir de las mujeres que debe tener su correlato en la despenalización del aborto. 

También aporta a que las normas y políticas existentes a favor de las mujeres se cumplan adecuadamente y se traduzcan por ejemplo en mejores servicios para la prevención y atención de la violencia, con ampliación de cobertura, mejora de calidad de atención y por tanto incremento de recursos. Y lo hace fortaleciendo la actuación de las organizaciones sociales de mujeres.

 Realiza además esfuerzos para que la justicia deje de ser esquiva para las mujeres cuyos derechos son violentados, como lo fueron en los casos de las esterilizaciones forzadas en el gobierno de Fujimori, de la violencia sexual en el conflicto armado interno, o de la negación del acceso al aborto terapéutico, legal en el país. Demus ha logrado que ante el cierre de las puertas para la justicia a las mujeres, el Estado peruano tenga que reconsiderar su posición ante los llamados de atención de las instancias internacionales de Derechos Humanos, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

¿Cuáles son los temas de agenda que requieren de una urgente atención?
Nosotras consideramos que una agenda prioritaria en materia de derechos humanos de las mujeres debe incluir el derecho a una vida libre de violencia, a la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos y por tanto acceso al aborto legal, el derecho a justicia y reparación para las miles de víctimas de la esterilización forzada y de la violencia sexual en el periodo de conflicto armado. Además, es necesario que esa agenda contemple el diseño de políticas consensuadas al más alto nivel de lucha contra el machismo que debe tener en cuenta cambios en la educación, uso de los medios de comunicación para avanzar hacia una socialización que se funde en el respeto y las autonomía, y nos encamine hacia una igualdad real y no meramente formal como es ahora, sin discriminaciones por género, orientación sexual, raza, origen étnico, condición económica o física.




Rita Carrillo Montenegro:

“El tratamiento de la afectividad y la diversidad en la escuela es un tema pendiente en educación”


Educadora y Coordinadora de la línea de Educación en Areas Rurales y Desarrollo Docente de Foro Educativo. Miembro del colectivo Río de Arte, arteeducadora y especialista en formación docente y coeducación y atención a la diversidad.


¿Las mujeres se han posicionado sólidamente en ámbitos como la educación, el trabajo y la familia?
Creo que las mujeres en general nos hemos ido posicionando cada vez mejor y de manera sostenida en la educación, el trabajo y la familia. Los imaginarios sobre las mujeres y los hombres se van moviendo, con lentitud, pero se mueven y eso ha permitido que las familias y los centros de trabajo se adapten, no sin conflicto, a la emergencia de las mujeres en terrenos antes limitados a los hombres. 

Pero los matices se encuentran nuestras diferencias, es decir, me es difícil reflexionar en la generalidad, pienso en las mujeres de aquí y allá, de muchas pieles y culturas, de variadas condiciones. Por ejemplo las mujeres afroperuanas, las mujeres pobres, las adineradas, las lesbianas, las de clase media, las mujeres con discapacidad y con ello a las mujeres del variado ande, de la amazonia, de las diversas urbes. Entonces te digo que este proceso de posicionamiento en lo educativo, laboral y familiar es pues diverso también.

A materia educativa, ¿las mujeres tienen un verdadero y real acceso a la educación?
En el acceso a la educación si podemos decir que se asegura (leyes, normas y vigilancia social), en esto se avanzó mucho pero hay limitaciones graves relacionadas a la permanencia y la culminación del nivel secundario y superior. Aquí la menarquía y la sexualidad de las niñas y adolescentes en conjunción con los patrones y mandatos culturales sobre la edad para la reproducción y conformación de familias juegan un rol. 

Lo anterior, no debería poner en cuestión la permanencia y culminación de estudios, pero en la realidad sucede. La maternidad adolescente y la permanencia en la escolaridad es una problemática que intenta atenderse (no se puede legalmente separar de la escuela a una madre adolescente) pero con limitaciones que residen en la cultura escolar y de las familias, que muchas veces expulsan simbólicamente a las adolescentes madres.

 Otra situación es la orientación profesional. Aún cuando las mujeres hemos también irrumpido y accedemos a profesiones no tradicionales para nuestro sexo (ingenierías por poner un ejemplo) aún la orientación pasa por filtros sutiles que levan a la mayoría de adolescentes a optar tímidamente por las ciencias, la robótica, las ingenierías “duras” y qué decirte de la educación inicial, obstetricia, y otras profesiones donde la ausencia de hombres es llamativa.





¿Qué se debe hacer para incorporar a todas las mujeres en un plan educativo más democrático?
Para incorporar a las mujeres en un amplio espectro de posibilidades y oportunidades es necesario incorporar a los hombres en otros espacios, o los mismos, pero desde otras expectativas y rutas. Por ejemplo, no imagino la reducción y erradicación del feminicidio sin una educación sentimental, afectiva y relacional de respeto y valoración, mientras el deseo de posesión sobre las mujeres no sea deconstruido en el imaginario de los hombres estas cosas se repetirán. Así mismo, mientras las mujeres, desde la casa y en la escuela, no identifiquen en sus experiencias afectivas y amorosas, señas de conductas posesivas –revestidas de cuidado y ternura- en sus amistades y enamorados, se podrán encontrar con experiencias muy dolorosas.


¿Cuáles son los temas de agenda que requieren de una urgente atención?
En el ámbito educativo los temas pendientes y urgentes son: el tratamiento de la afectividad y la diversidad en la escuela. Un trabajo prioritario en el tratamiento de las diversidades existentes desde la perspectiva del derecho y la igualdad de oportunidades (discapacidad, etnicidad, sexualidad y erotismo diverso, lenguas…) Las mujeres y los hombres de nuestro país tienen el derecho de aprender en su lengua materna y aprender bien la lengua de “consenso”, bien entre comillas!.


Madezha Cépeda:

“Las mujeres con discapacidad, reclamamos el cumplimiento de nuestros derechos”



Presidenta de “Musas, Mujeres que inspiramos cambios”, organización dedicada a los derechos de las mujeres con discapacidad. Magíster en Educación Inclusiva. Actualmente, representa a la organización en diversos espacios.

Pregunta obligada, con respecto a su rol en la sociedad y viviendo en pleno Siglo XXI, ¿las mujeres se han posecionado sólidamente en ámbitos como la educación,el trabajo y la familia?
Las mujeres, al igual que los varones, tenemos el derecho y podemos, sin duda, tener un rol activo, propositivo y productivo en la educación, el trabajo y la familia. Sin embargo, todavía existen obstáculos económicos, políticos, sociales y culturales, que limitan nuestra participación plena en tales ámbitos. Las mujeres venimos avanzando respecto de nuestro objetivo de obtener el espacio que nos corresponde, pero a parte de afrontar los obstáculos ya mencionados, tenemos, paralelamente, el reto de concienciar a aquellas mujeres que todavía no conocen sus derechos.

Sobre el tema de las mujeres con discapacidad, ¿de qué manera se les ayuda y se les apoya para que tengan una participación activa en nuestra sociedad?
En principio, es muy importante que las autoridades, los funcionarios y la sociedad en general, entiendan que las personas con discapacidad, en general, y las mujeres con discapacidad, en particular, reclamamos el cumplimiento de nuestros derechos, situación que es muy diferente a pedir ayuda o apoyo. Por tanto, no es apoyo ni ayuda lo que requerimos.

 Las mujeres con discapacidad podemos y queremos sumarnos, en un rol activo, a la construcción de una sociedad inclusiva, justa y equitativa, en la que a toda persona se le respete su dignidad, sus libertades fundamentales y sus derechos. Todavía tenemos un largo camino para alcanzar nuestra meta, pues barreras arquitectónicas, sociales y culturales limitan seriamente nuestra participación activa en el desarrollo de nuestro país.



¿El estado cuenta con un plan de apoyo a nivel educativo, laboral con respecto a las mujeres discapacitadas?
Antes de responder la pregunta es necesario hacer una aclaración. De acuerdo a la convención de los derechos de las Personas con discapacidad de la ONU, suscrita por el Perú en el 2008, el término adecuado para denominarnos es el de persona con discapacidad y no persona discapacitada. Al utilizar la expresión persona discapacitada (supuestamente por la economía del lenguaje) se resalta únicamente una característica de la persona, que es la discapacidad; y las personas con discapacidad, contamos con múltiples capacidades, al igual que cualquier otra persona. 

En general, nuestro país cuenta con normas diversas relativas a las personas con discapacidad. La Ley de Educación tiene un enfoque inclusivo, la Ley General de la Persona con Discapacidad contempla que el 3% de los puestos de trabajo estatales deben estar cubiertos por personas con discapacidad. Sin embargo, no se destinan los presupuestos requeridos para implementar la educación inclusiva y si las personas con discapacidad no acceden a la educación, tampoco vamos a poder tener la preparación adecuada para ocupar los puestos de trabajo del sector público. O peor aún, si el entorno y el transporte no es accesible, así el Sistema educativo sea inclusivo, ¿cómo va a poder acceder la niñez a la educación y luego a la formación laboral?

¿Cuáles son los temas de agenda que requieren de una urgente atención?
-Presupuesto para implementar la inclusión educativa
-La atención sin ningún tipo de restricciones de las personas con discapacidad en el sistema Integral de Salud
-Transporte accesible
-Inclusión efectiva de las personas con discapacidad en los programas de formación laboral y de fomento del empleo del Estado