¡Nuevas publicaciones! Hace unos días, el joven escritor y periodista Jerónimo Pimentel (Lima, 1978), presentó La ciudad más triste, su primera novela la cual narra la Lima de 1843 – 1844 que vio Herman Melville (Moby Dickm, Omoo, Bartleby, el escribiente) durante su visita a la ciudad; tema complicado, laborioso, “pues he tenido que realizar una investigación en condiciones que han estado lejos de ser las ideales. Sobre Melville hay mucha literatura académica; en cambio, sobre ese momento particular de Lima hay muy poca historiografía”, explica Pimentel quien en las siguientes líneas nos detalla algunos puntos sobre su nuevo libro.
-¿Cómo se gesta La ciudad más triste, su nueva entrega literaria?
-Ha sido un proceso largo pero intermitente. Tenía la necesidad de recrear el paso de Melville por Lima pero no tenía la certeza de cuál era el género más apropiado para hacerlo. Intenté primero el ensayo, luego el poemario y terminé en una novela que a veces parece no serlo: es epistolar e histórica, pero también contiene un lenguaje y una estructura que no son los más convencionales.
-El contenido involucra una suerte de desolación frente a los temas que abarcan en esta novela…
-Hay una idea central: que Lima es blanca, algo crucial para Melville pues él identificaba ese color con el horror, con el mal absoluto, como es evidente en Moby Dick. Pero también ocurre que Lima es una ciudad rodeada de infinitos: el océano, la cordillera, los desiertos y el cielo sin cielo de la capital. Si se ve en ello un condicionamiento geográfico acaso se encuentre una explicación al ombliguismo limeño, a esta necesidad de ignorar al resto y replegarse en sí.
- ¿Por qué Melville? ¿Qué le seduce de él?
-Me seduce su genialidad. Creó, por si fuera poco, un puñado de obras maestras que cumplen las condiciones que Parra exige para toda obra maestra: pasar desapercibidas. Me seduce cómo anticipa todo el siglo XX. Su conocimiento de la condición humana. Su trashumar.
-El texto nos entrega un fragmento sobre la vida de Melville en Lima, ¿fue complicada la recreación de esta etapa histórica?
-Más que complicado fue laborioso, pues he tenido que realizar una investigación en condiciones que han estado lejos de ser las ideales. Sobre Melville hay mucha literatura académica; en cambio, sobre ese momento particular de Lima hay muy poca historiografía.
-¿Qué percepción tuvo Melville de Lima?
-Eso es justo lo que trata de resolver la novela. El misterio parte de un fragmento de Moby Dick, donde el escritor dice que Lima “es la ciudad más extraña y triste que se puede ver”. Todo mi trabajo ha consistido en tratar de reconstruir el origen de esa impresión. Creo que la ciudad le fascinó por sus contrastes: pacata y lujuriosa, con iglesias y casas de juego, opulenta y pobre, en el medio del Perú y en el medio de la nada, capital de una joven república pero, a la vez, “vieja como Pizarro”.
- En su historia, Melville está en una ciudad ajena, ¿cómo se sintió al conocer una ciudad radicalmente opuesta a la suya?
-¡Curioso! Melville tenía una mirada curiosa, atenta a los detalles, disfrutaba sus inmersiones en lugares desconocidos. De su viaje a Londres, obtuvo Redburn. De su viaje a las islas polinesias, Typee y Omoo.
- ¿Con la salida a luz de su primera novela La ciudad más triste siente que saldó sus cuentas con Melville?
-Espero que sí.
-A nivel literario, ¿cuáles son las variantes más concluyentes de este nuevo libro con respecto a sus anteriores títulos?
-¡Que es una novela! He escrito antes poesía y prosa, pero nunca había tenido la necesidad de articular un mundo, como en este caso. Ni de trabajar una historia, un argumento. La novela como género muchas veces es una trampa, pues fuerza su camino, obliga a un relato, crea continuidades que adquieren sentido en la sucesión. Toda narración es una trampa. Para mí ha sido gratificante enfrentar ese condicionante.
- Desde Marineros y boxeadores, su primer libro, pasando por Frágiles Trofeos, Pequeños Poemas Para Caras Largas, La muerte de un burgués hasta La ciudad más triste, ¿Cómo ha cambiado su poética?
-Trato de no pensar en esos términos, en un sentido de obra. Quiero simplemente encontrar ese espacio entre géneros, híbrido, que mejor se adecue a mi necesidad expresiva.
- Leyendo su poética –un poco de todos sus libros- sentimos que usted se nutre de todo lo que le rodea: en otras palabras la vida misma, particularmente en La ciudad más triste, ¿qué lo alimentó?
-Tenía la necesidad de saldar mis cuentas con Melville. Para mí ha sido o es una obsesión larga y sentía que la única forma de librarme de ella era matándola a través de la escritura. Espero que ahora la ballena cese su acoso.
-A diferencia de otras décadas observo una efervescencia en cuanto a producción poética, los escritores publican ahora con más frecuencia, ¿cómo observa el panorama de la producción literaria?
-Siento que el panorama es más abierto, sí. Me gustaría pensar que algunos poetas se sienten menos poetas y más escritores, es decir, que deambulan entre géneros, que no se sienten atados a un registro, que no se encadenan a la versificación y tratan de buscar la poesía fuera de la poesía. Y si me permites seguir con las buenas intenciones, me gustaría creer que ese transitar puede generar una literatura sino nueva al menos fresca. Tengo muchas ganas de leer, por ejemplo, el libro de cuentos de Tilsa Otta, que va a presentar pronto.
-Pese a todo, algunos escritores y/o críticos consideran que la poesía está en crisis, ¿qué opina al respecto?
-La poesía está en crisis en el sentido de que no ha habido nuevos aportes estilísticos y consolidados, probablemente, desde 1975. Si ves la división por décadas no hay absolutamente nada que separe a la llamada generación del 90 de la del 2000, e incluso entre 80s y 90s me cuesta encontrar un punto de cambio que inicie una nueva etapa. Este proceso tal vez genere una sensación de cansancio estético, de poca renovación o de conservadurismo. Tal vez el problema es tanto de los poetas como de los críticos, que se han ocupado poco y mal de estas tres últimas décadas, salvo excepciones. Aún así, es posible hallar poemarios valiosos, lo que es un síntoma esperanzador.
-En el futuro planea hacernos entrega de un texto de cuentos, poemas y/o otra una novela...
-El año pasado terminé un poemario, Al norte de los ríos del futuro, que será publicado en España. Estoy feliz por eso. Es ciencia ficción.