martes, 16 de abril de 2013

Emilio Bustamante: “En los últimos 17 años se han producido y estrenado más de 150 largometrajes en provincias”




“Se empezó a hacer cine en el interior del país hace muchos años. Antonio Wong Rengifo hizo cine en Loreto en las décadas de 1930 y 1940”, dice Bustamante en la presente entrevista 





Desde hace unos días se realiza en nuestra capital dos interesantes ciclos de Cine Regional gratuitos. El primero de ellos se lleva a cabo en el Centro Cultural CAFAE-SE “José María Arguedas”. De otro lado, el segundo, se puede apreciar en el Centro Cultural Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores, institución que proyectará las películas de cuatro fundadores del movimiento del Cine Regional originarios de Ayacucho, Cajamarca, Huancayo y Puno. 
Al respecto Emilio Bustamante, nos da sus apreciaciones sobre el tema.

-Emilio, ¿cuál es la importancia de divulgar y promover los trabajos cinematográficos producidos en diversas ciudades del interior del país?

-Se están llevando a cabo dos ciclos de cine regional. Uno, en el Centro Cultural Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores, y otro en el Centro Cultural José María Arguedas del Cafae-SE. Esto demuestra que está creciendo el interés por el cine regional en la capital. Es importante la divulgación y promoción de este cine porque constituye actualmente el que mayoritariamente se realiza en el Perú, y porque alcanza una representación audiovisual del país que antes no existía.

Hasta hace dos décadas el llamado cine nacional era predominantemente limeño. Sin embargo, en los últimos 17 años se han producido y estrenado más de 150 largometrajes en provincias; mucho más que en Lima. Además, el cine regional permite ver representados, por parte de cineastas de las mismas regiones,  a personajes, costumbres, vivencias, escenarios y manifestaciones artísticas que durante años habían estado ausentes de nuestras pantallas cinematográficas. Es a partir del desarrollo del actual movimiento de cine regional que podemos empezar a hablar de un cine auténticamente peruano y ya no solo limeño.

-A propósito del Cine Regional tenemos entendido que está trabajando en un libro al respecto, ¿cómo surge esta iniciativa?

-En realidad, surge del trabajo de Jaime Luna Victoria como programador de películas regionales en el Centro Cultural José María Arguedas del Cafae-SE. Jaime viene programando, en Lima, películas realizadas en provincias desde hace nueve años. Yo asistí algunas veces a ver estas películas, me interesaron mucho y le propuse a Jaime que presentáramos un proyecto de investigación sobre el tema al Centro de Investigación Científica de la Universidad de Lima, que dirige Teresa Quiroz. Hicimos el proyecto, lo presentamos, y fue aceptado. Ya hemos terminado la primera etapa de la investigación, y estamos por empezar la segunda.

-Retomando el tema. ¿En qué momento se empieza a producir cine de manera sostenida en el interior del país?

-Se empezó a hacer cine en el interior del país hace muchos años. Antonio Wong Rengifo, hizo cine en Loreto en las décadas de 1930 y 1940. En las décadas de 1950 y 1960, los miembros del Cine Club Cusco (Luis Figueroa, Manuel y Víctor Chambi, Eulogio Nishiyama y César Villanueva) hicieron cortometrajes documentales e inclusive dos largos de ficción: “Kukuli”, dirigido por Luis Figueroa, y “Jarawi”, dirigido por César Villanueva y Eulogio Nishiyama.

Figueroa continuó su carrera realizando largos de ficción y documentales durante varios años. También tenemos noticias de otros pioneros en Ayacucho y Huancayo. Aunque muy importantes y ejemplares para las nuevas generaciones, los trabajos de estos cineastas estuvieron localizados solo en una parte del país y no dieron origen a una producción variada y duradera como la que vemos hoy en día.

El actual movimiento se originó en Ayacucho a partir de un grupo de jóvenes que se juntaron en 1994 para hacer cine en esa ciudad. Ellos eran José Gabriel Huertas, Palito Ortega Matute, Luis Enrique Berrocal y Mélinton Eusebio. En 1996 aparece la película que da inicio a esta corriente, “Lágrimas de fuego” en la que participaron Huertas, Berrocal y Eusebio; y al año siguiente se estrena “Dios tarda pero no olvida” de Palito Ortega Matute. En adelante se harán varias películas por año en Ayacucho. El fenómeno se extenderá a otras regiones.




-¿Cómo se financian?

-La mayoría se financia con fondos propios. Con ahorros o préstamos, pocas veces de bancos; en la mayoría de los casos los préstamos son familiares. Algunas películas (menos de diez) se han financiado con premios de Conacine y Dicine otorgados a los proyectos.

-¿Cuáles son los canales de difusión?

-Las películas se estrenan en salas cinematográficas que son alquiladas para la exhibición. Algunas de estas salas son muy grandes y antiguas, y están casi en desuso; son abiertas especialmente para la ocasión. En otros casos, se trata de salas municipales. También se exhiben los filmes en colegios o en locales comunales en los pueblos, a donde van los cineastas con su proyector, su equipo de sonido y su écran para dar la función. Unas pocas películas han sido estrenadas en multisalas comerciales.

-Podríamos afirmar que estas producciones responden a un tipo  de cine independiente…

-Sí, se podría afirmar eso.

-¿Qué géneros comprenden su búsqueda cinematográfica?

-Los géneros son, básicamente, el fantástico en su variante del terror y el melodrama. También hay un conjunto de películas que podrían ubicarse dentro del realismo social. Hay pocas comedias, y algunos documentales.

-¿Qué nos puede decir de los universos temáticos?

-Las películas de terror remiten a la amenaza de criaturas mitológicas como jarjachas o pishtacos. Los melodramas a las dificultades que atraviesan familias que migran del campo a la ciudad. Las películas de realismo social tocan temas como la violencia política, la desigualdad de clases, o las transformaciones que ocasiona la modernidad tanto en la ciudad como en el campo. Un gran tema presente en todos los géneros es la violencia.

-¿Quiénes son sus gestores?

-Después de iniciado el movimiento el Ayacucho, al poco tiempo surgen, en Juliaca,  Flaviano Quispe (“El abigeo”) y Ramiro Díaz Tupa (“La fuerza de un héroe”); en Puno,  Henry Vallejo (“El misterio del Kharisiri”); en Junín aparecen Nilo Inga (“Huaca”) y Luis Gonzales (“Fatal destino”); y, en Cajamarca,  Héctor Marreros (“Justicia santa”). Ellos son los iniciadores del movimiento en sus respectivas regiones.

 -¿Cuáles son sus características dramatúrgicas y estilísticas?

-La mayoría de las películas se rigen por una narrativa clásica aristotélica de tres actos. La estilística es también clásica, con pocas excepciones.

-¿Cuáles son las ciudades de mayor producción cinematográfica?

-Ayacucho, Juliaca, Puno, Huancayo y Cajamarca.

-Imaginamos que en toda esta producción regional también participan mujeres, ¿no?

-Sí, pero aún en cantidad muy inferior a los hombres. Hay algunas cortometrajistas. Entre quienes han hecho películas de más de 50 minutos se puede mencionar a las arequipeñas Cecilia Cerdeña (“Metanoia”) y Karina Cáceres (“Cable a tierra”), a la huancaína Jacqueline Riveros Matos (quien está terminando “Yawar Wanka”), y a las productoras Luz Isabel Guarniz de Cajamarca (responsable de tres documentales, entre ellos “En el corazón de Conga”) y Nina Peñaloza de Junín (productora, guionista y actriz de “Te juro amor eterno”).