jueves, 21 de septiembre de 2017

¿Se debatirá en el Congreso la nueva Ley de Cinematografía y el Audiovisual?



Mientras espera el turno para ser discutida en el Palacio Legislativo, un grupo de destacadas directoras peruanas nos ofrecen sus puntos de vista sobre su eventual aprobación.




 Hace algunas semanas se aprobó el proyecto de la nueva Ley de la cinematografía y el audiovisual peruano.  Este busca triplicar el presupuesto para al sector y lo amplía para la producción audiovisual con miras a fomentar el desarrollo de esta actividad en diversos formatos y plataformas, y abre así la posibilidad para la coproducción del cine peruano. 

Asimismo, la nueva Ley propone la creación de un sistema de apoyos económicos para las industrias culturales y las artes, avance importante en materia de financiamiento de la producción cultural en el país. En estos momentos, el Proyecto de Ley será sujeto a debate en el Pleno del Congreso y espera su turno.  Para charlar al respecto, Lima en Escena conversó con las directoras peruanas Lorena Best Urday, Micaela Cajahuaringa, Melina León, Rossana Díaz Costa, Rocío Lladó, Nora de Izcue,  Marianne Eyde y la experta en crítica de cine Mónica Delgado.


Lorena Best Urday


Esta posible ley se ha convertido en una excusa política más del fujimorismo para enfrentar a la población. Me queda claro que el infame editorial publicado hace algunos días en el diario El comercio va por ese lado. Finalmente, y lo que más me importa, es saber si los que trabajamos con y en el cine estamos conscientes que la ley no significa una bolsa de dinero, sino una oportunidad para complejizar todo lo referido al cine en el país.

Micaela Cajahuaringa


La cultura en este país es sumamente importante no sólo por el legado  histórico que tenemos o por su función de mantenernos informados, sino por recordarnos nuestro pasado y educarnos. Con un país más educado tendremos más salud como seres humanos. Tener una ley de cine es indispensable para seguir creciendo y desarrollándonos como país.  Es interesante ver como el cine regional ha crecido y como van surgiendo miradas desde otras perspectivas que nos acercan más a nuestros propios compatriotas. 

Me parece importante ver como en los últimos 15 años la preocupación de jóvenes cineastas ha dirigido su mirada hacia nuestro pasado reciente. Esto es un síntoma de que necesitamos seguir diciendo, seguir viéndonos y desarrollar nuestra imagen sobre las pantallas para que sean vistas por nosotros mismos y luego mostrarlas al mundo ya que muchas de ellas han tenido significativos reconocimiento en el exterior. Es hora que ésta área de la cultura se fomente y regule adecuadamente para contribuir su sano desarrollo.

Melina León


Espero que el congreso apruebe la nueva ley. Para quienes buscamos hacer cine de ficción y documental con calidad artística o visión política, los fondos del ministerio son imprescindibles. Triplicar el presupuesto no sería nada muy revolucionario ni menos vanguardista, solo nos pondríamos a la par con algunos otros países latinoamericanos -como Chile y Colombia-, los que ya están viendo resultados hace muchos años.

 Hay gente que dice que un país pobre debería tener otras prioridades, lo cierto es que parte de nuestra pobreza consiste en nuestro bajo nivel cultural. El estado tendría que tener un nivel de sofisticación mucho mayor para enfocar el asunto y trazar políticas culturales que contribuyan a transformarnos en un país un poco más sensible e informado y el cine es un arte que debe ser parte importante de esta transformación.

Rossana Díaz Costa


Es un gran paso adelante para el desarrollo de nuestra cinematografía. Ojalá que el Congreso apruebe esta ley por la que tanto se ha estado esperando y luchando. Es necesaria para poder tener más fondos para hacer más películas y para tener una situación más justa en lo que respecta al cine peruano enfrentado al cine del norte mundo. Sería el inicio de una posibilidad de empezar a crear una verdadera industria de cine. De ser aprobada, el siguiente pasó pienso que sería crear una escuela de cine pública, tan necesaria también para el desarrollo del cine en nuestro país.

La aprobación de esta ley es una gran oportunidad para el desarrollo de la actividad, en tanto permitiría contar con mayores recursos para la formación de profesionales y para la conservación del acervo audiovisual, así como para la producción y distribución de obras cinematográficas. Son fórmulas de estímulo a la actividad cinematográfica y audiovisual del país, que se dan en todo el mundo, incluso en los Estados Unidos. En la región, las cinematografías que están teniendo mejores resultados y han logrado internacionalizarse, son las que tienen leyes de cine que las fomentan, como Argentina y Colombia.

Rocío Lladó


La actividad cinematográfica es parte del motor de desarrollo de un país, en tanto se ejecutan una serie de inversiones para la realización de una producción: generación de empleos, contratación de servicios y pago de alquileres, entre otros. La actividad también contribuye a la difusión de nuestra imagen en el exterior, con lo que se fomenta el turismo, así como la decisión de empresas productoras extranjeras de grabar sus películas en el Perú. Una de las últimas producciones internacionales realizada en Lima el año pasado fue la película “Death race 2050”, producida por el ganador del Óscar Roger Corman para Universal Pictures.

Por otro lado, el cine no solo refleja la realidad -la reinterpreta y cuestiona- sino que, además, contribuye a la formación de la identidad y del sentido de pertenencia de un país. Por tanto, influye en la formación de valores y en la educación. Para ejemplificar lo que digo, comparto vivencia personal. El año pasado, viajé a España para presentar mi largometraje La Amante del Libertador. Los asistentes a las diversas funciones, en su mayoría peruanos, hicieron comentarios sobre el tiempo histórico, el elenco y las locaciones utilizadas, en tanto se consideraban reflejados en la película. 

Había suspiros mientras identificaban las iglesias y casonas coloniales, sonrisas cuando la protagonista se sumerge en las catacumbas de San Francisco -tal como muchos de ellos lo habrán hecho- y también nostalgia al contemplar el Real Felipe. Pero hubo un comentario que resume todo: una señora, que no ha vuelto al Perú en más de veinte años, dijo: “Gracias por traernos las cuculíes”. Ella había reconocido el sonido de estas palomas, típicas de Lima. Fue un canto con el que se identificó y que, como un espejo, la trasladó a su ciudad de origen.

Nora de Izcue


Es un importante logro que el Proyecto de Ley haya sido aprobado por el Consejo de Ministros y pase al Congreso. Esa Ley se ha trabajado por mucho tiempo con el Ministerio de Cultura y la participación de algunos grupos gremiales como la Unión de Cineastas, la Asociación de Productores y la Asociación de cineastas regionales. Ojalá que tenga buena acogida en el Congreso. Yo acabo de estar de jurado de las películas peruanas en el Festival de Cine de Lima, de la Universidad Católica y he quedado gratamente sorprendida con la calidad de las obras y, muy especialmente, por encontrar en ellas el rostro del Perú profundo en sus distintas facetas. Ya es hora de que se le dé a nuestro cine el lugar que se merece y veamos qué pasa en el Congreso, esto solo es el primer paso.

Marianne Eyde


La pregunta no es tan sencilla. El proyecto tiene mayor alcance que la Ley existente. La reacción de algunas personas que proponen pensar o priorizar rubros como la educación, salud, entre otros,  es importante también, sin embargo, debemos de reconocer que estos sectores se complementan con el de cultura.  Los sectores productivos como la construcción, minas, entre otros, podrían financiar más cultura y no decir que los cineastas no pensamos en la educación y salud. 

Lo importante es lograr que el cine nacional esté presente en las salas y en los espacios públicos como debiera ser.  Las distribuidoras  internacionales podrían pagar un mayor porcentaje de impuestos sobre las ganancias de los principales estrenos internacionales. Esto podría ser progresivo. Se ha multiplicado las salas pero a veces un gran estreno ocupa  tres salas en el mismo cine, y ya no queda espacio para el estreno y la permanencia en sala de las películas nacionales.

Mónica Delgado


Hay dos puntos a resaltar en este proceso para la aprobación por el legislativo de una ley de cine. El primero tiene que ver con el modo en que se construye la política, el diseño mismo de la ley, un proceso dado de modo participativo hasta cierto punto, y que de pronto se ve desmantelado por el mismo Estado, en la medida que lo discutido es apenas considerado. Recordemos que la discusión para contar con una nueva ley de cine ha tomado más de quince años, que ha implicado la participación de los gremios, las exhibidoras, distribuidoras, y demás miembros de la ciudadanía, materializado en dos anteproyectos, uno archivado en 2014, y este segundo, ya aprobado por el Ejecutivo. 

Sin embargo, el proyecto de ley presentado pareciera que hubiera prescindido de decena de aportes (fondos autofinanciados con porcentaje de las entradas al cine, cinemateca, escuela pública de cine, circuitos alternativos de distribución y exhibición, enseñanza del audiovisual en las escuelas y la ansiada cuota de pantalla), donde incluso un actor en estos diálogos, las exhibidoras sobre todo, quedaron fuera del "juego". Pareciera que en lo señalado en la nueva ley de cine apenas considera su participación.


Como segundo punto a resaltar es que el corazón de este proyecto de ley en cuanto a lo presupuestal sigue siendo muy similar a la ley vigente, dada en 1994 y firmada por Fujimori, que cede un número de UIT para financiar proyectos al cine a través de concursos. Se lograría un aumento muy significativo y urgente para aumentar la producción del cine en el país, pero esto estaría supeditado al humor del gobierno de turno. Por ejemplo, Colombia vive el éxito de una producción de cine envidiable pero sufre el mismo problema de que esas películas duran apenas una semana en cartelera. Sin una cuota de pantalla es entregar fondos a mansalva pero sin pensar en el circuito completo: hacen películas pero luego los mismos cineastas están partiéndose el alma para ver dónde estrenan, si sus películas durarán más de dos días en cartelera, si la gente va a ir, si funciona el boca a boca, armando "frankensteins" de programación mostrando un día en una sala y al otro día en otra, porque no hay ni siquiera un circuito alternativo con buenas condiciones para eso. 

El tema es más complejo, si bien no lo soluciona una ley de cine, al menos se garantiza que en el futuro políticos y gestores con más voluntad puedan generar acciones con un marco legal que lo permita. Sino tendremos que esperar quince o veinte años más para hacer arreglos e incluir todo lo que no tiene esta ley. Falta prospectiva. Una ley no es solo un fondo. Por eso es importante pensar en una ley no solo desde el ahora o como el mal menor.