martes, 8 de octubre de 2013

¿Hacia dónde apunta la poesía?



A propósito de Documentos de Barbarie (Poesía 2002-2012) de Victoria Guerrero



Escribe: Carmen Ollé

“Me pregunto en qué momento mi nombre fue un puñal atravesado por ocho letras/8 letras redondas con sus vocales y sus consonantes agitadas”. Estos son los dos primeros versos del poemario Berlín, el segundo libro de  Documentos de Barbarie(Paracaídas Editores), al que le sigue Cuadernos de Quimioterapia, ambos precedidos por  una selección de Ya nadie incendia el mundo y El mar ese oscuro porvenir,  la obra poética reunida de Victoria Guerrero Peirano.
 Berlín se abre con una oración en alemán escalofriante para quienes hemos crecido en el contexto de la Guerra fría, o el enfrentamiento político e ideológico entre La Unión Soviética y los Estados Unidos y la amenaza latente de una ofensiva de una u otra parte: Achtung/Sie verlassen den kapitalistischen Sektor (Atención/ usted está abandonando el sector capitalista).

Esta frase crea la atmósfera predominante de Berlín, lleva al lector a recrear el clima inhóspito, de sumo control y vigilancia inherente a los regímenes totalitarios del siglo XX. Un ambiente oscuro y precario, esa es la sensación que se tenía de la vida en los países detrás de “la cortina de hierro”, países que los peruanos no podíamos visitar. Quien haya viajado después de derribado el Muro de Berlín,  que marcó el fin de la Unión Soviética, ha podido percibir la diferencia entre el sector socialista, lo que quedaba de él, y el capitalista. La pobreza, casas mustias, tierras baldías, Berlín fue una ciudad secuestrada con antiguos cafés y calles empedradas donde la tristeza se había instalado.

La poesía es enigmática,  ella nos lleva por caminos sinuosos a parajes que la palabra es capaz de convocar para lograr que nuestros sentidos despierten, se agiten como esas vocales y consonantes del nombre de la poeta. Los poemas de Guerrero  se cocinan en verso libre, en esta última entrega, el verso de largo aliento la acercan más a la poética de los años setenta en el Perú, yéndonos más atrás, a la de los barbudos beatniks, como Ginsberg, quienes a su vez impulsaron el trabajo literario de los poetas horazerianos, los bardos de la movida en los años setenta, con Pimental, Verástegui, Juan Ramírez Ruiz a la cabeza.





Berlín es también un diálogo con otros textos y poetas,  con el desaparecido Juan Ramírez Ruiz,  la noticia de su muerte prematura y trágica enterrado bajo el alias de NN: “JRR es surrealista en mí”, escribe Guerrero. Hay  frecuentes referencias a textos de otros autores, textos que señalan a un lector implícito, que puede reconocer la procedencia de los mismos sin dejar indiferente a quien no lo es. Los temas se entremezclan como en una pesadilla: el hijo no esperado, el amor que se escapa, estar y no estar en Lima, aquí/allá Lima/Berlín: “Hoy caminas por las calles de Berlín y te asaltan terribles ataques de pánico” y de pronto anota: “Sabes que la cortina de hierro sigue latiendo en sus corazones”.

La poesía no busca entretener ni construye una intriga que se resolverá con el desenlace como en las novelas. La poesía apunta hacia un mundo propio. En Cuadernos de quimioterapia, por ejemplo, veo tres aspectos importantes: el libro objeto, en este caso personificado por un trozo del cabello de la hermana, trasciende la esfera de la lírica, alcanza el mundo real, se puede tocar,  ver, oler;  no solo imaginar desde los sentidos. De otro lado, el papel gravitante de la cabellera como representación de poder, de energía y, por consiguiente su falta, es sinónimo de agotamiento, de carencia.

Y como tercer aspecto tenemos que hablar de la enfermedad que, como ya lo había trabajado Susan Sontag, en su intenso ensayo La enfermedad y sus  metáforas, la enfermedad  se percibe como una maldición, como un castigo; es una puerta para entender nuestro destino, tan precario como significativo, tan opaco como delirante, tan libre como prisionero de nuestras pasiones, deseos y limitaciones. Gracias a estos niveles de significación, a las connotaciones y referentes, la obra poética de Victoria Guerrero deja de ser un punto en el mapa o un capítulo de la historia de Alemania en Berlín o un símbolo de fuerza o debilidad en Cuadernos de quimioterapia, para convertirse en un universo personal y pleno de resonancias.

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