El 2015 el segmento del género rock y
la electrónica independiente local han tenido un desenvolvimiento superior al
año anterior, según refiere nuestro crítico de música
Diversidad de propuestas y excelencia
musical e interpretativa siguen marcando el buen desenvolvimiento del género
rock y la electrónica independiente local. A decir del crítico John Pereyra
Vergara, la variedad y la calidad de muchos de los trabajos que
han visto la luz durante el ejercicio 2015 hace que éste sea un año superior al
anterior. Al respecto Lima en Escena charló con Pereyra Vergara, experto en este tema.
-John, ¿cuál ha sido el panorama del rock y la electrónica independientes
en el 2015?
Alentador. El número de discos editados
este año ha sido igual que el del año anterior, acaso hasta ligeramente más
elevado. Y si las cosas están más o menos parejas en cuanto a números, la
diversidad de propuestas y la calidad de muchos de los trabajos que han visto
la luz durante el ejercicio 2015 hace que éste sea un año superior al anterior.
-Sobre las composiciones. ¿Cuál es el discurso de estos grupos
contemporáneos? En otras palabras, ¿cuáles son las temáticas que los mueven?
Pregunta un poco más compleja de lo que
parece. En tanto el Arte exorciza los conflictos del ser humano, en los últimos
años se ha hecho costumbre darle mayor peso a las paltas existenciales, a los
rollos emocionales, a los bordes cotidianos. Pero tal vez sea sólo el reflejo
de los géneros que hoy ha abrazado la escena local como preponderantes. Si
antes ésta era el feudo del hardcore punk y del dark-gothic, de denuncia
sociopolítica frontal el primero y de intimismo tortuoso hasta la caricatura el
segundo, la escena actual ha acogido otros discursos más introspectivos y
también más enfocados en el sonido mismo. Muy al margen del sonido, este cambio
de paradigma en las letras ya lleva varios años consolidado.
-Y en cuanto al tema referido estrictamente a la melodía, a los ritmos... ¿qué nos puedes decir?
Ello siempre dependerá del estilo que
se quiera cultivar. Aquí, por ejemplo, nunca ha habido una tradición de
electrónica cubista, a la usanza de μ-Ziq: las huestes electrónicas nacionales
rara vez han probado suerte con los ritmos rotos o con el trip hop. O bien son
melódicos a lo vieja escuela, o bien se afilian a la estética de las texturas,
o bien enfilan sus baterías al ruidismo en todas sus variantes. En lo tocante
al pop y al rock, pues hay de todo: melodías tristes y melodías alegronas, en
distintas velocidades -lentas, medios tiempos, ágiles, veloces a veces
mezclando estas diversas síncopas en una misma composición.
-Con todo el fenómeno de la tecnología y las redes sociales en el país se
ha incrementado el número de grupo y solistas, sin embargo, ¿quiénes son los
que han destacado este año, particularmente en Lima?
A mí me parece sumamente valioso que
nuestros créditos hayan comenzado a probar suerte con otros ritmos jamaiquinos
aparte del reggae. Ha sido un año de muchas presentaciones para Vieja Skina,
que es una banda ska tradicional que no ha logrado plasmar en disco la
demoledora intensidad de sus directos. Ya se tienen noticias, además, de una
escena dub en Lima, de flancos agrupados en torno a la netlabel Matraca: Dr.
100, Mono Con Suerte, Loko Bonó y sobre todo Pangolin SoundSystem.
En el frente rock, ha habido también
novedades -no tanto traducidas en discos, pero sí en lives de Cholo Visceral,
Búho Ermitaño, El Cerebro De Gregorio Samsa, Spatial Moods. El común
denominador de estas bandas es una mezcla de prog, stoner y psicodelia -harta
testosterona sónica. Pero allí no se agotan las cartas del rock local. Ha
habido mestizaje con Olaya Sound System (Quien Es Quien) y experimentación con
Ensamble Santos Matta (Simulismo), folk/pop a lo Devendra Banhart con Kanaku Y
El Tigre (Quema Quema Quema) e indie lo-fi con Serto Mercurio (Recuerdos De
Cuando Aprendí A Nadar). Lo de la subescena electrónica, en cambio, ya no es
novedad desde su consolidación a mediados de la década pasada: Lima Centro
Project, Dreams On Board, Barracuda Beats, Teiza Raizi, Brageiki, Ozono, Miyagi
Pitcher...
-Desde hace un puñado de años figuran en nuestra cartografía musical
referida al rock agrupaciones de provincias también. ¿Cómo observas el
surgimiento y por ende la producción de estas agrupaciones?
Las grandes ventajas que les ha dado
Internet a los músicos de todas partes son las de la autoproducción y del
inmediatismo. Cualquiera con ideas ya trabajadas tiene ahora los medios para
plasmarlas en formato digital y colgar los resultados en la Red, de modo que
alguien al otro lado del planeta puede acceder a ellas con sólo un click. No es
casual, entonces, que ahora los grupos peruanos fuera de Lima tengan voz y sean
considerados en los rankings de fin de año por los medios especializados
(Tercer Parlante, Tesoros Mundanos, Rock Achorao).
-¿De todo este conglomerado de agrupaciones procedentes de las diversas
ciudades del interior del país, cuáles crees que son los más notables?
En lo personal, me agrada mucho Tony
Danza, de Arequipa. Me parece que es una banda con mucho potencial, porque
justamente equilibra rudeza y elegancia. También es interesante la carrera de
Sad Animals, de Chiclayo, que ha logrado posicionar sus discos en los recuentos
top de los dos últimos años. Y están también Chintatá y Manuel Vera Tudela
Wither, ambos de Cuzco (bueno, el segundo es un limeño afincado en el Ombligo
del Mundo).
-Este 2015 también se llevaron a cabo conciertos y publicaciones de discos
de grupos emblemáticos como Los Saicos, entre otros... ¿Podrías hablarnos al
respecto?
El pasado de nuestra escena
pop/rock/electrónica es algo con lo que todavía estamos en falta. Probablemente
siempre lo estaremos, pues actualmente hay producciones de los 60s, 70s y 80s
que se consideran perdidas. Lo que aún se puede rescatar, viene siendo
restaurado desde diversos frentes. Menciono los dos más visibles: Re-Psych-Led
Records, la disquera de Andrés Tapia especializada en grabaciones de los 60s y
los 70s, y la serie ‘Sounds Essentials Collection’ de Buh Records, el sello de
Luis Alvarado que a través de la antedicha serie viene recuperando trabajos
sonoros pertenecientes a la escena experimental académica.
-Finalmente. ¿Cuál es la participación, presencia si quieres, de Perú en la
cartografía musical de estos géneros en la Región?
Cada vez más patente, y ya no tan lejos
de lo exhibido por otros grupos de la región. No por las puras, los Nuevos
Rebeldes son considerados por medios foráneos que antes ni siquiera hubieran
pensado en dirigir su mirada hacia Perú. Allí están, por citar dos casos, el
disco Peru Boom! Bass, Bleeps & Bumps From Peru's Electronic Underground y
la presencia en rankings varios de fin de año en medios de Colombia y México.
En la década pasada, Latinoamérica fue
un desierto para los reflectores, pero se trató de un fenómeno consecuencia de
la renovación de cada escena por separado y la asimilación de cambios drásticos
en la realidad del pop de la región. El principal de ellos: los tiempos de Soda
Stereo y de Café Tacuba, de Los Fabulosos Cadillacs y de La Ley ya no volverán.
Es estadísticamente imposible que vuelvan a aparecer bandas que coopten un
mercado como el actual, cuya demanda está segmentada casi hasta el infinito.
Vivimos la era de las bandas “categoría B”, por llamarlas de algún modo y sin
que se entienda esto como algo peyorativo. Tanto aquí como en los países
vecinos, hay grupos y artistas muy buenos, pero que no necesariamente serán del
agrado de todos. Parafraseando al crítico Pedro Cornejo, se acabó la era de los
dinosaurios de los 80s y los 90s: es el turno de las gacelas de los 00s y 10s.