Arrullo poético a cargo de Juliane
Angeles, Virginia Benavides, Teresa Cabrera, Rocío Fuentes, Karen Luy, Leda
Quintana, Laura Rosales, Solange Saldaña, July Solís, Becky Urbina, Karina
Valcárcel y Odette Vélez
Fotos: Rosana López Cubas
Después de la agotadora jornada electoral,
12 destacadas poetas peruanas decidieron tomar las instalaciones de la Librería del
Fondo de Cultura Económica Café-Galería para compartir
sus poemas y líricamente arrullar a nuestro país luego de la resaca
post-electoral.
“Nos juntamos para ofrecernos
mutuamente ese bálsamo tan necesario por estos días. Después de todo, siempre
nos quedará la poesía”, nos comenta Becky Urbina, del portal literario La vida es cierta, ente organizador de “Alma Mater. Arrullo febril para nuestro país”.
Según la autora de “Camping en el país
de las maravillas”, todo surgió como respuesta a estos meses tan convulsionados
por las elecciones presidenciales. Una campaña electoral en la que se
originaron tensiones, rupturas y nuevas heridas. Después de tanto estrés, desencuentros y
heridas abiertas, es posible reconciliarnos, o intentarlo al menos, con un
recital que nos traiga a viva voz y de la mano de la poesía lo que nos pasa
como sociedad, lo que sentimos y vivimos frente a esta coyuntura que a veces
nos ahoga y enferma.
“Sentí que era necesario propiciar un
abrazo, un punto de encuentro, un arrullo para calmar la fiebre de nuestro país
y mirar adelante. Y una vez más contamos con el generoso apoyo del Fondo de
Cultura Económica y su directora, Gabriela Olivo de Alba, para poder llevar a
cabo esta iniciativa en su acogedor espacio”, señala Urbina.
Al preguntarle a Becky ¿Por qué es urgente arrullar a nuestro país desde la
poesía, desde la creatividad lírica femenina?, ella nos manifiesta:
Porque un país con tanto miedo, dolor y
cicatrices mal curadas como el nuestro, lo que necesita es un arrullo amoroso,
un bálsamo, un intento de sanación. Pero este no intentaba ser un arrullo
“adormecedor”, sino un arrullo para calmarnos pero a la vez mantenernos
despiertos y atentos a nuestro país, sus necesidades y el respeto de sus
derechos.
Sin duda la poesía puede sanar,
arrullar, reconfortar, a la vez que conmover, encender, despertar; y es lo que
sentí en cada una de las diversas voces poéticas de mujeres valientes y
combativas que fueron parte de este arrullo luego de la resaca post-electoral.
Nos juntamos para ofrecernos mutuamente ese bálsamo tan necesario por estos
días.
Después de todo, frente a cualquier circunstancia o coyuntura, “siempre
nos quedará la poesía”, pero no para echarnos a dormir desconectados del mundo,
sino para seguir luchando. Fue una velada emotiva y reconfortante que sería
excelente repetir más adelante, y ¿por qué no?, quizás con un arrullo masculino
también, ya que nuestro país sufre una fiebre crónica que siempre podremos
intentar calmar.
Precisamente para rememorar este canto poético,
en las siguientes líneas les ofrecemos algunos fragmentos de la poesía de cada
una de las participantes.
Mesa I
Solange Saldaña
“una
garganta puede ser, por ejemplo,
un conjunto
de gargantas atropelladas
la cumbia
que suena ahora puede ser una garganta
las varillas
policiales o tus manos rojas son sin duda una garganta
apretar
entre mis codos, los codos de otros cuerpos que se alzan
el latir de
mis gritos en sus gritos que nos llaman
el latir de
sus gritos en mis gritos que nos llaman
una garganta
puede ser un número infinito gargantas
que se alzan
como puntos amarillos en los cerros grises de la tarde.”
(Fragmento
del poema inédito “Marcha en Plaza San
Martín o Ejercicio con vapores”)
July Solís
“Pagar un
precio justo es el gran dilema:
todos los
animales gritando en tu monedero
y ese sol
cincuenta que regresa a casa
se
avergüenza en sus dos caras de tu huida
¿Alguna vez
alguien pagará esta voz que sobrevive?
este nervio
mordido que tragaste
esta sangre
estancada en tu mal aliento
o estos
huesos que entierran los perros.”
(Fragmento
del poema “Mercado”, perteneciente al poemario “Leche derramada”)
Odette Vélez
“río
insaciable
todo tomas
de mí
bebes bien
cuerpo
colmado
te quedas
niña
prendada
de tu primer
gozo
tu amor
florecerá de ese placer y yo
seré la
madre
que habitará
siempre en tu boca”
(Fragmento
del poema “Amamanto /a la manera de José
Watanabe”)
Karen Luy
“te pesarán
todos los pasos marchitos
sangrarán de
ti las palabras que callaste
ciega
por evitar
dormir desnuda de voces
y cuando los
oigas venir
derrotada
desde tu caparazón
comprenderás
el porqué de la memoria
se agolparán
sus muertos en tu pecho
desempolvarás
el alma
te pondrás
la vida
saldrás.”
(Fragmento
del poema inédito “los indignados”)
Mesa II
Leda Quintana
“En el fondo
de las aguas del pozo de Huasta
viven mis
hijos muertos.
Durante años
corté la cuerda,
escondí las
cubetas,
huí a la
capital,
caminé
partida y sin ojos
para no ver
los ecos
de sus voces
púrpuras
en la niebla
limeña.
El ruido de
la guerra me silenciaba
y me tapaba
los oídos
para no
escucharlos
ni
escucharme.”
(Fragmento
del poema inédito “El pozo de Huasta”)
Rocío Fuentes
“roídas
están mis uñas
G R I
E T A S gritan
espinas
llanto
van 12, 43,
65, 61.007, 77.552…
los tendidos
en una cena
se los
comieron
los
devoraron en nombre de
roídas mis
uñas
de tanta
tierra y sin poder cubrirlos
[nuestros
muertos]”
(Fragmento
del poema “un solo mapa”, perteneciente
al poemario homónimo)
Juliane Angeles
“Toso tan
fuerte que podría expectorar mi corazón
mostrárselo
a mis padres y convertir mi enfermedad
en un canto
bermellón
en ganzúa
en poesía
Toso, se me
infla la garganta
como los
sapos
como los
poetas
pero los
cazadores ya no buscan poetas para sus extractos.”
(Fragmento
del poema inédito: “Mi enfermedad / Ars
Poética”)
Laura Rosales
“Tal vez ese
rostro fue el mío. Recorro las turbias aguas donde le temo a mi
ángel. Allí
va Hokusai en su tabla de surf. Allí voy yo con las
alas robadas
a Ícaro. Traigo lo perdido y lo blanco: la gran astilla
del cielo,
el lagrimeo del agua. Allí donde se cierra un círculo
otro se abre
y hallo la grieta hambrienta al final de la raya. En el
hielo
maduran nuestros signos hasta incendiarse. Pez carnívoro
que devora
mi historia, flor que depreda al rudo animal.
En el
acantilado del alma, un pulso callado nos protege y nos nombra...”
(Fragmento
del poema “Pulso de hielo”,
perteneciente al poemario “Cantata
natural”)
Mesa III
Becky Urbina
“Las
billeteras abrían sus guaridas a las hojas y a los caracoles.
El doctor
curaba con un respiro hondo. Se oían murmullos risueños,
suspiros en
las esquinas. Los ojos se hablaban unos a otros. Los pasos no tenían sed.
Pero un
dolor de mandíbula se extendió como epidemia, el aire puro
dificultaba
la respiración y la calma resultaba incómoda.
A los pocos
días, la paz se volvió insoportable. Toda la ciudad
juntó
esfuerzos, la desviaron a un hoyo profundo y tapiaron
la salida
con extremo cuidado.
De esto ya
hace mucho, antes que se vendiera la Coca Cola en plástico.
(Fragmento
del poema “De repente, se desbordó la paz
como una coca cola”, perteneciente al poemario “Camping en el país de las maravillas”)
Karina Valcárcel
“Guíame
Señor de Ayabaca
que la vereda
sea una almohada confortable
si es que
tengo que caer,
que el
mendrugo sea banquete,
que los
cigarrillos alcancen hasta la hora de la cena
porque una
vez tuve una casa
y un recado
caliente,
porque una
vez fui bello
y los
espejos me amaban
pero ahora
camino si quiero llegar
clamo si
quiero lograr
aspiro con
fuerza para saber que vivo”
(Fragmento
del poema “Guíame Señor de Ayabaca”)
Teresa Cabrera
“la sangre
se agolpa. no tendrá descanso. el oxígeno, los azúcares.
la
imaginación exige inclemente su alimento.
la
comunicación es subterránea. la información
se traslada
por túneles secretos.
los topos
reinan en los túneles, sospechan el complot.
su ceguera
es su máquina.
alinean las
sustancias, dominan la química y los principios
del impulso
eléctrico. mueven los códigos con rencor.
lanzan
imágenes sin cesar, sin fortuna,
sin arreglo
a nada. cuando uno de los topos tropieza
el mecanismo
se traba. una de las imágenes queda fija.”
(Fragmento
del poema inédito “Los topos”)
Virginia Benavides
“Un río
subterráneo recorre todos los desiertos. Son las venas de un cuerpo abandonado
a todos los abrazos radioactivos o solo la constatación de una sequía que asola
como una nada en nuestro intrábico transcurrir. La ciudad es un descierto más
hondo y solitario que el mío. Nadie comprende los pasos del que huye dibujando
razones para quedarse o las cercanas calles donde en las esquinas acechan las
culpas y faltas incurables. La desesperación me ha arrojado a mi suerte. Ya no
espero consuelo ni compañía. Soy un monstruo y como tal he de vivir mi propia
vida por dentro. Nadie mira adentro. Un río subterráneo que canta y donde
navega un corazón de arena que se decanta en las manos del sol, mi titiritero.”
(Fragmento
de poema sin título, en “Sueños de un
Bonzo”)