Este 17 de diciembre en Cusco podrán apreciar a la pareja en concierto al lado de otros destacados artistas
No sabía si hacer una nota solo a la excelente cantautora
Gladys Conde Camargo o una nota a la pareja musical que conforman ella y su
esposo, el destacado guitarrista, Omar Vargas, me decidí por ella pues vive un
momento especial en su vida, un momento en que nosotros podemos agradecerle su
maravillosa voz y su don de palabras, y para los que estén mañana 17 de
diciembre en Cusco podrán apreciar a la pareja en concierto al lado de otros
destacados artistas.
Creo que todo niño debe experimentar con la música; aprender
a tocar básicamente un instrumento musical debería ser una materia escolar
llevada con seriedad, vaya o no vaya a dedicarse el niño a la música, ya que
ésta tiene el poder de expandir la mente, de formar una personalidad. Voy a precisar
la importancia de mi planteamiento con una linda anécdota, mi padre vivía en un
apartado pueblo de la sierra del país, era un niño más entre sus numerosos
hermanos y primos hasta que empezó a tocar la quena con cierta destreza que en
una oportunidad lo invitaron a una festividad en un pueblo vecino, adonde
acudió con su madre, y esa invitación acabó con un almuerzo donde le
agradecieron la visita, él vio sonreír a su madre clavándole la mirada
orgullosa, esa fue la primera vez que se sintió una persona.
Gladys Conde Camargo, siendo niña también, empezó a
manifestarse instrumentalmente con la quena: “Mi madre era muy afanosa en
cubrir mis tiempos libres con arte, ella fue quien decidió que la quena era
para mí, yo tenía 7 años y no la desdeñé, es que veía tan natural aprender ese
instrumento porque no solo era mi cotidianidad musical tradicional si no
porque, cada vez que, la hacía sonar, se daba una conversación de yo a yo, a
solas, era tener mi propio espacio de equilibrio para redescubrir en lo íntimo
aquellas memorias que hablan de ancestralidad. La quena no en vano es antigua,
ella me permitió parir mis cantos en melodías y en letras, si bien nos hemos
dado una pausa ya han pasado cinco años y ya estoy decidiendo retomarla para
que esté presente en mi propuesta musical actual”.
Tras el sonido de la quena vino el ritmo de las palabras,
Gladys, adolescente, empezó a escribir poesía: “La creación siempre ha estado
latente en mi junto a una educación ortodoxa clerical que se funda en
principios y valores que disfrazan al miedo, pero fuera y dentro de la
educación hay canales de desfogues y transformaciones, le llaman arte, en plena
secundaria había decido por lo poético, para gritar y dejar a mi mano derecha
escribir todo aquello que mi mano izquierda sentía, contenía, lo que no pude
alcanzar ser y hacer hasta ese entonces. Escribía en español pero ahora son las
melodías que compongo las que llaman a sus propias palabras.
Siendo de ciudad, en la propuesta de Gladys, el quechua está
presente, estando presente en su vivencia cotidiana pasó a ser parte de su
propuesta artística: “En casa se hablaba estrictamente en español, pero mamá
venía del campo, toda su expresión era quechua, su canto era en quechua, eso
bastó para sostenerme con este idioma y decidí desde en el inicio de mi carrera
musical cantar primero los huaynos para aprender y entender mejor el quechua.
Ahora en su mayoría compongo en español, utilizo palabras y términos en quechua
y tengo composiciones en quechua, porque no podría el español cubrir la
intención semántica para hacerla profunda y sincera en todas las
composiciones”.
En el 2005, se une al guitarrista Omar Vargas para hacer
música, se fueron complementando, a pesar de sus gustos particulares, en dúo
“para interpretar waynos, yaravíes y marineras, y posteriormente abocarnos a
componer una nueva propuesta musical con estética local”.
Gladys Conde Camargo y Omar Vargas, en el 2011, dan a conocer
el álbum “Zorrito Ramón”; en una entrevista anterior, Gladys contaba que en una
zona del altiplano (y no solo ahí sino también en Lima, mis hermanos y yo
pasamos por esa experiencia) cuando a un bebé lo acuestan para que duerma le
ponen un pellejo de zorrito debajo de su cuerpo, le preguntamos por qué hacen
ello y que simboliza la canción: “El zorrito es el guardián de las montañas y
de las entidades antiguas que habitan en ella. Esta relación divina es una
metáfora del vivir cotidiano, donde un pedazo de zorrito también te protege,
protege a tu wawita para que descanse sin que ninguna entidad interrumpa el
sueño, porque ese pedazo de él está despierto por ser nocturno será que nos
contagia también su astucia en el sueño. Si compuse ‘Zorrito Ramón’ es por la
representación dual de lo que le gusta y no gusta a la gente de él, si suele mantenerse
callado comúnmente también emerge de él un aullar agudo como indicador de una
buena producción de papá, conoce como curar las enfermedades según los mitos de
Huarochirí, también asusta y preocupa cuando se come a una ovejita y casi
siempre tiene una connotación maléfica en los cuentos que hablan de el y le
hacen pagar sus culpas, de formas muy crueles. Respondo a todo esto, el planeta
tierra es esa gran barriga de millones y millones de meses de gestación, no nos
niega por tener pelos, escamas, plumas, por ladrar, rugir, gritar, por
diminutos o gigantescos, porque al mismo tiempo somos padres madres e hijos y
todos tenemos una razón de ser.
Entre totoras de un lago
esta la mama pintando
patitas rojas brillando
como wallatas saltando
dentro de un rato volando.
Ñañay turay turay ñañay
zorrito Ramón mirando.
Ñañay turay turay ñañay
cola dorada esperando.
Yo no le temo a la muerte
yo soy wallata alegre
el sol me pone en el cielo
para curar a los vientos
traídos de un monte erqe.
Ñañay turay turay ñañay
zorrito ramón mirando.
Ñañay turay turay ñañay
cola dorada es el viento.
A si la tarde tejiendo
nidito pallay queriendo
pajitas pelos y plumas
la mamá está arrullando
el fueguito que va hilando.
Ñañay turay turay ñañay
zorrito Ramón durmiendo
Ñañay turay turay ñañay
Cola dorada es el viento.
Que no se olviden de ellos
son muchos miedos pidiendo
entre el murmullo del cielo
cuelgan mantitas oliendo
aguas de leche y vientre.
Ñañay turay turay ñañay
zorrito Ramón mirando
Ñañay turay turay ñañay
cola dorada esperando”.
El siguiente disco de la pareja se titula “Intiwawacha”
(2012), no me quedaba claro si había surgido del material usado por la pareja
de artistas en un programa de estimulación musical para el bebé y su familia o
si fue al revés, si hicieron ese disco para que lo usen en terapias
padres-hijos, Gladys me contesta: “Desde la concepción recibimos estímulos que
traspasan no solo los sonidos de mamá o papá, si no también es el paisaje
sonoro natural, humano y rural que tallan músicas y que se codifican en nuestra
identidad, cuando me tocó trabajar en cunas y jardines opté por recurrir al
repertorio musical peruano para acercarme con un mismo lenguaje hacia los
infantes y niños, como respuesta a esa otra cara que coge el sistema educativo,
músicas infantiles comerciales que en su mayoría parametran el universo del
niño bajo la obediencia al miedo o consignas de cómo actuar y hasta como
sentir, esa era/es mi mayor preocupación, por ello me di la licencia de generar
actividades lúdicas entorno a las tradiciones folclóricas dentro de un programa
que he desarrollado para el acompañamiento musical temprano llamado
“Intiwawacha” y luego ésta se resume en una producción discográfica,
“Intiwawacha”, música para el arrullo porque el lugar donde nos ha tocado nacer
y crecer tiene muchas nanas sonoras que no solo dan calma, te crían
afectuosamente, y te dan el sostén que es la misma memoria equilibradora.
Gladys ha hecho del arrullo un aporte a la educación, al
trabajo con infantes, queríamos saber lo que ello ha aportado a su propia
persona: “Aproximarme a los bebes, a los niños, a las madres gestantes, con
música, me ha regresado al pasado, desaprendiendo para ir reconociendo mis
partes, porque cada niño es una semilla que llega para criarte, preparándote
para no perder la calma, el respeto por las diferencias y para despertarte la
intuición”.
Gladys Conde Camargo y Omar Vargas no hacen “música
medicinal” pero cuando, ahora, escucho sus discos, siento que me reconforta, no
sé si será por mi estado actual donde mi salud está deteriorada, dicen que la
música, sana, cura, es bendita y siento que su música me acompaña con cariño,
me ayuda a pasar esta etapa; para ti, Gladys, ¿qué es la música? le pregunto: “La
música es la fuerza del agua pausada o torrentosa que en corriente se lleva las
piedras de tu cuerpo pero también te deja otras, no para que te las quedes sino
para que ablandes a tus contenedores, porque ella quiere fluir junto a ti”.
En el álbum “El vuelo de Katari” (2013) hay un acercamiento
al flamenco, quería saber cómo fue que surgió ello en la trayectoria del dúo:
“La confianza y la amistad con el guitarrista cusqueño Rafael Vargas, quien
estudió flamenco, hizo permisible explorar sus conocimientos sobre mis
composiciones que tienden a un canto libre, entonces se fue amalgamando a las
escalas, al ritmo, al color que de por sí el flamenco tiene. Nos acercamos a
imaginar cómo pudo la música europea, al llegar acá, adaptarse a una
cotidianidad musical tan ajena a ella; de tanta persistencia, ambas músicas
convivieron juntas sin perder lo que llevamos en esencia y así fue como resultó
“El vuelo de Katari”.
Esa fusión, me lleva a pensar en la eterna discusión sobre el
dilema o lo tradicional o las fusiones de nuestras músicas con sonoridades
extranjeras, ¿cuál es tu opinión sobre esas fusiones? interrogo a Gladys: “Es
COMPRENDER que somos una mixtura colectiva con símbolos de realidades que nos
generaron y generan sentimientos, emociones y acciones por los procesos
históricos y que hoy producen remesones personales y grupales con respuestas
que se cristalizan en una gama de tendencias de músicas. Es natural que el
humano quiera excavar en si mismo a partir de los sonidos que encuentra para ir
recomponiendo su naturaleza y hacer giros extraños que lo lleven a un clima de
estilo o identidad musical. Para muchos, lo extraño viene a ser lo propio y he
ahí donde el término fusión alcanza a ubicar las nuevas propuestas, donde sus
autores aun no le han podido dar un nombre genérico u dar una explicación fácil
para el entendimiento de los que interrogan sobre lo que se está haciendo. La
fusión es la naturaleza inquieta por saber a qué suena el movimiento del cambio
constante de los grupos humanos que buscan un buen dialogo con otros de
distintas latitudes”.
¿Qué planea la pareja para el 2017? ¿Se editará un nuevo
disco de ella? ¡A enterarnos!: “Tenemos tres discos pendientes “Wanamey”, que
es el árbol de la vida para la cultura Quero Wachiperi de la amazonia cusqueña,
son nuevas composiciones personales que evocan las formas míticas de las
culturas locales; “Quillawawacha”, que dará continuidad a los cantos de arrullos
con músicas del repertorio tradicional y de algunos composiciones de músicos
cusqueños, adaptadas para la crianza de bebes y niños, y un último disco,
“Ñaupa”, que será a voz solista, un discurso musical vocal donde recurro a las
onomatopeyas y a las posibilidades sonoras que tiene la voz para transmitir ese
misterio que origina la vida. Y, claro, se vienen más conciertos que iremos
difundiéndolo por los medios de comunicación”. Agregamos, que pronto deseamos
verlos en Lima para dejarnos arrullar por el canto, la música y las palabras de
este dúo artístico que constituye una de las propuestas más interesantes del
Perú.
DATO:
Wili Jiménez Torres
Co-Fundador y Director de ¡VUNP! ¡Vale un Perú y miembro de
Rock Achorao’, colectivo de gestores culturales en música.
Fotos: Cortesía de Gladys Conde Camargo y Omar Vargas.