lunes, 13 de marzo de 2017

Olga Milla: “Busco que todos nos integremos a través de una canción”



   Popular cantautora prepara concierto El Calor del Norte, un canto al inmigrante


Fotos: Ari Om

De voz cálida, sazonada y llena de matices, la destacada cantautora e intérprete Olga Milla, eterna enamorada de nuestra música popular, presentará en abril próximo El Calor del Norte, un canto al inmigrante, gala musical en donde nos ofrecerá un bello repertorio de valses, landós, tonderos, festejos, al lado de invitados especiales. Al respecto Lima en Escena charló con la popular artista.



-Olga, este 03 de abril en el ICPNA nos ofrecerás el concierto El Calor del Norte, un canto al inmigrante, en compañía una extraordinaria banda de músicos y artistas invitados. ¿Cuál es la variante de este recital con respecto a los ofrecidos anteriormente?

-El convocar me he dado cuenta, es un afán desde que decidí producir. Los músicos que siempre me hacen el honor de acompañarme como Rey Soto en dirección musical y guitarra y Edmundo Vargas también en guitarra, saben que para mí todos somos parte de un diálogo que va más allá de hacer una banda. Todos ahí somos parte de un mensaje: voces, instrumentos, audiencia… es una dinámica muy hermosa. Esta vez he invitado a unirse en una canción a la guitarra andina de Rolando Carrasco Segovia para un tema ayacuchano. Asimismo, tengo el gusto enorme de que María Elena Pacheco y su mágico violín se integre en dos temas, uno de Víctor Merino e Isabel Álvarez y en un festejo de mi autoría. Me parece maravilloso...

De otro lado, Antonio Vílchez,  entrañable y admirable artista con su zapateo y muchachos de su grupo ADU Proyecto Universal, se suman en otro de los momentos. La artista plástica Ana de Orbegoso me ha prestado algunas fotos de sus Vírgenes Urbanas, un proyecto itinerante que vi nacer en la ciudad de Nueva York. Las cantoras Dodó y Mariella Kohn, artistas que han venido cantando mis temas me acompañarán para otro tema. Me parece maravilloso que la gente que yo admiro me permita compartir mi arte con ellos y con la audiencia.

Mis recitales "Hilvanes" y "La Patrona tiempo de rosas en Lima", los ofrecí en el icónico local del CSCM Breña. En lo práctico esta vez puedo ofrecerles el recital en un auditorio lo cual permite más comodidad a la audiencia. Algo que me reclamaban con cariño. Gracias al ICPNA por darme esta posibilidad. También esperamos que el público que se encuentra fuera de Lima, del país o en provincias, se puedan conectar por Face Live a través de sus teléfonos y computadoras para que nos puedan seguir. Deseamos que formen parte del recital vivan donde vivan.  

-¿Los valses, landós, tonderos, festejos, que nos brindarás en "El Calor del Norte" forman parte de tu repertorio actual o inédito de tu labor como compositora?

-Son algunos desconocidos pero "visito" temas emblemáticos en versiones nuevas. Siempre trato de brindar versiones nuevas de canciones queridas. Las oportunidades de que se escuchen mis canciones así sean algo conocidas siempre son pocas y por esa razón, siempre serán nuevas, aunque ya el público maravilloso se anima a pedirlas y cantarlas conmigo en los coros, lo que me llena de alegría y sorpresa. Lo que busco siempre es que todos nos integremos o nos sensibilicemos a través de una canción. Como eslabones entre los autores consagrados y otros no tan conocidos.

-Esta necesidad de interpretar a los grandes maestros de la música peruana. ¿Es una manera de visibilizar y preservar nuestra música popular peruana?

Si, es una opción consiente. Pero también es una forma de demostrar que sacándolas del lenguaje y el discurso rutinario, suenan frescas, son nuestras raíces y son bellas al lado de las de nuevos compositores. El fermento donde se cuecen a fuego lento nuevas canciones con nuevos ingredientes, las del Perú de hoy.  Así se preserva la tradición y se enriquecen las audiencias con nuevos rostros, nuevos versos.

-La parte de la costa norte de nuestro país: Trujillo, Chiclayo, Ferreñafe, Zaña, goza de sus compositores e intérpretes de la música popular peruana o la música criolla norteña. ¿"El Calor del Norte" es un tributo a la música de esta parte de nuestro país o tiene otra propuesta?

-El Calor del Norte como recital tiene dos ríos que confluyen: Uno de los ríos es el norte personal, esa búsqueda de una mejora, ese impulso que nos hace dejar nuestro terruño empujados por el hambre, miedo, proyectos de mejoras económicas, esa necesidad de aventura. El otro río es el de la música costeña en general y norteña con la presencia del tondero: un género que amo y que me piden siempre. No puedo dejar de lado el recuerdo de personas que admiré en vida, con quienes compartí y aquellas nuevas que conocí en la visita que hice al norte este enero. Calor, música, danza, lluvias… cantar mis temas ante un público nuevo que respondió con tanto cariño. Visitar la tumba de Luis Abelardo Núñez. La angustia por los aniegos. Los sabores y ritmos del norte peruano y las canciones de autores que hablan de la experiencia de emigrar. Emigrar y regresar. Decisiones que tomamos todos en algún momento de nuestra vida, sin salir de nuestro país muchas veces...  


-El huayno es un género que también forma parte de tu repertorio. ¿Por qué esa necesidad de incorporarlo en este recital?

¡Porque la canción costeña incluye el huayno! Nunca la costa ha dejado de ser serrana. Y la población andina emigra a las ciudades, dejan los terruños, el cielo azul, el silencio. Somos provincianos todos los limeños de primera segunda tercera generación y las que vengan. He escogido un huayno ayacuchano que es un himno dentro y fuera del país dedicado a todos ellos, de acendrado regionalismo. Es una canción que junto con las demás que integran el repertorio humildemente dedico a los emigrantes, a los desplazados, a los soñadores, a los fulminados por el amor o la nostalgia.

-Olga hablemos de un tema fundamental. La poética de nuestra música popular. Composiciones amor, alegría, nostalgia, lírica que busca hacer realidad los sueños. ¿Cuál es la valía de este discurso muchas veces recurrente?

-Demuestra que somos muy duchos, habremos andado mucho, preparado nuestros  pulgares para escribir todo el día para twittear, escribir en el Facebook, subir y filmar en Instagram y demás redes digitales. Seguimos siendo causa y efecto del amor. Necesitamos comunicar los afectos, la alegría, la nostalgia, que toman cuerpo en la poesía, sigue siendo vital que somos seres hormigueando la tierra, hormigueando el Perú. El valor de la poética y el ritmo de una canción demuestra que somos seres comunicando permanentemente a partir de una identidad, a través de la más libre y sencilla de las artes: la voz, la música, la poesía.


-Cuando la poética de estas composiciones se fusionan con la magia rítmica de un cajón, una guitarra, una quijada, estamos ante joyas de la música popular. ¿Cómo cantautora tratas de mantener esta poética musical?

-La rítmica, el diálogo, los códigos diría más bien de nuestros géneros los mantengo. Cuando no lo hago, no dejan de tener un referente de determinado género. Temas como El Romance de la Sahumadora guardan la poética, lo tradicional del sujeto del cual se habla en el vals, pero lo he cantado también como habanera. Si hago un vals es más libre que hacer un tondero y una marinera limeña es menos libre que un tondero. Eso sí, El fraseo, las imágenes y versos que nos impactan son algo muy personal de cada intérprete.  

-Tradición y creatividad sus dos elementos que destacan en tu música. ¿Cómo divulgar la tradicionalidad de nuestras fuentes musicales teniendo como ingrediente principal los compases modernos?

-Ah! nuestras fuentes musicales ya están establecidas. Ya su personalidad está formada. De otro lado yo y todo autor o intérprete llevan en su cabeza y su corazón su propia musicalidad. De este encuentro entre dos personalidades, la de la tradición y de la música personal, resulta una tradición con pinceladas de hermosos acordes, bien puestos, sin exageraciones. Lo necesario para que la canción nueva tenga su propia personalidad y sea tan criolla como las de la Guardia Vieja o las de la época de oro. Invito a escuchar con detenimiento a los guitarristas de los tríos criollos por ejemplo y descubrirán acordes que son modernos, melodías hermosas y no simples precisamente. Como una caja de música, brotan unos acordes y sonidos personales cuando uno se atreve a hacer una canción criolla, costeña, nuestra. Yo pienso que la canción de la costa es personal pero también es rebelde, no se le puede obligar a un corsé de determinados compases. Tampoco exponer una canción al barroquismo de una guitarra que se pasea por las cuerdas con una rapidez espectacular pero no aporta a la canción. Está en las manos del instrumentista y el intérprete darle el color de tradición o modernidad a la canción que considere conveniente.

-Paseas con tu música por diversas calles y ciudades lo cual le da a tu canto y a tu lirica creativa ese sentir inmigrante, una manifestación que nace igualmente de la mano de diversos géneros musicales como el vals, el jazz, la salsa… ¿Cuáles son los orígenes de tu música? ¿De tu particular estilo interpretativo y compositivo?

-Mi estilo es más bien confesional, narrativo creo, me dicen que cercano al filin. Los orígenes de mi música: leo, observo. La música es en sí misma un acto de inmigrante: lanzar la voz es acudir más allá, lejos, para que lo escuche otro ser. Cuando escucho una canción yo imagino otra emoción, otra historia que no es mía pero que me acerca a aquél otro, aquel personaje que inspira y habita la canción. Es aquél radio a transistores, aquella radiola en casa de mis padres, él huanuqueño y una limeña  canturreando valses, festejos, tangos, boleros, huaynitos. Nuestra historia con sus verdades y sus versiones y con esa alegría que engríe el al alma.