Artista visual y dramaturgo, autor de La
cautiva y Savia, dos de las obras más interesantes de este 2017 a punto de culminar charla con Lima en Escena.
Desde hace un puñado de años seguimos
el trabajo pictórico y dramatúrgico del artista visual y autor Luis Alberto
León. Este año ad portas de concluir, el público y quien suscribe estas líneas, pudimos
acceder a dos de sus obras de teatro más significativas:la reposición de La Cautiva y el estreno de Savia. La primera de ellas fue
reestrenada por el LUM - Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión
Social, y la segunda, por el Teatro La Plaza.
Savia, nos habla de la fiebre del caucho que se vivió en la
región amazónica del Perú de finales del siglo XIX. Este periodo estuvo plagado de
violencia y explotación contra los habitantes indígenas. Julio César
Arana fue un empresario y político peruano de la época y cabeza de un imperio
sostenido por el abuso. En la obra es el personaje central y tres mujeres de la selva lo visitan en su lecho de muerte y le reclaman sus cabezas que él les arrebató.
Para hablar al respecto Lima en Escena charló con el dramaturgo Luis Alberto
León.
Fotos: Teatro La Plaza.
-Luis Alberto, La Cautiva reflexiona sobre la guerra interna y Savia sobre la explotación del caucho y el genocidio del pueblo amazónico. Tienes un interés recurrente por aspectos específicos de nuestra historia.
-Luis Alberto, La Cautiva reflexiona sobre la guerra interna y Savia sobre la explotación del caucho y el genocidio del pueblo amazónico. Tienes un interés recurrente por aspectos específicos de nuestra historia.
-Absolutamente. Savia es parte de una trilogía sobre tres episodios de la historia
del Perú, que en lo personal me parecen relevantes. Me refiero a La Cautiva, Savia y La Barragana. Esta última es la historia
del levantamiento de Juan Santos Atahualpa. En el siglo XVIII hubo una gran
cantidad de levantamientos, sin embargo, el de Santos Atahualpa tiene sus
particularidades. Hablo de una sublevación cuyo líder no es capturado y se
pierde en la foresta convirtiéndose en un ser legendario. Justamente en esta fase
de nuestra historia se empieza a coagular nuestra identidad: una multiidentidad
con todas sus complejidades. Es un siglo en el cual el mestizaje y las
relaciones entre culturas empiezan a definirse. Este proceso de inflexión se
desarrolla en La Barragana. En
cambio, Savia se origina durante la República,
etapa en la que se considera no humanos a la población amazónica con la anuencia
de los poderes del Estado. Con el aval del gobierno y del ejército. ¿Se
imaginan?... Un tema realmente aberrante.
-Justamente en una escena de Savia el empresario cauchero habla de un
experimento biológico con la población amazónica.
-Claro. En este momento de la obra se
habla de una apuesta por el blanqueamiento de las comunidades nativas. Absurdo objetivo
de pretender realizar un proyecto de blanqueamiento biológico. Este es un tema
desconocido por muchos, sin embargo, se debe precisar que se han realizado estudios
al respecto. El problema es que estas investigaciones no se visibilizan. La explotación
del caucho y todas sus problemáticas no es un tema que se enseñe en el colegio.
-Este proyecto de blanqueamiento biológico es sin duda un pésimo concepto
de civilización. En realidad fue un exterminio.
-Fue literalmente un exterminio.
-¿Cómo surgió Savia?
-Savia tiene su origen. Por muchos años
me relacioné con la cultura shipiba-coniba. Entablé amistad con ellos y percibí
que el país no había asimilado su cultura.
Fue a principios del año 2000. Descubrí la segregación, el prejuicio que
la sociedad tenía sobre esta cultura. También observé el intento de integración
de parte de la comunidad shipiba-coniba. Una vez instalados en Lima ellos empezaron a trabajar y enviar
a sus hijos a la universidad para darles mayores posibilidades económicas. Formaron
pequeños negocios en la ciudad para vincularse social, cultural y económicamente
con el país. Cuando uno estudia y profundiza
sobre este tema concluye que esta marginación llegó a niveles genocidas. Vincularme
con mis conciudadanos amazónicos me dio la oportunidad de conocerlos y percibir
que la pugna, la falta de integración y desprecio continuaba.
-Háblanos sobre Don Jesús, este empresario cauchero delirante
y decadente.
-Es el personaje central de la obra y está
basado en una serie de caucheros, en el empresario cauchero y los abusos que cometió con la
población amazónica.
-Savia, ¿es un tributo a la comunidad amazónica?
-Es una necesidad personal, un tributo
por haberlos olvidado en un periodo de nuestra historia. Una especie de
reconciliación. Chela decía que hacer obras de teatro de esta naturaleza te
ayuda a saldar deudas.
-A manera de metáfora mitológica las tres mujeres que participan en el
montaje tienen una función simbólica que nos acerca a su cultura. ¿Es el alter
ego de toda esta población que se maltrató y exterminó…?
-En general contra todos los pobladores
amazónicos con quienes se cometieron atrocidades. Las mujeres sufrieron abusos
innombrables también…
-A través de su participación alegórica ellas arman el tramado de la puesta
en escena…
-Ellas vienen a reclamar algo que es
suyo. Solicitan sus cabezas. Este señor se las había cortado y ellas vienen por
ellas. No solo se trata de una cabeza física sino la cabeza vinculada con todo lo
que te identifica: con el habla, con lo que dice, con el que escucha, con el
que ve, con tu identidad, un elemento muy preciado. Ellas vienen a rescatar
eso, mientras el señor piensa que tiene a la trinidad dentro y va a parir un
nuevo Dios que va a establecer un nuevo orden. Un mismo fenómeno significa dos
cosas para dos seres.
-Un elemento que salta a la vista es la televisión setentera. Se observa
una secuencia de la época de Velasco.
-Este elemento lo propuso Chela, la
directora. Refleja el papel antirrevolucionario y antivelasquista del personaje
principal.
-Destaca también una escena de la histórica y emblemática telenovela
peruana Simplemente María.
-Este es un juego creado por Chela y quien
te habla. El dialogo de la televisión con lo que está sucediendo es algo que ya
existía en la obra. Tanto Chela como yo aportamos cosas. Es importante decir
que Savia, la obra de teatro es una versión de Chela de Ferrari.
-¿Chela adaptó tu texto dramático?
- Si claro, hay aportes de Chela que
pertenecen a su cosecha totalmente, ideas que en el texto ella quería expresar
lo cual enriqueció la obra.
-Cómo surge la idea de introducir esta danza interpretada por el personaje
afrodescendiente.
-A mí me gusta subvertir el orden de
las cosas en las obras de teatro. Recuerdas cuando éramos pequeños. Los morenos
eran quienes cargaban el ataúd, los afrodescendientes con pajarita (corbata
michi) y terno. El cuerpo muerto en el ataúd lo cargaba el esclavo. Es una
reminiscencia de la colonia y de la esclavitud. Entonces pensé revertir esta situación
y darle al afrodescendiente la función de taita. En la obra él manda, es la
muerte. Él es quien gobierna. Es el rey, es el emperador y él no juzga, solo actúa
y siempre va a ejercer dominio, le cae a tirios y troyanos. Él llega y tiene su forma de llegar. El
esclavo se convierte en el gran jerarca. Lo empodero y lo convierto en el gran
jerarca.
-¿Por qué no empoderaste a las mujeres amazónicas?
-Te explico cómo lo hice. Él fue tan
esclavo como ellas. Tanto los afrodescendientes como los pobladores amazónicos
fueron esclavos, por lo tanto existe un vínculo entre ellos. Posteriormente,
consideré una interpretación que no es mía, sino la de Wilton Martínez, antropólogo
visual, quien señaló que ellos además podían simbolizar a los barbadenses que
eran los súbditos de la reina, afrodescendientes que trajeron de Barbados para
ser ayudantes de los administradores, eran quienes ejecutaban muchas veces los
mandatos bárbaros de los administradores.
-Es interesante cómo se van tejiendo los aportes…
- Exacto. Algo que parece aleatorio
tiene sentido para mí. También contamos con el zapateo que es el ritmo del
tiempo y el ritmo del corazón porque a Don Jesús, el protagonista, se le está acabando
la respiración y un latido más de su corazón, es en realidad un latido menos.
-Hay un hilo conductor entre La Cautiva y Savia. Las danzas, el colorido… ¿Qué
representa para ti lo alegórico expresado a través de la danza?
-Soy pintor. No vengo de la cantera del
teatro. Soy un pintor figurativo que pintaba cuadros alegóricos y lo único que
estoy haciendo es transpolar mi pintura a la dramaturgia. Estoy haciendo que
los personajes de mis cuadros conversen y hablen a través del texto dramatúrgico.
Por medio de las alegorías ellas terminan recuperando sus cabezas. Ellas concluyen
recordando y hablando. Es decir, el orden se restablece y se recupera la posibilidad de gobernar. Ellas vuelven a gobernar sus destinos.
-Otro punto a resaltar es que tanto en la Cautiva como en Savia la mujer
tiene un rol predominante.
-En todas las obras que he escrito
hasta el momento -son cuatro y una coautoría-, la mujer es la protagonista, a excepción
de la primera cuyo personaje principal era un hombre.
-¿Por qué?
-Hay muchos motivos, algunos ocultos
que todavía no descubro...
-Les haces justicia a toda esta ola de violencia y vejación que han sufrido a
través de la historia.
-Savia muestra aspectos ocultos de
nuestra sociedad, de nuestros sentimientos, de nuestras emociones. Aspectos que
no nos gusta ver. Partes de nuestra historia que no queremos revisar. Es
natural visibilizar ese cincuenta por ciento de la población que no es visible
y que visibilizamos en el teatro. La mujer es más interesante como personaje. Me
parece más inteligente. Tiene más recursos. Me gusta su fuerza interna, su
perseverancia, su tenacidad. La fortaleza femenina me conmueve, me inspira y me
levanta.
-Incluso lo he podido apreciar en tus cuadros. En una de tus últimas
exposiciones jugaste mucho con la imagen femenina, con el alumbramiento, por
ejemplo.
-Exacto. Es algo que admiro mucho de la
mujer. Es mi propia apreciación de la feminidad.