Valorar el arte no solo por su discurso, sino también, por el buen manejo de los elementos plásticos es muy importante, dice nuestra entrevistada.
En el segmento de las artes visuales,
este 2017 como bien lo expresa la Historiadora de Arte, Curadora independiente,
Crítica de Arte y Docente Universitaria Rosa María Vargas, ha sido diverso e intenso.
Sin embargo, de todo el conglomerado de exhibiciones cabe destacar las
muestras dedicadas a Jorge Eduardo Eielson en el Mali y la retrospectiva de
Gerardo Chávez, que se llevó a cabo en el Museo de la Nación. Para ahondar más
sobre el quehacer artístico Lima en Escena charló con la destacada crítica de
arte.
-Rosa María. ¿Cómo ha sido el desarrollo de las artes visuales a lo largo
de este año?
En los últimos años el panorama del arte ha sido diverso
en cuanto a propuestas artísticas se refiere,
algo similar ocurre con los espacios expositivos: cada vez se aprecian
espacios poco convencionales e incluso se improvisan en los talleres de
artistas exhibiciones de obras con la finalidad de atraer y crear mercado
dentro de un circuito alternativo donde
artistas emergentes están tratando de darse a conocer y en otros casos, ganar
experiencia, y este año 2017 no ha sido
la excepción.
-Háblanos sobre el papel que cumplen las salas de arte de los diversos
Centros Culturales de Lima. ¿Qué muestras consideras tu han sido las de mayor envergadura en algunas de ellas?
Los diversos centros culturales son importantes en la
medida que puedan tener una amplia visión de lo que es el arte y su difusión.
Valorar el arte no solo por su discurso, sino también, por el buen manejo de
los elementos plásticos es muy importante. Discurso sin talento, ni dominio en
la plástica, no puede considerarse arte; sería en todo caso, algo que particularmente
denominaría: “el arte de florear” (solo discurso…y ¿el arte?). En ese sentido,
son muchas las salas que han venido elevando sus estándares tanto en lo que a
producción artística y trabajo curatorial se refiere.
Entre las salas que apuestan por un arte de calidad y que
no cae en lo absoluto en el “facilismo” se encuentran: las salas del Centro
Cultural “Ricardo Palma” y las del Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA),
las cuales han venido presentando exposiciones de diversas técnicas artísticas
pero manteniendo un buen nivel y lo interesante es que en ellas se ha podido
apreciar un perfecto equilibrio entre lo que es la técnica artística, el
concepto o discurso bajo un arduo trabajo de
investigación con lo cual, se consigue coherencia y el excelente trabajo
que han venido realizando quienes conforman la dirección, los equipos de
montaje y difusión de cada institución.
-Los museos como el Mali y el M.A.C. desarrollan un activo trabajo de
exhibiciones. ¿Cuáles fueron las más relevantes?
Este año el MALI ha destacado con la exposición más importante dedicada
al artista y escritor Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924–Milán, 2006). Aunque trascendió
internacionalmente como escritor y poeta, no se puede negar que es un referente
importante del arte contemporáneo peruano.
Esta muestra aborda las diversas
técnicas artísticas que el artista ejecutó y otras obras que complementarían su
trabajo literario plasmando y materializando su labor lírica a un formato
bidimensional y/o tridimensional. Sin
duda, es la mejor exposición retrospectiva del 2017.
Respecto al M.A.C. se han venido presentando trabajos de
buen nivel pero todos coinciden en manejar un discurso social y político que a
decir verdad, son temas tan recurrentes,
pues el arte es mucho más que eso: es técnica, oficio y un sentir sincero por
parte del artista (y pocos lo tienen) y no un afán de destacar o lucrar con una determinada coyuntura política. Eso ya linda con lo ideológico y
no se trata de propaganda (que sirve para crear conciencia) sino de arte, como
lo comenté hace un momento. Por eso en esta ocasión no podría hacer referencia
al mencionado museo de arte contemporáneo.
-El Museo de la Nación se suma a esta tarea. ¿Cuál es su mejor exhibición?
¿Por qué?
En el caso del Museo de la Nación, han venido realizando
exposiciones de gran envergadura, como la del reconocido artista Gerardo
Chávez; pero sería bueno que cedieran un espacio para exposiciones temporales
con el fin de promover a jóvenes valores del arte peruano, porque tienen
espacio e infraestructura para hacerlo y su difusión sería muy valiosa para
reconocer y difundir la producción de nuestros artistas emergentes.
-¿En escultura?
La obra de Carmen Letts (PUCP) exhibida en simultáneo en
dos galerías: La Sala 770 del Centro Cultural Ricardo Palma y la “Galería
Yvonne Sanguinetti”. Me pareció una
propuesta interesante y muy bien lograda “Dos hogares” es un concepto que toma
como punto de partida una lamentable experiencia familiar de la artista, aunque
más que una manifestación de una desgracia en sí misma, es el homenaje a la
vida de su joven hermano, desaparecido hace 35 años en algún lugar del Perú. La
artista propone mantener vivo el recuerdo de ese ser extraviado (el contexto en
el cual habitó) y traerlo de regreso al presente a través de la evocación de la
memoria verbal o escrita de su nombre y sus vivencias.
Bajo esa premisa, la artista intenta apelar a la interacción con el público, al colocar grafitos suspendidos (trozos de carbón); invitando a escribir el nombre de un ser querido que no se encuentre presente entre nosotros. Esta intervención e instalación complementa su producción escultórica-pictórica o denominada como técnica mixta, la cual está conformada por una suerte de ensamblajes y formas superpuestas entre sí, cargadas de un vibrante cromatismo y dinamismo, gracias a las líneas ondulantes de la forma de las piezas ensambladas realizadas en madera, MDF, tuercas, “espárragos” (tornillos de extensa longitud), que sugieren formas orgánicas como extremidades animales, humanas, y que bajo la verticalidad de su disposición y elevación nos muestran caprichosas formas que insinúan partes de un rostro, alas y formas que simbolizan la transformación del ser en otro estado hacia una dimensión etérea, que la artista plasma en su trabajo mediante el color, la forma y la composición, empleando dos técnicas: La pintura y la escultura; arriesgando con materiales tan opuestos como la madera y el metal, pero tan armoniosamente conjugados a través del color y la forma en cada pieza, que dado su escaso volumen, adquiere bidimensionalidad (aunque pueda sonar contradictorio).
Del mismo modo, la pintura adquiere tridimensionalidad debido al material (madera o MDF) que actúa como lienzo para los colores empleados en cada pieza, y que al unirse dentro de la composición, nos hace percibir a las piezas como líneas y planos de color dispuestos en una suerte de abstracción figurativa-expresiva, representando un mundo móvil y cambiante mediante la línea, la forma, el color y sus contrastes, transformando así; un formato estático e inalterable como los empleados en escultura, pero mediante la técnica del ensamblaje, le otorga dinamismo y versatilidad, obteniendo un bien logrado resultado.
Bajo esa premisa, la artista intenta apelar a la interacción con el público, al colocar grafitos suspendidos (trozos de carbón); invitando a escribir el nombre de un ser querido que no se encuentre presente entre nosotros. Esta intervención e instalación complementa su producción escultórica-pictórica o denominada como técnica mixta, la cual está conformada por una suerte de ensamblajes y formas superpuestas entre sí, cargadas de un vibrante cromatismo y dinamismo, gracias a las líneas ondulantes de la forma de las piezas ensambladas realizadas en madera, MDF, tuercas, “espárragos” (tornillos de extensa longitud), que sugieren formas orgánicas como extremidades animales, humanas, y que bajo la verticalidad de su disposición y elevación nos muestran caprichosas formas que insinúan partes de un rostro, alas y formas que simbolizan la transformación del ser en otro estado hacia una dimensión etérea, que la artista plasma en su trabajo mediante el color, la forma y la composición, empleando dos técnicas: La pintura y la escultura; arriesgando con materiales tan opuestos como la madera y el metal, pero tan armoniosamente conjugados a través del color y la forma en cada pieza, que dado su escaso volumen, adquiere bidimensionalidad (aunque pueda sonar contradictorio).
Del mismo modo, la pintura adquiere tridimensionalidad debido al material (madera o MDF) que actúa como lienzo para los colores empleados en cada pieza, y que al unirse dentro de la composición, nos hace percibir a las piezas como líneas y planos de color dispuestos en una suerte de abstracción figurativa-expresiva, representando un mundo móvil y cambiante mediante la línea, la forma, el color y sus contrastes, transformando así; un formato estático e inalterable como los empleados en escultura, pero mediante la técnica del ensamblaje, le otorga dinamismo y versatilidad, obteniendo un bien logrado resultado.
-¿En Pintura?
“Delirios Crepusculares”, del artista bellasartino Lénnin
Vásquez (la cual se llevó a cabo en la Sala “Víctor Humareda” del Centro
Cultural de San Marcos), ha sido para
mí, la mejor de este año, pues el trabajo del artista ha ido desarrollándose
favorablemente con el transcurrir del tiempo: en sus inicios su trabajo poseía una
estética naturalista pero mucho más gráfica, bajo una mirada lúdica e inocente,
inspirándose en mitos y leyendas enmarcados dentro de una exuberante
composición que no dejaba espacios vacíos y que resaltaba además, por la
vibrante armonía cromática y la iluminación que daba a cada personaje que
protagonizaba sus lienzos, con los cuales construyó su propio imaginario.
Quienes hemos seguido de cerca su carrera, reconocíamos las mencionadas
características como una suerte de “marca registrada” que identificaba al
artista.
Hoy, Lénnin Vásquez se mantiene fiel a los elementos asociados a su obra, pero apela al surrealismo, y en esta ocasión; sus personajes han sido transformados por “obra y gracia” de una paleta mucho más académica, que aunque de tonalidades predominantemente frías, están bien “cocinadas”(como se denomina en el argot pictórico a la combinación o mezcla de color para lograr nuevos matices), aplicadas, superponiendo capas de color para obtener un fondo menos plano, creando una atmósfera sutilmente iluminada y en otros casos con un predominio de la luz muy bien aplicado; prescindiendo además, de las composiciones recargadas a las que nos tenía acostumbrados en el pasado y priorizando los elementos que le otorgan mayor carácter y realismo, conjugando dentro de la composición elementos nuevos, como seres antropozoomorfos, con otros de forma humana pero carentes de rostro, en cuyo reemplazo, la línea geométrica de ciertas formas abstractas y el dibujo naturalista se fusionan generando un mensaje mucho más introspectivo, que brota de los más íntimo del ser: lo consiente y lo inconsciente, lectura que nos hace evocar por instantes a la obra surrealista de René Margritte(Bélgica 1898-1967), pero llevando siempre el sello estilístico que identifica a Vásquez.
Hoy, Lénnin Vásquez se mantiene fiel a los elementos asociados a su obra, pero apela al surrealismo, y en esta ocasión; sus personajes han sido transformados por “obra y gracia” de una paleta mucho más académica, que aunque de tonalidades predominantemente frías, están bien “cocinadas”(como se denomina en el argot pictórico a la combinación o mezcla de color para lograr nuevos matices), aplicadas, superponiendo capas de color para obtener un fondo menos plano, creando una atmósfera sutilmente iluminada y en otros casos con un predominio de la luz muy bien aplicado; prescindiendo además, de las composiciones recargadas a las que nos tenía acostumbrados en el pasado y priorizando los elementos que le otorgan mayor carácter y realismo, conjugando dentro de la composición elementos nuevos, como seres antropozoomorfos, con otros de forma humana pero carentes de rostro, en cuyo reemplazo, la línea geométrica de ciertas formas abstractas y el dibujo naturalista se fusionan generando un mensaje mucho más introspectivo, que brota de los más íntimo del ser: lo consiente y lo inconsciente, lectura que nos hace evocar por instantes a la obra surrealista de René Margritte(Bélgica 1898-1967), pero llevando siempre el sello estilístico que identifica a Vásquez.
Esta muestra pictórica es un claro ejemplo de lo que un
artista puede conseguir al replantear su estilo sin perder su esencia y obtener
un excelente resultado. Vásquez ha ido desarrollando el estilo mágico-surrealista
de sus inicios hasta refinarlo y pulirlo de tal manera que nos ofrece un
trabajo contemporáneo pero sin perder el “oficio”: la habilidad en el manejo de
la técnica adquirida por formación académica pero aplicada a una visión mucho
más contemporánea de los elementos de la plástica formal y de su propuesta, una
de las razones por la cual lo considero,
como uno de los artistas más importantes de su generación.
-¿En grabado?
El pasado mes de Julio se inauguró una interesante
exposición de grabado en la Sala Juan
Pardo Heeren del ICPNA que llevó por
título: “El grabado a través de una mirada ancestral”, en la cual pudimos
apreciar diversos grabados en blanco y negro realizados por alumnos, exalumnos y
docentes de la Escuela de Bellas Artes de Ayacucho. Lo resaltante de la muestra
es que se aprecia la técnica del grabado en sus diversas técnicas, por artistas
ayacuchanos quienes enmarcan su obra teniendo como escenario su propio entorno y elementos propios con los que plasman su identidad y sentir a través de dibujos de líneas
expresivas, sumado además, a la destreza de los artistas participantes, en una
especialidad de las bellas artes que posee varias etapas en su ejecución, como
debe darse en todo proceso de grabado. Con esta loable exposición, el ICPNA
brinda un espacio a los artistas de diversas regiones del Perú cuyo trabajo
debe ser difundido y valorado en nuestra capital, pues en su mayoría su trabajo
no trasciende, no por falta de talento, sino por falta de difusión y no tener acceso a espacios expositivos en nuestra
capital.
-¿Fotografía?
En fotografía, creo que es un mérito compartido entre
quienes organizaron Foto Monumental y sus artistas y curadores. La exposición estelar: “Bajo protesta:
Fotografía o política en América Latina”, curada por Juan Antonio Molina Cuesta, reunió a 24
artistas de 10 países de América Latina.
Las propuestas partieron bajo una temática política. En esta exposición o conjunto de exposiciones se ha
podido apreciar la excelente presentación y los formatos empleados en las
exhibiciones: instalaciones fotográficas bajo diversos soportes: cajas de
fósforos impresas, impresiones fotográficas sobre tela a modo de instalación,
grandes formatos de impresión en papel fotográfico, fotografías intervenidas entre
otras. Aunque mi punto de vista de quien
escribe no pueda ser condescendiente con la temática política en el arte, no
puedo dejar de reconocer que la fotografía más allá de su finalidad
artística, puede darse la licencia de plasmar
la realidad social o política desde el punto de vista de la fotografía
incidental o documental, cual testimonio del momento (y así ha sido durante el
siglo XX y XXI por su importancia en los medios de comunicación) y como un documento gráfico, pero al mismo
tiempo, compensa el excesivo discurso político
con el bien logrado montaje, en cada instalación.
El mérito de este evento radica-además-en el gran esfuerzo por parte de quienes dirigen y participan en el área cultural de Fugaz, que desde hace unos años, vienen apostando por descentralizar el circuito artístico limeño hacia el Callao; además de la convocatoria a curadores y fotógrafos internacionales de reconocida trayectoria que sumado al talento nacional, dieron prestancia a esta edición de Foto Monumental.
El mérito de este evento radica-además-en el gran esfuerzo por parte de quienes dirigen y participan en el área cultural de Fugaz, que desde hace unos años, vienen apostando por descentralizar el circuito artístico limeño hacia el Callao; además de la convocatoria a curadores y fotógrafos internacionales de reconocida trayectoria que sumado al talento nacional, dieron prestancia a esta edición de Foto Monumental.
-Finalmente, ¿cuál
ha sido el desenvolvimiento de las galerías independientes?
Este año la galería independiente que más actividad ha
tenido es la Galería Lucila Walqui,
quien desde hace un buen tiempo atrás ha venido brindando en su espacio, además
de exposiciones, charlas, cursos y talleres dirigidos a artistas, curadores y
público en general, contando como expositores o docentes a profesionales con
experiencia en el medio y que contribuyen a la formación de quienes desean
incursionar en el medio artístico tanto como artistas, gestores culturales y
curadores. Aunque no puedo negar que aún recuerdo con cierta nostalgia a “Bruno
Gallery”, dirigida por el artista Jaime
Higa, este se mantiene vigente ahora como curador de interesantes propuestas,
continuando así con su impulso a los jóvenes valores del arte peruano que vienen
trabajando en la Pintura mural, el Graffiti
y el Cómic, y más recientemente con la exposición de Venancio Shinki que
se presentó en el Centro Cultural Peruano-Japonés bajo su curaduría.