miércoles, 16 de diciembre de 2015

Fernando Espíritu: “Era adolescente cuando decidí comprar un cuaderno y empezar a escribir”






"Llega un momento en la vida, en la cual, uno debe atreverse y asumir una postura y luego, defenderla...", dice el autor del libro de relatos Hasta siempre, Yoda






El psicólogo y escritor  Fernando Espíritu, presentó hace unos días, su nuevo libro de cuentos Hasta siempre, Yoda (Intermezzo Tropical 2015), 10 relatos que destacan por los vaivenes de sus turbados personajes algunos de los cuales transitan en medio de una coyuntura política como el fujimorato, aquel régimen autoritario con apariencias y formas democráticas, y en donde, la música, el cine y la literatura, constituyen sugestivos motivos de pasatiempo del protagonista.

Además, el autor ha publicado los libros de cuentos Te queda un poco de café (2011), Qué saben los ajedrecistas de mujeres (2004) y Río salvaje (2002). Ha obtenido diversas distinciones por sus relatos. Actualmente es profesor en la Universidad Federico Villarreal y estudia literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Al respecto charlamos con el escritor Fernando Espíritu.





- Fernando Hasta siempre, Yoda, tu nuevo libro de relatos coincide con el estreno de la mítica película Star Wars: el despertar de la Fuerza. Sin embargo, de la película solo toma el nombre Yoda, para identificar a un gato. ¿Esta coincidencia está emparentada con la película? En otras palabras. ¿Eres fan de la cinta y poner este nombre al gato es una forma de tributo?  

Sí, se podría decir que soy fan de la saga de Star Wars, sobre todo de las estrenadas a fines de los 70. Esta y otras películas como: Cazadores del arca perdida y la inolvidable Tiburón, marcaron mi infancia y parte de mi adolescencia. Además, tienen bandas sonoras extraordinarias. Soy un admirador de John Williams. Y tienes razón, con respecto a la elección del nombre. Mi personaje favorito de la saga es Vader. El lado oscuro me parece más interesante, pero por la naturaleza del cuento, sentí que el gato no se podía llamar Vader. No encajaba. De todos modos, utilizo el nombre del Sith en otro cuento.

-De otro lado, el libro reúne 10 relatos los cuales exteriorizan un sin número de vivencias de sus protagonistas en una coyuntura política específica. ¿Por qué es sustancial abordar estos momentos políticos en tu escritura?

Confieso que al inicio, no me había dado cuenta del efecto. Solo dando una mirada en retrospectiva, percibo que el tema político aparece en mis anteriores libros. Sobre todo en los dos primeros. En: Te queda un poco de café, es como si me hubiera tomado un descanso. En cambio, en este libro, aunque no lo hago en todos los cuentos, consideré importante situar a los personajes en un contexto político. Pienso que llega un momento en la vida, en la cual, uno debe atreverse y asumir una postura y luego, defenderla. No acomodarse según nos lleva el viento, sino mantener una postura, salvo que la realidad nos demuestre que estamos equivocados. Abordar temas políticos es el resultado de salir de uno mismo y mirar hacia el entorno. Significa decir que me importa el país, la ciudad, la familia. No podemos ser indiferentes hacia el prójimo. Creo que fue Bryce quien dijo: “Nunca estamos tan mal, que no podamos estar peor”. Y tiene toda la razón. Por ejemplo, en temas de corrupción, estamos cada vez peor. ¿Hasta cuándo se va a tolerar? El cinismo de la mayoría de los políticos es sorprendente, así como la falta de reacción de la población. Como decía Saramago, la resignación es uno de los peores males del mundo actual. No podemos permitir que los políticos nos sigan subestimando, pero eso, depende de nosotros. Es tiempo de protestar.

-Si bien gran parte del origen de cada historia parte del tema de pareja, éstos viven en medio del caos y la corrupción política. Imposible no identificar al fujimorato. ¿De qué manera este periodo contribuyó a nutrir tus cuentos?

Mis años universitarios los viví bajo la dictadura de Fujimori. ¿Te imaginas?, primero el desastre del primer gobierno aprista y luego, Fujimori. Mi generación estuvo premiada. Pienso que todavía, tengo experiencias de la época por contar. Épocas de terrorismo y recesión, donde el gobierno se propuso evitar que el peruano piense. Una de las consecuencias más nefastas del gobierno de Fujimori, fue sumergir a la gente en la apatía, negando la capacidad de análisis y critica. Convenció a muchos que el modelo económico implantado, donde se vendía el Perú a pedacitos, era lo mejor para nosotros. Y eso que no menciono las torturas y otras barbaridades cometidas. Lo que me parece increíble es que un gran número de peruanos no considere a Fujimori como  un dictador, que lo fue desde todo punto de vista. Arrojar por el tacho de la basura la Constitución que juró respetar, lo desmerece totalmente, pero lo más asombroso, es que a poca gente le importa. Muchos, ni siquiera se informan.

-A propósito de lo que me comentas incluso en uno de tus relatos hablas sobre el papel de la prensa chicha y su plan por desactivar a personalidades de la política de aquella época. Ensayando un paralelo. ¿Qué opinas del papel de los medios en nuestra sociedad actualmente?

Con honrosas excepciones, pienso que es lamentable lo que está sucediendo con los medios de comunicación. Sobre todo con los noticieros. Basta que uno encienda la televisión por la mañana y recibe un baño de sangre como bienvenida: matanzas, asaltos, accidentes. Es terrible. Y cuando no ofrecen ese tipo de noticias, brindan el adelanto de un top show que están promocionando, y uno se pregunta: ¿Saber que fulanito y fulanita dejaron de ser pareja, es una noticia? ¿Acaso no existen verdaderas noticias? La respuesta evidente, es que sí. Lo que sucede es que existe un filtro que nos impide acceder a ellas. Te comento que hace un buen tiempo, dejé de ver noticieros nacionales y lo hice por salud mental.

-En la primera historia el protagonista habla sobre su afán por ser escritor y todas sus implicancias. Qué los suyos lo tomen como un fracasado, que la crítica oficial no lo tome en cuenta. ¿Has pasado por estos vaivenes en tu joven carrera como escritor?

Bueno, mi primer libro titulado Río salvaje salió el 2002, así que no sé si soy tan joven en el oficio. Creo que como todo en la vida, prima la ambivalencia. Hay momentos buenos y malos. El mayor crítico soy yo mismo. Mis dos primeros libros los comentó de modo breve Ivan Thays en Vano oficio, programa donde daba oportunidad a los escritores jóvenes. La intención era muy buena. Y mi tercer libro Te queda un poco de café, fue considerado como libro del mes en el IPCNA. No me puedo quejar. El problema es otro. Lo que sucede es que nuestro mundo cultural es pequeño, los eventos culturales se difunden muy poco, y por otro lado, cada vez, las personas leen menos. Es una lástima. Ahora prima la cultura de la imagen. Por otro lado, lo que sí ha ocurrido, es que he aprendido y madurado. Y aprender y madurar en el campo literario pasa en primer lugar, por leer buena literatura y en segundo, por escribir. Antes leía de todo. Ahora soy más selectivo. Por ejemplo, acabo de terminar La Odisea de Homero en verso y me pareció fantástica. (Había leído la versión en prosa en el colegio).Creo que es un libro que todo escritor debería leer, y sobre todo si es poeta. Además, estoy terminando de leer los cuentos completos de McCullers. Extraordinarios.





-Justamente en este nuevo libro haces referencia a Bukowski, Kundera, Zola, McCullers, Rilke,  Steinbeck, entre otros escritores, ¿a qué le atribuyes esta necesidad de aludir a esta gama de autores?

La referencia a ellos, es por la naturaleza misma de los personajes, escritores o profesores de humanidades fracasados. La única excepción es Rilke que aparece en un contexto de ironía cuando el protagonista necesita aliento ante un amor frustrado. Por otro lado, son autores, sobre todo Kundera y Zola, que me agradan. Bukowski me gustaba cuando era más joven. Ahora, ya no tanto. Es curioso, uno mis autores preferidos: Saramago, no lo cito en ningún momento.

-El gusto musical ecléctico del personaje principal llama nuestra atención. Alude a Iron Maiden, Abba, Led Zeppelin, entre otros. Esta cualidad rompe un poco esa cansona cotidianidad en la que viven estos personajes ¿no?

La intención era incrementar la sensación de conflicto: la soledad por el matrimonio destruido, aunque en temas musicales, soy como ese personaje. Hace un momento mencioné que me fascina Williams, pero también Led Zeppelin, Queen y la salsa de los inicios de Rubén Blades, su período con Willie Colón me parece estupendo. Y también, escucho a Perú negro. Me encanta. Cómo ves, soy todo ecléctico en gustos musicales. Lo que sí no me agrada, es el reggaetón, ni siquiera lo entiendo.

-Asocias pasajes de tus historias con películas también. El día después de mañana, Don Juan de Marco. La música y el cine son ineludibles en tus historias. ¿Por qué?

Porque ambos me fascinan. Casi no hago nada sin música. Incluso escribir. No puedo escribir en silencio, aparte de que aquí en Lima, el silencio casi no existe, las bocinas de los autos, las maquinarias de construcción, casi todo me perturba al escribir. Utilizo la música como un escudo. Y el cine me encanta. No puedo decir que sea cinéfilo porque ignoro sus bases teóricas, pero intento ir al cine seguido. Por ejemplo, acabo de ver En el corazón del mar, que contiene una clara alusión Moby Dick.

-El estilo narrativo de Dilema nocturno una atractiva historia sobre el Inca asesino de la Victoria tiene un parentesco con el género fantástico. ¿Urdir en éste forma parte de tu búsqueda literaria también?

Pienso que sí. Uno no puede escribir sobre lo mismo. Escribir este cuento fue como hacer un experimento y creo que salió bien. Fue el que obtuvo el tercer lugar en el V concurso: Ten en cuento a La Victoria, donde uno de los jurados fue Ricardo González Vigil. Todo un honor para mí. Un par de años después, lo tuve como profesor en la maestría. Excelente.

-Referentes o estampas de la cultura urbana, limeña, televisiva, enriquecen este cuentario. El Coliseo Amauta, las lavanderías Vaporito, Los Picapiedras, Ultrasiete, en fin. ¿Estamos ante una mirada nostálgica a la etapa de niñez? 

Es grato recordar las experiencias buenas que nos marcan. Las malas hay que dejarlas a un lado. Escribir sobre la infancia fue una sugerencia de Rossana Díaz, y se lo agradezco. Pienso que el cuento Yan Pol es uno de los mejores de este libro. En todo caso, a mí me gusta mucho. En mis libros anteriores, sobre todo en Río salvaje había escrito sobre la adolescencia, pero era la primera vez, que escribía sobre la infancia, y cuando inicié el cuento, al instante evoqué estas imágenes desconocidas para las nuevas generaciones. Recuerdo haber cambiado juguetes de los Picapiedras en lavanderías Lava Clean y Vaporito; y de Ultrasiete en Lima Dry Cleaners. Lavanderías que ya no existen. El Coliseo Amauta corresponde a mi época adolescente. Ahí fue el concierto de Indochina. Fue el único grupo europeo que se atrevió a venir en época del terrorismo. Todos en mi familia tenían miedo de un posible atentado, pero igual fui y felizmente, no sucedió nada malo. Fue estupendo. Cómo olvidarlo. Son como arquetipos que perduran en la memoria. Sucede que antes teníamos más tiempo para disfrutar de los hechos. Ahora, todo sucede muy rápido. Es la era tecnológica.

-Las relaciones de pareja están planteadas desde una mirada del desasosiego. El termina como un individuo fracasado. ¿Por qué?

En este punto específico, y confío que sea el único, creo que se debe a mi labor de psicoterapeuta de pareja. A lo largo de los años, he visto como la pareja ha entrado en crisis, como la mayoría de las instituciones. Hace un momento se comentó acerca de los medios de comunicación. En el caso de la pareja, no solo se han elevado las separaciones, infidelidades y violencia, sino la persistencia en la mala elección o en mantener una relación que no funciona, es decir, la imposibilidad de aceptar que no nos quieren. Es terrible. En ocasiones, nuestra pareja de turno deja de querernos. Hay que aceptarlo, no existe alternativa, pero no, muchas personas se aferran a lo imposible, por ello, vemos tantas relaciones enfermizas. La pareja disfuncional es una norma en la actualidad. Recuerdo una anécdota que me conmovió mucho. Una de mis pacientes, una profesora de inicial, me comentó que en el nido donde laboraba, habían suspendido el día del padre en algunos salones. La razón, parece salida de la ficción. No había papás. Solo madres solteras. Increíble. La idea pienso utilizarla en un futuro cuento.

-Fernando, para terminar. ¿Cómo surge esta necesidad de ser escritor?

Estoy convencido de que en mi caso, ser hijo único tuvo mucho que ver. Cuando uno carece de hermanos, por más amigos que tenga, siempre hay momentos de soledad. Un vacío que los adultos no pueden llenar, y la razón principal, es porque ya no son niños. Viven abrumados de realidad y los niños conviven con la fantasía. Así, que cuando estaba solo, mi refugio fueron los libros. En un inicio, películas noveladas. Luego, conocí a London, Melville, Stevenson, Wilde, fueron los primeros autores reconocidos que leí. Recuerdo, un día cuando era adolescente, decidí comprarme un cuaderno y comenzar a escribir.