"Llega un momento en
la vida, en la cual, uno debe atreverse y asumir una postura y luego,
defenderla...", dice el autor del libro de relatos Hasta siempre, Yoda
El psicólogo y escritor Fernando Espíritu, presentó hace unos días, su nuevo libro de
cuentos Hasta siempre, Yoda (Intermezzo
Tropical 2015), 10 relatos que destacan por los vaivenes de sus turbados
personajes algunos de los cuales transitan en medio de una coyuntura política como el
fujimorato, aquel régimen autoritario con apariencias y formas democráticas, y
en donde, la música, el cine y la literatura, constituyen sugestivos motivos de pasatiempo
del protagonista.
Además, el autor ha publicado los libros
de cuentos Te queda un poco de café (2011), Qué saben los ajedrecistas de
mujeres (2004) y Río salvaje (2002). Ha obtenido diversas distinciones por sus
relatos. Actualmente es profesor en la Universidad Federico Villarreal y
estudia literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Al respecto
charlamos con el escritor Fernando Espíritu.
- Fernando Hasta siempre, Yoda, tu nuevo libro de relatos coincide con el
estreno de la mítica película Star Wars: el despertar de la Fuerza. Sin
embargo, de la película solo toma el nombre Yoda, para identificar a un gato.
¿Esta coincidencia está emparentada con la película? En otras palabras. ¿Eres
fan de la cinta y poner este nombre al gato es una forma de tributo?
Sí, se podría decir que soy fan de la
saga de Star Wars, sobre todo de las estrenadas a fines de los 70. Esta y otras
películas como: Cazadores del arca perdida y la inolvidable Tiburón, marcaron
mi infancia y parte de mi adolescencia. Además, tienen bandas sonoras
extraordinarias. Soy un admirador de John Williams. Y tienes razón, con
respecto a la elección del nombre. Mi personaje favorito de la saga es Vader.
El lado oscuro me parece más interesante, pero por la naturaleza del cuento,
sentí que el gato no se podía llamar Vader. No encajaba. De todos modos,
utilizo el nombre del Sith en otro cuento.
-De otro lado, el libro reúne 10 relatos los cuales exteriorizan un sin
número de vivencias de sus protagonistas en una coyuntura política específica.
¿Por qué es sustancial abordar estos momentos políticos en tu escritura?
Confieso que al inicio, no me había
dado cuenta del efecto. Solo dando una mirada en retrospectiva, percibo que el
tema político aparece en mis anteriores libros. Sobre todo en los dos primeros.
En: Te queda un poco de café, es como si me hubiera tomado un descanso. En
cambio, en este libro, aunque no lo hago en todos los cuentos, consideré
importante situar a los personajes en un contexto político. Pienso que llega un
momento en la vida, en la cual, uno debe atreverse y asumir una postura y
luego, defenderla. No acomodarse según nos lleva el viento, sino mantener una
postura, salvo que la realidad nos demuestre que estamos equivocados. Abordar
temas políticos es el resultado de salir de uno mismo y mirar hacia el entorno.
Significa decir que me importa el país, la ciudad, la familia. No podemos ser
indiferentes hacia el prójimo. Creo que fue Bryce quien dijo: “Nunca estamos
tan mal, que no podamos estar peor”. Y tiene toda la razón. Por ejemplo, en
temas de corrupción, estamos cada vez peor. ¿Hasta cuándo se va a tolerar? El
cinismo de la mayoría de los políticos es sorprendente, así como la falta de
reacción de la población. Como decía Saramago, la resignación es uno de los
peores males del mundo actual. No podemos permitir que los políticos nos sigan
subestimando, pero eso, depende de nosotros. Es tiempo de protestar.
-Si bien gran parte del origen de cada historia parte del tema de pareja,
éstos viven en medio del caos y la corrupción política. Imposible no
identificar al fujimorato. ¿De qué manera este periodo contribuyó a nutrir tus
cuentos?
Mis años universitarios los viví bajo
la dictadura de Fujimori. ¿Te imaginas?, primero el desastre del primer
gobierno aprista y luego, Fujimori. Mi generación estuvo premiada. Pienso que
todavía, tengo experiencias de la época por contar. Épocas de terrorismo y
recesión, donde el gobierno se propuso evitar que el peruano piense. Una de las
consecuencias más nefastas del gobierno de Fujimori, fue sumergir a la gente en
la apatía, negando la capacidad de análisis y critica. Convenció a muchos que
el modelo económico implantado, donde se vendía el Perú a pedacitos, era lo
mejor para nosotros. Y eso que no menciono las torturas y otras barbaridades cometidas.
Lo que me parece increíble es que un gran número de peruanos no considere a
Fujimori como un dictador, que lo fue
desde todo punto de vista. Arrojar por el tacho de la basura la Constitución
que juró respetar, lo desmerece totalmente, pero lo más asombroso, es que a
poca gente le importa. Muchos, ni siquiera se informan.
-A propósito de lo que me comentas incluso en uno de tus relatos hablas
sobre el papel de la prensa chicha y su plan por desactivar a personalidades de
la política de aquella época. Ensayando un paralelo. ¿Qué opinas del papel de
los medios en nuestra sociedad actualmente?
Con honrosas excepciones, pienso que es
lamentable lo que está sucediendo con los medios de comunicación. Sobre todo
con los noticieros. Basta que uno encienda la televisión por la mañana y recibe
un baño de sangre como bienvenida: matanzas, asaltos, accidentes. Es terrible.
Y cuando no ofrecen ese tipo de noticias, brindan el adelanto de un top show
que están promocionando, y uno se pregunta: ¿Saber que fulanito y fulanita
dejaron de ser pareja, es una noticia? ¿Acaso no existen verdaderas noticias?
La respuesta evidente, es que sí. Lo que sucede es que existe un filtro que nos
impide acceder a ellas. Te comento que hace un buen tiempo, dejé de ver
noticieros nacionales y lo hice por salud mental.
-En la primera historia el protagonista habla sobre su afán por ser
escritor y todas sus implicancias. Qué los suyos lo tomen como un fracasado,
que la crítica oficial no lo tome en cuenta. ¿Has pasado por estos vaivenes en
tu joven carrera como escritor?
Bueno, mi primer libro titulado Río
salvaje salió el 2002, así que no sé si soy tan joven en el oficio. Creo que
como todo en la vida, prima la ambivalencia. Hay momentos buenos y malos. El
mayor crítico soy yo mismo. Mis dos primeros libros los comentó de modo breve
Ivan Thays en Vano oficio, programa donde daba oportunidad a los escritores
jóvenes. La intención era muy buena. Y mi tercer libro Te queda un poco de
café, fue considerado como libro del mes en el IPCNA. No me puedo quejar. El
problema es otro. Lo que sucede es que nuestro mundo cultural es pequeño, los
eventos culturales se difunden muy poco, y por otro lado, cada vez, las
personas leen menos. Es una lástima. Ahora prima la cultura de la imagen. Por
otro lado, lo que sí ha ocurrido, es que he aprendido y madurado. Y aprender y
madurar en el campo literario pasa en primer lugar, por leer buena literatura y
en segundo, por escribir. Antes leía de todo. Ahora soy más selectivo. Por
ejemplo, acabo de terminar La Odisea de Homero en verso y me pareció
fantástica. (Había leído la versión en prosa en el colegio).Creo que es un
libro que todo escritor debería leer, y sobre todo si es poeta. Además, estoy
terminando de leer los cuentos completos de McCullers. Extraordinarios.
-Justamente en este nuevo libro haces referencia a Bukowski, Kundera, Zola,
McCullers, Rilke, Steinbeck, entre otros
escritores, ¿a qué le atribuyes esta necesidad de aludir a esta gama de
autores?
La referencia a ellos, es por la
naturaleza misma de los personajes, escritores o profesores de humanidades
fracasados. La única excepción es Rilke que aparece en un contexto de ironía
cuando el protagonista necesita aliento ante un amor frustrado. Por otro lado,
son autores, sobre todo Kundera y Zola, que me agradan. Bukowski me gustaba
cuando era más joven. Ahora, ya no tanto. Es curioso, uno mis autores
preferidos: Saramago, no lo cito en ningún momento.
-El gusto musical ecléctico del personaje principal llama nuestra atención.
Alude a Iron Maiden, Abba, Led Zeppelin, entre otros. Esta cualidad rompe un
poco esa cansona cotidianidad en la que viven estos personajes ¿no?
La intención era incrementar la
sensación de conflicto: la soledad por el matrimonio destruido, aunque en temas
musicales, soy como ese personaje. Hace un momento mencioné que me fascina
Williams, pero también Led Zeppelin, Queen y la salsa de los inicios de Rubén
Blades, su período con Willie Colón me parece estupendo. Y también, escucho a
Perú negro. Me encanta. Cómo ves, soy todo ecléctico en gustos musicales. Lo
que sí no me agrada, es el reggaetón, ni siquiera lo entiendo.
-Asocias pasajes de tus historias con películas también. El día después de
mañana, Don Juan de Marco. La música y el cine son ineludibles en tus
historias. ¿Por qué?
Porque ambos me fascinan. Casi no hago
nada sin música. Incluso escribir. No puedo escribir en silencio, aparte de que
aquí en Lima, el silencio casi no existe, las bocinas de los autos, las
maquinarias de construcción, casi todo me perturba al escribir. Utilizo la
música como un escudo. Y el cine me encanta. No puedo decir que sea cinéfilo
porque ignoro sus bases teóricas, pero intento ir al cine seguido. Por ejemplo,
acabo de ver En el corazón del mar, que contiene una clara alusión Moby Dick.
-El estilo narrativo de Dilema nocturno una atractiva historia sobre el
Inca asesino de la Victoria tiene un parentesco con el género fantástico.
¿Urdir en éste forma parte de tu búsqueda literaria también?
Pienso que sí. Uno no puede escribir
sobre lo mismo. Escribir este cuento fue como hacer un experimento y creo que
salió bien. Fue el que obtuvo el tercer lugar en el V concurso: Ten en cuento a
La Victoria, donde uno de los jurados fue Ricardo González Vigil. Todo un honor
para mí. Un par de años después, lo tuve como profesor en la maestría.
Excelente.
-Referentes o estampas de la cultura urbana, limeña, televisiva, enriquecen
este cuentario. El Coliseo Amauta, las lavanderías Vaporito, Los Picapiedras,
Ultrasiete, en fin. ¿Estamos ante una mirada nostálgica a la etapa de
niñez?
Es grato recordar las experiencias
buenas que nos marcan. Las malas hay que dejarlas a un lado. Escribir sobre la
infancia fue una sugerencia de Rossana Díaz, y se lo agradezco. Pienso que el
cuento Yan Pol es uno de los mejores de este libro. En todo caso, a mí me gusta
mucho. En mis libros anteriores, sobre todo en Río salvaje había escrito sobre
la adolescencia, pero era la primera vez, que escribía sobre la infancia, y
cuando inicié el cuento, al instante evoqué estas imágenes desconocidas para
las nuevas generaciones. Recuerdo haber cambiado juguetes de los Picapiedras en
lavanderías Lava Clean y Vaporito; y de Ultrasiete en Lima Dry Cleaners.
Lavanderías que ya no existen. El Coliseo Amauta corresponde a mi época
adolescente. Ahí fue el concierto de Indochina. Fue el único grupo europeo que
se atrevió a venir en época del terrorismo. Todos en mi familia tenían miedo de
un posible atentado, pero igual fui y felizmente, no sucedió nada malo. Fue
estupendo. Cómo olvidarlo. Son como arquetipos que perduran en la memoria.
Sucede que antes teníamos más tiempo para disfrutar de los hechos. Ahora, todo
sucede muy rápido. Es la era tecnológica.
-Las relaciones de pareja están planteadas desde una mirada del
desasosiego. El termina como un individuo fracasado. ¿Por qué?
En este punto específico, y confío que
sea el único, creo que se debe a mi labor de psicoterapeuta de pareja. A lo
largo de los años, he visto como la pareja ha entrado en crisis, como la
mayoría de las instituciones. Hace un momento se comentó acerca de los medios
de comunicación. En el caso de la pareja, no solo se han elevado las
separaciones, infidelidades y violencia, sino la persistencia en la mala
elección o en mantener una relación que no funciona, es decir, la imposibilidad
de aceptar que no nos quieren. Es terrible. En ocasiones, nuestra pareja de
turno deja de querernos. Hay que aceptarlo, no existe alternativa, pero no,
muchas personas se aferran a lo imposible, por ello, vemos tantas relaciones
enfermizas. La pareja disfuncional es una norma en la actualidad. Recuerdo una
anécdota que me conmovió mucho. Una de mis pacientes, una profesora de inicial,
me comentó que en el nido donde laboraba, habían suspendido el día del padre en
algunos salones. La razón, parece salida de la ficción. No había papás. Solo
madres solteras. Increíble. La idea pienso utilizarla en un futuro cuento.
-Fernando, para terminar. ¿Cómo surge esta necesidad de ser escritor?
Estoy convencido de que en mi caso, ser
hijo único tuvo mucho que ver. Cuando uno carece de hermanos, por más amigos
que tenga, siempre hay momentos de soledad. Un vacío que los adultos no pueden
llenar, y la razón principal, es porque ya no son niños. Viven abrumados de
realidad y los niños conviven con la fantasía. Así, que cuando estaba solo, mi
refugio fueron los libros. En un inicio, películas noveladas. Luego, conocí a
London, Melville, Stevenson, Wilde, fueron los primeros autores reconocidos que
leí. Recuerdo, un día cuando era adolescente, decidí comprarme un cuaderno y
comenzar a escribir.