viernes, 2 de marzo de 2012

Micaela Cajahuaringa: “Mi vínculo con mi país está presente”




Directora de fotografía de las galardonadas películas “El Inca, la Boba y el Hijo del ladrón” y “El Chico que miente” de visita en Lima


Foto: Rosana López Cubas


Pieza clave de Sudaca Films, casa productora latinoamericana, la directora de fotografía Micaela Cajahuaringa recuerda gratamente su etapa en Inca Films, cuando se inició en el cine peruano trabajando en algunas de las películas de Francisco Lombardi como: “Sin Compasión”, "Bajo la piel", “No se lo digas a nadie”. 

Su primera película como directora de fotografía fue "A la medianoche y media" (1999) de la cineasta venezolana Mariana Rondón. Con el paso de los años y después de trabajar en una serie de cortos, documentales y largometrajes obviamente vienen los reconocimientos y obtiene un puñado de distinciones como el Premio ANAC por los cortos “Calle 22” y “Cotidiano”, Premio Consejo Municipal de Caracas-Venezuela por “Calle 22” y “Postales de Leningrado”, Premio Santa Cruz-Bolivia por “Paloma de Papel”, Premio Festival de Cine de Mérida por “Postales de Leningrado” y paramos de contar. 


su filmografía destacan “El destino no tiene favoritos” (2000) de Álvaro Velarde, “Tarata” (2008) de Fabricio Aguilar y Restos de deus entre os dentes”, de Jane Malaquias, (2009) Fortaleza-Brasil y los celebrados films “El Inca, la Boba y el Hijo del ladrón”, (Perú- 2011) de Ronnie Temoche y “El Chico que miente” (Venezuela-2011-12) de la cineasta peruana Marité Ugás. Apreciados lectores, es un honor para Lima en Escena charlar con la directora de fotografía Micaela Cajahuaringa que si bien su trabajo se concentra en países como Venezuela y Brasil, ello no significa que laboralmente se haya distanciado de Perú, todo lo contrario: “Mi vínculo con mi país está presente”, nos dice tajantemente.






-Micaela, ¿después de cuánto tiempo visita Perú?
-Después de dos años aproximadamente.

-En estos momentos, ¿Qué proyectos maneja?
-Vivo con mi familia en Fortaleza-Brasil y trabajo básicamente en documentales con mi esposo que es cineasta. El dirige y yo hago cámaras. Ahora trabajamos en tres proyectos: uno a punto de culminar, otro en plena filmación y ya contamos con el financiamiento del tercero. En el último documental me encargaré de la dirección y empiezo hacía mediados del año después de mi regreso de Venezuela a donde viajaré en las próximas semanas para hacerme cargo de la dirección de fotografía de la nueva película de Mariana Rondón con la producción de Marité Ugás.

-¿Cómo se llama la película?
-Pelo Malo


-Antes asumió la dirección fotográfica de El chico que miente, ¿no? 

-¡Si, claro!




-¿Qué tal la experiencia?

-Todas películas que trabajo con Sudaca Films son experiencias gratificantes además que con Marité Ugás y Mariana Rondón trabajamos desde hace mucho tiempo.


- Décadas…

-¡Sí! Estudiamos juntas, nos graduamos en 1990 y de esto ha pasado alrededor de 27 años y aquí nos tienes trabajando juntas hasta el momento.




-Una amistad que nació en la Escuela San Antonio de los Baños de Cuba y que ahora la comparten profesionalmente…
-¡Por supuesto! Hicimos nuestros primeros trabajos de la Escuela juntas, los primeros cortos juntas y desde que egresamos dimos continuidad a nuestra labor cinematográfica creciendo, madurando, y sinceramente a Marité Ugás y Mariana Rondón, como directoras y productoras les va muy bien.

-En Sudaca Films, productora de la cual también forma parte…

-¡Claro! Indirectamente, porque las chicas manejan todos los proyectos y en mi caso en particular, asumo la dirección fotográfica de las mismos.


-Volviendo a sus proyectos, ¿tiene planeado trabajar largometrajes?

-Precisamente el documental que estamos a punto de culminar es un largometraje-documental y trabajamos en este concepto


-¿Qué temática abordan?
-La temática es fundamentalmente localista, historias de la región del nordeste de Brasil. El desierto y el clima de ésa zona han generado una serie de manifestaciones culturales de suma trascendencia. Nosotros como cineastas nos enfocamos a investigar para posteriormente crear la historia y elaborar el documental.





-Estudian los vestigios históricos del pueblo y lo divulgan…
-¡Exacto! Nosotros visitamos los poblados y empezamos a recoger información de su vida cotidiana, de sus tradiciones, que de pronto se puede ir perdiendo y vamos al rescate para posteriormente divulgarlo.


-¿Quiénes son los protagonistas de estos proyectos cinematográficos?

-Usualmente las personas mayores quienes nos dan testimonio de su pasado.


-Su legado histórico, cultural, étnico, geográfico…
-Si, a propósito que mencionas el tema de legado, tenemos un documental sobre historia de “Los rastreadores”, una tradición sobre personajes denominados rastreadores los cuales se dedican a buscar huellas de los antepasados a través de una serie de elementos como hojas, caminos, árboles, palos. Ellos pueden reconocer hechos, casos o parte de su historia a través de sus estudios de la tierra, los árboles, el cemento y toda una serie de elementos que les permiten obtener información sobre lo que están indagando.


-Un equivalente a los investigadores…

-¡Claro! Los rastreadores son personas muy talentosas en su trabajo y son solicitadas por las personas interesadas en sus servicios quienes los contratan para descubrir muertes, asesinatos y otro tipo de hechos.





-¿Es una comunidad?
-No, están en proceso de extinción, los poquísimos rastreadores que quedan tienen 100 años de vida y acaban de fallecer dos e increíblemente sus hijos son los herederos de esta especialidad.

-Estamos ante un valioso material en cuanto a rescate de su cultura se refiere…

-La historia de Los Rastreadores es increíble. Al final de la historia sale una niña a quien le preguntan: ¿si se pierden tus cabritas cómo las encuentras? Y ella responde: “por el rastro”.


-¿Son historias con su cuota de ficción?

-Las historias de estos poblados son increíblemente fantásticas unas y reales otras. Algunos pobladores nos hablan de enormes sirenas, pescados gigantes; hay una variedad impresionante de cuentos y leyendas.





-Con respecto al documental que dirigirá ¿qué tema toca?
-Sobre Serigrafía. Hay una nativa que está involucrada en la elaboración de este tipo de arte popular que se mantiene hasta el momento y manejamos este documental paralelamente con el tema de la extinción de la madera, la materia prima de esta práctica.


-¿Cómo ha evolucionado Micaela desde sus inicios como asistente de cámaras pasando por su labor como directora de fotografía hasta la dirección cinematográfica?
-¡Definitivamente uno crece y evoluciona! Ahora me siento feliz. Le di espacio a mi vida personal lo cual ha sido gratificante para mí y la familia, y el plano profesional. Desde la época en que laboraba en Inca Films en donde mi vida era el cine, lo cual lo es hasta el momento, realmente he crecido.

-Con la llegada de la tecnología digital y la imagen en alta definición ¿los cambios de la fotografía cinematográfica han sido notables?

-¡Definitivamente! El desarrollo de la tecnología ha cambiado la manera de concebir la película en sus diferentes etapas y lo que más se ha alterado ha sido la post producción que ahora se hace con otros presupuestos y otros ritmos. Ahora tú filmas un hecho, una historia y la posibilidad que tienes con ese material es infinita


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-¿Se acortan los tiempos, el trabajo?

-¡Es sencillamente increíble!


-¿Se adaptó con facilidad a estos cambios?

-¡Sí! Lo que aprendí de mis maestros de cine y el cúmulo de mi experiencia profesional en el campo cinematográfico es entender el cine y obviamente los cambios que se general en el.


-Fue la directora de fotografía de la celebrada cinta nacional “El Inca, la Boba y el Hijo del ladrón”, dirigida por Ronnie Temoche…

-¡Sí! Fue una experiencia agradable trabajar con Ronnie Temoche, una persona a quien le guardo mucho cariño. El amor que le pone a su trabajo es admirable. Sé que le costó mucho llevar adelante esta cinta y definitivamente es un director a quien tenemos que apoyar y seguir.


-¿Valió la pena?

-¡Totalmente! La película es increíble.






-Ver su crédito en la dirección fotográfica “El Inca, la Boba y el Hijo del ladrón” me sorprendió, ¿profesionalmente no se ha desligado de Perú?
-¡No, para nada! Mi trabajo en Brasil, es más íntimo, más localista.

- Si otros directores la llaman no hay problema…

-¡En absoluto! Mi vínculo con mi país está presente y hace más de un año que no he venido a filmar pero me encantaría seguir apoyando a los cineastas. Si alguno de ellos me llama me vengo corriendo (risas)


-¿Qué recuerdos guarda de su trabajo con Francisco Lombardi

-En realidad a Pancho Lombardi lo recuerdo con mucho cariño y respeto. Me gustaba escucharlo...


-¿Cómo empieza su trabajo con Lombardi?

-Mi trabajo con Pancho empezó al revés. Empecé como camarógrafa y terminé como asistente de cámaras.






-¿En qué cintas trabajó?


-En “Sin compasión”, en donde fui camarógrafa, una experiencia increíble, una maravillosa película. En esa época trabajé con una cámara antigua, una VL que ahora ya no existen.



-En esos años no era algo cotidiano ver a una mujer camarógrafa, ¿se sintió descriminada en algún momento?

-¡No, en absoluto!

-¿Cuál fue la última película de Pancho en donde participó?

-En “No se lo digas a nadie”…me llamaron para “Pantaleón y las visitadoras” y no pude porque ya estaba comprometida con otros proyectos.

-¿Qué implica trabajar con una cámara fotográfica, una cámara de vídeo...?


-Trabajar con cámaras –de todos los géneros- es el equivalente del trabajo de una enfermera, pulcra, cuidadosa, en un laboratorio. Manipular los lentes, los filtros es bien delicado, hay que tener cuidado y sobre todo ser muy suave con todos estos elementos que uno manipula.