Editor de El
Rescate sección del blog Lee por gusto de Perú21 considera que su
espacio busca conseguir nuevos lectores para los cuentos peruanos del siglo XXI
Escritor, crítico
y periodista, Francisco Ángeles inauguró recientemente El rescate, espacio en
donde comenta y cuelga y/o postea un cuento peruano del siglo XXI cada dos
lunes en el blog Lee por gusto de Perú21. Precisamente para hablar al respecto
Lima en Escena fue en su busca. Allí va.
-Aunque ya
lo explicó en el lanzamiento oficial de la sección, ¿qué es El Rescate?
En
términos objetivos, El Rescate implica comentar y colgar el PDF de un cuento
peruano del siglo XXI cada dos lunes en el blog Lee por gusto de Perú21.
En términos subjetivos, significa para mí seguir conectado a la narrativa
peruana contemporánea, con la que he sentido y sigo sintiendo una relación medio
matrimonial. Una relación con broncas y alejamientos prolongados, pero que
sigue siendo igual de intensa. Y por eso “rescatar” cuentos significa también
recuperar una parte de mi pasado: la época en que leía una cantidad desmesurada
de libros peruanos recién publicados. No creo que haya más de tres o cuatro
personas que hayan leído tantos libros peruanos recientes como yo hice en la
época, digamos, desde el 98 hasta el 2007. Fue un ejercicio un poco enfermizo,
de una obsesión medio rara, porque en realidad lo que me interesaba era
publicar mi propio libro y esa lectura voraz fue una manera de explorar el
terreno, ver por dónde soplaba el viento, estudiar a la competencia, digamos.
Bastante ridículo, lo admito, pero así veía las cosas en cierta época. Y
entonces, bueno, leí muchos libros peruanos recientes, y no sé si eso es para
felicitarme o agarrarme a patadas, porque muchos no valían la pena. Sin
embargo, dentro de la montaña de cosas poco memorables me encontré también con
estos cuentos que voy a ir rescatando. Ellos le dieron sentido a tantas horas
de lectura. Supongo que me hicieron la vida un poco mejor.
-¿Cuáles son los criterios de selección de los
cuentos que pondrá en vitrina?
El
criterio es muy sencillo: rescatar cuentos que considero tienen que leerse más.
Mi objetivo principal es conseguir para ellos unos cuantos lectores nuevos. Eso
me parece lo más valioso: intentar corregir la historia, al menos en una mínima
parte. Si estos cuentos habían quedado en el olvido no quiero rescatarlos como
una celebración de lo pasado, sino para ponerlos a circular hoy, en 2012.
-Tomará en cuenta a los autores peruanos de la última década, ¿es un acto reivindicativo?
Reivindicativo
sería un ajuste de cuentas con el pasado, y eso no me interesa tanto. Los
textos tienen que leerse hoy. No quiero hacer homenajes a cuentos muertos, sino
ponerlos a andar en toda la vitalidad que merecen.
-¿Cuántos
autores valiosos ha descubierto con esta noble tarea de selección?
Te
agradezco la pregunta porque me permite una aclaración: yo no estoy buscando
autores para El Rescate. No estoy a la caza de buenos cuentos, sino que estoy
recogiendo los que he leído a lo largo de los años y me dejaron un buen
recuerdo. De hecho, hace un par de años que no leo ningún nuevo libro peruano
de cuentos. El último, si no me equivoco, fue Playas de Calderón Fajardo, que es probablemente también el mejor
de todos los libros peruanos de cuentos de la década, así que su lectura me sirvió
también para cerrar una etapa de lecturas. Entonces, volviendo al punto, todos estos
cuentos que vengo seleccionando los he leído anteriormente. No estoy buscando
cuentos para El Rescate. Y, para responder a tu pregunta, en rigor no he
descubierto ningún autor ni ningún cuento. Más bien lo que quiero es que los
lectores sean quienes descubran a estos textos y a sus autores, en caso de que
no lo conozcan.
-¿Podría
mencionarnos a algunos autores?
Prefiero
que se vayan descubriendo poco a poco, como para que haya cierta sorpresa. Por
ahora empezamos con Francisco Izquierdo-Quea y José Güich Rodríguez, los dos
con cuentos realmente extraordinarios.
Eso sí, tenía previsto empezar con ocho o nueve en esta especie de
“primera temporada”, que irá hasta fin de año. Pero ya vi que quedará cortísimo
el espacio. Después de un breve receso, por el verano, volveré en abril con lo
mismo.
-¿También
tomará en cuenta a las escritoras?
Sí, por
supuesto. Pero no me gustaría hacerlo como una cuestión de “cuota”. A veces
pasa que no existe una discriminación directa, es decir, no existe la voluntad
de poner a las mujeres al lado, sino que se les termina apartando de modo
natural, por razones que merecerían un espacio más largo para discutir. Pasa,
por ejemplo, que hay gente que busca escritoras para antologías y no parece
encontrarlas. Algo falla en el camino. Y no me interesa especialmente buscar
culpables, sino algo más productivo: habría que preguntarse qué pasa en el
medio, por qué esa desconexión entre lo masculino y lo femenino en la narrativa.
Lo ideal sería que hubiera cierta equivalencia entre hombres y mujeres, y que
esa igualdad resulte natural, sin necesidad pensar en “cuotas”. Pero eso no
ocurre naturalmente así y entonces es un tema que me parecería interesante
discutir, si esa “cuota” es buena o es mala, justa o injusta. Si acaso es la
única manera de empezar a crear una ficción que después se volverá, por el peso
de la continuidad, en norma. Este tema me interesa bastante, no solo porque las
mujeres son una extraña minoría, extraña porque en términos numérico no lo son,
sino porque en realidad me interesa todo lo que tenga que ver con
discriminación. Queda claro que hay que desterrarla. Pero también habría que
discutir la reacción de las mujeres escritores a este tema. Por ejemplo, una
alternativa es crear sus propios
espacios, que les puede abrir ciertos terrenos, pero también cerrarle los
masculinos, que seguirán, al menos por ahora, siendo percibidos como los
oficiales. Y otro aspecto es que a muchos escritores hombres, me consta, me lo
han dicho, no les interesa en absoluto lo que escriben las mujeres. No por el
hecho mismo de ser mujeres, dicen, sino porque su temática del cuerpo, las
relaciones familiares, el amor de pareja trunco, etc. no les dice nada. Más
allá de que puede haber un prejuicio, y sí que hay gente prejuiciosa, habría que
discutir también hasta qué punto la temática femenina es un obstáculo en su
afán de llegar a lectores hombres. Todo este tema es complejo y habría que
discutirlo en más profundidad.
La segunda novela
-Sabemos
que está preparando su segundo novela, ¿puede darnos algunos alcances?
Será una
novela breve, como la anterior, y compartirá con ella muchos elementos. Pero,
claro, creo que es mejor que la anterior. Incluso mucho mejor, diría yo.
-Esta
nueva entrega marca un cambio en su estilo y/o universo temático con respecto a
su primera novela La línea en medio del
cielo
La verdad
pensé que había cambiado mucho más. Pero al escribir la segunda novela, aunque
quería irme por otro lado, me di cuenta que en el fondo me sigue interesando lo
mismo: la paranoia, la política como sombra en personajes que pretenden ser
ajenos a ella, el mundo como texto imposible de interpretar, el sexo medio
clandestino, la dificultad de comprender la historia. Todo eso estaba en mi
primera novela y en esta segunda, incluso contra mi voluntad, ha reaparecido.
Pero lo veo con agrado. A mí me sigue gustando mucho La línea en medio del cielo. No soy el típico escritor que detesta
su libro cuando apenas ha salido de imprenta y te dice ya no leas ese libro,
espera el siguiente, que está mejor. Eso me lo han dicho muchos escritores que
acaban de publicar su libro. No es mi caso, felizmente. En ese sentido soy un
padre orgulloso. O como mínimo satisfecho. Y además porque esa novela ha
encontrado nuevos lectores en los últimos años que la han valorado muy bien. Por
eso quizá vaya a reeditarse. Pero con esta nueva novela me siento mucho más identificado.
Creo que he asumido con mayor decisión que un libro no es solo parte de una
tradición, que se inserta en una corriente y una discusión mayor, que surge en
un tiempo determinado y bajos ciertos códigos muy particulares, que eran las ideas que tenía presentes cuando
escribí La línea en medio del cielo,
sino que es también, y resalto el también, el relato de una experiencia
intensa, real o inventada, una experiencia que creemos necesario compartir.
-¿Para
cuándo tiene prevista la publicación?
Me
gustaría que saliera en 2013, y creo que es bastante posible que sea así. Pero,
bueno, vamos a ver, mi primera novela estaba prevista para el 2001 y terminó
saliendo en 2008. Tampoco tengo tanto apuro. Ya soy demasiado viejo como para
pretender ser un escritor joven, así que eso me quita bastante presión. Es una
de las cosas buenas que tiene haber cruzado la temida barrera de los treinta:
el sueño de la juventud gloriosa se terminó, ahora se puede trabajar en calma.