Una de las
primeras personas que leyeron los textos de la autora antes de ser publicados oficialmente
nos ofrece algunos alcances sobre su escritura
Fotos: Rosana López Cubas
Dicen
que la mejor forma de rendirle tributo a una escritora o escritor es leyendo
sus libros, hablando de sus obras, reflexionando sobre el aporte de su
escritura a la literatura contemporánea. Han pasado diez años de la partida
física de la escritora Pilar Dughi, talentosa autora de la generación de los
ochentas y una de las mejores narradoras de finales del Siglo XX, según el
crítico Ricardo González Vigil.
Autora
de los libros de cuentos La premeditación y el azar (Colmillo Blanco-1989), Ave
de la noche (ACPJ/Peisa-1996), y de la novela Puñales escondidos (1988), Dughi
publicó también La horda primitiva (Peisa-2008), su libro póstumo. Como una
manera de sumarnos a una serie de homenajes que este año se le rinde a la
autora, Lima en Escena entrevistó a la escritora y activista Mariella Sala,
amiga y una de las primeras personas que leyeron sus textos antes de ser
publicados oficialmente.
Pilar Dughi y Mariella Sala
-Mariella,
en vida Pilar Dughi escribió dos libros de cuentos y una novela...
-En
realidad fueron tres libros de cuentos, pues antes de partir había preparado un
nuevo libro que esperaba publicar: La horda primitiva, que finalmente apareció en 2008 bajo el sello
de Peisa. En este libro, ella había seleccionado cuentos ya publicados en sus
dos libros anteriores y algunos nuevos.
-¿Es su libro
póstumo?
-Sí
-Apelando a la
estrecha amistad que sostuviste con ella. ¿Cómo surge la Pilar Dughi narradora?
-Pilar
aparece en la narrativa local en un momento en que había un gran movimiento de
poetas.
-¿Te refieres a
todo este fenómeno surgido en los ochentas?
-Te
hablo de fines de los años ochenta. Exactamente en 1989, año en el cual publicó
su primer libro La premeditación y el
azar. En ese momento yo ya había
publicado mis dos libros de cuentos en el los años 1984 y 1988, y Aída Balta se había
estrenado con su novela Sodoma, Santos y
Gomorra, a la que siguieron también varias novelas después. Aída era la
única novelista que yo conocía personalmente. Justamente me pidió que presentara su novela. No conocíamos a otras narradoras. En ese contexto Cronwell Jara me presenta a
Pilar.
-En ese momento
existía toda una movida que involucraba a autoras que apostaban por el tema del
cuerpo, lo erótico, lo transgresor… ¿Cómo era el estilo narrativo de Pilar en
sus inicios?
-Los
primeros cuentos de Pilar, al menos los que me enseñó en aquel momento, no se
parecían mucho a la literatura que escribían las poetas “del cuerpo” o las narradoras que al menos en mi caso,
buscábamos expresar la condición femenina en el Perú. Menos aún a la narrativa del famoso boom
femenino que Rocío Castro llamaba irónicamente el “boomsito”, que a nivel de
América Latina fue representado principalmente por Isabel Allende, Laura
Esquivel o Ángeles Mastreta.
La
literatura de mujeres se ponía de moda y había una expectativa de las
editoriales por publicar este tipo de literatura. Obviamente el importante grupo de poetas se
oponía a esta literatura que llamaban light
y se volcaban a lo erótico y transgresor
de la poesía que expresó brillantemente Carmen Ollé con sus Noches de Adrenalina. Estos temas se discutían mucho entre
nosotras.
Es
en este contexto cuando leo a Pilar y me llama la atención su lenguaje culto,
lo cuidadoso de su prosa y la influencia de Borges. En este sentido, ella se diferenció de toda
esta “movida”, no solo porque se volcó a
la narrativa sino porque reivindicaba el hecho de que ella no escribía ni como hombre ni como mujer sino
como Pilar Dughi.
La revista La Casa de Cartón N°8, en el
año 1986, publica un especial “La mujer
peruana en la literatura y el arte”.
Nos entrevista prácticamente a todas las poetas y narradoras de ese
momento. Pilar está incluida por primera
vez entre las escritoras, tan es así que la presentan como “Médico de profesión
y escritora de vocación” y el editor
aclara: “La sacamos del anonimato”.
En
la entrevista menciona entre los autores que más le han aportado técnicamente a
“Cortázar, Borges y Poe”. Además señala que entre los peruanos le
interesa “particularmente la generación
del cincuenta y dentro de ellos, a Eleodoro Vargas Vicuña”. En ese momento, Pilar tenía 30 años. Muchos años después en otra entrevista que nos
hizo Luis Freyre (1999) por el Centenario de El Aleph de Jorge Luis Borges,
Pilar responde: “Apenas entré a la
universidad, me enfrenté a Ficciones.
Había tenido hasta el momento referencias contradictorias respecto a
Borges. No me entusiasmó mucho. Pero luego “El hacedor” y la “Historia
Universal de la Infamia” me engancharon.
Borges se me convirtió en un autor de consulta”.
-Su escritura
tiene dos etapas bien definidas. ¿Cómo observas tú estos periodos en lo
referido a su proceso creativo?
-En
un comienzo, su literatura era bastante borgiana y defendía mucho la naturaleza
andrógina de la creación. Para empezar, el tema femenino no era el principal
objetivo de su narrativa. A ella le interesaba la ficción en tanto erudición y
conocimiento. Cuando conocí a Pilar me enseñó sus primeros cuentos. Desde la
primera lectura que hice a sus relatos observé que sus historias tenían una
gran densidad y riqueza atmósferas y personajes. Recuerdo uno que hablaba sobre
los médicos legistas. En su condición de psiquiatra ella estaba cercana a estos
temas. Pilar estudió medicina y toda esta experiencia también le sirvió para la
creación. Todos los cuentos que tuve la oportunidad de leer destacaban por una
escritura de calidad.
-¿Es en ese tiempo
que publica su primer libro?
-Sí.
Cuando publica su primer libro “La
premeditación y el azar” sorprende justamente porque no solo estaba al
margen del llamado boom femenino, sino que
demostraba más interés por temas históricos, sociales, la violencia, la
pobreza. Era un libro con cuentos muy
buenos, todavía con fuerte influencia de sus lecturas, pero ya se notaba su
gran talento literario. Acompañé su
proceso de elaboración del libro, al que tomó con la seriedad profesional con
la que tomaba todas sus actividades profesionales: ella eligió la tipografía,
el papel, intervino en el diseño de carátula y todo lo demás. Lo publicó con la
editorial Colmillo Blanco de Jorge Eslava, uno de los sellos más prestigiados
en esa época.
-¿Exactamente en
qué año publica su ópera prima?
-En
el año 1989…
-Con la
experiencia de ser una de sus primera lectoras. ¿Cuál fue tu percepción sobre
este primer libro de relatos?
-En
este primer libro hay dos tipos de cuentos. Podemos ubicar historias clásicas
de estilo borgiano y otros que tocan temas más relacionados a la sociedad
peruana. En ese momento la literatura de Pilar Dughi asombra por su calidad. Se
trata de una narradora culta, inteligente, que cuida mucho su lenguaje y que
simpatiza mucho con la idea de lo erudito… Había estudiado medicina y estaba a
punto de hacer la especialización en
psiquiatría. Este primer libro tiene cuentos buenos y diversos, ella
retoma dos de ellos en su último libro “Los
días y las horas” sobre una muchacha senderista y “El desayuno” sobre una esposa de clase media.
-A propósito
del cuento “Los días y las horas” que narra la historia de una chica senderista. Se asocia el tema de la literatura
sobre el periodo de la guerra interna a autoras recientes. Pilar abordó este
tema a finales de los ochentas y sus cuentos son una muestra…
-En
La horda primitiva, “Los días y las horas”, es el primero en el índice, lo que es bastante
elocuente sobre la importancia que Pilar le dio al tema de Sendero. Lo que ocurre es que su manera de tratar el
tema para ella era más sobre la consecuencia de la violencia terrorista en las
vidas de las personas.
Su
aproximación es desde un punto de vista más social que político, más
existencial que violento. Ahí está la
joven sin nombre, la hija de la mujer que vende comida, la muchacha de 17 años
y su “pálpito siniestro cuando está sola” (Los días y las horas) o el cuento
“Las chicas de la yogurtería”, un relato
que me parece uno de los mejores cuentos de su libro Ave de
la noche. Pilar tuvo una manera muy
profunda y, muy sutil también, de acercarse al tema de la guerra interna.
-Mariella, me
comentaste que estos cuentos se nutrieron de la actividad laboral también.
-
Pilar estuvo un año en Francia haciendo la especialidad de Psiquiatría. A su
regreso al Perú, en 1993, empezó a trabajar como consultora de UNICEF en temas de
salud mental. Por esta razón ella
viajaba a muchos lugares donde la población había sufrido y, en algunos casos, seguía sifriendo la violencia
terrorista. Un día en mi casa, lo
recuerdo muy bien, ella nos contó a Dante Castro y a mí, cómo había pasado toda
una noche en la comunidad nativa de Poyeni, escuchando el enfrentamiento entre
militares y senderistas, sin tener la
seguridad de salir viva de esta experiencia.
Cuando leí “El cazador”, puedo
imaginarme nítidamente a Darwin, el protagonista, llegando al Campamento de
Poyeni y siendo recibido por Pilar Dughi. Como se recordará el Estado peruano
incrementó su presencia en territorio ashaninka, instalando entre 1991 y 1993
cinco guarniciones militares: una de ellas era Poyeni. (Espinosa)
Durante
sus viajes, Pilar pasaba muchas horas sola en hoteles de pueblos y provincias. Allí escribía, no solo nos escribía largas
cartas a Carmen Ollé y a mí, sino que también escribía sus cuentos. Ella vivió de cerca las consecuencias de la
violencia en las comunidades del Perú.
Mariella Sala, Aída Balta y Pilar Dughi
-La escritura
de Pilar empieza a tomarse en cuenta y sucede un hecho curioso: empiezan a
premiar sus textos…
-Antes
de sacar a luz su primer libro, Pilar había recibido reconocimiento de algunos concursos. Sus cuentos empezaron a ser publicados
en una serie de revistas locales e internacionales. Justamente Jorge Eslava nos
invita a algunas escritoras, Pilar entre ellas, a publicar nuestros cuentos en la revista Lienzo. De ahí surgió el
ofrecimiento de Eslava de publicar su primer libro en Colmillo Blanco, su sello
editorial. Sus dos siguientes libros
fueron premiados, Ave de la Noche
con el primer premio en el Concurso del
Peruano Japonés y su novela Puñales Escondidos, el premio de Novela
Corta del BCE. Además ganó dos menciones
en el concurso de Caretas y en el Juan Rulfo. Pilar, sin temor a equivocarme, gozó mientras
escribía la novela Puñales Escondidos.
-¿Por qué?
-Porque
es tan ella en esa novela. El personaje Fina Artadi es indirectamente Pilar…
-¿Podríamos
afirmar que Fina Artadi es su alter ego?
-Según respondió en una entrevista, puso ese nombre a su protagonista, entre otras cosas, porque Artadi era la unión de dos palabras: harta y cansada, que definían a la protagonista. Siempre me río cuando leo esa respuesta. Es tan Pilar esa respuesta.
-¿Es en esta novela
que Pilar consolida un estilo propio como narradora?
-Ella
alcanza una voz propia a partir de algunos de sus cuentos y en esta novela se
consolida. En su último libro de
cuentos, notamos claramente que ya no estamos ante la escritura erudita, borgiana, sino frente a una escritora
que alcanza su madurez.
"A mí no me importa", por ejemplo, es un
cuento extraordinario, con ecos de Carver.
Es una joya, donde se refleja la madurez literaria a la que había
llegado. Pilar empieza su producción literaria
con los cuentos elegantes, eruditos, con innumerables reseñas históricas y
citas pero es en los cuentos posteriores donde destaca como una gran escritora.
Yo no puedo dejar de preguntarme, qué habría escrito Pilar si aún estuviera
entre nosotros.
-¿Porque destaca
la narrativa de Pilar?
-Por ser una narrativa auténtica,
profundamente comprometida con la condición humana. Ella no hacía concesiones
en su literatura, ni tocaba temas de moda... Pilar creaba personajes realistas, marginales, tristes, dejados de lado por la sociedad actual donde el éxito solo lo puede definir el
dinero. Emprendió un reto tras otro y
nunca sabremos hasta dónde podría haber llegado.
-¿Pilar hizo de
los oficios de la psiquiatría y la literatura la fórmula perfecta?
-Si
ya tenía el talento de crear personajes consistentes, luego de recibirse de psiquiatra
estuvo en muchas mejores condiciones de crearlos. La Srta. Fina Artadi (harta y cansada) es un
ejemplo de ello. Una condición para
escribir buena literatura es poder entrar en la mente de tus personajes, en sus
motivaciones y sus comportamientos. Elementos que también son condiciones para
ser una buena médica y psiquiatra.
Aunque ahora lo sabemos, entre ambas profesiones ella se decidió por la
literatura.
-¿Consideras
que Pilar abordó y argumentó el tema de la guerra interna con un soporte vivencial de por
medio y no con meras lecturas informativas al respecto?
-Como
te mencioné antes, Pilar no solo tenía el talento para ello, sino que sus
viajes como psiquiatra a los lugares mismos donde esta guerra interna se
produjo la ubicaron en un lugar privilegiado.
Así no hubiera sido en un primer momento un tema vital para su
literatura las circunstancias de la vida se lo pusieron frente a sus ojos. No me imagino que ella hubiera volteado la
cara a esa realidad, como no lo hizo con los ancianos del hospital de Lima, ni
con la mujer que es relegada a ser la otra en una relación de pareja, ni con la
desdicha de niños que viven en la pobreza y sin amor. Esos eran sus temas, eso era ella, mucho más
que la elegancia de un estilo que sorprendió a muchos cuando empezó a publicar. Una mujer muy inteligente, con mucho talento
y con un gran compromiso por los desfavorecidos de esta tierra, aún a pesar que
ella hablaba del glamour, su corazón estaba en otro lado, más valioso y
auténtico.
-Con respecto
al tema amical. ¿Qué recuerdos tienes de ella?
-Un
viaje bello que hicimos a Punta Sal. Además de charlar de los temas habituales, nos pasamos una semana leyendo, escribiendo, conversando y tomando
vino sin parar. ¡La pasamos excelente!
Sobre
Pilar Dughi Martínez
Lima, 1956-2006. Estudió psiquiatría en
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue magíster en Literatura Peruana
y Latinoamericana por la misma universidad. Hizo estudios de posgrado en La
Sorbona de París. Obtuvo el primer premio en el II Concurso Nacional de Cuento
de la Asociación Peruano Japonesa del Perú en 1995. Fue galardonada en el
Cuento de las Mil Palabras de la revista Caretas en 1987 y 1988, así como en el
concurso Juan Rulfo, convocado anualmente por Radio Francia Internacional.
Publicó dos libros de cuentos: La
premeditación y el azar (1989) y Ave de la noche (1996). Ganó el Premio de
Novela Corta del Banco Central de Reserva con Puñales escondidos (1988). Fue
directora de la Asociación Civil Manuela Ramos y consultora de la Unicef.
Póstumamente se publicó el libro de cuentos La horda primitiva (2008).